lunes, 26 de diciembre de 2011

Cuento de Navidad II

Al cabo del rato fui capaz de levantarme. Como soy un caballero, aunque no tenga montura, cerré la cortina y fui a la cocina a buscar tu farmacia particular, tan bien servida como siempre. Tomé prestado algo para la cabeza y volví a la habitación donde tu cuerpo desnudo se adivinaba entre las sábanas. Me senté en los pies de la cama, vuelto para observarte con detalle.

Vinieron entonces a mi más imágenes de la noche anterior cuando, al sonar tu canción favorita, saliste de la pista a recogerme e instalarme en el centro de la misma, comiéndome con los ojos mientras aproximabas tus brazos sin llegar a tocarme. Me desconcertabas en la misma medida en que me volvías loco. Y con eso estábamos jugando.

En un momento de distracción me escabullí para tomarme algo. Hablé un rato con algunos de nuestros acompañantes, preguntando educada y desinteresadamente por su quehacer diario, por sus importantes hazañas en pro de la reparación de las cuitas ajenas. Resultaba bastante cómico gritar mientras no te oyen, pero la verdad es que no me importa, uno ya está acostumbrado.

El tiempo pasaba y mi límite estaba ya cercano. Te acercaste a mí exhausta, cansada, y me pediste que te acompañara a casa. "¿Por qué yo?" se preguntaba con ironía mi cabeza. Por la calle arriba te hiciste la bebida y amarraste mi brazo a tu cuello, fingiendo bastante mal por cierto, pues atinaste con las dos cerraduras a la primera. Me preguntaba si me invitarías a entrar.

Y así lo hiciste. Sin darme tiempo para responder cerraste la puerta y me llevaste al saloncito, cuidadosamente ordenado para la ocasión. Me serviste lo primero que se te ocurrió y acudiste a tu cuarto a ponerte cómoda. Me senté en el sofá como un niño bueno a esperarte. Nunca pensé que la comodidad fuera tan escueta.

De lo demás poco recuerdo. Supongo que debimos beber algo más y que, en algún momento, perdimos la verticalidad. Después de amarnos debí abrazarte. Y así amanecimos, hasta que me desperté.

No te lo tomes a mal, pero hubiera agradecido un "te quiero".

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