viernes, 15 de noviembre de 2013

Viernes tarde

Tarde de sofá, siesta. Y, luego, de intendencia común primero y sorprendente después. Para rematar la faena ha cambiado de supermercado, por chirimoyas y caquis. El caso es que tengo fruta, pero me da un poco de agobio tener menos de dos kilos de cada cosa en casa. Y eso que uno vive solo.

o-o-o-o-o

Por ser viernes y, además, tener un pinchazo en la garganta he decidido darme un gusto. Me he comprado una copa de esas de chocolate. Ante la ausencia de las que estaba buscando me he visto en la necesidad de elegir otras. Las de marca marca, más apetitosas, tenían una fecha de caducidad relativamente reciente. Y las de marca blanca, una fecha más acorde con la forma de consumo prevista para el producto. Lamentablemente, venían en packs de 4, lo cual es algo que me echaba para atrás, ya que tampoco es cuestión de darse tantos gustos, que somos pecadores y venimos a esta vida a sufrir para ganarnos el cielo, lo cual ha hecho que me replantee la moralidad de comerme esta noche tal manjar. Afortunadamente descubrí algunas que se vendían individualmente, pero su aspecto no era muy apetitoso. Así que al final me decidí por las de marca blanca, que caducan más tarde, son más baratas y el pecado, imagino, será más reducido.

o-o-o-o-o

Me invade una cierta sensación de melancolía, que no se a qué atribuir. Y me duelen los brazos, y tampoco sé de qué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario