miércoles, 18 de julio de 2012

La pasarela

Esta mañana, mientras llamaba por teléfono, me he dado cuenta de que se había caído la pasarela. ¿Y qué es la pasarela? se preguntarán ustedes con mucho interés. Pues no es más que lo que ven en la ilustración abajoapareciente, a saber, dos maderas sujetadas en un extremo, el que no se ve, con dos macetas y que descansa sobre el macetero del patio, que es lo que está debajo de la pata delantera derecha del gato adjunto.

Con esta pasarela, inaugurada por mi tío Paco hace muchos años, se permite un tráfico fluido de felinos con origen y destino mi casa, lo que sin duda les hace la vida más fácil, pues ya no tienen que saltar al murete que queda a sus derechas en la fotos. Concretamente son dos los gatos que la usan, aunque se han documentado también usos por parte de otros gatos que vienen a comerse la comida de los propios, en un gesto propio de ONG, y ante la pasividad de los gatos patrios, que pasan de todo de forma próxima a la olimpiada.

No les quiero contar cual ha sido la reacción del gato esta mañana al ver la pasarela caída. Un maullido lastimero ha recorrido el valle del río Darro, bajando hasta Plaza Nueva. Uno, pese a ser apodado como "Tempanito", no es de piedra y he procedido a la recolocación del artefacto hace unos minutos, hecho del que les hago partícipes mediante esta entrada. Para que vean que uno, que está de falsas vacaciones, también hace cosas útiles en favor de la fauna y la flora.



En la fotografía se muestra el momento en el que mi querido gato Nicolás se ofrece para hacer la prueba de carga de la pasarela, a cambio de la promesa de un pitraco de pollo recién traído de la carnicería.

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