jueves, 22 de septiembre de 2011

Ah, la tecnologí

No sé cómo las anteriores generaciones hemos sobrevivido y llegado hasta donde estamos sin la informática y los ordenadores. Antes, los desgraciados alumnos teníamos que aprendernos las cosas a partir de libros que, por supuesto, teníamos que comprar nosotros, más bien nuestros padres, y pegar los codos contra la mesa. Si nos mandaban ejercicios de matemáticas, cogíamos un papel y un boli, o en su defecto un lápiz, y nos poníamos a hacerlo. O si teníamos que analizar sintácticamente una oración, gran coñazo por cierto, escribíamos la frase en una hoja y luego íbamos subrayando las distintas cosas que allí había. Y hasta en esto nos engañaron. Resulta que antes se le preguntaba al verbo y ahora no se puede, porque el verbo miente. Se habrá hecho político.

Ahora los niños no pueden aprender sin ordenador. No les expliques nada sin una pantalla delante, que se perderán. Es que es aburrido, te dirán con carita de pena. Y, entonces, lleno de compasión, el profesor de turno le ilustrará con la pizarra digital la pequeña porción de conocimiento que toque ese día, adobada con una animación flash o una actividad interactiva, porque al final todo se reduce a pinchar con el ratón hasta que un correcto gigante aparece en la pantalla.

Por eso, creo que está más que justificada la gran inversión en materiales multimierda, digo, multimedia que tenemos hoy en día. Hoy en día nuestros jóvenes salen de la secundaria mucho más formados que antes, dónde va a parar. Precisamente por eso nuestro país despunta como gran potencia en tecnología. Si es que hasta el alumno más retrasado te programa en java.

No sé como hemos vivido sin jclic, sin hot potatoes que no se comen, llamadas perdices, sin webquest... A mi me llegan a poner una webquest de pequeño y sin duda hubiera llegado mucho más lejos de donde estoy hoy. Quizá estaría en la NASA, en la IBM o programando los doodles de Google cuando hay alguna emeféride. Pero no. La educación del pasado nos cerró tantas y tantas puertas que hoy somos casi inservibles y apenas no nos queda otra salida que sentarnos en una mecedora, sin estorbar mucho, a esperar que la muerte venga a buscarnos.

Hay que ceder el paso a las nuevas tecnologías. Descansemos en paz.

1 comentario:

  1. Yo aún confío en que el artefacto nucular nos quite de la tontuna.

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