sábado, 3 de marzo de 2012

Y es que las ciencias adelantan que es una barbaridad

Como decía D. Hilarión. Y es verdad, para qué lo vamos a negar.

Llevo un tiempo con un resfriado que no se me acaba de curar, primero con dolor de garganta que se detuvo y ha evolucionado a un resfriado más estandarizado, con unos mocos verdes con los que se podría hacer una sopa bastante alimentosa, tos traicionera que te saca de la cama a las 4 de la mañana y algo de malestar general, pero tampoco mucho.

El caso es que fui al médico, algo tan poco común en el ser humano macho como preguntar a alguien cuando nos perdemos con el coche, y me dio el correspondiente diagnóstico. Me recetó un par de cosas. La más normal: un jarabe con su típico sabor a fresa aséptica. Pero me mandó también otra cosa realmente novedosa que paso a describir.

Viene en una caja normal, lo que viene siendo una caja de medicamento, aunque algo grande para las dimensiones habituales. Al abrirla, me encontré, en vez de las habituales pastillas o sobres, unos recipientes muy curiosos con forma de poloflases. ¿Se acuerdan ustedes de los poloflases? Pues ya los hay con aplicaciones médicas, no solo de fresa, cola o de dos sabores, que eran lo más de lo más. Supongo que con esto ha pasado al revés que con la marihuana, que de uso recreativo se ha pasado a uso medicinal.

Al sacar el primer poloflas de Dexketoprofeno trometamol, que es el sabor que me ha recomendado mi médico, me he dado cuenta de que tenía una guía para abrir el sobre, guía que yo hubiera agradecido en los poloflases de mi infancia y primera adolescencia, pues era incapaz de abrirlos con los dientes. Lo que hacía era abrirlos con la tijera de la cocina. Y, de camino, le hacía unos rebordes para que no hacerme daño en los labios y en las paredes de la boca, que uno siempre ha sido muy cuco. Pero claro, por diez pesetas tampoco podía uno esperar muchas comodidades.

Lo malo es que se me pasará el resfriado y tendré mono de poloflas. En fin, me los seguiré comprando. O me seguiré haciendo el resfriado, que tampoco es mal plan.

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