Tienen razón aquellos que dicen que andar aclara. Mientras los pies se mueven, la cabeza queda libre para centrarse en sus pensamientos, que pueden ser buenos, malos o indiferentes, ya dependiendo del grado de desgaste mental que tenga cada uno.
Tras mucho pensarlo, creo que hay que arrepentirse en su justa medida y alegrarse con moderación. Lo que llevamos en la mochila no siempre es de nuestro agrado, así que hay que echarlo y cargar con ello. Claro que a veces uno se libera, pero para eso le tienes que hacer un agujero. Y luego zurcirla, no sea que se te escape algo de valor.
No sé si hoy habrá sido la última ascensión, que a punto he estado de cambiarla por una romería. El lunes volveremos a la normalidad y el verano, con su prórroga, quedará como un sueño del pasado.
Eso, y el cansancio.
jueves, 13 de septiembre de 2012
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