jueves, 31 de octubre de 2013

Atardecer

El Sol por un lado. Por el otro, lúnulas de color encarnado. Y, luego, azul pálido a negro de noche.

En Baza. Sobre las seis.

Inmarceser

Lo contrario de chuchurrir.

Emeférides

Hoy, 31 de octubre, mismamén, Día Internacional del Blog.

Esperaremos, sí



Que pase el tiempo. El curso, por ejemplo.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Miércoles

Día de reuniones infinitas. Afortunadamente, han sido aprovechadas y no excesivamente intensas, cosa que se agradece. Aunque haya tocado hablar, quizá en exceso.

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Apagones. Nos pillan en la escuela, con ese kamasutra que resultan ser a veces las posiciones de la guitarra. Nos vamos camino de casa, abriédonos paso entre un bulevar negro, como si flotáramos en la nada. La oscuridad la rompen, en parte, los coches con sus luces. Sin embargo, en la parte alta del pueblo hay luz. E Internet. Pero no hay tele.

El silencio en la noche

El discreto encanto de oír mear al vecino, mientras discute con su pareja y se zanja la cuestión tirando de la cadena.

martes, 29 de octubre de 2013

Martes

Hay veces en que me siento a observar, como fuera del mundo. Desde mi posición veo las palabras volar, de un sitio a otro, frenéticas, rápidas. Veo las cabezas moverse. Tan solo falta el marco y el mando a distancia.

Quizá sea una forma de protegerme de la realidad, salirse de ella, ver como un espectador aquello que pasa cerca de mi, que en cierto modo me afecta, pero hacer que no. Convertir ese reproche de la mañana en la fuerza que te impulsa a seguir con la decisión que has tomado. Y que, por unas horas, te saca fuera del mundo.

Martes mañana

Venía yo tan feliz, por la orilla de la playa, cuando una ola me pegó un revolcón inesperado. Conclusión: No te fíes de las agua mansas. Ni de las bravas. De ningunas.

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Parco en despedidas, parco en amaneceres.

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A veces me da miedo cuando la puerta es llamada, cuando un "¿Se puede?" llega a mis oídos. Señor, qué nueva catástrofe ahora.

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Ya llegó la invasión de todos los años, por la misma fecha más o menos. El eterno retorno, once more.

lunes, 28 de octubre de 2013

Y otras cosas

La inutilidad de calentar la sopa para que tener que esperar a que se enfríe para podérsela tomar.

domingo, 27 de octubre de 2013

Domingo

Como dijo Cela, no es lo mismo estar anochecido que estar anocheciendo. Que la noche te sorprenda conduciendo, a mitad o casi llegando a tu destino es como cuando te tapas con el edredón en una fría noche de invierno. Sabes que, pase lo que pase, estarás calentito.

Salir de noche resulta antipático, como cuando te levantas por la noche a hacer pis o beber agua. No te queda más que salir de la seguridad de tu cama, a salvo de monstruos y señores con saco, para saciar ese impulso que no puedes reprimir más.

Al principio, las luces de la ciudad te acompañan, como cuando tu madre se queda en la puerta viendo tu partida inexorable. Pero, poco a poco, te abandonan y te quedas solo ante el asfalto y las estrellas. A veces, con suerte, la luna te alumbra y acompaña, vigilándote desde el cielo. Pero si aún no ha salido o está en su semana de descanso no queda otra que apañarte con tus faros. Y los de tus vecinos, sobre todo si son de xenón.

Hemos vuelto a la noche. Con las señales, cambiadas hace no mucho, que te deslumbran si vas con las largas. A la música que acompaña, Dios bendiga al que creó la reproducción aleatoria, justo en el momento adecuado. Así nos tocará estar una temporada, hasta que la Navidad nos dé una tregua y minutos extra, como con los móviles.

Disfrutemos de lo que toca. Y de sus inesperadas consecuencias.

La noche del tocamiento

Del tocamiento de manecillas, se entiende.

Esto de que cada dos veces al año nos cambien la hora me sigue pareciendo como algo preconstitucional, como una tradición decimonónica y ñoña que ha permanecido hasta nuestros días, como lo de cortejar a las damas o dar los buenos días haciendo una reverencia y levantando el sombrero. Pero en fin, es algo que está ahí y que forma parte del ritual del invierno, a pesar de que le frío no llegue. Y es que no me recuerdo en noviembre y vistiendo manga corta en la noche de Granada.

Pero tampoco hay que quejarse. No está de más que, al menos una noche al año, nos dejen dormir una hora más. Porque los partidarios de la cama para descansar, entre los cuales me incluyo, estaríamos dispuestos no sólo a pasar una hora más al año, sino una hora más a la semana si fuera necesario. Todo sea por el ahorro energético. Si es que es tiempo de sacrificios...

viernes, 25 de octubre de 2013

Otoño

Es morir un poquito.

Futbolística

Al final, el tiro fue al larguero. De momento.

jueves, 24 de octubre de 2013

Jueves

La semana ha cumplido su cometido. Ha sido una semana rara, entre huelgas que he aprovechado para hacer papeles, que tiene webs también, y corregir cosas para ponerme al día. La cosa es distraer las tentaciones y procurar no pensar mucho, que a la larga es lo mejor.

No me gustan las huelgas. La única vez que fui a una fue gracias a una revolucionaria compañera, en quinto de carrera, que nos llevó a protestar contra el CAP de dos años y al final acabamos protestando por otra cosa. Gobernaba Aznar y tocaba protestar. Aún recuerdo cómo se vino arriba al ver a dos compañeros, mi querido J. M. y un servidor, de tal forma que se puso a gritar "¡Vamos compañeros!" en  medio de la Gran Vía, relativamente llena de gente. En ese momento el entonces compañero de sufrimientos y yo nos miramos y nos lo dijimos todo. Luego vino lo de su novia fallida, pero eso es otra historia relativamente divertida que no viene al caso.

El caso es que quizá con tanta huelga se desvirtúe el sentido de la misma. No se si es lógico que protesten aquellos a los que les corriges exámenes y ves los mismos fallos que ya has corregido antes hasta la saciedad.

En resumidas cuentas, que el problema ni quieren arreglarlo ni, posiblemente, tenga arreglo.

martes, 22 de octubre de 2013

Los imponderables

No deja de tener gracia que llueva siempre que tiendo.

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Como se den cuenta de que con huelga o sin ella los resultados son los mismos...

Como en los viejos tiempos II

domingo, 20 de octubre de 2013

Onírica

A veces puedo volar.

Como en los viejos tiempos

Domingo

El banco de la verdad

Parece que no ha pasado el tiempo, ni ningún acontecimiento extraordinario. En este banco, en el que siempre escribo al subir a Laroya, todo permanece igual, salvo por los colores de la estación que toque, amarillos y ocres. Aunque todavía se ve mucho verde.

Antes no podía postear directamente desde este banco, pero tenía a mi padre. Hoy hace siete meses que lo perdimos.

El cielo está nublado. Subiendo, las nubes eran suaves pinceladas grises y blancas, como de algodón ligeramente impregnado. El sol dibuja un círculo difuso, allá por donde se mueve, como si quisiera dejarnos descansar.

He subido oyendo música. Por un momento me he quitado los auriculares y el silencio sólo era roto por pájaros a lo lejos. Al igual que en esta plaza. Alguna conversación de gente recién llegada a ver, por aquello del afán conquistador del ser humano unido al tiempo libre de los domingos. Algo hay que hacer con el ocio. A fin de cuentas mañana será lunes de nuevo.

Tiene este fin de semana aroma a despedida. Es tan sólo una sensación. Nunca se va uno de los sitios, siempre quedan ahí para volver cuando quiera. Aunque ya nada sea lo mismo.

Cencerros a lo lejos. Zumbidos de avispa también a lo lejos.  Domingo en mi banco. Como antes. Como si nada hubiera pasado.

sábado, 19 de octubre de 2013

A pasado

Que digo yo que si no estaremos como al principio.

Pero con unos años más, claro.

A presente

En los pueblos de interior no se quedan durante los fines de semana ni sus propios habitantes. Sólo los que huimos de tantas y tantas cosas.

A futuro

No hay que olvidar que la fruta madura cae por su propio peso.

viernes, 18 de octubre de 2013

Fútbol y política

Mejoraremos, porque no se puede jugar peor.

jueves, 17 de octubre de 2013

Docencia

¿Se le puede preguntar a un alumno de tercero de la ESO cuánto es 18 elevado a 6?

miércoles, 16 de octubre de 2013

Tesis doctorales

Los tonos de espera y el usuario llamado. Vete haciendo una idea.

Post

Ese mágico momento del mediodía en el que, al despertar, no se sabe si es de día o de noche.

martes, 15 de octubre de 2013

Las cookies

Hay cosas en las que uno, por ser un navegador impulsivo y compulsivo, no se fija. Pero, al final, de ser tan presentes, se hacen de notar.

Me refiero a las cookies. En realidad no son de pasta ni alimentan, pero se quedan ahí en tu ordenador, dando pistas de por dónde se navega. Y, por aquello de que la confianza da asco, al final te acaban recomendando de todo.

La primera vez que me dio por pensar en su existencia fue tras un viaje. Veía que la publicidad no paraba de recomendarme viajes a Madrid. Luego, a Londres. Y, por último, a París. Apenas le di importancia hasta que recordé que esa fue la secuencia de viajes que hice, salvo uno en el que le fui infiel a la red. Ahí empecé a sospechar de que quizá debería tener cuidado con ellas.

Posteriormente me comenzó a recomendar móviles. Justo cuando me estaba cambiando de aparato y de compañía. Y luego me empezó a sugerir ropa, complementos, calzado, lecturas... En fin, que nos bajamos las series de Internet huyendo de la publicidad y ahí la tenemos, a golpe de click.

Menos mal que uno solamente se mete en sitios decentes, que si no... Bueno, para eso está el modo incógnito. ¿O no?

domingo, 13 de octubre de 2013

Domingo

Quisiera saber de la verdad absoluta, es misteriosa esquiva, para que me iluminara en mis tribulaciones. Nada escapa al reino de los sentidos, de las impresiones, de la realidad que engaña con sus miradas y sus ideas. Con los olvidos de las conversaciones ya pasadas. Con el ajetreo y la prisa de vivir el día a día lo urgente, olvidando lo importante.

Ante las encrucijadas, las señales no son buenas compañeras si no se sabe a dónde se va. ¿En qué lugar encontraremos la verdad? ¿Qué camino hemos de seguir? Es en ese microcosmos donde se experimenta la verdadera esencia del ser humano, su soledad ante el camino y la certeza de que, por mucho que elija, siempre se preguntará el por qué de el lugar en el que se encuentra.

sábado, 12 de octubre de 2013

Sábado

Y dijo que lo echaba de menos. Y allá que se cogió el 33 y se fue para allá.

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Mucha gente por la calle. Cogí el último autobús que pasaba por la Gran Vía. Hoy es día de celebración. En cierto modo, somos como una España en chiquitito. Porque aquí fue donde la Reina dijo que sí. El sí de las niñas.

Mañana fría al salir, pero el sol se encargó de calentarla. Compras de última hora, olvidos. Ahora que lo veo más de cerca, veo la esclavitud de la apertura de los festivos. Ya me tocará a mi. Turistas a pesar de no tener puente.

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Último día de los Italianos. Ya está mas cerca el invierno.

jueves, 10 de octubre de 2013

Tercera hora

Ahora que estoy aquí, un poco absurdo, en esta mesa ante el infinito y nada simétrico pasillo, me doy cuenta de los detalles del edificio. La línea que sale de debajo de la puerta de la pasarela, de losetas mal colocadas en el suelo. Es una línea negra que se estrecha a medida que se acerca a mi y se pierde sobre la mitad del pasillo.

También veo las cicatrices de la instalación eléctrica, remozada gracias a la venida de la informática. Curiosamente, al entrar en las clases las glamourosas regletas cuadradas se convierten en tubos circulares, de esos que pasan por ahí y que son el símbolo de la dejadez y la premura.

Al final está la puerta, que comunica con la pasarela y el otro edificio. Hay en él una gran ventana circular. Siempre me ha fascinado la luz que, en los amaneceres de la primavera tardía, entra por ella. Un amarillo intenso que se va diluyendo conforme el sol sube y calienta los muros de los edificios. Un amarillo intenso que se refleja en el color apagado de las losetas y logra cegarte, con la fuerza propia de los días de verano, en los que el curso acaba y, de alguna manera, nosotros cambiamos.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Hechos irrefutables

Uno: Tengo mas hambre que Dios talento.

Dos: Tengo que ir por butano y no tengo ninguna gana.

Puente y post-puente

Lo malo de los puentes es que uno se acaba acostumbrando a ellos. Y luego están los días de ir a trabajar y no trabajar porque te falta la materia prima. Y, al final, acaba uno haciendo de todo menos aquello para que lo que se supone que le pagan. Total, un lío.

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Feria del mediodía. Relajada. Animada. Sorprendente. De reencuentros.

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Por mi mala cabeza estuve haciendo hora. Se me olvidó el número de cuenta. Se me olvidaron las llaves. Al final resolví muy poco de lo que tenía que hacer. Bueno, en realidad sí que lo resolví, pero no me sirvió para nada. Afortunadamente, encontré otras soluciones. Es lo que tienen ser creyente, que cuando Dios te cierra una puerta, abre una ventana.

Y te hace venir cargado. Muy cargado.

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Lo cual me hace apreciar que parece que bajan las temperaturas. El año en que no hubo verano, tampoco habrá invierno.

martes, 8 de octubre de 2013

Post

Mañanas vacías. Productividad máxima. Esto, en Japón, no pasa.

domingo, 6 de octubre de 2013

La colmena

Hace unos meses, cuando nuestras cabezas estaban en otro sitio, nos vino el vecino con la embajada de las abejas. Por lo visto, un segundo vecino, con niños pequeños, se había dado cuenta de que en la casa del primer vecino se habían instalado unas abejas. Y, claro, eso es un peligro. Porque, en este mundo moderno y paidocéntrico, todo es un peligro. Faltaría mas.

Tras una limpieza de huerto como nunca en la historia y un colmenero huevón, hoy ha venido un apicultor, recomendado por nuestro particular, en más de un sentido, jardinero para dar su opinión. Yo no he podido estar presente, cuestiones de la máxima importancia y trascendencia, pero según me han contado la cosa no está tan mal. Por lo visto se trata de una colmena joven, de unos seis o siete meses. Parejas jóvenes de abejas con zánganos en edad escolar, que se han quedado en el huerto atraídos, sin duda, por la gran cantidad de elementos polinizables. Bueno, ya no hay tanto, pero algo queda.

También nos ha comunicado que se trata de abejas pacíficas. No se si se habrá constituido una plataforma de diálogo multilateral o es que van con un trapito blanco en la pata, pero eso nos tranquiliza. Además, cuando se acabe el calor del otoño se acostarán y, en primavera, les sugeriremos que emigren. Y si vemos que no, le diremos al apicultor que las repatríe a otros campos. Que hay mucha mies y poco polinizador.

viernes, 4 de octubre de 2013

Viernes

Mañana de pasillo y visita. Tarde de compras. Decepcionantes en la cantidad pero estupendas en calidad.

Cena en un bar. El signo de los tiempos. ¡Quién lo hubiera dicho!

El neón que brilla

Que brilla por su ausencia, claro.

jueves, 3 de octubre de 2013

Cuaderno de bitácora

Hoy me he puesto un calcetín de distinto tipo, pero del mismo color. Podría explicar según qué cosas.

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Hoy todo me sabe soso, o bien de sal o bien de azúcar.

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Tengo un tic en la pierna. Es como si me vibrara el músculo, como cuando recibo un mensaje y salta el vibrador. Pero sin móvil. Un avance, oiga.

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Ya huele a fiesta, a los días en los que lo cotidiano deja paso a aquello a lo que luego se convertirá en costumbre, para lo bueno y para lo malo. El tiempo de los sitios es distinto, de eso hablamos el lunes. Es una lección que los urbanitas ya hemos aprendido. No sé si algún día la olvidaré. O me harán olvidarla.

Por la calle principal se suspenden las guirnaldas con banderas, que la brisa de la tarde mueve con la desgana del calor que nos invade, este calor de San Miguel que tan descolocados nos tiene. Las luces que anuncian fiesta están aun apagadas. Se levantan las carpas, blancas y negras, como si hubieran regado ya las lluvias tímidas del principio del otoño los campos de mármol. Apenas se oye ruido en la calle. Será mañana a estas horas cuando todo empiece, pero no estaré aquí para verlo.

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Al final no eché raíces. Me acabé secando.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Propuestas de mejora

Mucho antes que políticas educativas, reformas y demás leches, se debería implementar la regla del antes de entrar, dejen salir.

martes, 1 de octubre de 2013

Hipótesis

Se rumorea que los blogs están en crisis. Como, en parte, todos.

Rituales

Comida de confraternidad. Volvemos a las reuniones, tras un tiempo ausente. Ambiente agradable, distendido, selecto. Hay quien también tiene Pou y quien también tiene gato. Miradas fulminantes ante la independencia de Cataluña. Parece que hay quien ve más allá de los delirios políticos. Cabe preguntarse por qué no se usa la fuerza del voto.

No he parado la portabilidad. Tras trece años, cambio de compañía. Ni una triste oferta. Esto ya no es lo que era. Al menos, quedémonos con los buenos recuerdos.

Calor pegajoso en O. del R. Y moscas, muchas moscas.