
Amanecemos dentro de un autobús. A lo lejos una bruma no deja ver las montañas. Una bruma que cubre el horizonte al que nos dirigimos. Pareciera como si las cuarenta y pico almas que nos acompañan estuvieran viendo una representación de su futuro. La universidad nos espera para abrir un poco mas esas mentes y esos corazones, pero no se divisa lo que hay allí. Cada uno tendrá que luchar por despejar esas nubes o adentrarse en ellas solo, sin mas ayuda que lo que haya podido atesorar durante estos años, con más o menos esfuerzo. Llegarán como niños pero, ¿saldrán convertidos en hombres?
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