sábado, 20 de agosto de 2011

Sentado en un banco

A mi lado unos señores hablan. Uno fuma un puro y su humo me invade. En cierto modo, no me importa demasiado.

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Me pregunto el por qué. Y en realidad, si lo pienso dos veces, hay por qués que no tienen sentido. No hay respuesta. Simplemente hay que asumir los hechos.

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Un niño de un año celebra su cumpleaños con un parchis en la terraza de un pub.

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Me cambian de banco. Ahora tengo a mi lado a una niña en un carrito. Y tengo lo promesa de una camisa en una tienda. Más allá de la niña, que huele a una colonia deliciosa, unos extranjeros deben estar alegrándose de sus compras. Enfrente está zara y unos adolescentes locales con las cosas propias de su edad.

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Son las siete. La calle parece más viva que hace un rato. Sábado por la tarde. Ya se sabe...

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