sábado, 2 de julio de 2011

Personajes

Siempre está detrás del mostrador. Bueno, no siempre. Hay veces en las que sale a la calle a recoger algunas piezas de fruta para sus clientes.

Bromea, cuando no se mete abiertamente, con sus clientes. Atiende en un orden mezcla del "¿Quién da la vez?" y "Es que llevo prisa". La mezcla resulta un tanto irritante, pero es, sin duda, uno de los encantos de comprar fruta allí. Puedes ir al puesto de su mujer. La fruta es la misma, el trato es el mismo, es más eficiente... pero en el fondo algo te falta si no le compras la fruta a él.

Posiblemente le pidas algo y no te lo ponga. A veces porque no quiere, a veces porque se distrae y se le olvida. Repasa la cuenta con cautela a ver si va todo.

Su hijo le acompaña en el puesto. Le echa un cable mientras se prepara unas oposiciones. Se llama igual que él.

Siempre que bajo al mercado miro a ver si tiene gente. Si hay mucha, sé que tardaré en comprar, pero si no tiene a nadie, tardaré todavía más, porque hay algo que te incita a quedarte un ratito más. Quizá para pedir fresas de Cartaya.

Éste es mi frutero. Y no lo cambiaría por otro.

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