miércoles, 16 de mayo de 2012

Años

Estaba yo en el encerado o tarima del que dispongo, siendo el objeto de las miradas de arrobo de mis discípulos, cuando les he preguntado, a colación de una avería telefónica sin importancia pero que me está creando una inquietud interior que llaman “mono”, si recordaban aquellos heróicos años en los que para llamar a tu provincia no era necesario marcar el prefijo. Y me han dicho que no, que ellos siempre han marcado todos los números, sus nueve cifras como nueve soles. Y entonces les he preguntado nuevamente, en esta ocasión por su año de nacimiento. Y, al contestarme, me he dado cuenta de las cosas que se han perdido, como Barrio Sésamo, la subasta del Un, Dos, Tres en la que al final siempre salía la Ruperta, los cromos, la Expo del 92 y las Olimpiadas...

Supongo que la vida es un río, en la que algunos peces remontan hasta una altura, en la que otros toman el testigo y siguen contra la corriente, luchando en el día a día. Algunos vivirán cosas que otros conocerán a través de los primeros, y éstos oirán los sueños que sus hijos harán realidad algún dia. Como una cadena que se engarza hasta el infinito.

Y, acto seguido, me he dado cuenta de lo viejo que soy.

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