Sierra de los Alcornocales
viernes, 28 de febrero de 2014
martes, 25 de febrero de 2014
Martes
Y así estoy yo a estas horas. Con hambre.
lunes, 24 de febrero de 2014
domingo, 23 de febrero de 2014
viernes, 21 de febrero de 2014
Pre-golpista
Tejero debería ser maestro de secundaria. Por lo de "¡Se sienten, coño!
Y también por lo de "¡Quieto todo el mundo!"
jueves, 20 de febrero de 2014
Jueves
Tarde de fotos. Hasta tirado en el suelo. Si es que cuando uno se mete en el papel...
o-o-o-o-o
Silencio en la noche. No hay nada en la tele, ni siquiera en el mundo feliz de las teletiendas. La bolsa ya cerró. Tan sólo estamos mi sillón, yo, y mis aparatos electrónicos. Es como si volviera a tiempo atrás, pero dándome cuenta de que lo que tanto echaba de menos no era para tanto. Que prefiero mi sencillo aburrimiento, mi aparente indolencias a las falsas promesas de vidas mejores. Porque, bien entendido, el amor empieza, y a veces acaba, en uno mismo.
miércoles, 19 de febrero de 2014
Anillos de oro
Vistas ahora, con el paso de los años, se da uno cuenta de que tampoco eran para tanto. Y es que todo estaba ya inventado, lo único era la forma de afrontarlo. Antes se tapaba y ahora se muestra todo. Que digo yo que en el punto medio está la virtud, pero este país es así, no entiende de centro, aunque todos se identifiquen con él.
Y, además, el tiempo les ha dejado una pátina de ñoñería, amén de un estilismo que nos hace, bueno a mi no, que yo era muy joven, arrepentirnos de tanta hombrera y de tanto estampado imposible.
Eso sí, los habituales estaban más lisos. Si es que los años no perdonan. Fueraparte de ser crueles.
martes, 18 de febrero de 2014
Y es que el tiempo, en todas sus acepciones, pareciera repetirse
Me di cuenta porque algunas gotas mojaban la parte baja del cristal que da al ojo de patio. Como pequeños trocitos de esferas, transparentes, que a modo de lupa y conjuntamente cambian el ojo de patio, tan vulgar pero tan necesario.
Así que dejé la guitarra y salí al balcón del salón. La niebla no dejaba ver nada más allá de la piedra que nos separa del pueblo vecino. Y pensé que hace seis años y un día también hizo el mismo día, cuando tuve que salir corriendo a Granada.
domingo, 16 de febrero de 2014
Rafaela
Volví otra vez este verano, quizá en los comienzos y mediaciones de mis coqueteos con la colonia. Y allí estaba, impertérrita, organizando la cola y poniéndonos firmes, con su pequeño cuerpo y su voz un tanto quebrada. Y con su chapa impoluta.
Dejé de verla, al menos pasé por allí varias veces y no la vi, pero en mis dos últimos repostajes me ha atendido. La primera vez, me sugirió unos chicles y la tarjeta de puntos, que tengo pero que paso de llevar, porque a fin de cuentas para que te den una colchoneta de playa que se pincha al verla tampoco hay que moverse mucho. Y hoy, debido al escaso público, me he visto envuelto en una situación de acoso y derribo. No paraba de insistirme en que me llevara un jamón de Jabugo, que ya le digo que es de lo mejor. Lo que la pobre no sabía es que me tiré un año en Huelva comiendo jamón güeno a tutiplén. Así que asentí a cada una de las razones que me daba para comprar las cosas desoctanadas que me ofrecía, le agradecí amablemente con un "Lo tendré en cuenta para la próxima vez" el torrente de ofertas que, atropelladamente, me hacía y salí como pude de la gasolinera.
Lo peor es que, con tanto bombardeo, casi se me olvida el pin.
viernes, 14 de febrero de 2014
Viernes
jueves, 13 de febrero de 2014
martes, 11 de febrero de 2014
domingo, 9 de febrero de 2014
Domingo tarde
Que raro se me hace no estar en carretera un día de estos. Y, sin embargo, hoy estoy de rodríguez de mi mismo.
o-o-o-o-o
Viendo Superman II, no me gusta ver en apuros a un héroe, me doy cuenta de que, en un momento, se han cargado tres símbolos del consumismo occidental.
sábado, 8 de febrero de 2014
jueves, 6 de febrero de 2014
sábado, 1 de febrero de 2014
Corredores de bolsa
Tocaba ruta, de esas que te tienen planificadas milimétricamente. Recoger las chaquetas del tinte, llevar la chaqueta al tinte, recoger la chaqueta de la costurera... Aparte, comprar el periódico y las medicinas propias y extrañas.
Lo primero era bastante fácil, recoger la chaqueta gris de la costurera, una señora muy amable pero un poco cotilla. Supongo que eso lo dará la profesión, junto con el gremio de peluqueros. Del de dependientes de perfumería prefiero no hablar, que luego todo se sabe.
Como la ruta era larga, tanto a la ida como a la vuelta, pensé en pasar por las farmacias que me encontrara para encontrar mis pastillas. Mi doctor debe ser algo sibarita, porque no hay manera de encontrarlas. Porque aquí mucha crisis y muchos recortes y muchos apuros pero solo estamos deprimidos cuatro pringaillos, que encima nos vemos celestes para encontrar el dichoso escitalopram bucodispersable con sabor a menta. Pero bueno, no queda otra que encargarlo y esperar que lo traigan. Menos mal que tengo en reserva, porque cuando he ido a mi farmacia de referencia me la he encontrado cerrada por vacaciones.
Por lo menos, cuando he recogido las chaquetas del tinte y he dejado allí la nueva me he beneficiado de un 3x2 en limpieza. Son más apañados que las pesetas. Tintorerías Garci. En la calle San Antón.
Y, un poco más abajo, una funda para un aifon. Concretamente, para el aifon del jefe. Es una tienda de esas de artículos del lejano oriente, aunque yo todo lo que he comprado en esos comercios siempre era del cercano país. Ironías de la vida. Transparente ligeramente mate. Porque en tiendas más prósperas lo tenían agotado. La crisis, claro.
Y ya, de vuelta a casa, un bollo de aceite y los medicamentos ajenos en farmacias conocidas. No quiero ir con lo mío, vayamos a pollas, que decimos por aquí.
Que no hay que fiarse de las tiendas de barrio.