sábado, 27 de agosto de 2011

Tiempos presentes

Todo empieza como un juego. Como un niño que descubre que se ha hecho mayor, que juega a ser mayor. Durante un tiempo te crees a ti mismo, y te enorgulleces de lo que has logrado. Realmente estás tan en tu propia nube que el vapor no te deja ver nada, ni salir de ella.

Pero va pasando el tiempo, la nube descarga sobre el suelo y ves tu alrededor cada vez menos neblinoso, ves la realidad conformarse con nitidez.

Descubres la cuesta ante tus ojos. La neblina te hizo ver el llano donde no lo había. No sientes miedo, pero sí valoras mejor la situación. Sabes que la exigencia va aumentando y que el juego ya desapareció.

Sigues subiendo, las cargas son mayores y a veces te tienes que parar para tomar aliento. Y vuelves la mirada atrás. Sientes algo de miedo. Pero hay que seguir.

Siempre hay que seguir.

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