domingo, 6 de febrero de 2011

Gerundios y participios

Un día empecé a esperar. No se exactamente cuando fue, el caso es que empecé a esperar. Dejé pasar muchas cosas de largo con tal de esperar. Esperé, esperé, seguí esperando. Hasta que un día llegó lo que esperaba. Por supuesto, no me di cuenta. Pero después de tanto esperar, un día se me olvidó lo que esperaba. Y me olvidé de esperar. Quizá porque ya tenía lo que esperaba, y la espera ya no tenía sentido.

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