sábado, 2 de julio de 2011

Vacaciones

A pesar de todo, estaba cansado. Ya había acabado todo y no sintió esa sensación de pena al irse. Era la primera vez. Quizá se estaba haciendo viejo, pero le sorprendía de que días atrás no se asomara ni una lágrima por su cara. Perdonaba, pero no olvidaba.

Cerró todo con esmero, preparó las maletas y realizó el ritual de vuelta a verano. Sobre todo, lo más interesante, el dejar los mandos sobre la mesa de la cocina. Hasta desenchufó la nevera, que tantos quebraderos de cabeza le había dado.

Volvió al coche y comenzó a granizar. Nunca le había granizado, pero duró poco, pues empezaron a caer gotas gordas de un sorprendente cielo de julio. Avanzaba por la conocida carretera. Pensaba en cosas, rumiaba entradas que seguro después olvidaría. Debiera conducir más, pues así pensaba mejor.

Se encontró con viejas amigas, un tanto torcidas, en el camino de vuelta. Y pensó en tantas cosas... en cómo arreglar problemas surgidos de la nada, pero que ya no admitían demora o disimulo, en una rutina veraniega, en si empezar el ciclo de cine esa misma noche...

Al fin y al cabo, no dejan de ser problemas. Problemas de vacaciones. Claro que algunos son más problemas de vacaciones que otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario