lunes, 20 de junio de 2011

Ruídos

De camino a la ascensión oía ruidos. Ruidos variopintos. Como el agua moverse dentro de la cantimplora. Formando pequeñas olas que rompían en el metal de la misma. Se oían pájaros trinar o, los más modestos o menos presuntuosos, píar mientras cae la tarde. Y en esto que me pregunto sobre otros ruidos.

Otros ruidos que a veces se oyen y despiertan nuestra curiosidad. Imagino el estar en el silencio de la noche. O en el silencio del día, que a veces de día hay también silencio. Y de repente oír ciertos ruidos, como de muelles. Un onomatopéyico "ñiguiñiguiñigui". Golpes rítmicos, como de una pieza de madera, sobre la pared compartida. Respiraciones entrecortadas. Pequeños gemidos. Y de repente todo cesa, tras un último golpe del cabecero en la pared.

Alivio. Descarga.

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