lunes, 31 de diciembre de 2012

Nochevieja II

Como esto se anime más, va a parecer una funeraria.

Joyas del Youtube

Le matrimuan malafollé

Estaba yo en el super del cortinglés, con mis dos botellicas de aceite, buscando una caja en la que aposentarme. Puesto que está demostrado que siempre me ubico en la caja más lenta, decido no dar vueltas y elejo la del primer primo no par, que da justo a la calle de las aguas. Así no tendría tentaciones de coger otros artículos en la espera, que la psicología de los supermercados es muy malvada.

Al cabo del rato, cuando decido prestar atención a mi alrededor y salir de mis pensamientos, descubro que, justo detrás, se han adyacentado dos personas, hombre y mujer, con una conversación que se ha ido acercando poco a poco a mis oídos. Comenzaron hablando de que no iban a comprar champán, pero al final se acercaron por la botella. Y es ahí cuando comenzaron sus males. Que si en tal supermercado te pones en cola y la gente va pasando a la caja que te dicen, que si en otro supermercado te lo puedes tu pagar automáticamente... En ese momento uno piensa en espetarles que por qué no se han ido a ese supermercado, lo mismo que esa gente que habla maravillas de su país y pestes del tuyo, que es en el que vive. Pero la cosa seguía in crescendo. Hablaban también sobre el nivel de ocupación de los carros, que si hay que ver lo que compra la gente, qué carros más llenos. Y también sobre el pago. Que si con tarjeta la gente se despista y no sabe dónde la tiene, que si hay que tenerla preparada, que si vaya viejas torpes, que si las cajeras no se mueven, que por qué han quitado la caja rápida...

Yo, que me había propuesto tomarme la compra como una distracción o regalo de reyes, estaba ya a punto de la taquicardia. De no ser por el colón sifrédico que se había montado detrás me hubiera ido con gusto a hacer como que miro y sobresaltar a algún guardia de seguridad, pero tampoco era plan dada la avanzada hora de la mañana, casi tarde. Y en eso que se acerca una señora, con chaleco de pieles de dudosa autenticidad, con un carro infraprovechado solicitando pasar por el ya de por sí angosto pasillo mermado por nuestra presencia. Tras un infructuoso intento,la parte masculina del matrimonio del Moet-Chandón le dijo que diera la vuelta, que había mucha gente. Y tras una tensa negociación en la que estuvo a punto de tener a la estantería de los chicles como víctima colateral, la señora impostora en lo que a vestuario se refiere se volvió descriptiblemente cabreada por donde le indicó su reciente enemigo, que exhibió victorioso el champán.

Afortunadamente la cola aceleró y, tras desearle feliz año a la amable cajera y aparecérseme un ángel en sueños, volví a mi casa por otro camino.

Nochevieja

Este año, como novedad y para compensar la rapidez de Nochebuena, me he chupado mi media hora de cola en la caja 3 del supermercado del cortinglés.

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Llamadas que te alegran, que te recuerdan que, a pesar de todo...

domingo, 30 de diciembre de 2012

Dejarse llevar. Dejarse esperar

Deambulo por las calles haciendo tiempo. No había nada que le gustase tanto pero a la vez angustiara como andar sin sentido, esperando que pasara algo que no ocurría o que se le escurría como agua entre las manos.

Desde hacía mucho tiempo que pensaba que eso era una metáfora de su vida.

Corolario

Las luces led son a la Tecnología lo que la Estadística a las Matemáticas.

Penúltimo por la tarde

No lo sabía, pero está hecho uno un as de lo que viene siendo ser un paje de SSMM. Tan solo basta tenerlo claro.

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Bendita sea la inocencia de los niños. O el desconocimiento, que a efectos prácticos es lo mismo.

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Las calles están tristes. Digan lo que digan, lo incandescente daba una magia a la Navidad que no la dan las luces led, por muy de colores que se pongan y por mucho que ahorren. No se si es eso, o el ánimo general, pero no parece Navidad. La gente pasea, que es gratuito, pero no se ve la alegría de esta época. Es como una cuesta de enero, pero con luces y gente mirando.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Síndrome del far niente

No sé ni en el día en el que vivo.

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Como propuesta de mejora, guardar mejor las propuestas de mejora.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Actividades fascinantes

Opinar sin saber. O sin saberlo todo, que viene a ser lo mesmo.

Viernes

Levantarse y ver Supermán, que no levantarse como Supermán.

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En algunos momentos, mi vida es un constante ejercicio de la virtud de la paciencia.

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El noble arte del escaneado, como entretenimiento vacacional.

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Oír el sonido de un mensaje. Mirar el móvil temeroso. Comprobar que es publicidad. Respirar aliviado.

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Ya siento las mañanas de enero, en las que el sol brilla en el cielo pero apenas calienta. Y esa neblina que cubre el valle pero que no se disuelve hasta la noche.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Mañanas

ITV superada con gran éxito de crítica y público.

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Por favor, me pone cuarto y mitad de programas de fidelización.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Tarde

Bajo al médico. En esta ciudad ya se está perdiendo la solera, y hasta los autobuses disponen de pantallas que te informan de por dónde vas y qué autobuses puedes tomar en la siguiente parada, usando la mágica expresión "correspondencia con las líneas..." Cierro los ojos e imagino ir en metro. Tantos años de obras con algo que puede hacerse con un simple gesto colectivo. En el colectivo, claro.

El oculista me ve muy bien, ensombreciendo mi futuro de venta cuponil. Me sorprende, porque no es poca la matraca que le doy a mis ojos. Supongo que la factura me la cobrarán con recargo. Me molesta el estómago. Las fiestas. Hipocondria, ¿es contagiosa?

Nos vestimos de Reyes Magos visitando unos grandes almacenes. Somos rápidamente despachados y soy rápidamente despachado hacia el súper, aquel destino para apartar a los hombres cuando ya no son útiles. Me ordenan hacer tiempo, pero no lo consigo. Aún así, aguanto pacientemente la primera planta. Esa planta que me prometiste que algún día visitaríamos juntos, pero que al final fue que no. Y, en cierto modo, me alegro.

Tiempo para la artesanía, el autobús lleno y el redundante, pues lo que antes se hacía en 5 minutos ahora se relaja hasta los 30. Pero vemos la ciudad de noche y eso supongo que también hay que pagarlo.

Aunque nos valga el transbordo.

Beethoven de provincias

No sé qué es más maravilloso, si ser sordo o hacérselo.

Mañana de bricolaje

He arreglado la persiana, domando la infame cuerda de plástico. He descubierto que la bisagra de la puerta se sale de la madera y que hace que el embellecedor del marco salte. Lo que se llama chapuza, en su sentido más clásico. Me conformo con apretar un poco los tornillos, con la esperanza de que salte el marco y, en dos meses, vuelva el puertero y echar sucedáneo de 3 en 1 (que vivan las marcas blancas)

La puerta parece que ya no hace ruido y se queda más quieta, pero en su ángulos más agudos, vibra. Mejora sustancial, me informan. Me sugieren aplica la misma técnica a la llave de paso del bidón. Lástima de vacaciones, que nos privan de tertulias políticas de mañana.

La persiana se muestra más dócil. El domingo me saltó por dos veces la desvencijada cuerda blanquiverde. Hoy he buscado los grampillones que con tanto amor clasificó mi tío en el sucio banco de madera, otrora de carpintero. Los hallé justo donde estaban. Y conseguí fijar la cuerda con él en la madera de la persiana, enhebrando el rebelde plástico por el agujero. Casi me da algo al pensar que la cuerda no tendría la longitud suficiente, pero erré en los cálculos.

Ahora pruebo que resista el apaño.

Qué curioso, lo mismo que yo.


martes, 25 de diciembre de 2012

Sorpresas que da el youtube

Versión normal y versión... mini.

Sermón de Navidad

La honestidad y la amabilidad: ganar poco y gastar menos, hacer, en general, a una familia feliz por la mera presencia, renunciar a algo cuando sea necesario hacerlo y no amargarse por ello, tener pocos amigos pero mantenerlos incondicionalmente y, frente a la misma condición sombría, ser siempre amigo de uno mismo: he ahí una tarea para la que se requiere todo lo que se tiene de fortaleza y delicadeza. Quien pide más, tiene un alma ambiciosa y quien exige tal empresa para considerarse exitoso tiene un espíritu anhelante. Hay en el destino humano un elemento que ningún tipo de ceguera puede desmentir: sin importar para qué estamos destinados, es un hecho que no estamos destinados para triunfar; el fracaso es la suerte que nos ha tocado. Esto es evidente en todas y cada una de las artes y las disciplinas, pero es clarísimo, sobre todo, en el discreto arte de saber vivir. Se deriva de aquí, pues, una agradable reflexión para considerar en el fin del año –y en el final de la vida–: solo quien se engaña a sí mismo encuentra satisfacción continua; la desesperanza del que desespera, por lo tanto, no es algo inevitable.

Sin ironías

Acabamos de celebrar la Navidad, con gran éxito de crítica y público.

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Las vacaciones son, en cierto modo, como las gripes. Hay que pasarlas lo mejor que uno pueda.

Nochebuena

Acabo de cenar. Bueno, en realidad hace un buen rato que he acabado pero, por ser Nochebuena, hay que hacer algo de sobremesa antes de huir de la incomodidad de las sillas al ordenador más cercano. Cualquier otro día, a estas horas, rebosan las redes sociales que habito de las que me resulta tan complicado escapar. Pero hoy no, son las doce de la noche, el Niño está a punto de nacer y aquí estoy yo, con un entripado importante, delante de la pantalla del ordenador, que extraño si sé que no tengo cerca.

Nunca ha habido alegría en esta casa en Nochebuena. Cuando iba por mis tíos miraba a la casa de Pepe, el tendero, y oía tocar las zambombas y cantar villancicos. Y eso que no creían. Nosotros, tan puritanos en la fe y sus dogmas, nos limitábamos a celebrar la cena y, una vez acabada, disolver la reunión, que tampoco era plan. Mi tío Paco sí se quedaba un rato más, pero poca historia. Había que conformarse. Siembre hubo que conformarse.

Ahora la Nochebuena es lo mismo, pero con menos gente y más gatos. Ya ni ponemos el lavavajillas, que desde el arreglo de la cocina siente nostalgia de los otros electrodomésticos y, en venganza, hace saltar los plomos. Tampoco pongo el Belén en mi cuarto, básicamente por las prisas de la venida y la pena de la ida. Es como descafeinar las fiestas. O como la Navidad en cápsulas, pero sin máquina que las procese.

Supongo que lamentarse del pasado no tiene mucho sentido. Ayuda a hacer terapia, pero poco más. Aunque debería ser más que suficiente.

Por cierto, feliz Navidad.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Bautizo

Si de verdad quieres conocer a un hombre, dale un hijo.

El día de Nochebuena

Y aquí estoy, un año más, en la cola de la caja número 5 del supermercado del Corté Inglés, con la consabida compra de última hora, con la novedad de que no sé si será necesaria. Pero yo estoy aquí, que las tradiciones son las tradiciones y hay que mantenellas.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Inventos del maligno

Esta noche, como es habitual, he procedido a darme mi reglamentaria ducha diaria. Este hábito higiénico es, para mí, uno de los mejores momentos del día, junto con el de irme a dormir y el de llegar a casa después del trabajo y, además, me valió para obtener el premio "Chicle de Menta 2012" al profesor más higiénico, recogido este año en una magnífica ceremonia acompañada de vino y berenjenas. Además, hoy contaba con una motivación adicional, y es que mañana voy a ver a mi asesora bancaria, de la que estoy platónicamente enamorado. Yo creo que se ha dado cuenta y ha empezado a llamarme y mandarme mensajitos, con la excusa del plan de pensiones y del seguro del coche, pero yo creo de que se muere por mis euros. En fin, mañana saldré de dudas.

Así que me he desnudado y he girado el grifo del agua caliente, esperando que se obrara el milagro. Pero el milagro se resistía. He cerrado el grifo para comprobar que, en efecto, había girado el grifo adecuado en el sentido correcto confiando en que el agua caliente brotara de la alcachofa, pero tampoco. Así que me he envuelto en mi albornoz azul cielo con un timón bordado en rojo en la solapa y he bajado en busca de la avería.

Una vez ante el aparato, he pedido a mi ayudanta que girara el grifo del agua caliente y he podido comprobar que el calentador no se ha estremecido. Sorprendido, me he dirigido hacia el vademécum del calentador y he localizado la sección de averías tontas, cuya consulta es imprescindible para que el servicio técnico no te tome por idiota y, de camino, te clave 60 euros por el desplazamiento (curiosamente, en segundas averías en un determinado plazo no te lo cobran, por lo que el concepto facturable presenta bastantes dudas en su legitimidad)

Afortunadamente no ha habido que leer mucho. El manual decía que si no se encendía la pantalla LED es que le faltaba pila y nos sugería que, en caso de querer usar el agua caliente, las cambiáramos. Yo, en mi pueblo, tengo un calentador un poco burlón, pero efectivo, con un botón que tengo que apretar mientras con la otra mano le doy gas. De hecho, la sujeción del botón es tan campestre que, de tanto encender, se afloja y salta y hay que recolocarlo girando una ruedecica embellecedora. Pero este calentador de ciudad, tan refinado él que hasta te informa de la temperatura del agua tras pasar por sus llamas, dispone de un encendedor a pilas que, tras unos clicks imperceptibles hace prender la llama. Pero en ausencia de chispa, la llama no prende y el aparato queda un tanto inservible.

Así que una vez detectada la avería y localizado el repuesto piloso he procedido a la búsqueda del compartimento de las pilas. Lo he encontrado, pero no había manera de acceder a las baterías. A punto he estado de desconectar varios cables, pero la prudencia me ha podido. Equipado con una linterna de tamaño vidaliano, he hurgado sifrédicamente por las intimidades del aparato durante un buen rato, pero nada. Así que decidí resignarme y confiar en una colonia fuerte para mi entrevista del día siguiente. Justo cuando estaba a punto de volver a entrar en casa, he visto que el botón del calentador, el del cero con el uno dentro, estaba un poco más salido de lo habitual. Así que lo he apretado y he pedido a mi ayudanta que abriera el agua caliente. Y, ¡Aleluya!, el milagro se produjo, pues en la pantalla apareció un prometedor 6º que comenzó rápidamente a subir hacia las más altas cotas descritas por Celsius.

Y la pregunta es ¿quién ha desapretado el botón? Inmediatamente me he puesto a intentar resolver el enigma y creo que he llegado a la solución. Muy posiblemente haya sido el gato que, en su afán por sobarse contra todo, haya desapretado sin querer, o queriendo, que con los gatos nunca se sabe, el botón. Así que me he metido de nuevo en casa, me he duchado sin mayor incidencia y ahora les escribo esto completamente limpito, aunque algo azorado por mi torpeza en lo que a calentadores se refiere.

Post-

Lo malo de encariñarse es luego olvidar.

Dudas

No sé si es pecunio o peculio. Pero seguro que no es peagosto.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Previsiones

Las teletómbolas son lacrimógenas.

La suerte que tenemos es que, como dentro de no mucho todos seremos pobres, se extinguirán como los dinosaurios y serán una leyenda que se podrá contemplar en los museos.

Noticias que parecen mentira, pero que son ciertas como la vida misma XXXIV

Hoy es el día de comienzo de las vacaciones de Navidad. Unas vacaciones en las que nos reencontramos con nuestros seres queridos, medianamente queridos, o bien directamente toca hacer el paripé anual mientras nos comemos el pavo, el besugo o lo que toque.

Y para acudir al encuentro de los seres queridos son necesarios los medios de transporte, porque tampoco es plan de hacer senderos kilométricos. Es por ello que, en estas fechas, ropuertos, puertos y estaciones de tren y hartobús se colasan, literalmente, de miles de criaturas ávidas del reencuentro familiar.

Pero, sin duda, el medio de transporte más usado es el coche. Por eso todos los años la DGT prepara las denominadas "Operaciones Salida", suponemos no se referirán a nadie en concreto, en las que se presta una mayor atención al tráfico mediante el despliegue de más efectivos, aunque a veces se use también tarjeta. Y es precisamente la DGT quien nos proporciona la noticia del día, puesto que ha comunicado que este año es preciso registrarse para tomar parte en la misma.

Según un portavoz: "Todos los años nos encontramos con este problema. Contamos un determinado número de desplazamientos y al final son más o menos. No acertamos nunca. Así que, a partir de ahora, el que vaya a desplazarse, que se registre"

Atendiendo a las indicaciones de la DGT, el proceso de registro no puede ser más sencillo: "Accedemos a la web de la DGT, pinchamos en el especial de la operación salida e indicamos desde donde salimos y hacia donde y en qué fecha. Entonces, se genera un número que debe fijarse al parabrisas en un lugar visible y un resguardo que, en caso necesario, se debe mostrar a la autoridad competente"

También nos informan que "se han tenido en cuenta los posibles imponderables que se pudieran presentar. Así, si se viaja con niños se tiene un margen de tiempo, establecido entre los 5 minutos y las  horas, debido a que los constantes "Papá, pis" o "Papi, ¿cuando llegamos?" pueden desestabilizar la convivencia en el vehículo."

Por otro lado, desde la DGT se insiste en la importancia de mantener el itinerario y fecha previsto, ya que "en caso de que no se mantenga, habrá que anular el registro y hacer uno nuevo, en el que, en concepto de anulación y reajuste, habrá que pagar una pequeña tasa de 50 euros, impuestos fueraparte."

De hecho, he podido comprobar hoy que los agentes de la meletérica estaban aplicando la medida. Por ejemplo, el vehículo anterior al mio se ha tenido que dar la vuelta por no disponer de registro en la operación salida. A otro se le ha permitido el paso porque no formaba parte de dicha operación. Su conductor ha tenido que demostrar que "tan solo iba al puticlub a echar un ratillo con la Eufrasia". Menos mal que uno es precavido y lee el BOE con el desayuno, que si no, allí me quedo.

En fin, avisados están. Regístrense que luego, cuando en la tele hablen de la operación salida, les dará gustirrinin saber que han formado parte de ella.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Cambios

Dejar un puesto para tomar posesión de otro.

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¿Lo habré conseguido?

jueves, 20 de diciembre de 2012

Preguntas pre-apocalípticas

Ahora que pienso, ¿que sucederá si se acaba el mundo? ¿Se irá todo a negro, como Telemadrid? y, ¿qué pasará con la comida que todavía no ha caducado? ¿Sobrevivirán las latas de sardinas de Antonio, esperándose a desintegrarse al día de su caducidad? Menos mal que he acabado la fruta y no me tengo que llevar nada, que las latas quizá sobrevivan, pero los perecederos es una pena que se pierdan

Por otro lado ¿Qué pasará con la lotería? ¿Nos devolverán el dinero o directamente se lo quedará todo Hacienda? ¿Hacienda seguiremos siendo todos ahora que no hay nadie? ¿Seguirá habiendo crisis después de acabado el mundo? ¿A qué hora comenzará el juicio final? ¿Vamos a ir uno por uno o en bloque, en plan Núremberg? ¿Proporcionarán abogado o nos darán uno de oficio? ¿Podremos recurrir, aunque sea pagando tasas?

Desde luego, que jaleo es todo. Espero que tengan todos los flecos cubiertos, porque si no, esto va a ser un caos. Como si se acabara el mundo, propiamén.

Una sugerencia

Espero que, si mañana se acaba el mundo tal y como lo vienen diciendo durante los últimos tiempos, lo haga por la tarde, que me daría mucho coraje tenerme que levantar para nada.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Metáforas


De aquí.

España tira p'alante

Leyendo noticias como esta, uno recupera la fe en su país, o lo que sea. Aún no se ha puesto en marcha el metro que no es metro, sino tranvía, pero ya están aquí las máquinas expendedoras de billetes, para que la ciudadanía (fantástica palabra) vaya en romería a admirar el aparato expendedor y se familiarice con sus múltiples funciones y posibilidades, justo como si se tratara de un nuevo monolito kubrickano o kubrikense.

Además, en la foto pueden admirar al político de turno comprando un billete que no podrá utilizar. Qué gran metáfora, dicho sea de paso.

En fin, que por fin estamos saliendo de la crisis. Con la fuerza de una locomotora.

Ni tampoco quiero

Reconozco que mi deporte es el visionado del salto de altura. La lástima es que muchos caen. Pero bien es cierto que no es necesario conformarse.

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Ha faltado poco. Menos mal que he estado fino, que no convincente.

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Todavía no hemos empezado con las fiestas y ya me siento pesado.

Evaluaciones II

Quiero ser malo, pero no me sale.

martes, 18 de diciembre de 2012

Evaluaciones

Está loca de ATAL.

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Siento lástima por el último de la lista, cuando todos se quieren ir. Aquél al que se le conculcan sus derechos evaluativos por llegar un minuto antes a casa.

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Lo de los dulces empieza a ser preocupante.

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 Bien es cierto que las de Navidad son las mejores, pero también las que más engordan. Al profesorado, claro.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Guerras

En todo momento, hemos de suponer que el enemigo es más inteligente.

Apocalipsis matinée

Castillo de naipes

Y justo cuando había decidido... me sobornas.

Lunes

Ver la vida tras una pantalla siempre da un halo de verosimilitud.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Sábado

Pues que estamos muy bien como estamos.

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Esta mañana me he limpiado todo el piso. Mientras se hacían el café y las tostadas he cambiado la cama. Luego he puesto la lavadora, he bajado por pan y me he puesto con el trapo y la fregona. Y me he dado cuenta de que siendo maruja soy feliz. En mi casica, limpiando, con mi radio puesta. Sólo me faltaba Concha Piquer, o la Pantoja, pero uno es más de Country y Rock alternativo. Incluso he pensado en poner un anuncio: "Hombre hacendoso se ofrece para matrimonio concertado con señora rica o, en su defecto, que trabaje fuera de casa"

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No sé si dar por terminada la cuestión. En cierto modo, me da lástima, pero la situación no da mucho más de sí. Supongo que todo esto me produce una tristeza que, de tan familiar, no me cala. Es más, me acompaña y alivia.

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Sigo pensando que no soy tan tonto como parezco ni tan débil como me creo.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Incompetencias

No sé convertir los viernes en días especiales.

Tampoco sé afeitarme.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Noticias que parecen mentira, pero que son ciertas como la vida misma XXXIII


Gallardón y Mato estudian a qué edad podrán tener sexo los menores


Yo me conformaba con que me dijeran cuándo lo voy a tener yo.

(Si es que me las dan hechas. ¡Me están matando la creatividad!)

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Consuetudinario

Cada día que pasa le veo a la existencia menos sentido. Fueraparte, tampoco soy optimista en lo que respecta a lo que nos ocupa, a este país que nos acoge y que nos desangra a impuestos y a sufrimientos. No tenemos claro a dónde vamos ni tampoco alternativas.

Y, cuando las certezas se evaporan, yo me pongo triste.

Citas

 "Pasé gran parte de mi vida siendo ignorado. Siempre he sido muy feliz de esta forma. Ser ignorado es un gran privilegio. Así es como pienso que he aprendido a ver lo que otros no ven, y a reaccionar a las cosas de una manera diferente. Simplemente contemplaba el mundo, sin esperar nada en concreto...." (Del fotógrafo Saul Leiter )

Salzburgo III

El día amaneció par de número pero impar de tiempo, por lo que tocó nieve. Hay una diferencia notable entre el agua y la nieve, siendo ambas la misma cosa en el fondo. El agua es bien recibida, puesto que es la base de la vida, pero sólo la nieve nos provoca esa sonrisa, esa magia de sentirse envuelto por el abrazo del invierno que hace brotar en nosotros ese lejano recuerdo de la niñez.

Comenzamos variando un poco la ruta, buscando otro puente peatonal que nos llevara al centro histórico. Nos quedaba aún un palacio por visitar, con sorpresa musical en la baranda incluida. Amplios espacios, con algún que otro coqueto rincón.

En el mercado nos esperaba una tarta de manzana. Mañana festiva, llena de gente que buscaba las compras de Navidad. Partimos, tras un intento frustrado, en busca de un palacio que resultó estar cerrado, pero que albergaba en sus jardines otro bullicioso mercadillo. Dimos otra vuelta rápida pero lo realmente bello eran sus nevados jardines.

Escapamos del bullicio por una esquina, adentrándonos en el blanco. Un paseo bordeado de árboles nos guiaba hacia el otro lado del recinto. Caía la nieve, sin prisa pero sin pausa, mezclándose con los copos que el viento empujaba de los árboles dormidos por el invierno. A medida que nos adentrábamos en el bosque el frío iba apoderándose de mis piernas, pero merecía la pena la incomodidad por la estampa.

Nos adentramos de nuevo en la calle principal, rodeada de tiendas, de belenes, antigüedades y fruta bañada en chocolate. Descubrimos un jardín, con fuentes que en verano juegan con el desprevenido turista, pero que en invierno descansan, pues no es plan de hacer sufrir de más a los que vienen a este lugar.

Un autobús de vuelta nos condujo de nuevo al centro, a comer a un restaurante en el que la camarera, una señora alemana, tenía una prisa un poco ineficiente. Cuando falla el inglés poco de puede hacer aparte de señalar con el dedo, que será feo pero es práctico, y rezar por que la Providencia ilumine al camarero de turno. Al menos, nos cobijamos un rato del frío.

De nuevo, el bullicio de los festivos. Excesivo quizá. La gente se apretujaba entre tiendas, calles, mercados... Un tanto sobrepasados, nos alojamos en un Bistro-Bar a tomar una infusión y a engañar un poco al frío, justo antes de dirigirnos a ver la cabalgata de los dioses de los Alpes, que te consiguen la felicidad si te zurran. Pensé que el hecho de sacar fotos, o fingirlo, daba al visitante una cierta protección, pero pronto comprobé que no era así. Pero al menos fue solo una vez.

El estar tan parados nos hizo congelarnos, así que sin acabar de ver el desfile volvimos a casa, caminando para intentar entrar en calor. Ahora tocaba hacer la maleta. Hay que volver. Para quizá, en un futuro, volver cuando el blanco deje paso a la paleta de la primavera.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Axioma LV

La felicidad, como fin, es terrible. Acaba matándolo a uno.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Salzburgo II

Salimos de nuevo a la calle e inferimos una regla, que día sí, día no, nieva en S. Un sol dubitativo hacía la mañana más soportable, pero no calentaba. Un sol incompetente, a pesar del esfuerzo.

Paseamos por los blancos jardines del palacio, con fuentes heladas y copos caprichosos. Algún pajarillo se escondía por entre los bancos, intentando encontrar algo que picotear. Nos acercamos a ver una iglesia, moderna, y pusimos rumbo a la casa de Mozart.

Una vista panorámica nos esperaba un poco después, en la terraza del museo de arte moderno. Me gusta visitar este tipo de museos, porque por lo menos te dan ideas y te hacen pensar. Hay fotografías realmente interesantes, perspectivas no exploradas. Y montajes que te muestran la importancia del reciclado o de la sencillez de las formas geométricas.

Bajamos de nuevo a la ciudad. Un mercadillo en una plaza recoleta nos ofrecía todo su encanto y sus productos, desde jabones a casitas para pájaros. Y se hizo la hora de comer.

Paseamos de nuevo por la calle comercial, repleta de gente, de bullicio, hasta la iglesia, creemos, de san Blas. A pesar de la oscuridad, pudimos contemplar su belleza, su aroma a historia.

Volvimos al centro y buscamos una confitería para probar la tarta Sacher. A pesar de los inevitables problemas de comunicación, nos hicimos entender y pudimos degustarla. Pero el cansancio nos venció y volvimos al hotel a reposar, pues tocaba sesión de fotografía nocturna, a pesar del frío.

Corrimos de nuevo la pequeña ciudad. Hasta volviendo a la fortaleza con su moderno teleférico. Los puentes nos inspiraron. Las luces de la navidad nos saludaron de nuevo. El bullicio típico de las vísperas.

Cenamos y volvimos a casa. Ya era muy de noche. A pesar de no ser tarde.

Nostalgias viajeras

Se me ha enfriado la mano derecha

viernes, 7 de diciembre de 2012

Salzburgo I

Hace un frío que pela en la muy noble villa de S. adonde hemos venido a pasar el puente, a ver sus mercadillos, a hacer fotos y a, en parte, huir de nosotros mismos y de nuestro estómago. Hay que reconocer que la entrada triunfal que hicimos, sin madre y sin transporte, pudo resultar descorazonadora, pero unos copos de nieve se extienden tapando todo con su blanco manto.

A pesar de todo, salimos a pasear, con frío. Empezó a caer la nieve sin piedad, para nuestro regocijo e indiferencia de los nativos. Buscamos la oficina de turismo para comprar las habituales tarjetas de descuento y pusimos rumbo al castillo-fortaleza, funicular mediante, un agradable paseo que evita kilómetros de cuesta. Una iniciativa recomendable para los senderos dominicales.

La altura siempre da bellas vistas y en este caso no iba a ser menos. Pero lo que más me llamó la atención era la solitaria casa enmedio de un rectángulo blanco, que en verano parece ser verde.
Un paseo por el interior de la fortaleza nos hizo comprender mejor el pasado de esta ciudad, de sus habitantes gobernados por su arzobispo y por su bramante órgano, que resonaba en todo el valle.
Bajamos de nuevo y nos sumergimos en los mercadillos, llenos de gente a pesar de ser día de trabajo. Se nos apareció la catedral y la visitamos en penumbra, ayudados por las velas de ofrecimientos, gracias y súplicas. Y visitamos otras iglesias, como la de san Pedro, con cementerio adyacente y catacumbas curiosamente en las alturas. La nieve caída daba una mayor gravedad al camposanto, pero lo hacía quizá un poco más amable.
Después de comer nos asomanos al río, que discurría manso por el meandro que traza por la ciudad. Un puente peatonal lleno de candados recuerda amores presentes o quizá ya extinguidos, porque cuando acaba el amor nadie se acuerda de romper un trozo de hierro. Y también quizá porque la llave, en el fondo del río, no vale morir congelado. Ya no se hacen sacrificios por amor.
Un paseo por la calle de las tiendas hasta que llegamos a la casa del genio, que visitamos. Y, al salir, un té en una cafetería de la ciudad, donde la gente deja los abrigos a la entrada sin resguardo, donde se puede fumar y jugar al ajedrez. Y hasta comer un trozo de tarta si se tercia.
La noche cae pronto. Ni siquiera son las seis. Sigue nevando con fuerza. Los mercados se llenan y seguímos paseando por los mercados, encontrando rincones únicos, íntimos, coquetos, difícilmente descriptibles con palabras o fotos, puesto que solamente viviéndolos se pueden comprender.
El sol acostado nos infunde algo de respeto y volvemos a casa. Compramos fruta en un mercado, por piezas y no por kilos.
La nieve sigue cayendo. Se acumula sobre la mesa de la terraza mientras charlamos ante la chimenea sellada.
Fuera tiene que hacer mucho frío.

Urgencias

No comment

jueves, 6 de diciembre de 2012

Der Hombren Moden

El último griten, mein herr.

Nevando que es gerundio

La familia Mozart

Tranquilidad

Llegar  a una ciudad extranjera, en la que no conoces su idioma, en el último vuelo, ver como todos los pasajeros se van, quedarte esperando, llamar a España y que te digan que el chofer está en camino, que se vaya la luz en todo el aeropuerto y que no se pueda ni entrar ni salir, que solo quede un taxi, que te digan que el conductor que iba por ti no está localizable, abalanzarse sobre el último taxi. Llegar al hotel. Afuera nieva. Todo está arreglado. Wielcommen.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Conclusiones (espero)

No nos damos cuenta de lo agradable de lo cotidiano hasta que no lo perdemos.

martes, 4 de diciembre de 2012

Aún queda tarde

Hoy ha tocado día de reposo. Porque la noche ha sido toledana. Nos creemos lo más de lo más y una mierda de virus te deja hecho un asco. Pero es lo que hay.

No obstante, he cumplido con mis obligaciones lo mejor que he podido y luego me he recluido en casa, en el brasero, intentando curar con calor aquello que solo se va con tiempo y paciencia, que es justamente lo que no tengo ahora.

Me desespera verme enfermo. Me siento inútil sentado en el sofá, bebiendo manzanilla y viendo pasar el tiempo, puesto que es lo único que me apetece y me recomiendan hacer. La funda se arruga y se escurre y eso me reconcome. Uno, que es partidario de la lisura perfecta.

Intento que todo esté cerca, en la mesa. El portátil, los teléfonos, los mandos a distancia... La tele está encendida durante demasiado tiempo hoy. Yo ahora debería estar haciendo algo productivo, pero no, estoy en el sofá, escribiendo, mientras allá afuera se suceden las reuniones y el viento sopla incansable. Aquí está el invierno.

A pesar de que uno no sabe vivir sin rutina, en estos momentos la veo con distancia, como algo ajeno a pesar de ser tan propia, tan mía, hasta tal punto que no sé si soy yo el que la ha diseñado o es ella la que me retiene. Así que cuando la veo interrumpida me siento huérfano, pero a la vez liberado, como si la curiosidad del qué pasaría si triunfara por una ocasión.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Regreso al futuro

No sé por qué esta tarde me ha dado por ver vídeos del Uno Dos Tres. Aún recuerdo esas noches de viernes y tortetas, viernes de vigilia, vísperas de sábado da catequesis, en el que esperábamos ante la tele el espectáculo de premios que, ya desde temprana edad, despertaría la codicia que la crisis se encargaría de aplacar. Y aunque en este vídeo uno ni existía ni estaba en mente, aunque supongo que era una excusa para la diversión marital, ya se ve en qué nos hemos ido convirtiendo.

Joy Laville


Aquí.

Señor, que tiempos...

What's the meaning of enfoque?


From here.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Dos sobre lo mismo

A. A la tercera me di por vencido.

B. Creo que me merezco un ¡Oh! más grande.

sábado, 1 de diciembre de 2012

¿Qué es uno, sino un esclavo de lujo?