jueves, 28 de febrero de 2013

Son las ocho de la tarde

Estamos despapados.

Luces

Blanco

El silencio de la nieve tapa las penas y mitiga las preocupaciones.

Y borra las entradas que tenía en mente.

PS: Qué difícil es titular.

Despertares III

Despertares II

Despertares

Crónicas furgolísticas II

El segundo encuentro de hoy, tras la actuación musical, porque aquí no nos privamos de nada, ha sido el esperado choque entre un combinado, o surtido, de profesores y el equipo de alumnos ganadores del anterior partido.

El campo de juego, engalanado para la ocasión, tenía lleno el graderío, con espectadores deseosos de animar a sus estrellas favoritas, como Rosa, la profesora de Francés la indiscutible jugadora estrella del combinado profesoril, al igual que Hilario, un auténtico crack de la cantera, criado en equipos de la zona. Y sin olvidarnos del mejor fichaje del equipo en el mercado de invierno, Antonio, un killer del área y MVP del partido sin ningún género de dudas. Un equipo capaz de hacer frente a su temible rival, comandado por los hermanos de Boer.

El partido comenzó con titubeos. Sacaron los alumnos y durante unos minutos no sabían que hacer con la pelota. Se diría que tanteaban al rival, hasta que fueron trazando las jugadas de ataque, pero sin suerte en el remate. El combinado docente también tuvo sus oportunidades, sobre todo al contragolpe, pero tampoco estuvo acertado en el disparo en los tres palos. Así que, al final, pasó lo que tenía que pasar, que en una meleé, o mejor dicho, en una pelotera en el área, llegó el gol de los pupilos, para gran alegría de la grada.

El docto combinado no se amilanó, porque el equipo pupilar empezó a gustarse más de la cuenta y, en un claro ejemplo de aplicación de la táctica del autobús, contragolpe incluido, llegó el empate, que alegró más aún a la grada, sobre todo debido a que varios de los profesores-jugadores tenían exámenes por corregir. A partir de ese momento, el partido se volvió loco. Los alumnos marcaban y el equipo profesoril empataba. Comenzaron a funcionar las rotaciones. El partido parecía abierto, pero, al final, los alumnos sentenciaron y se fueron al segundo tiempo con una ventaja de dos goles.

Con un engañosamente contundente 4-2 comenzó el segundo tiempo. Y la diferencia pudo ser mayor, pues al poco de empezar y en una magistral jugada de los hermanos de Boer, el portero docente se quedó clavado en el suelo con una impúdica postura, nada coherente con la asignatura que imparte. Un bello gesto del equipo alumnífero. Pero les salió caro, porque el combinado docente consiguió, poco a poco, empatar en el trascurso de la segunda parte. Y es que ya se sabe que en el fútbol sale caro perdonar. Fue Rosa la que consiguió el deseado gol del empate, que de nuevo llevó a ambos equipos a la prórroga. Momento en el cual el público dio por finalizado el partido, poniendo rumbo a sus casas tras una apasionante y balompédica mañana que, sin duda, será recordada durante mucho tiempo.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Migas

Rato agradable, un momento de hablar con un poco más de tranquilidad con quien comparte casi medio día de tu vida.

Antes eran más frecuentes estas reuniones, pero de un tiempo a esta parte parece que escasean. Quizá es que uno se hace mayor y se acostumbra demasiado a un estilo de vida distinto. O quizá la compañía no convence bien por unas cosas u otras. Claro que con este ojo una vez lo intenté y salí escaldado. Me dijeron una vez que en estas cosas hay que insistir hasta que te cueles en la bombilla, como el grupo aquel, pero noto que ya no es lo mismo, que quizá me faltó algo, que ahora me siento robado y sin posibilidad de resarcirme. Pero a estas alturas del partido ya no puedes hacer cambios.

Tan solo jugar lo mejor que se pueda la pelota.

Crónicas furgolísticas

El primer partido enfrentaba a los ganadores de los anteriores partidos de la liguilla recreil celebrada en las últimas semanas. Los equipos en liza eran los correspondientes a 3º ESO B, que actuaba como local, y 1º de ESO C, que actuaba como visitante, aunque curiosamente la pista donde tuvo lugar el encuentro esta justo debajo de su clase, pero bueno, son cosas del fúrgol.

Al principio ambos equipos estaban temerosos, como dos perros husmeándose con el rabo señalando al cielo. El equipo visitante se veía nervioso. Prueba de ello es que no hilaban las jugadas, ya que apenas llegaban al remate. Poco a poco, el equipo local, de los hermanos de Boer, fue tomando confianza y aumentó su posesión de la pelota. Pero la lata no quería abrirse. Hasta que en una jugada por la banda izquierda, derecha según el narrador, el esférico se abalanzó sobre las redes, ascendiendo el primer tanto al marcador.

Poco a poco cundía el nerviosismo entre los visitantes, que acabaron encajando un par de goles en un breve lapso de tiempo. Pero con el 3-0 en el marcador, los jóvenes de 1º ESO C sacaron la casta que llevan dentro. Algo más relajados que al principio, pues ya pasaban casi 10 minutos del primer tiempo, comenzaron a hilvanar las jugadas. Aunque les faltaba algo, un rematador, un killer del área. Pero insistiendo como martillo pilón consiguieron el primer gol, casi al límite del descanso. Dicen que esos goles son los más peligrosos. Y así fue porque, aunque la diferencia era cómoda, la confianza de los locales fue su mayor error.

Ya en el segundo tiempo, el equipo visitante estaba más seguro, más tranquilo. Y jugaron como los ángeles. Fútbol de pase, de triangulación. Con clase. Ello desquició al equipo rival que, de verse con el partido ganado, pasaron a sufrir. Y mucho. La grada disfrutaba con el espectáculo, pues con la paciencia característica de aquellos que confían en sus posibilidades sabían que llegarían los goles. Y así fue. Y los visitantes consiguieron empatar. Y los nervios de los locales se pusieron a flor de piel.

El empate llegó casi al final, en una estupenda jugada por, de nuevo, la banda derecha, izquierda según el narrador, que se retiró de la posición inicial para dominar mejor el campo. Y, tras el pitido del árbitro, que estuvo impecable, pasamos a la suerte máxima, los penáltiles.

Comenzaron los visitantes, fallando. Pero los goles fueron cayendo y los errores de los visitantes se compensaron con los nervios de los locales. Ya con el corazón en la boca y el campo invadido por un público entregado se llegó al final de la tanda, de nuevo con empate a 4. Pero la mala suerte quiso que el jugador de primero C fallara y el de tercero B acertara, con lo que el partido quedó acabado, con un desolado equipo perdedor, que tuvo la victoria en sus manos pero que se le escapó, como un bulano llevado por el suave viento de los atardeceres de verano.

martes, 26 de febrero de 2013

Aburrición

Hoy se celebra el denominado clásico. Antes, cuando yo era niño y había menos fútbol, se celebraban dos veces al año. Ahora, con tanta competición, tanto equipo y tanta gaita están jugando cada dos por tres. Y nunca sé de qué competición se trata, si de la liga, la copa o la madre que los trajo.

En fin, que gane el mejor. O el menos malo.

lunes, 25 de febrero de 2013

Lunes

Otro día que se va, sin mas pena ni gloria que veinticuatro horas que pasan. No tengo muchas ganas de nada, tan solo me preocupo de cosas insulsas, estúpidas, banales. Mejor así, que la trascendencia no trae nada bueno. Mantener la mente alejada de los pensamientos. No es mala idea.

o-o-o-o-o

Voy por butano y me traigo naranjas. Agradezco la amabilidad. Nada como la fruta de autoconsumo, criada con cariño y agua buena de la sierra, ahora que todo lleva carne de caballo. Por cierto, que alguna vez comí esos canelones y no he notado nada raro, salvo unas sospechosas ganas de salir trotando que se me pasaban apenas acababa la digestión. Y, ahora que recuerdo, en alguna visita a la tienda del hogar de nuestros días comí albóndigas. ¿O fueron croquetas?

o-o-o-o-o

Hay algunas piezas del método de batería que se atascan. Parece como si las baquetas estuvieran celosas, y motivos tienen. Con este pluriempleo se ve uno obligado a elegir, renunciando a uno mismo. Me pregunto quién me cuidará cuando yo sea viejo. Quizá, con suerte para el Estado, no llegue. Seria beneficioso para todos: ellos no me pagan la pensión y yo me evito las comparaciones y las lamentaciones. Hay que buscarle lo positivo a todo.

Y, a veces, el tercer pie al gato.

domingo, 24 de febrero de 2013

Domingo

El domingo es un día para levantarse tarde. Incluso, desayunar en la cama, tras haberse desperezado tranquilamente, pues si algo caracteriza el despertar dominical es la falta de prisa. El tiempo pasará a nuestro antojo. Luego, una ducha. Vestirse. Ponerse guapo e ir a pasear, aprovechar el sol de invierno, que acaricia sin quemar.

El paseo puede ser solo, en compañía par o familiar. Es momento de encontrarse con familia o amigos, intercambiar saludos. Comprar la prensa, incluso alguna penícula, antes conocidas como flims, de esas que con generosidad nos obsequian las distintas cabeceras nacionales o regionales.

Luego, antes de ir a casa o al restauran, queda la ceremonia del vermú, con tapita, que prepara al estómago para el comilón dominical. Y luego queda la tarde, disfrutando de los ocios y hobbies propios, sintiendo que se acerca una nueva semana, pero sin apenas preocuparse, porque, a fin de cuentas, sigue siendo domingo.

Pues así, por increíble que parezca, son mis domingos.

Los cohones...

sábado, 23 de febrero de 2013

MMM

Me dicen que es la entrada 3000, superferolítica efeméride.

 Aunque algunas falten por publicar. Tiempo al tiempo.

Sábado

Hay días que pasan, sin pena ni gloria, pero que sin los cuales no podrían llegar los grandes acontecimientos y las fechas señaladas. Días en los que te levantas creyendo que allá afuera luce el sol, pero que luego, al correr la cortina, ves que las nubes lo tapan. A pesar de que pudieran verse más blancas de lo que parecen.

Días en los que la compañía es en esencia la misma, aunque no adopten la misma forma. Pensamientos que te evaden hacia el pasado o futuro, pero que nunca se quedan en el instante en el que fueron concebidos. Preguntas a la fuerza retóricas, pues aunque tienen respuesta no se desea conocer.

Suplente de ceremonias. Testigo de conversaciones de las que se debería haber huido. Nunca se está donde se debe, ni en cuerpo ni en alma. Partícipe de secretos que pesan como una losa.

Mañana tocará correr. Es, será, domingo.

viernes, 22 de febrero de 2013

Viernes

Examen vespertino, que no tardío. Algo de prisa en comer, y menta poleo, que no ha sido tal, sino té, breve. No me han traído ni pastas, aunque me han hecho promesa de borrachera a mi salud. Así mi hígado no sufre.

o-o-o-o-o

Viaje horrible. Viento, agua. Niebla. Pero, para compensar, he descubierto que mi móvil puede ser DJ. Hay quien ignora el hecho de que con lluvia conviene levantar el pie del acelerador. Sería cuestión de hacer una campaña o curso del CEP para ello.

o-o-o-o-o

Por cierto, que acabé el curso que hice. Maravilloso, maravilloso.

o-o-o-o-o

En la tele un señor adivina países según su forma, añadiendo capitales y extensión. Mis compañeros de cuarto dormitan. He ahí la explicación.

Innovaciones docentes

Examen con tórtola.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Saber

Tranquilidad. El saber da tranquilidad, aun a sabiendas de que el saber no cura. Es más, el saber es dolor. El conocer es sufrir.

Pero el saber sienta las bases de la esperanza, de la curación. Es el principio o del camino, o el fin del mismo, el llegar a la meta, mirar atrás, y juzgar si todo el sufrimiento, si todo lo pasado mereció la pena.

Aunque la respuesta sea no, la sensación no debiera ser amarga.

Dichos que se dicen

Tienes más peligro que el punto de ruegos y preguntas.

Telemarketing

He de reconocer que tengo un problema. Bueno, tengo muchos, pero el que me ocupa hoy es el del telemarketing. Normalmente solo me llaman gente que se equivoca y gente para venderme cosas. Es un poco lamentable, pero es lo que hay. Pero lo peor es que me gusta. Especialmente si me llaman de compañías telefónicas.

El caso es que estás tan tranquilo en casa, en los momentos previos de la siesta, o bien en el fragor de la batalla en la cocina o limpiando. Y suena el teléfono. Acudes raudo a cogerlo y, o bien no se oye a nadie y te cuelgan, quedándote con cara de gilipollas mientras miras al teléfono, o bien empiezan a darte la tabarra para que contrastes el adsl o te des de alta en el móvil o cualquier milquinienta de esas.

Tras mucho investigar y experimentar, porque hay algunos que saben mucho y hasta te preñan por teléfono, he desarrollado mi propia técnica para mantenerme a salvo de contrataciones indeseadas, una profilaxis del telemarketing que quiero compartir con ustedes, la técnica "¿oiga? ¿oiga?"

La citada técnica, que no voy a escribir de nuevo porque desde la tablet es un poco coñazo, consiste en que, en algún determinado momento de la llamada, sobre todo cuando se siente que te están estrechando el cerco, se empieza a decir "¿oiga?" repetidas veces, como fingiendo que la comunicación se está viendo interrumpida. Y, para apoyar con fuerza el argumento, se puede acompañar con una frase del tipo "vaya una porquería de teléfono, lo tengo que cambiar" o "que malamente que está la Telefónica, esto antes no pasaba". Y, acto seguido, se procede a finalizar la comunicación.

Hasta el momento la táctica funcionaba. Pero hace un par de semanas me llamaron de parte de unos británicos grandes almacenes para ofrecerme un seguro. El hombre me pilló en una hora tonta y le seguí un poco el rollo, pero, llegado el momento, le apliqué la táctica. Pero algo he debido hacer mal, porque desde entonces me llaman todos los días dos veces al menos.

Supongo que habrá que perfeccionar la técnica. O contratar el seguro.

martes, 19 de febrero de 2013

Déjà-vu

Cinco años. Y otra llamada. Esta vez, de unos grandes almacenes.

Será que el tiempo devalúa los hechos.

Martes

Llueve. Hoy ha reunión el Almería. Lamento no bajar, por aquello de darme una vuelta, pero no quiero historias con las carreteras. Además, me duele la garganta.

o-o-o-o-o

Tengo exámenes que corregir, en incontables ganas de hacerlo.

o-o-o-o-o

A rey muerto, rey puesto. El hombre pieza, que se sustituye a conveniencia, previa señalización de su importancia y preferencia. ¡Ja!

lunes, 18 de febrero de 2013

Dudas

¿Y si estuviera en el error? ¿Y si éste hubiera venido de improviso, sin haberlo previsto?

domingo, 17 de febrero de 2013

Domingo

A veces pienso quién cuidará de mi cuando yo sea viejo. Claro que lo mismo tengo suerte y no llego.

sábado, 16 de febrero de 2013

Amables distracciones

Hemos perdido, pero el primer tiempo no nos lo quita nadie.

La fin del mundo

Primero los meteoritos, y ahora esto.

viernes, 15 de febrero de 2013

Viernes II

Hay mañanas difíciles. Y luego hay mañanas con meteorito.

Viernes

El día promete... ¡y todavía no son ni las doce!

jueves, 14 de febrero de 2013

Axioma LVIX

Sólo el bloguero conoce sus caminos. Y sus palabras.

Consuetudinario

Te tires por donde te tires, te estrellas. ¡Señor, qué cruz más tonta!

miércoles, 13 de febrero de 2013

Escacharres

Primero fue el móvil. Ahora el coche. Lamentablemente el coche me va a ser más difícil de sustituir que el móvil pero, afortunadamente, lo que es andar, anda.

La cosa comenzó hace unas semanas. Al arrancar salía un humo blanquiazul que se quitaba al poco rato de arrancar, pero que era muy escandaloso. Este domingo, cuando me iba a venir, me asusté tanto de la humareda que decidí traerlo al taller. Y aquí estoy, en un pueblo lejano al mío, con un coche que esta noche no dormirá en su cochera.

He llegado en el momento justo según aquella canción, es decir, cuando no había nadie. A pesar de eso estaban todos los boxes del taller llenos, pero se veía poco movimiento. Dos mecánicos se ponían el mono para echar la tarde. Y allá que me he acercado, para contarles personalizadamente mis cuitas automovilísticas.

He metido hasta el fondo, el coche, y me lo han enchufado al ordenador. Ahora todo lo enchufan a un ordenador. El programa se resistía, para cabreo del mecánico. Que alegría saber que el fallo no era culpa mía y tampoco tenía que repararlo, aunque me he tenido que reprimir para no abalanzarme sobre el equipo en cuestión. El caso es que como la cosa no iba bien, lo han enchufado a Internet. El ciber-focus. Que no entiendo por qué el ciber espacio se tiene que enterar de que mi coche está pocho. Pero al final el diagnóstico ha sido positivo, es decir, negativo, porque el programa de diagnóstico no ha diagnosticado nada. ¿La solución? Que mañana el arranque sea efectuado por profesionales.

Desde ese momento ha sido el gerente el encargado de atenderme, posiblemente porque he manifestado ser profesor de secundaria de un instituto de pueblo, o sea, la créme de la créme, more or less. Hasta me han invitado a pasar a la sala de espera, algo retro y coqueta a la vez, con sus correspondientes revistas de coches prudentemente atrasadas, posters de promoción de la marca, sillones y sillas de escai, literales, una palmera sustentada en arena de colorines coronada por una tele minúscula en la que se ve una novela donde la gente se besa y se casa. Y un acuario con peces sospechosamente quietos, pero que si los miras y al rato los vuelves a mirar ves que se han movido.

Como toda sala de espera que se precie, también hay una puerta a la esperanza, es decir, a la exposición de vehículos promocionados en las paredes. Si hubiera más gente los trastearía, pero dada mi fuerza de voluntad en lo que a compras se refiere en los últimos días lo mismo salgo con un coche debajo de cada brazo. En fin, que me estaré quieto.

Tan sólo queda esperar que me recojan. Creo que me relajaré echando un ojo al programa de fiestas del Taberno. Porque entre tantos besos, bodas futuras y traiciones me pierdo.

martes, 12 de febrero de 2013

Símbolos

No tengo claro qué se lleva más daño en la caída de los símbolos, si el propio o lo que está alrededor. Pasa el tiempo y, en vez de mejorar, la zozobra invade lo que queda de existencia, a pesar de que esta mañana no hay nubes, el cielo está azul y el Sol, si se para uno y se deja mimar, hasta calienta.

Siempre supe que viviría en la derrota. Tanto por convicciones como por actitud. El perdedor no es un ser que se haga, hay que nacer y permanecer inmune a las corrupciones, porque si no se pierde esa tranquilidad de conciencia que te da el hacer siempre lo que se debe. Perdedor e intranquilo. Esa losa tan pesada que hay quien evita y, encima, no le va nada mal.

A mi, la derrota me reconforta. Me siento incómodo, inquieto, cuando gano. Y, si me apuran, hasta culpable. El saberse perdedor da una calma que no puede dar otra cosa, una paz contigo mismo que hasta agradeces.

Elegir siempre el camino contrario al que te marcan es difícil. Se pierden muchas cosas por el camino. Amigos, familia, bienes materiales más o menos necesarios... Siempre sacrificados por un bien superior, un bien común en el que apenas participas, un ideal necesario, una verdad tan evidente sobre la que apenas te paras a cuestionar nada.

La sigues. Y punto.

lunes, 11 de febrero de 2013

Finisecular

Hoy hemos vivido un día histórico. Por primera vez en no se sabe cuantos siglos un Papa ha renunciado a seguir con su misión en la Tierra. Que cualquier persona pueda dimitir en lo suyo es un derecho y, en algunos casos, hasta una obligación. Pero ¿qué tiene esta dimisión que sobresalta a todos?

No hay más que recordar a los Papas anteriores. Juan Pablo II, el llamado Atleta de Dios, experimentó un largo suplicio en sus últimos años de papado, uno de los más largos de la Iglesia. Quizá el sufrimiento que experimentó pudo ponerse como ejemplo de que las responsabilidades van muy en serio, pasando por encima de ese relativismo moral marca de la casa de la Europa de los años noventa, y que eso del compromiso, con Dios, los demás y uno mismo es algo para no tomárselo a la ligera. Que tras la juventud loca y la madurez serena viene la época que nadie quiere ni para sí mismo ni para los demás, que tampoco es plan de ser cuidador en el tiempo libre.

Pero quizá, al menos para mi, lo más desconcertante es el hecho inédito de la dimisión. La novedad, lo desconocido, causa en el hombre de a pié, yo mismamente, inseguridad y desconcierto. Si al menos esta situación se hubiera dado antes... El no ser la elección de un nuevo Papa por la muerte del anterior hace que se disparen las elucubraciones, sobre guerras de poder y las guerras particulares que estos santos hombres se lleven debajo de las sotanas. Lamentablemente, por muy divinas que sean las instituciones, es la mano del hombre la que lo corrompe todo. Quizá algún día lo sepamos.

Después de la renuncia, tocará retirarse a un convento de clausura, a escribir, orar y descansar. La verdad es que el plan me da bastante envidia. Quizás me pase por Roma a echar algunos currículums. Por si en un futuro hubiera suerte.

Lunes

El día como metáfora de una existencia. O de un estado de ánimo.

Lo que yo digo, que a febrero hay que temerle.

domingo, 10 de febrero de 2013

Momento

 “La juventud era el tiempo de la felicidad, su estación única, llevando una vida ociosa y exenta de preocupaciones, parcialmente ocupada por estudios poco absorbentes, los jóvenes podían dedicarse sin límites a la libre exultación de sus cuerpos. Podían jugar, bailar, amar, multiplicar los placeres. Podían salir de madrugada a una fiesta, en compañía de las parejas sexuales que se hubieran buscado, para contemplar la tétrica fila de empleados que acudían al trabajo…Más adelante, cuando fundaran una familia, cuando entraran al mundo de los adultos, conocerían las preocupaciones, el trabajo duro, las responsabilidades, las dificultades de la existencia; tendrían que pagar impuestos, someterse a trámites administrativos sin dejar de presenciar, avergonzados e impotentes, el deterioro irremediable, de su propio cuerpo; sobre todo, tendrían que mantener hijos, como enemigos mortales, en su propia casa; tendrían que mimarlos, alimentarlos, desvelarse por sus enfermedades, garantizar los medios de su instrucción y sus placeres, y, a diferencia de lo que ocurre entre los animales, todo eso no duraría una sola estación, sino que seguirían siendo esclavos de su progenitura hasta el final; el tiempo de la alegría habría terminado para ellos de una vez por todas, tendrían que seguir pensando hasta el final, en el dolor y los problemas crecientes de salud, hasta que ya no sirvieran para nada y los arrojaran directamente al cubo de basura, como viejos molestos e inútiles. A cambio, sus hijos no les estarían en modo alguno agradecidos, al contrario, sus esfuerzos, por encarnizados que fueran, nunca se considerarían suficientes, y hasta el final y por el mero hecho de ser padres los tendrían por culpables. De esa vida dolorosa, marcada por la vergüenza, quedaría despiadadamente desterrada toda felicidad. …Ése era el verdadero significado de la solidaridad entre generaciones: consistía en un puro y simple holocausto de cada generación en beneficio de la siguiente, un holocausto cruel, prolongado, y que no iba acompañado de ningún consuelo, ningún alivio, ninguna compensación material o afectiva…” (Michel Houellebecq “La posibilidad de una isla”)

A la espera

Con esto del Internet, es decir, esto de tenerlo todo al instante, nos hemos olvidado de la paciencia, del valor de esperar. De la necesidad de estar incompleto, a la espera.

Nexus 7

Esta tarde he estado probando la nexus 7 que, sorprendente y sorpresivamente, me he comprado esta mañana. El caso es que iba a comprar comida para la casa y, en la tradicional vuelta por la sección de electrónica para acabar no comprando nada me la he encontrado, escondida. Y me ha dicho en plan Rodolfo Langostino: "Llevame a casa" (así, sin tilde pero con acento) Y uno, que es débil, no se ha podido resistir.

Tras la carga inicial la he metido en su funda original, faltaría plus, y la he encendido. He de decir que el principio ha sido un poco bastante descorazonador, porque no pillaba la wifi ni a tiros.Y eso que estaba a 30 cm del router. Claro que mi router es bastante cachondo, también hay que decirlo. Por lo visto, los cacharros esos sin Internet no valen para nada. Quizá dentro de poco los niños ya nazcan con Internet incorporado. Sería más económico. Y práctico.

Tras introducir un número de veces finito numerable la contraseña, no sé como el artilugio se la ha tragado y ha comenzado con el ritual del primer arranque, ese momento que recordaré de por vida. Y la primera ha sido pedirme una cuenta de Google para centralizarlo todo. He de decir que esto no me gusta nada, porque se dejan las sesiones abiertas en todos los servicios que me ofrece Google y si, por ejemplo, un día me da por ver vídeos guarros Google o meterme en páginas de hackeo intensivo puede pensar mal de mi y me puede mandar a algún sacerdote virtual para que me confiese o un virus letal, por listo. Es de suponer que la privacidad estará bien custodiada, aunque viendo la cantidad de aplicaciones gratuitas que hay y los precios de los dispositivos de Google, el truco tiene que estar en algún sitio, como por ejemplo en la cookie.

Una vez que admitimos que vamos a ser espiados, y quizá expiados, es hora de trastear el cacharro. Lo primero, instalar aplicaciones básicas, como lector de pdf, redes sociales, blogger... Es muy fácil encontrar lo que se necesita, muy cómodo. En un par de toques está todo a punto para funcionar. La instalación se encola, es decir, tu vas pinchando y ya ellas se van dando la vez, como en la frutería.  También hemos incluido herramientas de afinación para la guitarra, radio por Internet y el pou, que también es necesario entrentenerse en esta vida, aunque bien es cierto que me está jeringando ya más de la cuenta. Por recomendación hermanil también he instalado un antivirus. Y hemos procedido al cacharreo en mediana profundidad.

Los vídeos de Youtube, usando la aplicación que viene instalada, no van muy allá. Lo más probable es que sea por la conexión, que esta tarde estaba tonta. La calidad de sonido del altavoz es buena y los vídeos se ven bastante bien. Si vamos girando la pantalla mientras se reproduce el vídeo el procesador no se inmuta. Podemos ponerla en cualquier posición que la tablet nos sigue. Curiosamente, parece que con los auriculares no se lleva demasiado bien. Habrá que ver por qué. Los mandos del sonido son un poco engorrosos, aunque quizá sea por efecto de la funda. Salvo que no me haya dado cuen, los controles para el sonido desde la propia pantalla no se ven así fácilmente.

El manejo del sistema operativo es muy bueno. Sigo sin entender por qué los android no traen un gestor de archivos. Es como si te vendieran un coche sin asientos. Recordando la experiencia desire, le puse uno. Ahora habrá que aclararse en el maremagnum de carpetas que tiene, para ver dónde hay que colocar la música, los documentos y demás para que luego se sincronice todo correctamente y no haya que montar un circo cada vez que uno quiera oír alguna canción o ver algún flim. Y habrá que localizar la correspondiente aplicación para ello.

En la pantalla principal hay un montón de subpantallas que se pasan deslizando el dedo. La mayoría están vacías, a la espera de ser personalizadas. En algunas aparecen aplicaciones que rebosan en otras. Habrá que ir eliminando algunas que he bajado de mas, para no llenar la memoria inútilmente (aunque tengo 32gb teóricos que serán sobre 28-29 reales) antes del diluvio musical y de documentos que está al caer. Y ese es el problema que le veo a cualquier android, y si me apuran IOS, que cae en mis manos. Que sí, que mucha aplicación y mucha historia, pero todo desordenado y caótico. Sigo pensado que la organización que tenía Ubuntu Network Remix era la mejor para este tipo de cosas. Más dinámica que un S.O. tipo Windows pero sin estar tan desorganizada como los dispositivos portátiles que hay hoy en día.

De todas formas, y salvo las críticas de estilo, el producto es excelente en lo que a hardware se refiere. Y según las necesidades de cada uno las utilidades pueden ir desde el pisapapelismo a la imprescindibilidad. Evidentemente no es un ordenador y no se le puede pedir lo mismo, pero para cosas concretas, como navegar por Internet, entretenimiento e incluso lectura, resulta más cómodo que un portátil y más práctico que un móvil. La clave está en las aplicaciones, que seamos capaces de buscar cosas que realmente nos ayuden y sirvan para sacarle partido.

Y, tras esta primera aproximación, seguiremos investigando.

sábado, 9 de febrero de 2013

Sábado

A veces lo único posible es seguir adelante, sin pensar, sin pararse, esperando que nos aprieten pero que no nos ahoguen.

viernes, 8 de febrero de 2013

Viernes

Me siento un poco extraño, pues acostumbra uno a ser el objeto de los palos. Debe ser la edad o que por fin la escuela terminó pasando por mí. Por eso, cuando ve los toros desde la seguridad que da estar tras la valla, la sensación es entre divertida por el espectáculo y pesarosa por los recuerdos de cuando era yo el mozo del pañuelo.

Por eso nadie escarmienta en cabeza ajena, porque no atiende cuando la lección es recitada por su compañero. Y cada uno tiene que aprender sus lecciones. Si es que quiere, claro.

No tocar

Se me ha quedado el móvil champion. Es una expresión que nos sirve para definir que uno de mis aparatos, telefónicos, ha decidido que no quiere que lo toque más. El caso es que tocar, lo que es tocar, se deja, pero responde un poco a lo loco. Una pena.

Llevaba ya dos años y casi seis meses. Una eternidad para un aparato electrónico moderno, por aquello de la obsolescencia programada. Una lástima, porque tenía preparados grandes proyectos para él, pero no creo que se cumplan. Quizá pida presupuesto, a ver si el arreglo no saliera muy caro, pero no se si invertir en resucitar el cacharro me saldrá a cuenta. Googleando por las posibles causas de la avería y sus soluciones, por lo menos 50 euros puede costar la broma. Aunque para eso, me los ahorro, espero, y me compro uno nuevo con sus modernidades, que también le apetece a uno. Lo malo es el periodo de aclimatación, que ya se hace uno a los aparatos y luego le da cosa evolucionar.

El mes de febrero, con sus cosas. Siempre tan caprichoso.

Aniversarios

Hoy hace 7 años que me llamaron para trabajar en esto de la tiza. Y parece que fue ayer. Aún recuerdo los nervios de la llamada que ya no esperaba, mientras me repasaba un tema que no recuerdo. Quizá debiera haber hecho una anotación, por aquello de recordar qué estabas haciendo cuando sucedió algo importante, como es el hecho de convertirse en un pagador de impuestos con todas las de la ley.

Mañana harán siete años de aquel día en el que fui consciente de ser un pardillo y no me importó demasiado. ¿O es que acaso iba a pasar algo malo?

Bienvenido a Vietnam. No se equivocaba.

Imágenes así, al azar




Axioma LVIII

No te fíes de los móviles baratos  ni de los amigos rápidos.

jueves, 7 de febrero de 2013

Jueves tarde

Der gratuitenattacken.

Jueves

Mañana de viento, blogs y visitas planetarias. Y uno que es como los rinocerontes, donde ve fuego, allá que va a apagarlo.

PS: Y frío en los pies. Que no se me olvide el frío en los pies.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Risotto con espinacas

La receta, en cuanto me lo coma y duerma la siesta.

Bueno, pues vamos a ello.

Nunca un error en la compra dio tanto juego como las espinacas cortadas. Hoy, para aprovecharlas, he decidido hacer un risotto, pero esta vez con espinacas y no con champiñones, que por ahí debe estar.

Primero, en una sartén, freímos un poquito de cebolla. Cuando esté pochada, añadimos el queso azul y, cuando se forme la pasta típica del recocido, añadimos el arroz. Removemos y añadimos agua, que previamente estará caliente. No olviden añadir sal al agua, a no ser que sean unos sosainas como yo. El truco es que el agua para el risotto debe estar caliente. Como todo lo que se le añada, para evitar romper la cadena de cocción del arroz. Que es como la cadena del frío de los alimentos, pero al revés. Y, mejor, añadir el agua caliente poco a poco, no toda de golpe. Así nos aseguramos que el grano queda en su punto.

En sartén aparte, y con una gotita de aceite, echamos las pastillas de espinaca cortada y, a fuego no muy fuerte y removiendo de vez en cuando, se irán desfaciendo hasta formar una pasta espinacosa de color verde. No asustarse, que es normal.

Y ya solo queda esperar que se haga el arroz. Cuando esté casi, añadimos la pasta espinacosa, la nata previamente calentada, removemos y añadimos queso fundido. Removemos un poquito más y esperamos que se acabe de hacer, añadiendo muy poquita agua si vemos que el arroz todavía no está.

Y a la mesa a comer.

martes, 5 de febrero de 2013

Huerga II

El día que descubran que el profesorado es irrelevante en el proceso educativo, sobre todo debido a las leyes e intereses políticos, estaremos perdidos.

Va a ser menester buscarse un trabajo de verdad.

Huerga

Día de huelga de mis clientes, valga la redundancia. La verdad es que he aprovechado la mañana.

Primero, levantando actas de reuniones verídicas y genuinas. Aparte de los tradicionales "Lectura y aprobación del acta anterior" y "Ruegos y preguntas" he hallado un nuevo punto comodín: seguimiento de la programación. Innovar cuesta poco.

Al final lo más molesto resultará aquello para lo que nos pagan. Papeleos. Apuntes para la posteridad. Canciones analizadas desde todos los puntos de vista, aparte de descubrimientos ochenteros de incalculable valor. Y ordenadores que saltan conque los roces.

Y tú, que hoy no me odias.

lunes, 4 de febrero de 2013

Futbolística

Y, tras haber finalizado la primera parte con empate, comienza tras el descanso el segundo tiempo, con tímidas incursiones por la banda.

Mientras se hace la sopa

Que no suene el teléfono bien podría considerarse como una buena señal. Pero tampoco es descartable que sea un mal presagio

Segundas partes

De los autores de "¡Moza! que tengo tierrah" llega ahora "¡Moza! que hago postreh"

A la espera

Un día nos levantaremos y, sin darnos cuenta, todo se habrá ido al carajo.

domingo, 3 de febrero de 2013

Adelantar pegados...

... no es adelantar.

Son ganas de escachiporrarse.

o-o-o-o-o

Noventerísmo musical. For instance:

Flan de huevo

Si es que ya que se pone uno...

Siempre pensé que hacer un flan era una cosa muy difícil. Y hoy me he quedado sorprendido de lo fácil que es hacerlo. Así que paso a contarlo.

Lo primero de todo es coger una flanera. Humedecemos un poco la misma y echamos azúcar. Ponemos una gotita de agua y calentamos al fuego (no hace falta nitrógeno líquido) para que se forme el caramelo. Una vez hecho esto, reservamos. Ojo con pasarse de tiempo, que si no el molde se queda para tirar y el flan inacabado, como si fuera de Schubert.

By other side cogemos un bol. En él ponemos cinco huevos y batimos con las varillas. Si tiene algo bueno la cocina, fueraparte de la limpieza del hogar, es que haces deporte sin necesidad de salir de casa y pagar cuota de gimnasio, cosa de agradecer en estos tiempos de crisis. Añadimos el azúcar en este momento, dos cucharitas por huevo, aunque nosotros hemos puesto sobres de sacarina, la del baúl de los recuerdos. Ojo con los sobres, no vayan a tener otra cosa y la liemos. Seguimos batiendo (los biceps empiezan a doler en este momento) y añadimos la leche, que me han dicho que sea entera pero que en un despiste provocado por la falta de comunicación entre la jefa y el pinche ha sido desnatada. Hemos añadido sobre 700 ml, o lo que es lo mismo 0,7 litros. Hago esta aclaración por si el Sistema Métrico Decimal no es lo suyo. Me informan también de que se puede añadir un poco de vainilla. Ojo, la leche se añade poco a poco y sin dejar de batir.

Una vez bien batido todo, lo notará porque si sale a la calle la parroquia femenina mirará a su brazo, lo vertemos en la flanera con caramelo que previamente habíamos reservado. No la reserve mucho, vayamos a que se le pierda y tenga que repetir de nuevo el procedimiento. Es conveniente colar lo batido. Y ahora llega el momento horno. Pondremos la flanera, la mía es 2.0 y no ha sido necesario cerrarla, en una bandeja con un poco de agua. Y al horno. No me he fijado en la temperatura, pero como la tarta de manzana la dejamos a 180 grados, pues supongo que a esa misma. Y a esperar que cuaje. Puede ayudarse del mismo utensilio de meter que haya usado en la tarta de manzana, pero como la realización de un postre no implica la realización de otro (como los sucesos independientes) puede utilizar otro distinto. Mismamente en el IKEA venden utensilios de meter. Creo que se llama Metenpostren, confírmenlo en el catálogo.

Una vez cuajado llega el momento desmolde, que es como los exámenes finales de junio: no importa cuánto hayas trabajado, en un mal momento se puede ir todo al garete. Les recomiendo plato grande y cuchillo romo. Precaución, amigo desmoldador, tu enemigo es la velocidad.

Y, una vez hecho esto, no viene mal un poco de frigorífico, para tomar fresquito el flan. Puede tomarse solo, con tilde o sin tilde, o acompañado de nata, de esa que siempre se tiene en casa para embadurnar al cónyuge. O con un canutillo. De los de hojaldre, se entiende.

Tarta de manzana

Luego les pongo la receta. Y les cuento si me ha salido bien.

Desde hacía tiempo que quería hacer este bizcocho, receta tradicional de la familia. Y, aprovechando la coyuntura, hoy ha sido el día.

La preparación es muy sencilla. En un vaso de batidora ponemos una pizca de sal. Ponemos también 200 gramos de azúcar. Añadimos un vaso de agua, pero de aceite de girasol. Le dejamos un dedo hasta llenarlo. Luego añadimos tres huevos con su clara y con su yema. Los más cachondos añaden también un poquito de cáscara, para determinar quién lo hará la próxima vez. Una vez puesto todo eso, batimos hasta que se forme una pasta bien dulcecita. Vertemos en un bol. Para aprovechar los culillos que se puedan quedar de pasta en el vaso, añadimos un poco de leche, damos un toque a la batidora, y luego vertemos lo que quede. Usando las varillas, lo integramos a la pasta.

Medimos 200 gramos de harina de repostería. Es conveniente tamizarla. Una vez hecho eso, vamos vertiendo poco a poco en el bol, ayudándonos de las varillas para que la mezcla vaya admitiendo la harina. Al final, en las dos últimas cucharadas que nos queden, añadimos la levadura. Una cucharada sopera con poquito colmo será suficiente. Y ya tenemos la masa lista, cuando las últimas cucharadas estén incorporadas, claro.

Aparte, cogemos un molde. Le ponemos margarina para que luego sea más fácil sacar el bizcocho. Cogemos media manzana golden y la cortamos en gajos. Y luego loncheamos los gajos. Finito, por favor. Y lo reservamos.

Y, ahora, vamos a por la tarta. Ponemos una poquita de la masa en el molde. Extendemos bien, ayudándonos de una espátula, teniendo cuidado con las esquinas. Y luego añadimos el loncheado de manzana, procurando tapar toda la masa. Luego añadimos el resto de la masa, intentando tapar bien la manzana. Si asoma alguna, pues no pasa nada. Y, con todo eso, al horno, que previamente hemos precalentado a 200 grados.

El horno es la clave. Los primeros 10 minutos me recomiendan esa temperatura. Y, luego, hasta completar la cocción (30-35 minutos) a 180 grados. Y ojo, no se les queme. Podemos ayudarnos de un palillo de dientes o de una aguja o de cualquier utensilio de meter (preferentemente metálico)  para ver la consistencia del mismo y decidir si le hace falta una mijilla más de horno o no.

Al pasar el tiempo reglamentario, con una breve prórroga por si hemos abierto mucho el horno, sacamos y ponemos sobre una tabla de madera, más que nada para no quemar encimeras. Y le espolvoreamos azúcar glasé. Tan solo falta esperar que se enfríe. Y disfrutarlo en la merienda o desayuno.

sábado, 2 de febrero de 2013

Futbolística

Entrada para hacer constar que hoy el Granada CF ha ganado al R.M, por un gol a cero.

Anda que cuando publique el blog en papel no va a quedar bien ni ná.

Y así se va otro sábado

Mañana de periódicos y gelatina. Gelatina que no ha servido para nada, salvo para llevarme un mal recuerdo del mes de febrero. Al mes de febrero hay que temerle como a una vara verde. Sobre todo cuando la celebración es redonda.

Panorama para matar. En un arranque optimista, podría decirse. Las tres cuartas partes de la población habitual bajo el techo tienen algo de lo que preocuparse. Y el cuarto flotante ya ni les cuento.

Pienso que esto no tiene arreglo. Lo de después de la puerta. Y lo de dentro, pues ojalá me equivoque. Pero no pinta muy allá. Ya no sabe uno a qué santo encomendarse y si le harán caso. Pero habrá que intentarlo.

Estoy por dejar el curso que estoy haciendo. Es una idiotez y no sirve para nada. Pero tiene uno esa manía de no dejar las cosas a medias, que no a las personas, que en eso tengo experiencia.

Axioma LVII

Hay tres cosas que no se deben hacer con prisa o inquietud: Leer, escribir y tocar un instrumento.

La vaca L'asquina