Hoy he repetido la faena. He bajado de nuevo al mercadillo, esta vez sobre seguro, para que la señora sorda me despachara de nuevo la fruta. He de decir que estoy bastante contento con la que compré la semana pasada, así que ya puedo considerar que tengo un frutero de referencia, algo que me tranquiliza bastante.
La compra del día ha sido más exigua que la de la semana pasada. De hecho, las manzanas están sin tocar. Pero no me importa porque suelen aguantar bastante. Para poner un poco de exotismo en mis postres me he comprado un chirimollo, el primero de la temporada. Espero que esté bueno.
Me ha tentado ir a ver las novedades de ropa, pero al ver tanta cosa me he agobiado y me he vuelto a casa, previa escala por la panadería.
Y ahora, algo de limpieza. Pero cómo disfruto con las cosas de la casa...
viernes, 30 de septiembre de 2011
Al palo
Por un momento me había quedado sin Internet. Falsa alarma.
o-o-o-o-o
Ya se está montando la carpa, con sus ruidos típicos. Ahh, el eterno retorno.
o-o-o-o-o
Ya se está montando la carpa, con sus ruidos típicos. Ahh, el eterno retorno.
Desgracias
Hoy me he cargado un inanimado ratón. Y, sorprendentemente, no siento remordimiento por ello.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Cosas que se encuentra uno haciendo ciber-limpieza
Moda.
En efecto, amigos, soy esclavo de la moda. Pero no de la medida estadística en cuestión, que dicho sea de paso, me da bastante pereza, sino de la moda en general. Me encanta estar a la última. Por eso, aparte de hacer siempre cola y dejar que pase todo el mundo antes que yo, me empapo de revistas de moda. Vogue, Vanity Fair, que más que un nombre de revista parece una venganza, son mis lecturas de cabecera que, aparte de mi almohada han sustituido a otras lecturas, como El Quijote de la Mancha. Que, por otra parte, es la pesadilla de alguien tan cool como yo. Imagínate una mancha en tu camiseta favorita antes de una fiesta superimportante!!
Es que la moda es como todo. Primero empiezas poniéndote lo primero que pillas, por ejemplo un pantalón fucsia con la camiseta de la segunda equipación del Barça de hace un par de años. Pero cuando te denuncian por ir dejando ciega a la gente te planteas que algo en tu vida no va bien. Y es cuando acudes a un estilista y te abre los ojos… y bastante la cartera que todo hay que decirlo. Lo pasas mal unos días pero, como una Scarlata O´Hara cualquiera, te prometes a ti mismo que nunca volverás a ir sin combinar. Y entonces comienza lo más difícil, el shopping. La gente se cree que eso de ir de compras es ir a la tienda y ya está. Craso error amigos míos!!
Hacer los mandamientos de un shoppingadicto no sería fácil, pero por supuesto no se debe ir en rebajas. Las tiendas se llenan de paranoicos luchando a brazo partido por un simple Calvín Klein. Nada comparable al periodo de temporada. Calma, tranquilidad, relax. Es donde el shopping pasa de ser una necesidad a un placer. Tranquilamente vas eligiendo ropa. Que si ese pantalón va con esa camisa, que si esa camiseta es el no va más, que si esas botas van genial con mi bufanda favorita… No es fácil, pero, ¿acaso algo en esta vida lo es?
Y donde mostrar el resultado de nuestros desvelos, pues en cualquier momento!! Lo importante de la moda es que todo el mundo hable de ti y de tu estilo, pero a ser posible de forma positiva. Y es que elegir la ropa adecuada para cada evento es muy difícil. Sin duda, la pesadilla de alguien tan super-fashion como yo es que, en mitad de una fiesssta, te encuentres con otro tiillo vestido como tu. ¿Cuántas noches me ha despertado esa pesadilla abrazado a mi prenda de vestir favorita? Para esas ocasiones hay que ir bien preparado y yo nunca voy a ninguna fiesta, por poca gente que esté invitada, sin una maletita de mano con recambio de pantalón, camiseta, camisa, calcetines…
En fin, que ir a la moda cuesta, y es con la tarjeta de crédito con lo que vas a empezar a pagar.
En efecto, amigos, soy esclavo de la moda. Pero no de la medida estadística en cuestión, que dicho sea de paso, me da bastante pereza, sino de la moda en general. Me encanta estar a la última. Por eso, aparte de hacer siempre cola y dejar que pase todo el mundo antes que yo, me empapo de revistas de moda. Vogue, Vanity Fair, que más que un nombre de revista parece una venganza, son mis lecturas de cabecera que, aparte de mi almohada han sustituido a otras lecturas, como El Quijote de la Mancha. Que, por otra parte, es la pesadilla de alguien tan cool como yo. Imagínate una mancha en tu camiseta favorita antes de una fiesta superimportante!!
Es que la moda es como todo. Primero empiezas poniéndote lo primero que pillas, por ejemplo un pantalón fucsia con la camiseta de la segunda equipación del Barça de hace un par de años. Pero cuando te denuncian por ir dejando ciega a la gente te planteas que algo en tu vida no va bien. Y es cuando acudes a un estilista y te abre los ojos… y bastante la cartera que todo hay que decirlo. Lo pasas mal unos días pero, como una Scarlata O´Hara cualquiera, te prometes a ti mismo que nunca volverás a ir sin combinar. Y entonces comienza lo más difícil, el shopping. La gente se cree que eso de ir de compras es ir a la tienda y ya está. Craso error amigos míos!!
Hacer los mandamientos de un shoppingadicto no sería fácil, pero por supuesto no se debe ir en rebajas. Las tiendas se llenan de paranoicos luchando a brazo partido por un simple Calvín Klein. Nada comparable al periodo de temporada. Calma, tranquilidad, relax. Es donde el shopping pasa de ser una necesidad a un placer. Tranquilamente vas eligiendo ropa. Que si ese pantalón va con esa camisa, que si esa camiseta es el no va más, que si esas botas van genial con mi bufanda favorita… No es fácil, pero, ¿acaso algo en esta vida lo es?
Y donde mostrar el resultado de nuestros desvelos, pues en cualquier momento!! Lo importante de la moda es que todo el mundo hable de ti y de tu estilo, pero a ser posible de forma positiva. Y es que elegir la ropa adecuada para cada evento es muy difícil. Sin duda, la pesadilla de alguien tan super-fashion como yo es que, en mitad de una fiesssta, te encuentres con otro tiillo vestido como tu. ¿Cuántas noches me ha despertado esa pesadilla abrazado a mi prenda de vestir favorita? Para esas ocasiones hay que ir bien preparado y yo nunca voy a ninguna fiesta, por poca gente que esté invitada, sin una maletita de mano con recambio de pantalón, camiseta, camisa, calcetines…
En fin, que ir a la moda cuesta, y es con la tarjeta de crédito con lo que vas a empezar a pagar.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Express
Dentro de la gran variedad de comidas canallas existen unas especialmente interesantes, que podríamos denominar express, que hoy he descubierto y que abren ante mi un gran abanico de posibilidades que ciertamente me deja asombrado.
Hoy tengo prisa. He salido tarde del trabajo y esta tarde tengo que volver. Cosas de los jóvenes yuppies urbanitas, valga la redundancia. Tampoco me podía quedar a comer en la calle, pues hubiera tardado mucho, así que he decidido improvisar uno de mis platos rápidos. Pero he recordado que compré una lasaña en cierto supermercado y he decidido tirar de congelador. Afortunadamente, ésta se hace en el microondas, no como otra que que he comprado otras veces, que está bastante bien, y que para hacerse necesita mil años. Así que he sacado del envoltorio la bandejita, la he puesto en un plato y la he metido en el microondas.
He de decir que la vista de la lasaña congelada era poco prometedora. Pero una vez pasada por el microondas la vista ha cambiado de poco prometedora a un adjetivo que habría que inventar, entre desoladora, patética, penosa... a ver si algún académico leyera esta entrada y que comiera la misma lasaña, me ayudara en este trance. Pero bueno, la prisa manda. He cambiado la lasaña de plato y he procedido a llevármela a la boca.
Naturalmente, me he quemado. Pero no ha tardado mucho en enfriarse. La pasta de la lasaña estaba como cuando los fideos están casi a punto pero no. Pasta pastosa sería la textura. La carne no estaba muy allá y para mí que es la bechamel lo único que se salva, sin ser tampoco algo fenomenal. Lo mejor de todo, la lasaña al calentarse se colapsa sobre el centro de la bandeja, dejando el lateral vacío y requemado, con lo cual los 300 gr de producto prometidos se quedan, estimando a ojo de buen cubero, en la mitad. Y, al final, justo en el último tenedor que me llevo a la boca, un regusto picante a no sé qué. Menos mal que no es muy intenso.
Si mi estómago tuviera ojos, bueno, otro más, me miraría con cara de pena. Pero las emociones fuertes no han llegado a su fin. Como colofón, una pera dura y un melocotón verde que me deja en la boca ese regusto a acidez que tanto me gusta. A eso se le llama redondear el menú.
Lo bueno, que casi no tengo que fregar platos. Y que siempre tengo chocolate en casa.
Hoy tengo prisa. He salido tarde del trabajo y esta tarde tengo que volver. Cosas de los jóvenes yuppies urbanitas, valga la redundancia. Tampoco me podía quedar a comer en la calle, pues hubiera tardado mucho, así que he decidido improvisar uno de mis platos rápidos. Pero he recordado que compré una lasaña en cierto supermercado y he decidido tirar de congelador. Afortunadamente, ésta se hace en el microondas, no como otra que que he comprado otras veces, que está bastante bien, y que para hacerse necesita mil años. Así que he sacado del envoltorio la bandejita, la he puesto en un plato y la he metido en el microondas.
He de decir que la vista de la lasaña congelada era poco prometedora. Pero una vez pasada por el microondas la vista ha cambiado de poco prometedora a un adjetivo que habría que inventar, entre desoladora, patética, penosa... a ver si algún académico leyera esta entrada y que comiera la misma lasaña, me ayudara en este trance. Pero bueno, la prisa manda. He cambiado la lasaña de plato y he procedido a llevármela a la boca.
Naturalmente, me he quemado. Pero no ha tardado mucho en enfriarse. La pasta de la lasaña estaba como cuando los fideos están casi a punto pero no. Pasta pastosa sería la textura. La carne no estaba muy allá y para mí que es la bechamel lo único que se salva, sin ser tampoco algo fenomenal. Lo mejor de todo, la lasaña al calentarse se colapsa sobre el centro de la bandeja, dejando el lateral vacío y requemado, con lo cual los 300 gr de producto prometidos se quedan, estimando a ojo de buen cubero, en la mitad. Y, al final, justo en el último tenedor que me llevo a la boca, un regusto picante a no sé qué. Menos mal que no es muy intenso.
Si mi estómago tuviera ojos, bueno, otro más, me miraría con cara de pena. Pero las emociones fuertes no han llegado a su fin. Como colofón, una pera dura y un melocotón verde que me deja en la boca ese regusto a acidez que tanto me gusta. A eso se le llama redondear el menú.
Lo bueno, que casi no tengo que fregar platos. Y que siempre tengo chocolate en casa.
martes, 27 de septiembre de 2011
Preguntas que, a lo largo de la vida, se le pueden plantear a un músico
Las cuerdas de la guitarra, una vez rotas, ¿A qué contenedor se echan?
Youtube me ha vuelto a salvar
Hoy me ha ocurrido una cosa que venía temiendo desde hace mucho tiempo. Y, como siempre, sucede justamente cuando menos te lo esperas, cuando eres tan feliz como una mariposa que revolotea libre y feliz entre las flores, libando el polen de las mismas.
Se me ha roto una cuerda de la guitarra. Concretamente ha sido la cuarta cuerda que, según me informan los que de esto saben, es muy fina y soporta mucha tensión, casi tanta como un coordinador tic al recibir un correo de su antecesor en el cargo. Al abrir la funda allí estaba, con una postura un tanto curiosa, la pobre cuerda. Rota, desgarrada, polinómica (bueno, más bien lineal a trozos) yacía encima de los trastes de la guitarra. Una lágrima de reconocimiento brotó de mi ojo derecho, que es más sensible que el izquierdo, amén de más musical.
Pero como todo pasa de golpe, me he dado cuenta de esta desgraciada situación justo a una hora de distancia del comienzo de la clase semanal del citado instrumento (la guitarra, no piensen mal). Un sudor frío ha recorrido mi espalda, pues tenía muy poco tiempo para resolver esa situación. Pero uno, que es un hombre de recursos, que no recursivo, siempre saco lo mejor de mí en las crisis, así que he acudido a mi mesilla de noche, donde guardo un juego completo de cuerdas de guitarra y he sacado del sobre la correspondiente a la cuarta cuerda. Pero había un problema: no recordaba cómo se cambia la cuerda.
Otra persona sin duda se habría deprimido y habría dejado por imposible esta situación, renunciando a sus sueños de guitarrista. Pero yo no. Y, gracias a mi conexión a Internet, he recurrido a donde todo buen geek recurriría: Youtube. He buscado un vídeo sobre como cambiar cuerdas de guitarra, que es el que a continuación se relaciona:
Al principio he tenido problemas para concentrarme, debido a la letra de la canción elegida en el vídeo y a mi patosez innata, pero tras verlo varias veces con la voz quitada y practicar el nudo con un alambre de esos con los que se cierra el pan Bimbo he procedido, con un porcentaje de éxito bastante elevado, a colocar la cuerda en la guitarra y a afinarla. No debe estar muy mal puesta cuando no ha saltado y me ha dado en un ojo, cosa que como se sabe es el temor de todo guitarrista, así que creo que si la enseñanza deja de motivarme tengo bastante futuro como cambiador de cuerdas.
En resumen, que el día de hoy no ha estado mal. Ya se encargará el miércoles de joderme vivo.
Se me ha roto una cuerda de la guitarra. Concretamente ha sido la cuarta cuerda que, según me informan los que de esto saben, es muy fina y soporta mucha tensión, casi tanta como un coordinador tic al recibir un correo de su antecesor en el cargo. Al abrir la funda allí estaba, con una postura un tanto curiosa, la pobre cuerda. Rota, desgarrada, polinómica (bueno, más bien lineal a trozos) yacía encima de los trastes de la guitarra. Una lágrima de reconocimiento brotó de mi ojo derecho, que es más sensible que el izquierdo, amén de más musical.
Pero como todo pasa de golpe, me he dado cuenta de esta desgraciada situación justo a una hora de distancia del comienzo de la clase semanal del citado instrumento (la guitarra, no piensen mal). Un sudor frío ha recorrido mi espalda, pues tenía muy poco tiempo para resolver esa situación. Pero uno, que es un hombre de recursos, que no recursivo, siempre saco lo mejor de mí en las crisis, así que he acudido a mi mesilla de noche, donde guardo un juego completo de cuerdas de guitarra y he sacado del sobre la correspondiente a la cuarta cuerda. Pero había un problema: no recordaba cómo se cambia la cuerda.
Otra persona sin duda se habría deprimido y habría dejado por imposible esta situación, renunciando a sus sueños de guitarrista. Pero yo no. Y, gracias a mi conexión a Internet, he recurrido a donde todo buen geek recurriría: Youtube. He buscado un vídeo sobre como cambiar cuerdas de guitarra, que es el que a continuación se relaciona:
Al principio he tenido problemas para concentrarme, debido a la letra de la canción elegida en el vídeo y a mi patosez innata, pero tras verlo varias veces con la voz quitada y practicar el nudo con un alambre de esos con los que se cierra el pan Bimbo he procedido, con un porcentaje de éxito bastante elevado, a colocar la cuerda en la guitarra y a afinarla. No debe estar muy mal puesta cuando no ha saltado y me ha dado en un ojo, cosa que como se sabe es el temor de todo guitarrista, así que creo que si la enseñanza deja de motivarme tengo bastante futuro como cambiador de cuerdas.
En resumen, que el día de hoy no ha estado mal. Ya se encargará el miércoles de joderme vivo.
Guardia
Entro en la sala. No hay muchos alumnos, aproximadamente 15. Es primera hora de la mañana. Se sientan por grupos, por esa especie de magia que tienen las guardias que son una clase en la que no hay clase, pero que se está en clase. Hay quien aprovecha para hacer los deberes que no hizo, hay quien habla y hasta los que se montan una mesa para jugar al fútbol, con publicidad estática y todo.
Pero, de entre todas las personas que pasan la hora me llama la atención una pareja de chicas. Una de ellas es de fuera. Y está siendo enseñada por una de aquí. Sobre una lista de palabras, la nativa va señalando y pronunciando, explicando con mímica a su improvisada alumna qué significa cada cosa, que atiende con gran interés. Se toman como un juego algo realmente importante, están sentando las bases que necesitarán para comunicarse en el nuevo ecosistema que ha acogido a la alumna llegada del lejano oriente. En un momento se toman un descanso, que aprovechan para recordar los números del 1 al 10. Y, sin pausa, vuelven de nuevo a la lista de palabras.
La alumna aprende rápido. Y la profesora, que no es una de las más indicadas para ello, está contenta. Ojalá esto le sirva para valorar la importancia de ser alumna.
Pero, de entre todas las personas que pasan la hora me llama la atención una pareja de chicas. Una de ellas es de fuera. Y está siendo enseñada por una de aquí. Sobre una lista de palabras, la nativa va señalando y pronunciando, explicando con mímica a su improvisada alumna qué significa cada cosa, que atiende con gran interés. Se toman como un juego algo realmente importante, están sentando las bases que necesitarán para comunicarse en el nuevo ecosistema que ha acogido a la alumna llegada del lejano oriente. En un momento se toman un descanso, que aprovechan para recordar los números del 1 al 10. Y, sin pausa, vuelven de nuevo a la lista de palabras.
La alumna aprende rápido. Y la profesora, que no es una de las más indicadas para ello, está contenta. Ojalá esto le sirva para valorar la importancia de ser alumna.
lunes, 26 de septiembre de 2011
Innovaciones
Como primera medida voy a cambiar las galletas del desayuno por mantecadas y campurrianas. !Qué de recuerdos me han venido a la mente cuando las he visto!
Cosas importantes que he aprendido esta tarde
14 excede a 10. Luego me han dicho que eso significa que 14 es más grande que 10.
o-o-o-o-o
Si está rodeado en rojo y pone no en grande es que no.
o-o-o-o-o
Miralos ahí sentadicos, todos juntos en el banquillo, sonriendo a todo y diciendo que si. Si es que parecen una secta de lo felices que son, coño.
o-o-o-o-o
Si está rodeado en rojo y pone no en grande es que no.
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Miralos ahí sentadicos, todos juntos en el banquillo, sonriendo a todo y diciendo que si. Si es que parecen una secta de lo felices que son, coño.
Noticias que parecen mentira y sin embargo son ciertas como la vida misma XVIII
La noticia de hoy es bastante triste, pero no puedo por menos que comentarla.
Según he podido saber a través del diario de la comarca, un hombre ha perdido la custodia de su hijo de ocho meses de edad por acudir con él a una reunión informativa del cep. En declaraciones a la revista, el afectado padre declaró que "Estaba solo, porque mi mujer estaba trabajando y yo tenía que acercarme a la reunión, porque quiero hacer un grupo de trabajo sobre evaluación en competencias aplicadas y me interesaba saber cómo van esas cosas. Así que me cogí al niño y me presenté en la sede del cep. Y luego, a la vuelta, pensé en pasarme por el super a comprar unas cosillas y así ligo con las mamis, que ir con un niño facilita las cosas"
Pero el plan de tarde se iba a complicar muy pronto. "Una vez que llegué al cep, me senté y me puse a tomar notas. La reunión estaba muy interesante y estaban hablando de cosas prácticas y muy útiles. Pasada una hora más o menos noté que mi hijo no estaba bien. Había empezado a llorar y los ojos se le salían de las cuencas. Además, babeaba más de la cuenta. Así que llamaron al 112. Y al contarles lo que pasó y ver dónde estábamos, se llevaron al niño y llamaron a la Guardia Civil"
Según el atestado que rellenó la meletérica, el niño presentaba "Serios problemas para respirar, mareos y vómitos debidos a una exposición excesiva a los asesores del cep, además de deshidratación y hematomas causados por una descoagulación masiva instantánea y pre-síndrome de la niña del exorcista" El padre fue detenido y pasó la noche en los calabozos y la madre ya ha pedido el divorcio. "Este tío es tonto. Le dejas al crío un rato y mira dónde lo lleva. Ya me lo decía mi madre, que no me casara con un maestro. Con lo gandules que son..."
Seguiremos con interés la evolución de este caso.
Según he podido saber a través del diario de la comarca, un hombre ha perdido la custodia de su hijo de ocho meses de edad por acudir con él a una reunión informativa del cep. En declaraciones a la revista, el afectado padre declaró que "Estaba solo, porque mi mujer estaba trabajando y yo tenía que acercarme a la reunión, porque quiero hacer un grupo de trabajo sobre evaluación en competencias aplicadas y me interesaba saber cómo van esas cosas. Así que me cogí al niño y me presenté en la sede del cep. Y luego, a la vuelta, pensé en pasarme por el super a comprar unas cosillas y así ligo con las mamis, que ir con un niño facilita las cosas"
Pero el plan de tarde se iba a complicar muy pronto. "Una vez que llegué al cep, me senté y me puse a tomar notas. La reunión estaba muy interesante y estaban hablando de cosas prácticas y muy útiles. Pasada una hora más o menos noté que mi hijo no estaba bien. Había empezado a llorar y los ojos se le salían de las cuencas. Además, babeaba más de la cuenta. Así que llamaron al 112. Y al contarles lo que pasó y ver dónde estábamos, se llevaron al niño y llamaron a la Guardia Civil"
Según el atestado que rellenó la meletérica, el niño presentaba "Serios problemas para respirar, mareos y vómitos debidos a una exposición excesiva a los asesores del cep, además de deshidratación y hematomas causados por una descoagulación masiva instantánea y pre-síndrome de la niña del exorcista" El padre fue detenido y pasó la noche en los calabozos y la madre ya ha pedido el divorcio. "Este tío es tonto. Le dejas al crío un rato y mira dónde lo lleva. Ya me lo decía mi madre, que no me casara con un maestro. Con lo gandules que son..."
Seguiremos con interés la evolución de este caso.
domingo, 25 de septiembre de 2011
¿Qué mirarán tus ojos?
A Gonzalo.
Qué mirarán tus ojos, tan pequeños y tan negros, mientras paseas tumbado en tu silla, mientras tus padres hablan con esos extraños que has conocido hoy.
Tan solo te preocupas por dormir y comer. Tan sólo quieres que jueguen contigo, que te cojan, te abracen, te mezan, tan solo quieres ser el centro del universo de la familia que te ha recibido, que te ha deseado durante tan largo tiempo.
Pero tus ojos negros me miran. Se clavan en los míos. Y es entonces cuando me pregunto ¿Qué mirarán tus ojos?
Pienso entonces que tengo delante las puertas a un universo infinito, el universo en el que tú lo contienes todo. Esa mente de cinco meses que no acaba de comprender todo aquello que la rodea, que es un lienzo en blanco sobre el que se están empezado a hacer esbozos a lápiz de tantas y tantas cosas. Esbozos que serán borrados y sobreescritos hasta que alguien dé con la figura que está buscando. Esbozos y dibujos que te ocuparán toda tu vida, hasta que se cierren, dentro de muchos muchos años, tus ojos negros.
Sigo paseando contigo y nuestras miradas se vuelven a cruzar. Me miras y haces que sonría. Y es entonces cuando tú te ríes porque me has hecho reír. Y es cuando me doy cuenta que, a pesar de todo, estamos a tu merced. Sin poder, ni querer, evitarlo.
Ya en casa, sentado en tu silla, nos sigues mirando. Miras la tele. Miras alrededor. Nos ves hablar, compartir un rato de nuestras vidas mientras recordamos todo el tiempo que compartimos juntos y que queda lejano, pero fresco. Te sientas entre nosotros. Te sabes el centro de atención. Y cruzas tu mirada con cada uno de nosotros de nuevo.
Y entonces es cuando me pregunto ¿Qué mirarán tus ojos?
Qué mirarán tus ojos, tan pequeños y tan negros, mientras paseas tumbado en tu silla, mientras tus padres hablan con esos extraños que has conocido hoy.
Tan solo te preocupas por dormir y comer. Tan sólo quieres que jueguen contigo, que te cojan, te abracen, te mezan, tan solo quieres ser el centro del universo de la familia que te ha recibido, que te ha deseado durante tan largo tiempo.
Pero tus ojos negros me miran. Se clavan en los míos. Y es entonces cuando me pregunto ¿Qué mirarán tus ojos?
Pienso entonces que tengo delante las puertas a un universo infinito, el universo en el que tú lo contienes todo. Esa mente de cinco meses que no acaba de comprender todo aquello que la rodea, que es un lienzo en blanco sobre el que se están empezado a hacer esbozos a lápiz de tantas y tantas cosas. Esbozos que serán borrados y sobreescritos hasta que alguien dé con la figura que está buscando. Esbozos y dibujos que te ocuparán toda tu vida, hasta que se cierren, dentro de muchos muchos años, tus ojos negros.
Sigo paseando contigo y nuestras miradas se vuelven a cruzar. Me miras y haces que sonría. Y es entonces cuando tú te ríes porque me has hecho reír. Y es cuando me doy cuenta que, a pesar de todo, estamos a tu merced. Sin poder, ni querer, evitarlo.
Ya en casa, sentado en tu silla, nos sigues mirando. Miras la tele. Miras alrededor. Nos ves hablar, compartir un rato de nuestras vidas mientras recordamos todo el tiempo que compartimos juntos y que queda lejano, pero fresco. Te sientas entre nosotros. Te sabes el centro de atención. Y cruzas tu mirada con cada uno de nosotros de nuevo.
Y entonces es cuando me pregunto ¿Qué mirarán tus ojos?
Conclusiones del fin de semana
Estoy quemado por fuera. Por ello, me tengo que echar crema. Parezco un polo de aftersun.
De como estoy por dentro, mejor no hablar.
De como estoy por dentro, mejor no hablar.
o-o-o-o-o
Los neutrinos nos atraviesan sin que podamos hacer nada por evitarlo.
sábado, 24 de septiembre de 2011
Respuestas
Creo haber encontrado una posible explicación a una situación de la vida cotidiana. Al menos me cuadra bastante.
Cosas que me preocupan
Tengo experiencias paranormales mientras conduzco.
o-o-o-o-o
No me focalizo en la realización de las ensaladas. Salgo pitando por el móvil para postear.
viernes, 23 de septiembre de 2011
La primera lluvia del otoño
Apenas llevamos doce horas de otoño y el agua ya cae del cielo. La tarde está oscura y las nubes, de color de plata, reclaman su lugar en el cielo, dejando al sol tomar un descanso.
Cae mansa la lluvia sobre el blanco alféizar de mi ventana, dejando el poso de la tierra que rodea el pueblo donde vivo. Al impactar sobre el suelo, salta en mil pedazos a su alrededor. Unas gotas morirán en el piso de abajo. Otras vivirán para siempre en mi ventana. Y otras saltan sobre el cristal que me separa del exterior, formando un esmerilado que transforma la realidad de fuera que entra en mi cuarto.
Hoy ha llovido por primera vez. Ya toca la melancolía del otoño.
Cae mansa la lluvia sobre el blanco alféizar de mi ventana, dejando el poso de la tierra que rodea el pueblo donde vivo. Al impactar sobre el suelo, salta en mil pedazos a su alrededor. Unas gotas morirán en el piso de abajo. Otras vivirán para siempre en mi ventana. Y otras saltan sobre el cristal que me separa del exterior, formando un esmerilado que transforma la realidad de fuera que entra en mi cuarto.
Hoy ha llovido por primera vez. Ya toca la melancolía del otoño.
Hacer el mercado
Hoy, por primera vez desde que estoy aquí, he hecho el mercado. Bien es cierto que antes lo hacía, en otros sitios y otros tiempos, pero siempre acompañado. Siempre hay una primera vez para todo.
Después del desayuno he ido a la zona de compras con idea de abastecerme de fruta. Porque a los mercadillos hay que ir con las ideas claras, porque si no te pierdes entre los productos y servicios que te ofrecen. El primer problema que se presenta es el de la elección adecuada del proveedor.
Al principio de la calle hay varios puestos, no muy grandes, con fruta y verdura variada, que ha conocido, o al menos eso supongo, mejores épocas. Están regentados por hombres mayores, que se sientan en el extremo izquierdo del tenderete. No ofrecen nada, ni gritan lo que tienen, ni pregonan sus fantásticos precios. Tan solo se sientan y esperan.
Avanzo un poco y la calidad de la fruta tiende a cero. Una pareja de hombres regatea con los paseantes el precio de la poca mercancía que les queda. Un cartel me sobresalta, patatas a 50 euros. Supongo que serán 50 céntimos, o bien la patata llevará una pepita de oro o algo así, porque si no, no se entiende. Sigo avanzando y la fruta deja paso a los frutos secos y la fruta desecada, que parecería lo mismo, pero no lo es. Un churrero apura la poca masa que le queda para hacer la última rueda del día. Y, de nuevo, se abre ante mi el reino de la fruta. Cruzo los dedos para tener suerte.
Y la tengo. Tan solo son unos pocos puestos, pero bastante mejores que los anteriores. Lo supongo porque están en la "zona noble" del mercado, la más cercana al ayuntamiento y la cuesta de entrada al centro. De una furgoneta salen un puesto regentado por dos señoras que me inspiran confianza. Decido pararme ahí pero, sin saber por qué, acabo comprando en el puesto de enfrente, quizá seducido porque está regentado por una madre y su hijo.
Improviso mi lista de la compra, que consiste básicamente en comprar fruta en stock. Me apetecen unas uvas, manzanas, peras, melocotones, una minicebolla para la comida del día que amablemente me regalan y lechuga y zanahoria para mis ensaladas nocturnas. Añado un pepino a última hora, por aquello de apoyar el sector pepinero nacional. Me lo dan con muchas estrías y bultitos. No seguiré por ahí.
El hijo que me atiende al principio está algo nervioso. Tiene que atender algo relacionado con un coche que no puede salir. Y me empieza a atender su madre, a la que le tengo que especificar qué es lo que quiero al menos dos veces, porque está ligeramente sorda. De hecho tengo que rescatar a una posible clienta al ser informada erróneamente del precio de la sandía, confundida esta con las judías.
Cuando pago no me asusto del precio, pero sí de la cantidad de fruta comprada. Tengo para, como mínimo, dos semanas. Dos bolsas verdes contienen la preciosa y voluminosa compra, que exhibo mientras recojo el libro de inglés de este año a una gratamente sorprendida librera en lo relativo al amío de casa.Tan solo me falta el pan, volver a casa y colocarlo todo.
Y, por supuesto, contarlo en el blog.
Después del desayuno he ido a la zona de compras con idea de abastecerme de fruta. Porque a los mercadillos hay que ir con las ideas claras, porque si no te pierdes entre los productos y servicios que te ofrecen. El primer problema que se presenta es el de la elección adecuada del proveedor.
Al principio de la calle hay varios puestos, no muy grandes, con fruta y verdura variada, que ha conocido, o al menos eso supongo, mejores épocas. Están regentados por hombres mayores, que se sientan en el extremo izquierdo del tenderete. No ofrecen nada, ni gritan lo que tienen, ni pregonan sus fantásticos precios. Tan solo se sientan y esperan.
Avanzo un poco y la calidad de la fruta tiende a cero. Una pareja de hombres regatea con los paseantes el precio de la poca mercancía que les queda. Un cartel me sobresalta, patatas a 50 euros. Supongo que serán 50 céntimos, o bien la patata llevará una pepita de oro o algo así, porque si no, no se entiende. Sigo avanzando y la fruta deja paso a los frutos secos y la fruta desecada, que parecería lo mismo, pero no lo es. Un churrero apura la poca masa que le queda para hacer la última rueda del día. Y, de nuevo, se abre ante mi el reino de la fruta. Cruzo los dedos para tener suerte.
Y la tengo. Tan solo son unos pocos puestos, pero bastante mejores que los anteriores. Lo supongo porque están en la "zona noble" del mercado, la más cercana al ayuntamiento y la cuesta de entrada al centro. De una furgoneta salen un puesto regentado por dos señoras que me inspiran confianza. Decido pararme ahí pero, sin saber por qué, acabo comprando en el puesto de enfrente, quizá seducido porque está regentado por una madre y su hijo.
Improviso mi lista de la compra, que consiste básicamente en comprar fruta en stock. Me apetecen unas uvas, manzanas, peras, melocotones, una minicebolla para la comida del día que amablemente me regalan y lechuga y zanahoria para mis ensaladas nocturnas. Añado un pepino a última hora, por aquello de apoyar el sector pepinero nacional. Me lo dan con muchas estrías y bultitos. No seguiré por ahí.
El hijo que me atiende al principio está algo nervioso. Tiene que atender algo relacionado con un coche que no puede salir. Y me empieza a atender su madre, a la que le tengo que especificar qué es lo que quiero al menos dos veces, porque está ligeramente sorda. De hecho tengo que rescatar a una posible clienta al ser informada erróneamente del precio de la sandía, confundida esta con las judías.
Cuando pago no me asusto del precio, pero sí de la cantidad de fruta comprada. Tengo para, como mínimo, dos semanas. Dos bolsas verdes contienen la preciosa y voluminosa compra, que exhibo mientras recojo el libro de inglés de este año a una gratamente sorprendida librera en lo relativo al amío de casa.Tan solo me falta el pan, volver a casa y colocarlo todo.
Y, por supuesto, contarlo en el blog.
jueves, 22 de septiembre de 2011
British probabilities
Mientras nos traen el libro nuevo, nuestra profesora de Inglés que no sabe con qué distraernos ha optado por coger el libro del año pasado, cosa que nos ha alegrado momentáneamente los bolsillos, porque cuando tengamos que ir por el libro el sablazo que nos van a meter va a ser de aúpa.
El caso es que hoy hemos dado una estructura sobre el pasado, una especie del ajolá nuestro. Ajolá que no hubiera hecho el esto o el lo otro. Hasta ahí todo más o menos dentro de la normalidad.
El caso es que debemos usar la estructura wish + past simple si es una situación que te gustaría que fuera diferente en el presente o futuro. Un poner: I güis I güer listo. Cosa harto improbable tanto en el presente como en el futuro. Pero por su hubiera alguna duda, pues los ingleses, como es que son tan listos, te proporcionan una regla para saberlo. Con probabilidades y todo. Así, si tenemos una probabilidad menor del 10% de que pase algo, sabemos que debemos usar una estructura.
Desde luego, se queda uno más tranquilo.
El caso es que hoy hemos dado una estructura sobre el pasado, una especie del ajolá nuestro. Ajolá que no hubiera hecho el esto o el lo otro. Hasta ahí todo más o menos dentro de la normalidad.
El caso es que debemos usar la estructura wish + past simple si es una situación que te gustaría que fuera diferente en el presente o futuro. Un poner: I güis I güer listo. Cosa harto improbable tanto en el presente como en el futuro. Pero por su hubiera alguna duda, pues los ingleses, como es que son tan listos, te proporcionan una regla para saberlo. Con probabilidades y todo. Así, si tenemos una probabilidad menor del 10% de que pase algo, sabemos que debemos usar una estructura.
Desde luego, se queda uno más tranquilo.
Encerrado
Viajaba yo de regreso a ningún sitio cuando salí de mi cuerpo. No es fácil salir de las paredes que te impone la naturaleza. De hecho, alguna vez me puse a intentarlo, pero no lo conseguí. Y, como siempre pasa, cuanto más despistado está uno mejor le salen las cosas.
Mientras conducía sentí algo en mis ojos, como una presión. Las manos reaccionaron agarrando fuertemente el volante. Y allí se quedaron. Ya había salido. En ese momento me sentí algo extraño, débil, inseguro. No era consciente de lo que había hecho de forma casi automática. Noté que no me rodeaba nada físico, salvo el aire cercano. Por las salidas del aire la corriente me empujó y me situó en el asiento de atrás. Y allí me senté a ver el paisaje.
Mientras mi cuerpo seguía conduciendo en el asiento de delante, preocupado por su mundanidad castamente entendida, me di cuenta de la belleza de la sierra que siempre atravieso. El color de la tarde, con el sol de recogida, me distrajo hasta que un rayo se posó en la figura de mi cuerpo. Y me vi ahí, tan sentadito, tan aplicado en mi tarea que no pude más que sentir lástima, esa lástima que en ocasiones me infligían cuando estaba dentro de mi ser. Mi recién estrenado yo exterior consideró en que quizá era un acto egoísta pensar en mi en un momento tan trascendente como ansiado, pero era lo único que me salía. Por primera vez yo era el exterior de mi mismo, a diferencia del ser exterior respecto a los demás que acostumbraba a ser. No es fácil asumir cambios tan profundos así, tan de golpe. Aunque quizá el egoísmo era mi naturaleza.
Así que pensé en las personas que me habían acompañado durante mi vida. Unas tan lejos y las otras tan cerca. Nunca entendí el por qué de las distancias, en sus muchos sentidos. Y es que debiera vivir otra vez, pero esta vez haciéndolo bien. Claro que no sabría muy bien cómo. Deberían dar clases. Como de tantas cosas.
Me aburría atrás y, como una nube, me pasé delante. Quise cambiar la música, pero me dio pena molestar a mi pobre cuerpo. El pobre, a pesar de todo, me estaba llevando a ningún sitio. Tampoco era plan de fastidiar. Me fijé en mis canas. En mis dos canas. Y me acordé de los tiempos en que deseaba tener más canas y más entradas. Tampoco sería una cosa traumática. Sería la señal que van marcando el fin de mis días.
El fin de mis días... Para evitar pensar en ello me fijé en la carretera, con su color negro y sus líneas blancas. Y me acordé de aquella vez que te dije, mientras doblábamos aquella esquina, que quería salir de mi cuerpo, que quería entrar en la mente de otras personas, tan sólo para poder verme desde fuera. No pudiste reponerte de tamaña gilipollez y lo atribuiste a la excitación de la mañana del sábado. Aquella mañana de sábado que estaba entre la primera que tanto deseé y la última que tanto temí. Porque luego, solo hubo papel, silencio y lágrimas. Te conté que me sentía encerrado entre cuatro paredes, preso de mi. Que quería salir, por ver amanecer en otro sitio. Estaba cansado, aburrido. Tan solo quería huir de mi. Era tan ingenuo... No se puede huir de uno mismo.
Aprendí mis primeras lecciones. No se puede huir de uno mismo y los recuerdos duelen tanto fuera como dentro. Pero si estás fuera te puedes escapar. Tan pronto lo pensé decidí abrir la puerta del coche y volar, pero tan solo era aire. La manecilla de la puerta se reía de mí. Al final era indiferente ser o no. Pero cuando llegué a mi destino, la puerta hizo succión y me alejé de mi cuerpo mientras éste cerraba la puerta y salía del garaje.
Hace una semana salí de mí. No me esperes, no volveré.
Ah, la tecnologí
No sé cómo las anteriores generaciones hemos sobrevivido y llegado hasta donde estamos sin la informática y los ordenadores. Antes, los desgraciados alumnos teníamos que aprendernos las cosas a partir de libros que, por supuesto, teníamos que comprar nosotros, más bien nuestros padres, y pegar los codos contra la mesa. Si nos mandaban ejercicios de matemáticas, cogíamos un papel y un boli, o en su defecto un lápiz, y nos poníamos a hacerlo. O si teníamos que analizar sintácticamente una oración, gran coñazo por cierto, escribíamos la frase en una hoja y luego íbamos subrayando las distintas cosas que allí había. Y hasta en esto nos engañaron. Resulta que antes se le preguntaba al verbo y ahora no se puede, porque el verbo miente. Se habrá hecho político.
Ahora los niños no pueden aprender sin ordenador. No les expliques nada sin una pantalla delante, que se perderán. Es que es aburrido, te dirán con carita de pena. Y, entonces, lleno de compasión, el profesor de turno le ilustrará con la pizarra digital la pequeña porción de conocimiento que toque ese día, adobada con una animación flash o una actividad interactiva, porque al final todo se reduce a pinchar con el ratón hasta que un correcto gigante aparece en la pantalla.
Por eso, creo que está más que justificada la gran inversión en materiales multimierda, digo, multimedia que tenemos hoy en día. Hoy en día nuestros jóvenes salen de la secundaria mucho más formados que antes, dónde va a parar. Precisamente por eso nuestro país despunta como gran potencia en tecnología. Si es que hasta el alumno más retrasado te programa en java.
No sé como hemos vivido sin jclic, sin hot potatoes que no se comen, llamadas perdices, sin webquest... A mi me llegan a poner una webquest de pequeño y sin duda hubiera llegado mucho más lejos de donde estoy hoy. Quizá estaría en la NASA, en la IBM o programando los doodles de Google cuando hay alguna emeféride. Pero no. La educación del pasado nos cerró tantas y tantas puertas que hoy somos casi inservibles y apenas no nos queda otra salida que sentarnos en una mecedora, sin estorbar mucho, a esperar que la muerte venga a buscarnos.
Hay que ceder el paso a las nuevas tecnologías. Descansemos en paz.
Ahora los niños no pueden aprender sin ordenador. No les expliques nada sin una pantalla delante, que se perderán. Es que es aburrido, te dirán con carita de pena. Y, entonces, lleno de compasión, el profesor de turno le ilustrará con la pizarra digital la pequeña porción de conocimiento que toque ese día, adobada con una animación flash o una actividad interactiva, porque al final todo se reduce a pinchar con el ratón hasta que un correcto gigante aparece en la pantalla.
Por eso, creo que está más que justificada la gran inversión en materiales multimierda, digo, multimedia que tenemos hoy en día. Hoy en día nuestros jóvenes salen de la secundaria mucho más formados que antes, dónde va a parar. Precisamente por eso nuestro país despunta como gran potencia en tecnología. Si es que hasta el alumno más retrasado te programa en java.
No sé como hemos vivido sin jclic, sin hot potatoes que no se comen, llamadas perdices, sin webquest... A mi me llegan a poner una webquest de pequeño y sin duda hubiera llegado mucho más lejos de donde estoy hoy. Quizá estaría en la NASA, en la IBM o programando los doodles de Google cuando hay alguna emeféride. Pero no. La educación del pasado nos cerró tantas y tantas puertas que hoy somos casi inservibles y apenas no nos queda otra salida que sentarnos en una mecedora, sin estorbar mucho, a esperar que la muerte venga a buscarnos.
Hay que ceder el paso a las nuevas tecnologías. Descansemos en paz.
Axiomas III
Nada hay tan perverso como mezclar utilidad y cariño.
Aunque hay que reconocer que es práctico.
Aunque hay que reconocer que es práctico.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Dolor y consternación II
No me han dado un curso de formación a distancia. Je suis totalmon desolé.
Para compensar, he pedido otro de robótica avanzada.
Para compensar, he pedido otro de robótica avanzada.
martes, 20 de septiembre de 2011
Comienzo II
La garganta. Se me resiente al principio de curso. El dejar de gritar.
o-o-o-o-o
La tiza. Tampoco me acuerdo de escribir. En la pizarra, o mejor, en el encerado, disimulo mi horrible caligrafía. Pero todavía no me sale. Debería llenar pizarras y pizarras de caligrafías Rubio.
o-o-o-o-o
Los desayunos. Ya que me he librado del café, no encuentro un sustituto convincente.
o-o-o-o-o
Los ordenadores. Me miran. Los miro. Nos estamos tanteando.
o-o-o-o-o
Las incidencias. Me encanta llamar a las señoras tic. Lo mismo hasta ligo...
o-o-o-o-o
La tiza. Tampoco me acuerdo de escribir. En la pizarra, o mejor, en el encerado, disimulo mi horrible caligrafía. Pero todavía no me sale. Debería llenar pizarras y pizarras de caligrafías Rubio.
o-o-o-o-o
Los desayunos. Ya que me he librado del café, no encuentro un sustituto convincente.
o-o-o-o-o
Los ordenadores. Me miran. Los miro. Nos estamos tanteando.
o-o-o-o-o
Las incidencias. Me encanta llamar a las señoras tic. Lo mismo hasta ligo...
Cosas extraordinarias
Pagar una llamada de teléfono para que te cuenten las andanzas de una vecina y su alocada vástaga.
Ay, Señor...
Ay, Señor...
Me acaba de dellegar el calendario de fiestas...
...donde sólo hay discursos y publicidad.
Mi pobre mente no lo entiende.
Mi pobre mente no lo entiende.
Consejos vendo...
No es conveniente recomendar calma a la hora de estudiar una pieza de guitarra si se es un espídico total. Pero la idea hay que reconocer que es buena.
PS: Si se juntan tres Juanfras en una clase, el resultado es sencillamente genial.
PS: Si se juntan tres Juanfras en una clase, el resultado es sencillamente genial.
Axiomas II
Hay ejércitos que se rinden si se lo pides por favor, pero luchar contra ellos es algo suicida.
lunes, 19 de septiembre de 2011
Mañana de ida y vuelta
Madrugar un poquito más de lo normal. Hay que recoger unos elementos imprescindibles para el aprendizaje humano. Con razón los de mi generación son todos gilipollas sin remedio.
El campo se quita las legañas, mientras a lo lejos unas nubes amenazan el sol de septiembre. Los paisajes se suceden, como siempre en la misma frecuencia y forma, mientras la carretera serpentea entre ellos.
Llegamos pronto. Bajamos a una sala donde hay muchas mesas, con montañas de portátiles metiditos en sus bolsas negras. Nos informan que tenemos que ir a la mesa 4, donde una atribulada alumna de un IES nos proporciona los aparatos. Pienso en que deberían estar en clase, pero están allí, repartiendo aparatos, con señores encorbatados marcados con la etiqueta de la autoridad docente, porque son ellos los que saben de todo. Firmamos y nos tomamos un café con pastas. Y un postre de esos de la Tía Mildred. Sequísimo, por cierto.
Nos reciben los mandamases, que de tanto dar las gracias me hacen desconfiar. Nos reparten las consignas de turno. Y se salen a fumar un cigarro mientras que los técnicos nos enseñan a subir y bajar archivos.
Y es cuando dijimos basta. Y el verano volvió a nosotros.
El campo se quita las legañas, mientras a lo lejos unas nubes amenazan el sol de septiembre. Los paisajes se suceden, como siempre en la misma frecuencia y forma, mientras la carretera serpentea entre ellos.
Llegamos pronto. Bajamos a una sala donde hay muchas mesas, con montañas de portátiles metiditos en sus bolsas negras. Nos informan que tenemos que ir a la mesa 4, donde una atribulada alumna de un IES nos proporciona los aparatos. Pienso en que deberían estar en clase, pero están allí, repartiendo aparatos, con señores encorbatados marcados con la etiqueta de la autoridad docente, porque son ellos los que saben de todo. Firmamos y nos tomamos un café con pastas. Y un postre de esos de la Tía Mildred. Sequísimo, por cierto.
Nos reciben los mandamases, que de tanto dar las gracias me hacen desconfiar. Nos reparten las consignas de turno. Y se salen a fumar un cigarro mientras que los técnicos nos enseñan a subir y bajar archivos.
Y es cuando dijimos basta. Y el verano volvió a nosotros.
domingo, 18 de septiembre de 2011
Vergüenza
Me da vergüenza publicar los comentarios aduladores. En cambio, me parece obligado mostrar los críticos.
Uno, que es así...
PS: No obstante, un día se me irá el ratón y los publicaré.
Uno, que es así...
PS: No obstante, un día se me irá el ratón y los publicaré.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Crisis
Lo peor no es ver que cierran tiendas de toda la vida. Es que las que abren en su lugar también están cerradas.
Library
- Hola, buenos días.
- Buenos días. ¿En qué puedo ayudarle?
- Pues mire, estoy buscando un libro para la Escuela de Idiomas.
- Pues ha venido al lugar indicado. ¿Cómo se llama el libro en cuestión?
- Se llama "Speak Out". Busco el Upper-Intermediate. De la editorial Pearson, por si le sirve de ayuda.
- De acuerdo, voy a mirarlo.
La dependienta busca con gran interés entre las montañas de libros de texto. Mientras, piensa en por qué le tocan siempre los clientes feos que buscan libros raros.
- Vaya, pues no lo veo. Voy a buscarlo en el ordenador. ¿Me ha dicho que se llama?
- Speak Out.
- ¿Es inglés verdad?
- Pues un poco sí.
- Se escribe como suena, ¿no? ¿Spic?
- No, con k.
- ¿Spik?
- No, "speak".
- ¡Ah! vale. Y out como de hablar fuera, ¿correcto?
- Sí, hablar fuera.
- Pues por hablar fuera no me sale nada en el ordenador.
- ¿Lo ha puesto en inglés?
- Pues no. ¡Qué despiste! A ver, hemos quedado que se llama S-P-E-A-K O-U-T.
- Sí.
Pienso para mis adentros que para qué le voy a especificar que es el upper intermediate. Confiemos en la informática.
- Mmmmm. Pues no lo tengo. He tenido el intermeandiate, pero el tupper inmediate no.
Pienso en que para tupper inmediate los de mi madre. Abatido, el ejército de las letras se rinde justo cuando la librera contraataca.
- Espere que le pregunto a un compañero.
Un joven con barba y aire de autosuficiencia recibe la pregunta de la atribulada vendedora. La despacha cara de poker y se va con un libro en la mano. La vendedora sigue agotando la vía informática, pero me comunica que no hay nada que hacer.
- Si quiere se lo podemos pedir. Le dejo el teléfono de la tienda y nos llama si quiere.
Pienso en esa posibilidad y doy gracias a tener tarifa plana de fijo.
- Bueno, lo pensaré. Gracias.
- A usted.
- Buenos días. ¿En qué puedo ayudarle?
- Pues mire, estoy buscando un libro para la Escuela de Idiomas.
- Pues ha venido al lugar indicado. ¿Cómo se llama el libro en cuestión?
- Se llama "Speak Out". Busco el Upper-Intermediate. De la editorial Pearson, por si le sirve de ayuda.
- De acuerdo, voy a mirarlo.
La dependienta busca con gran interés entre las montañas de libros de texto. Mientras, piensa en por qué le tocan siempre los clientes feos que buscan libros raros.
- Vaya, pues no lo veo. Voy a buscarlo en el ordenador. ¿Me ha dicho que se llama?
- Speak Out.
- ¿Es inglés verdad?
- Pues un poco sí.
- Se escribe como suena, ¿no? ¿Spic?
- No, con k.
- ¿Spik?
- No, "speak".
- ¡Ah! vale. Y out como de hablar fuera, ¿correcto?
- Sí, hablar fuera.
- Pues por hablar fuera no me sale nada en el ordenador.
- ¿Lo ha puesto en inglés?
- Pues no. ¡Qué despiste! A ver, hemos quedado que se llama S-P-E-A-K O-U-T.
- Sí.
Pienso para mis adentros que para qué le voy a especificar que es el upper intermediate. Confiemos en la informática.
- Mmmmm. Pues no lo tengo. He tenido el intermeandiate, pero el tupper inmediate no.
Pienso en que para tupper inmediate los de mi madre. Abatido, el ejército de las letras se rinde justo cuando la librera contraataca.
- Espere que le pregunto a un compañero.
Un joven con barba y aire de autosuficiencia recibe la pregunta de la atribulada vendedora. La despacha cara de poker y se va con un libro en la mano. La vendedora sigue agotando la vía informática, pero me comunica que no hay nada que hacer.
- Si quiere se lo podemos pedir. Le dejo el teléfono de la tienda y nos llama si quiere.
Pienso en esa posibilidad y doy gracias a tener tarifa plana de fijo.
- Bueno, lo pensaré. Gracias.
- A usted.
Paseos II
Salgo a dar una vuelta, con la excusa de comprar un libro. En principio creo que me va a acompañar el fresco, pero me equivoco estrepitosamente ya que en el centro me sorprende un verano que todavía no se ha ido. Paso por una tienda que quizá me sea familiar en un futuro, pero no entro. No hay nada que quiera comprar ahí.
Veo la hermosura de un edificio bien restaurado, con su fachada blanca y gris clara. Me refleja el sol de septiembre, que tantos buenos recuerdos me trae. Veo el otro extremo, un solar de un edificio que ya han derribado, que deja al aire los huecos de patio del edificio contiguo, mostrando la vida de unos vecinos antes resguardados. Llego a la librería y, como preveía, el libro no está. Recuerdo de otros dos posibles sitios donde lo puedo encontrar y dirijo allí mis pasos.
Cada vez me siento más extraño en esta ciudad. Me lo confirma el anterior cliente en la segunda librería. La pregunta es demoledora "¿Ese libro no es para la escuela de aquí, verdad?" Aplico la correspondiente explicación que a nadie interesa, pero no se por qué yo siempre doy. Me quedo más tranquilo.
Me encamino hacia la tercera librería. El calor me cansa. Llevo varios días sin dormir bien. Necesito ya la rutina del invierno, porque esta media velocidad, estas medias tintas me matan. Entro y compruebo que no hay rastro de lo que busco. Cuando estoy a punto de desistir, recuerdo una sucursal de esta misma librería y allá que me voy. Afortunadamente no está lejos. Entro sin dejar salir y salgo sin dejar de preguntar. Opto por el plan b, aunque podría encaminarme a una gran superficie. No me apetece. Siempre pienso que me van a pitar los arcos de seguridad. Qué idiotez.
Vuelvo a casa. Tengo hambre.
Veo la hermosura de un edificio bien restaurado, con su fachada blanca y gris clara. Me refleja el sol de septiembre, que tantos buenos recuerdos me trae. Veo el otro extremo, un solar de un edificio que ya han derribado, que deja al aire los huecos de patio del edificio contiguo, mostrando la vida de unos vecinos antes resguardados. Llego a la librería y, como preveía, el libro no está. Recuerdo de otros dos posibles sitios donde lo puedo encontrar y dirijo allí mis pasos.
Cada vez me siento más extraño en esta ciudad. Me lo confirma el anterior cliente en la segunda librería. La pregunta es demoledora "¿Ese libro no es para la escuela de aquí, verdad?" Aplico la correspondiente explicación que a nadie interesa, pero no se por qué yo siempre doy. Me quedo más tranquilo.
Me encamino hacia la tercera librería. El calor me cansa. Llevo varios días sin dormir bien. Necesito ya la rutina del invierno, porque esta media velocidad, estas medias tintas me matan. Entro y compruebo que no hay rastro de lo que busco. Cuando estoy a punto de desistir, recuerdo una sucursal de esta misma librería y allá que me voy. Afortunadamente no está lejos. Entro sin dejar salir y salgo sin dejar de preguntar. Opto por el plan b, aunque podría encaminarme a una gran superficie. No me apetece. Siempre pienso que me van a pitar los arcos de seguridad. Qué idiotez.
Vuelvo a casa. Tengo hambre.
Cosas que parecen lo mismo, pero que no lo son
Se puede no ser nada y tener algo en la cabeza.
Se puede tener algo en la cabeza y no ser nada. Es más difícil, pero siempre hay quien lo consigue.
PS: Lo primero espero comprobarlo pronto.
Se puede tener algo en la cabeza y no ser nada. Es más difícil, pero siempre hay quien lo consigue.
PS: Lo primero espero comprobarlo pronto.
jueves, 15 de septiembre de 2011
Dos cosas
En el fondo me gusta equivocarme, me hace más humano.
o-o-o-o-o
Esto de la informática es infinito.
o-o-o-o-o
Y la de propina: Nunca seré capaz de grabar una imagen en un cd.
o-o-o-o-o
Esto de la informática es infinito.
o-o-o-o-o
Y la de propina: Nunca seré capaz de grabar una imagen en un cd.
La última tarde III
Me vienen recuerdos de últimas tardes remotas, cuando mi libertad se veía comprometida por los planes del futuro. Las claridades fueron dejando paso a las incertidumbres, como una especie de fin del mundo todos los septiembres.
No sé cómo se esfumaron, pero ahora las últimas tardes parecen menos últimas tardes. Será que todo está en la mente.
No sé cómo se esfumaron, pero ahora las últimas tardes parecen menos últimas tardes. Será que todo está en la mente.
La última tarde II
Hoy ha sido la última ascensión. Probablemente habrá mas, pero no serán la última. Porque hoy es la víspera, hoy es cuando acaba la etapa. Otra cosa sería engañarse. Y no están los tiempos para mentirse más de lo necesario.
El sol que muere en las tardes de septiembre tiene un color especial, un amarillo concreto, que irá tiñendo las hojas del valle hasta que los árboles mueran, esperando mejor ocasión en la próxima primavera.
El curvado camino está más concurrido que de costumbre. Me llegan las noticias sobre hechos futuros que me obligan a hacer cambios, pero no me importa. Siempre hay que adaptarse.
Me siento culpable por ser un privilegiado. Quizá es que me conformo con poco. O quizá la vida ha sido muy generosa conmigo en algunos aspectos. Que más dará el collar, sabiendo que existe el perro.
Subo y bajo rápido. Como queriendo empezar otra vez, rápido y del tirón. Quizá necesite ocupar mi cabeza con otras cosas para que las que tengo salgan de ella.
Tan solo queda desear suerte y empezar, como si nada hubiera pasado. Cosas del eterno retorno.
El sol que muere en las tardes de septiembre tiene un color especial, un amarillo concreto, que irá tiñendo las hojas del valle hasta que los árboles mueran, esperando mejor ocasión en la próxima primavera.
El curvado camino está más concurrido que de costumbre. Me llegan las noticias sobre hechos futuros que me obligan a hacer cambios, pero no me importa. Siempre hay que adaptarse.
Me siento culpable por ser un privilegiado. Quizá es que me conformo con poco. O quizá la vida ha sido muy generosa conmigo en algunos aspectos. Que más dará el collar, sabiendo que existe el perro.
Subo y bajo rápido. Como queriendo empezar otra vez, rápido y del tirón. Quizá necesite ocupar mi cabeza con otras cosas para que las que tengo salgan de ella.
Tan solo queda desear suerte y empezar, como si nada hubiera pasado. Cosas del eterno retorno.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
martes, 13 de septiembre de 2011
Todo consumidor tiene asociada, de forma intrínseca, una posibilidad casi obligatoria de ser un pardillo. Y especialmente con cierto tipo de compañías. Hay algunas con las que no hay problemas, incluso todo son ventajas. Piénsese, por ejemplo, en los nobles suministradores de butano, que tan diligentemente han ayudado y ayudan a las amas de casa en sus labores propias e, incluso, a sacudirles el tedio que las invade al tener a los maridos en el curro y a los hijos en el colegio.
Pero hay otras con las que, inevitablemente, hay que asumir riesgos. Se debe uno armar de paciencia, ganas y tienes que tener una necesidad muy grande de aquello que se comercializa para que te valga la pena el calvario que vas a empezar. Porque te se produce un estrés psicológico que es casi casi digno de baja laboral. Y no exagero un pelo.
Lo peor es los servicios de atención al cliente. Cada uno te dice una cosa. Fríamente visto, yo creo que las instrucciones que dan en esos servicios de atención al cliente son propios de la Segunda Guerra Mundial, cuando el enemigo ponía música y luego mensajes con voz melosa de froilains o geishas sugiriendo a los pobres soldados que, allá en América, su mejor amigo se está tirando a su novia mientras el se convierte en carne de kamikaces. Guerra psicológica total. Porque es muy fuerte que contrates una oferta buenísima y la propia señorita te diga que jamás en la vida verás al técnico en tu casa y que el Internet te lo vas a tener que montar con paloma mensajera.
Pero en fin, qué se le va a hacer. Lo mejor de todo es que, en el fondo, la última palabra la tengo yo. ¿No me das el servicio? Pues yo no te pago. Verás quien va a perder más...
Pero hay otras con las que, inevitablemente, hay que asumir riesgos. Se debe uno armar de paciencia, ganas y tienes que tener una necesidad muy grande de aquello que se comercializa para que te valga la pena el calvario que vas a empezar. Porque te se produce un estrés psicológico que es casi casi digno de baja laboral. Y no exagero un pelo.
Lo peor es los servicios de atención al cliente. Cada uno te dice una cosa. Fríamente visto, yo creo que las instrucciones que dan en esos servicios de atención al cliente son propios de la Segunda Guerra Mundial, cuando el enemigo ponía música y luego mensajes con voz melosa de froilains o geishas sugiriendo a los pobres soldados que, allá en América, su mejor amigo se está tirando a su novia mientras el se convierte en carne de kamikaces. Guerra psicológica total. Porque es muy fuerte que contrates una oferta buenísima y la propia señorita te diga que jamás en la vida verás al técnico en tu casa y que el Internet te lo vas a tener que montar con paloma mensajera.
Pero en fin, qué se le va a hacer. Lo mejor de todo es que, en el fondo, la última palabra la tengo yo. ¿No me das el servicio? Pues yo no te pago. Verás quien va a perder más...
lunes, 12 de septiembre de 2011
domingo, 11 de septiembre de 2011
Casi
Llego a casa. En la oscuridad veo brillar, a lo lejos, una luz. Una luz intermitente. Una luz que me atrapa. Pienso en si los Reyes Magos son técnicos. Corro alegre, enciendo la luz, pero no hay nada. Miro hacia la luz, que resulta ser el dvd, alimentando el usb. La luz se fue. Como el brillo de felicidad en mi ojos...
sábado, 10 de septiembre de 2011
Noticias que parecen mentira y sin embargo son ciertas como la vida misma XVII
La noticia de hoy está relacionada con el mundo de la educación, aunque no tiene nada que ver con la polémica de las dos horas más. O quizá sí, juzguen ustedes mismos.
Parece ser que en un instituto de una localidad andaluza el imprescindible Departamento de Formación, Evaluación e Innovación Educativa ha tomado una interesante decisión, contratar al toro "Ratón" para la realización de las guardias de recreo. En palabras del responsable de departamento "Todos los años teníamos el mismo problema con las guardias de recreo. Los niños paseaban por el patio impunemente, comiéndose el bocadillo con total normalidad, charlando con los compañeros. Ahora no sale ni uno del aula, y están más callados que en misa, a pesar de ser un colegio público" Además, señala que "los problemas de disciplina en el recreo han desaparecido como por arte de magia. Todos estamos mucho más contentos."
Según nos informan desde la dirección del centro "La verdad es que éramos bastante reticentes a pesar de los informes que nos venían de dicho departamento, pero al final accedimos. Y como nos faltaba un profesor por asignar, pedimos a la delegación hacer el cambio, a lo que no pusieron ningún problema pues salía más barato y ya saben que no está la cosa para tirar cohetes. Por eso, la salida del toro se anuncia con un chupinazo, que sale más económico"
No solo profesores y dirección están conformes con la medida. Los padres tampoco ponen pegas. El presidente del AMPA, que negó una vez más problemas con el crimen organizado, señaló que "los padres al principio teníamos bastantes dudas al respecto, pero al ver la mejora en el clima de convivencia del centro hemos aplaudido la iniciativa. Ha sido algo muy valiente por parte del centro y vamos a procurar que el toro se quede el año que viene. Porque claro, lo mismo el año que viene mandan a otro y como ya no conoce a los niños pues se fastidia el invento."
Incluso los padres de los alumnos más conflictivos se muestran encantados. Uno de ellos manifestó sentirse "muy feliz por la presencia de este toro. Nuestro hijo, que aparte de no dar ni golpe es tonto de capirote, se le ocurrió hacerle un recorte. El toro le embistió y ahora está recuperándose en el hospital. Afortunadamente no he ha pasado nada. Pero es mejor que una expulsión, así no nos da el coñazo todo el día. Esta iniciariva se merece un olé."
Según nos han comentado desde el Departamento de Formación, Evaluación e Innovación Educativa del centro en cuestión, están estudiando que el toro complete horario con algún refuerzo o materia optativa, "para echarle un capote al alumnado con falta de motivación y alejase del tercio del fracaso escolar"
Bueno, pues seguiremos con interés esta curiosa iniciativa.
Parece ser que en un instituto de una localidad andaluza el imprescindible Departamento de Formación, Evaluación e Innovación Educativa ha tomado una interesante decisión, contratar al toro "Ratón" para la realización de las guardias de recreo. En palabras del responsable de departamento "Todos los años teníamos el mismo problema con las guardias de recreo. Los niños paseaban por el patio impunemente, comiéndose el bocadillo con total normalidad, charlando con los compañeros. Ahora no sale ni uno del aula, y están más callados que en misa, a pesar de ser un colegio público" Además, señala que "los problemas de disciplina en el recreo han desaparecido como por arte de magia. Todos estamos mucho más contentos."
Según nos informan desde la dirección del centro "La verdad es que éramos bastante reticentes a pesar de los informes que nos venían de dicho departamento, pero al final accedimos. Y como nos faltaba un profesor por asignar, pedimos a la delegación hacer el cambio, a lo que no pusieron ningún problema pues salía más barato y ya saben que no está la cosa para tirar cohetes. Por eso, la salida del toro se anuncia con un chupinazo, que sale más económico"
No solo profesores y dirección están conformes con la medida. Los padres tampoco ponen pegas. El presidente del AMPA, que negó una vez más problemas con el crimen organizado, señaló que "los padres al principio teníamos bastantes dudas al respecto, pero al ver la mejora en el clima de convivencia del centro hemos aplaudido la iniciativa. Ha sido algo muy valiente por parte del centro y vamos a procurar que el toro se quede el año que viene. Porque claro, lo mismo el año que viene mandan a otro y como ya no conoce a los niños pues se fastidia el invento."
Incluso los padres de los alumnos más conflictivos se muestran encantados. Uno de ellos manifestó sentirse "muy feliz por la presencia de este toro. Nuestro hijo, que aparte de no dar ni golpe es tonto de capirote, se le ocurrió hacerle un recorte. El toro le embistió y ahora está recuperándose en el hospital. Afortunadamente no he ha pasado nada. Pero es mejor que una expulsión, así no nos da el coñazo todo el día. Esta iniciariva se merece un olé."
Según nos han comentado desde el Departamento de Formación, Evaluación e Innovación Educativa del centro en cuestión, están estudiando que el toro complete horario con algún refuerzo o materia optativa, "para echarle un capote al alumnado con falta de motivación y alejase del tercio del fracaso escolar"
Bueno, pues seguiremos con interés esta curiosa iniciativa.
Estos son mis poderes
Acabo de leer en un decreto mis nuevos poderes. Y la verdad es que Superman se me queda bastante corto...
viernes, 9 de septiembre de 2011
Entradas fallidas
Ya estoy aquí. Aunque es lo mismo que estar allí. Siempre se puede uno recrear en su patetismo con un paisaje diferente.
PD: La vida te da sorpresas. Y entretenimientos findesemaneros inesperados.
PD: La vida te da sorpresas. Y entretenimientos findesemaneros inesperados.
jueves, 8 de septiembre de 2011
Se busca
Primera mañana
Esto tiene mucha tela que cortar...
o-o-o-o-o
Mi tecnoadicción tiene pronóstico de curación en un futuro no muy lejano. Al menos, eso dice mi médico.
o-o-o-o-o
Mi tecnoadicción tiene pronóstico de curación en un futuro no muy lejano. Al menos, eso dice mi médico.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Septiembres III
Mientras paseo veo a los niños montar en bicicleta. Estos días de septiembre son como una prórroga, un verano de mentira mientras llega la cruda rutina, apenas a una semana de distancia. Juegan felices, dando vueltas una y otra vez al mismo árbol, el solitario árbol que, a pesar de todo, mantiene sus hojas de verde durante el invierno.
El sol se acuesta un poco antes y la noche comienza a extender su cada vez más pesado manto sobre la montaña. En menos de una hora las lucecitas brotarán en el pueblo, mientras yo, sentado a lo lejos, me guiaré por ellas para volver de nuevo a casa.
Camino con prisa. He salido tarde, pero necesitaba oír mi respiración agitada subiendo la cuesta, el sonido de mis pasos sobre el asfalto, el silencio del valle cuando los lugareños ya han vuelto de regar sus huertas y el último gesto que hacen es bajarse del coche para cerrar la valla de la finca. Me siento sobre el quitamiedos y veo un coche pasar. Son antiguos alumnos con sus nuevas vidas que me recuerdan que el tiempo pasa aunque me empeñe en lo contrario. Y pienso en que la arena corre, que el tiempo se me agota, que no hago más que dar vueltas sobre la nada. Y que tengo que hacer algo. Pero cuando estoy a punto de descubrirlo me despierto del sueño y de nuevo me invade la impotencia. Pero ya estoy resignado.
Recuerdo aquellos viejos septiembres, a la orilla de la playa, por caminos de tierra todavía salvajes, llenos de rutina y sopa nocturna. Recuerdo el quiosco de chucherías, perenne en el mismo sitio, y en cómo dejó de ser el lugar de peregrinación justo igual que empezó a serlo. Recuerdo las noches en la plaza y en como empecé a labrarme mi fama, huyendo de las luces del faro, como un extraño barco en mitad de la noche.
Siento que he perdido mi puerto. Y en que cada vez que me acerco a tierra deliberadamente me alejo de ella. Supongo que será un mecanismo de autodefensa, atraído hacia las sirenas que oigo lejos de la tierra. Al igual que esta estúpida tristeza que tengo hoy, que se ha presentado sin avisar y que espero que se vaya pronto.
El sol se acuesta un poco antes y la noche comienza a extender su cada vez más pesado manto sobre la montaña. En menos de una hora las lucecitas brotarán en el pueblo, mientras yo, sentado a lo lejos, me guiaré por ellas para volver de nuevo a casa.
Camino con prisa. He salido tarde, pero necesitaba oír mi respiración agitada subiendo la cuesta, el sonido de mis pasos sobre el asfalto, el silencio del valle cuando los lugareños ya han vuelto de regar sus huertas y el último gesto que hacen es bajarse del coche para cerrar la valla de la finca. Me siento sobre el quitamiedos y veo un coche pasar. Son antiguos alumnos con sus nuevas vidas que me recuerdan que el tiempo pasa aunque me empeñe en lo contrario. Y pienso en que la arena corre, que el tiempo se me agota, que no hago más que dar vueltas sobre la nada. Y que tengo que hacer algo. Pero cuando estoy a punto de descubrirlo me despierto del sueño y de nuevo me invade la impotencia. Pero ya estoy resignado.
Recuerdo aquellos viejos septiembres, a la orilla de la playa, por caminos de tierra todavía salvajes, llenos de rutina y sopa nocturna. Recuerdo el quiosco de chucherías, perenne en el mismo sitio, y en cómo dejó de ser el lugar de peregrinación justo igual que empezó a serlo. Recuerdo las noches en la plaza y en como empecé a labrarme mi fama, huyendo de las luces del faro, como un extraño barco en mitad de la noche.
Siento que he perdido mi puerto. Y en que cada vez que me acerco a tierra deliberadamente me alejo de ella. Supongo que será un mecanismo de autodefensa, atraído hacia las sirenas que oigo lejos de la tierra. Al igual que esta estúpida tristeza que tengo hoy, que se ha presentado sin avisar y que espero que se vaya pronto.
Septiembres II
El pedir y obtener es posiblemente una de las condenas más nefastas a las que se debe enfrentar el hombre. La libertad es esa señora joven, vestida con un sugerente vestido blanco, que derrocha pureza pero que a veces lamentas haber conocido, precisamente porque la libertad supone una carga tan grande que en ocasiones es preferible la esclavitud a ella.
Septiembres
Hay personas que tan solo necesitan una mirada para radiografiarte desde lo físico a lo psíquico, pasando por las heridas recientes del alma. Personas que solo necesitan un vistazo para comprender lo que te pasa y ser capaces de dar un diagnóstico y recetarte aquello que es justo lo que necesitas.
Otra cosa es que te pongas y compres la medicina.
Otra cosa es que te pongas y compres la medicina.
Boloniadas
Grado en capacidad de elección, no arrepentimiento, y evitación de pataletas que te conducen a tu humillación interior más profunda y el pensamiento en el qué dirán.
o-o-o-o-o
Grado en espera en la instalación de banda ancha fija.
o-o-o-o-o
Tenía otro, pero por tonto no lo apunté y me se ha olvidado.
PS: Ya me acuerdo. Grado en Mareo de Perdiz. También en modalidad a distancia.
o-o-o-o-o
Grado en espera en la instalación de banda ancha fija.
o-o-o-o-o
Tenía otro, pero por tonto no lo apunté y me se ha olvidado.
PS: Ya me acuerdo. Grado en Mareo de Perdiz. También en modalidad a distancia.
Los regalos
Bien, pero he cambiado uno que no me gustaba y creo que me voy a arrepentir.
Pero, en general, contento.
Pero, en general, contento.
martes, 6 de septiembre de 2011
lunes, 5 de septiembre de 2011
Como en los viejos tiempos...
... los hermanos pequeños heredan la ropa de los grandes.
Cosas del otoño y del crecer.
Cosas del otoño y del crecer.
Analogías
Al igual que se obtiene un título que acredita una serie de conocimientos a nivel nacional sin superar determinadas asignaturas, voy a probar a ver si me dejan comprarme algo sin pagar todo el precio.
Ah, es verdad, que con el dinero no se juega. Lo otro no se puede comparar, claro.
Ah, es verdad, que con el dinero no se juega. Lo otro no se puede comparar, claro.
domingo, 4 de septiembre de 2011
Cosas que uno no se cree hasta que no las hace
Después de cuatro años en el mismo piso de alquiler, quitar las cortinas y lavarlas para quitarles el polvo.
PD: Quién fuera cortina...
PD: Quién fuera cortina...
Corolario
Si de verdad se quiere resolver el gran problema que se tiene con la Educación en este país, cosa que dudo, hace falta menos demagogia, menos ordenadores y más sentido común.
Y, sobre todo, dejar trabajar en la enseñanza a los que saben y quieren, pero no les dejan.
Y, sobre todo, dejar trabajar en la enseñanza a los que saben y quieren, pero no les dejan.
Información y opinión
Si hay algo que nos están demostrando los medios de comunicación, progres o carcas, sobre la crisis de las dos horas más en la enseñanza es que, primero, no tienen ni puta idea de lo que hablan y, segundo, informan a medias y, a ser posible, mal. Lo cual me lleva a pensar que las informaciones sobre otros temas tienen el mismo sesgo. De lo que se concluye que los medios de comunicación en este país están por lo que valen. Es decir, que pagar 1,20 euros por un periódico es poco menos que un atraco a mano armada.
Eso en cuanto a la información, porque ver a los opinadores oficiales de uno y otro bando hablar sin saber para llenar tiempo que esas emisoras no son capaces de aprovechar en publicidad resulta realmente patético. Señores/as que hablan a partir de lo que les cuentan sus irrevelables fuentes o de lo que les cuenta su quiosquero son los que se dedican a "crear opinión" todos los días en diferente horario, pero siempre diciendo las mismas chorradas, que acaban calando de tanto ser repetidas.
Y lo que es realmente malo es que no hay en España ningún medio de comunicación que informe de verdad de lo que sucede, que muestre todas las caras de la noticia. En tal caso no se necesitaría un conjunto de señores pontificando según les marque el partido al que están afiliados. Un ciudadano medianamente interesado por los problemas de la sociedad sabría extraer las conclusiones por sí mismo. Y en tal caso, podrían volver a sus trabajos, si es que los tienen.
O a dar clase, cosa que por lo visto está al alcance de cualquiera.
Eso en cuanto a la información, porque ver a los opinadores oficiales de uno y otro bando hablar sin saber para llenar tiempo que esas emisoras no son capaces de aprovechar en publicidad resulta realmente patético. Señores/as que hablan a partir de lo que les cuentan sus irrevelables fuentes o de lo que les cuenta su quiosquero son los que se dedican a "crear opinión" todos los días en diferente horario, pero siempre diciendo las mismas chorradas, que acaban calando de tanto ser repetidas.
Y lo que es realmente malo es que no hay en España ningún medio de comunicación que informe de verdad de lo que sucede, que muestre todas las caras de la noticia. En tal caso no se necesitaría un conjunto de señores pontificando según les marque el partido al que están afiliados. Un ciudadano medianamente interesado por los problemas de la sociedad sabría extraer las conclusiones por sí mismo. Y en tal caso, podrían volver a sus trabajos, si es que los tienen.
O a dar clase, cosa que por lo visto está al alcance de cualquiera.
Noticias que parecen mentira y sin embargo son ciertas como la vida misma XVI
No hace falta ni escribirla, me la dan ya hecha.
sábado, 3 de septiembre de 2011
Penas
Si tuviera tiempo libre, lo debería optimizar.
o-o-o-o-o
La realidad es poliédrica. Pasa por sus caras y, siendo la misma luz, nadie la ve igual.
o-o-o-o-o
La realidad es poliédrica. Pasa por sus caras y, siendo la misma luz, nadie la ve igual.
Frío de septiembre
Pareciera como si el verano de ayer se hubiera perdido en la memoria, con los primeros fríos que nos recuerdan que hay que volver a empezar.
viernes, 2 de septiembre de 2011
Versus
Seguir el camino tiene peligros, puedes perderte o puedes llegar a casa sano y salvo. Pero la senda está ya trazada.
Abrirse paso a machetazos entre la selva llena de árboles es más difícil, puesto que el camino no está trazado. Y se corren los mismos riesgos de seguir el camino.
Corren gran riesgo los que hacen caminos sin haber recorrido antes los senderos ya sabidos. No hay que aventurarse hasta estar realmente seguros. Y aún así, se debe tener cuidado.
Abrirse paso a machetazos entre la selva llena de árboles es más difícil, puesto que el camino no está trazado. Y se corren los mismos riesgos de seguir el camino.
Corren gran riesgo los que hacen caminos sin haber recorrido antes los senderos ya sabidos. No hay que aventurarse hasta estar realmente seguros. Y aún así, se debe tener cuidado.
La delgada línea
Es justamente su fragilidad lo que la hace peligrosa. Así como su invisibilidad. Tan pronto se puede estar a un lado como al otro. Incluso con un pie en cada parte.
La delgada línea no solamente delimita un espacio, llega a ser casi un estado de ánimo, un modo de vida, una característica inherente a nosotros. La delgada línea gobierna nuestras vidas, como un férreo dictador que cada vez es más cruel.
La delgada línea se despliega y se convierte en una membrana, que nos envuelve, nos atrapa, nos domina. Nos hace perder la perspectiva, la consciencia de la realidad.
La delgada línea. Esa peligrosa enemiga.
La delgada línea no solamente delimita un espacio, llega a ser casi un estado de ánimo, un modo de vida, una característica inherente a nosotros. La delgada línea gobierna nuestras vidas, como un férreo dictador que cada vez es más cruel.
La delgada línea se despliega y se convierte en una membrana, que nos envuelve, nos atrapa, nos domina. Nos hace perder la perspectiva, la consciencia de la realidad.
La delgada línea. Esa peligrosa enemiga.
Espera maldita
Espero mientras le cambian la llanta a mi coche. Para amenizar la espera, corrijo los exámenes de septiembre. Los demás clientes me miran horrorizados. Los vendedores me evitan. No se me acerca ni el vendedor de la once. Hasta la luz que ilumina la inestable mesa y que me ayuda en mi tarea quisiera apagarse.
Corolario
Medios de comunicación en España, tanto para los de un lado como los de otro:
Cójase una noticia. Cuente la mitad que más le interese ideológicamente hablando. Añádale sensacionalismo y un titular con mala leche apuntando hacia un colectivo mal visto.
Y dele a publicar rápidamente. No le importe si se ajusta o no a la verdad, saque un editorial que la sustente.
Cójase una noticia. Cuente la mitad que más le interese ideológicamente hablando. Añádale sensacionalismo y un titular con mala leche apuntando hacia un colectivo mal visto.
Y dele a publicar rápidamente. No le importe si se ajusta o no a la verdad, saque un editorial que la sustente.
jueves, 1 de septiembre de 2011
Los pequeños detalles
Leo en los blogs, periódicos y demás satélites lo de la polémica de las dos horas de más. Sin entrar en otras consideraciones sobre los medios de comunicación, que ya tendrán lo suyo, me sorprende la virulencia de la reacción del resto de trabajadores ante las pocas horas que trabajan los docentes.
Vagos nos dicen. Ahí empieza la mentira. Se dice que trabajamos 18 horas a la semana. Lo que no se dice es que son 18 horas lectivas, es decir, 18 horas de clase. No se dice que hay que hacer guardias, o atender a alumnos y padres o hablar con los demás miembros del departamento. Si eres tutor directamente te puedes morir, puesto que te tienes que reunir con padres que en el mejor de los casos se sienten culpables por no atender suficientemente a sus hijos y en el peor padres que directamente pasan de ellos y los dejan allí para que no estén en casa solos o en la calle dando vueltas. Y te tienes que ganar al padre, al hijo y al espíritu santo si lo hubiera. Por cierto que se recogen un par de horas en la legislación para atender a padres y nunca se tardan menos de tres, sobre todo si el padre realmente se interesa por su hijo y quiere hacer algo por él.
Tampoco se tienen en cuenta las correcciones de trabajos, libretas, exámenes y preparación de clases, que por lo visto según se cree ya están hechas de otros años. Cosa que en parte es cierta, pues las asignaturas son las mismas, pero los alumnos no, por lo que se tienen que reformar o rehacer.
No entran en las maquinaciones de estos señores el trabajo como psicólogos que muchas veces nos vemos obligados a hacer. Muchos de los problemas que se tienen son en parte porque a los niños no se les hace caso, aunque haya algunos que son pequeños cabroncetes. Hay que sujetarles como cuando se anda en bicicleta por primera vez, para que cojan confianza en ellos mismos. O, al menos, eso se intenta.
Pero lo peor de todo es el desprecio con el que se nos trata, a pesar de que los recortes en educación se reflejan con masivas llevadas de mano a la cabeza. Se intenta inculcar unos valores de esfuerzo, trabajo, honestidad que luego son sistemáticamente pisoteados por esos mismos medios de comunicación que ridiculizan tu trabajo señalando como modelos social a una señora que se acostó con un torero y tuvo una hija con él. Quizá deberíamos hacer todos eso. Entonces, ¿para qué sirve que se hable a los alumnos de algo que luego va a ser arrasado? ¿De qué sirve que reguemos un campo que va a ser quemado después?
Si aun así se sigue pensando que somos unos privilegiados, dicho privilegio es fácilmente asumible. Hagan una carrera, preparen unas oposiciones y póngase a dar clase en un centro con la maravillosa ley educativa que tenemos. Verán como piden no dos, sino dos mil horas más de clase.
Vagos nos dicen. Ahí empieza la mentira. Se dice que trabajamos 18 horas a la semana. Lo que no se dice es que son 18 horas lectivas, es decir, 18 horas de clase. No se dice que hay que hacer guardias, o atender a alumnos y padres o hablar con los demás miembros del departamento. Si eres tutor directamente te puedes morir, puesto que te tienes que reunir con padres que en el mejor de los casos se sienten culpables por no atender suficientemente a sus hijos y en el peor padres que directamente pasan de ellos y los dejan allí para que no estén en casa solos o en la calle dando vueltas. Y te tienes que ganar al padre, al hijo y al espíritu santo si lo hubiera. Por cierto que se recogen un par de horas en la legislación para atender a padres y nunca se tardan menos de tres, sobre todo si el padre realmente se interesa por su hijo y quiere hacer algo por él.
Tampoco se tienen en cuenta las correcciones de trabajos, libretas, exámenes y preparación de clases, que por lo visto según se cree ya están hechas de otros años. Cosa que en parte es cierta, pues las asignaturas son las mismas, pero los alumnos no, por lo que se tienen que reformar o rehacer.
No entran en las maquinaciones de estos señores el trabajo como psicólogos que muchas veces nos vemos obligados a hacer. Muchos de los problemas que se tienen son en parte porque a los niños no se les hace caso, aunque haya algunos que son pequeños cabroncetes. Hay que sujetarles como cuando se anda en bicicleta por primera vez, para que cojan confianza en ellos mismos. O, al menos, eso se intenta.
Pero lo peor de todo es el desprecio con el que se nos trata, a pesar de que los recortes en educación se reflejan con masivas llevadas de mano a la cabeza. Se intenta inculcar unos valores de esfuerzo, trabajo, honestidad que luego son sistemáticamente pisoteados por esos mismos medios de comunicación que ridiculizan tu trabajo señalando como modelos social a una señora que se acostó con un torero y tuvo una hija con él. Quizá deberíamos hacer todos eso. Entonces, ¿para qué sirve que se hable a los alumnos de algo que luego va a ser arrasado? ¿De qué sirve que reguemos un campo que va a ser quemado después?
Si aun así se sigue pensando que somos unos privilegiados, dicho privilegio es fácilmente asumible. Hagan una carrera, preparen unas oposiciones y póngase a dar clase en un centro con la maravillosa ley educativa que tenemos. Verán como piden no dos, sino dos mil horas más de clase.
La venida del internet
Por fin he decidido poner adsl en mi casa. Después de la que me ha liado mi querido pincho, bueno, más que mi querido pincho el proveedor de mi querido pincho, no he tenido más remedio que cambiarme. Y la verdad es que tengo la mosca detrás de la oreja.
Esta tarde, por supuesto, a la hora de la siesta, me ha llamado una señorita bastante despistada. Me comenta que la acabo de llamar, cosa falsa porque en mis sueños no hay teléfonos. Pero lo que sí le comento es que he solicitado Internet por Internet, valga la redundancia. A continuación me dice las formas en las que puedo contratar Internet, que si por Internet, que si en alguna tienda, ojo, no en todas... cosa que ya sé puesto que lo he hecho y que ahora no me importa nada, puesto que ya no lo voy a tener que hacer otra vez. Y a continuación me pide mi dni para comprobar que efectivamente he solicitado el producto. Y me ha dicho que ya me llamarán para venir a casa a instalar el teléfono, cosa que también ya sé. Tras lo cual me ha dado las buenas tardes y ha colgado el teléfono, supongo que satisfecha por un trabajo bien hecho.
Temblando estoy cuando tenga el fijo y empiece el bombardeo del telemárketing...
Esta tarde, por supuesto, a la hora de la siesta, me ha llamado una señorita bastante despistada. Me comenta que la acabo de llamar, cosa falsa porque en mis sueños no hay teléfonos. Pero lo que sí le comento es que he solicitado Internet por Internet, valga la redundancia. A continuación me dice las formas en las que puedo contratar Internet, que si por Internet, que si en alguna tienda, ojo, no en todas... cosa que ya sé puesto que lo he hecho y que ahora no me importa nada, puesto que ya no lo voy a tener que hacer otra vez. Y a continuación me pide mi dni para comprobar que efectivamente he solicitado el producto. Y me ha dicho que ya me llamarán para venir a casa a instalar el teléfono, cosa que también ya sé. Tras lo cual me ha dado las buenas tardes y ha colgado el teléfono, supongo que satisfecha por un trabajo bien hecho.
Temblando estoy cuando tenga el fijo y empiece el bombardeo del telemárketing...
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