viernes, 30 de diciembre de 2011

Supermercaderías

Al ir a preguntarle a un guardia de seguridad por la ubicación exacta de la nata para montar me he percatado de su dificultad para hablar. Tras reflexionar un poco sobre ello y reparar en sus extraños movimientos de lengua, puedo afirmar con un margen de error pequeño que se ha comido un polvorón, o quizá un mantecado, de estrangis.

O eso o estaba intentando ligar conmigo.

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