lunes, 6 de junio de 2011

Flores II

Conocí una vez una flor en un jardín que estaba algo mustia. El caso es que me asombró su belleza en otro tiempo, pero ese brillo se había perdido.

Aunque esta flor mantenía gran parte de sus cualidades, había otras que la ahogaban. Claramente un buen jardinero habría distinguido estas malas hierbas, pero su floración era tan llamativa que incluso los expertos más reputados dudaban unos instantes.

Un día, un jardinero llevó la flor lejos de ese jardín, en otro donde las flores eran flores. A pesar de los temores del jardinero, la flor volvió a su ser inicial. Y convirtiéndose en una más de las bellas flores que formaban ese jardín.

Y, aunque la flor recordaba las malas artes de las hierbas, no les albergaba rencor alguno. Puesto que gracias a ellas el buen jardinero se fijó en ella y la trasplantó donde debía estar.

Eso mismo te ha pasado a ti. De lo que me alegro enormemente.

Estar orgulloso de ti es poco. Habría que inventarse una nueva palabra.

1 comentario:

  1. En efecto, así es. Para lo bueno faltan palabras; para lo malo... es perder el tiempo.

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