sábado, 15 de septiembre de 2012

Sábado de fiesta

Hoy es fiesta en mi ciudad. Realmente no sé por qué, pero casi siempre hay un día de septiembre en el que hay fiesta, bien por traslado de otra o bien por cualquier motivo que escapa de mi conocimiento. Y eso que decían que había que quitar festivos, pero una vez más no hay que fiarse de lo que se dice y seguir lo que se hace.

Me he levantado tarde, como si fuera verano aunque ya no lo es. Hace dos semanas que acabaron mis vacaciones y pareciera que llevara trabajando mil años. Estoy cansado de preparativos, porque luego lo otro tampoco es tanto, si se lleva con filosofía.

He desayunado, calmado el mono de Internet y me he dispuesto a ir por un litro de helado. Caminaba solo por la calle, pero al llegar a la Plaza, un aluvión de gente y de calor me han sorprendido. Terrazas llenas, gente que pasea y habla, sobre todo con sus teléfonos. Nubes de gente que pulula por las aceras, espera en los semáforos, reparte publicidad...

Suerte que en la heladería no había casi nadie y me han atendido rápido. Y, de nuevo, vuelta a casa sin apenas pasear más. Mucho calor y mucha gente. Siento como si esta ciudad ya no fuera mía. Me siento extraño entre tanta gente y entre tantas prohibiciones. Pero no siento melancolía por ello. Quizá ya no soy de esta gente, ni de ninguna otra. Tan solo vago por los callejones en verano, buscando un poco de sombra que me alivie.

2 comentarios: