sábado, 27 de agosto de 2011

Tiempos pasados

Hace un rato he regresado, durante dos horas, a tiempos pretéritos. Tiempos en los que pescaba en las aguas del fracaso y de la desesperación, o a veces la comodidad, y remolcaba frágiles barquitos a aguas más seguras, instruyendo a tripulaciones poco duchas y menos dispuestas. Tiempos en los que esperaba llegar a ser yo mismo el capitán de un barco más grande, pero me veía obligado a seguir remando a pulso en mi vieja barca.

Un día, por correo, me llegó el certificado de patrón, con gorra y todo, y me tocó empezar a navegar en barcos de mayor calado. Al principio, cuando sales del puerto por primera vez, siempre tienes miedo de romper algo, pero con cuidado y algo de apoyo siempre se sale hacia adelante.

Ahora que soy un lobezno de mar me he puesto de nuevo a los remos de mi vieja barca. Y he sentido la ilusión de cuando cada golpe de remo me acercaba a aquél todavía lejano día en el que sería patrón. Aquellos días intermimables, entre olas cada vez más grandes, con mi vieja y pobre barca desvencijada. Sabía que algún día llegaría a mi puerto, para luego seguir navegando.

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