miércoles, 31 de julio de 2013

Martes

Llévame a un sitio glamouroso. Donde nos llamen de usted y podamos pagar con tarjeta.

martes, 30 de julio de 2013

Dichos populares II

Bien está lo que ni siquiera empieza.

Ejercicio

Pasar al contrarrecíproco el post anterior.

Dichos populares

Ovni que no ves, extraterrestre que no te abduce.

lunes, 29 de julio de 2013

Lunes

Paseo ocioso, para hacer tiempo y moverse un poco. Farmacia, frutería y aceitunas, por este orden, previa parada en la peluquería para pedir hora. Buen tiempo, sin calor, hasta estorbaban las gafas de sol.

Escaparates con tiempo para ser vistos. Camisetas, instrumentos musicales. Banalidades.

Buena tarde de guitarra. Objetos que aparecen y desaparecen sospechosamente en el cielo, mientras cenamos.

La vida que pasa, sin que podamos evitarlo.

domingo, 28 de julio de 2013

sábado, 27 de julio de 2013

Politica

Quizá el gran empeño de los alcaldes es que la gente vaya andando a los sitios. Esta tarde, ni un peatón de camino a la estación. Y gran variedad de coches, escasamente ocupados.

Ánimo, que vais bien.

Rodríguez express

El hecho de estar todo el año, o gran parte del mismo, solo no es comparable al hecho de disfrutar de compañía y, durante unos días, o unas horas, que esa compañía te deje solo. Y en esas me he hallado yo durante algo más de 24 horas.

También es cierto que hay momentos de Rodríguez que más o menos ves venir y otros que se te vienen encima sin poder evitarlo. Cuando te los hueles la cosa es mejor, porque ya te montas el plan y te organizas, sobre todo en lo que a la comida se refiere. Las noches también se organizan, para evitar el engorro de la cena. Y siempre estos momentos suelen ser propios de actividades mas extraordinarias y atrevidas.

Esta vez ha tocado la otra opción, en la que apenas puedes hacer nada, salvo quedarte un poco mas viendo alguna peli en la tele, cosa que ya de por sí haces, que para eso estamos en verano y no hay que madrugar. Así que he tenido que seguir siendo el eficiente amo de casa, cocinero sustituto y acompañante de gato.

Aunque lo curioso es que se va la ama titular y los animales no te hacen ni caso. Pues que cacen, ¡que caray!

jueves, 25 de julio de 2013

Bíblica

Y vio Dios que era bueno. Y creó las comunidades de propietarios.

Papeleos

Seguimos con el papeleo del mas allá. Parece que se le va viendo el fin y mi abogada, aprovechando mis vacaciones, me ha mandado por el testamento. A pesar de haber sacado miles de copias compulsadas y no se cuántas cosas más hay que pedir el documento, que no informen, así que allá que me he ido esta mañana.

Al salir no hacía excesivo calor, a pesar de habernos alertado de forma amarillenta, o anaranjada, por calor. Antes, cuando las gitanas sólo acosaban a los turistas, nos asábamos de calor y no nos decían nada. Al menos que sirva de algo la forma de requisar de nuestras diversas administraciones.

El primer problema es que me han mandado a una dirección inexistente, pues el número 51 no existe en esa calle. Pero al ver un edificio rimbombante que ponía "Ilustre Colegio Notarial" deduje que era ahí. Me encantan los tratamientos de determinados colectivos. Te sablean y, por ello, son ilustres.

Por mi falta de concentración al teléfono, decidí hacer copia de los documentos que llevaba. Pero de ahí vino el segundo problema, no encontraba una fotocopiadora. Y tampoco tenía idea de dónde podría haber alguna. Así que guiado por mi instinto, decido sumergirme por las calles de la zona, bastante inmundas, por cierto. Casas de postguerra, pensiones rehabilitadas y fachadas que se caen en venta, pero que dejan entrever un pasado relativamente acomodado. Me paro en los nombres de las calles. A mayor rimbombancia del mismo, mayor inmundicia de calle.

En una esquina encuentro una fotocopiadora. No es la que busco, pero a buena fotocopiadora no le mires la caraja del dueño. Que, afortunadamente, no era así. Salgo con mis documentos en busca de confirmar mis sospechas testamentarias. Y allá que me planto, delante del portero.

Llamo y me abren. Se me ofrecen dos posibilidades, oficinas y nacionalidad. Como temo que la segunda no puedo devolverla, paso a la oficina donde en un principio me desorientan diciendo que me faltan papeles. Una segunda lectura pausada de los documentos adjuntos me permite acceder a un patio habilitado de oficina, donde con los documentos originales y treinta triqui-triquis, también originales, me emplazan a una llamada telefónica, donde me informarán de cuándo puedo recoger el documento y si hace falta que siga pagando. Porque la vida del heredero es, básicamente, pagar y rezar.

Salgo de allí y busco unos regalos para mi sobrino. Luego, el pan. Y regreso a casa pensando que los turistas de amplio volumen no deberían pasear por según que barrios.

La crisis del romero

Recuerdo aquellos tiempos en los que las gitanas de la Catedral repartían romero a los incautos turistas. Les leían la mano, les endosaban el romero y les pasaban una factura o una maldición, según la generosidad del visitante. Y eso que entonces el turismo era, relativamente, un bien escaso.

Ahora, que es la gallina de los huevos de oro convenientemente exprimida por nuestros gobernantes locales, hecho reconocido públicamente y sin ningún tipo de pudor, las gitanas ofrecen sus servicios a los nativos. Quizá el turista, de naturaleza incauta y confiada, ha evolucionado a costa de la filosofía low-cost, que te hace espabilarte a base de bien. Debe ser por eso que, aunque nos vean con paso firme y camino marcado, te abordan con el romero como escudo. Por si alguien pica.

Lo que no sé es si a nosotros nos harán descuento en sus previsiones. La próxima preguntaré a ver.

Jueves

Qué espanto. Qué horror.

miércoles, 24 de julio de 2013

Ajú, qué calor...

Y si solo fuera eso, pues nos daríamos con un canto en los dientes.

martes, 23 de julio de 2013

Martes

Avanza la semana, aunque parezca que no. Avanza la edición, parece que todo está ya pensado y más o menos bonito. O feo, que da igual, que solo lo voy a leer yo.

Mañana, madrugón pre-itv. Es el primer madrugón del verano, junto con los de los viajes. Los malos ratos, que se pasen cuanto antes.

Que mañana más tonta he echado. Es lo que tiene la desubicación.

lunes, 22 de julio de 2013

Rabiosa (y tediosa) actualidad

El sábado me afeité. Como consecuencia, dos catástrofes. La primera, que se atascó el desagüe. Este hecho fue fácilmente resuelto en un ataque de masculinidad impropio de mi. La segunda, que no se dieron ni cuenta y, encima, no me sirvió de nada.

Me estoy dando cuen de que me voy a tener que pelar antes de tiempo.

Me levanto, desayuno, y me pongo la tcm. Y eso, en cierto modo, no puede ser. Pero si te ponen tal selección de clásicos... Es que uno no es de piedra.

Creo que mi silencio no está siendo bien entendido. Pero... Qué se le va a hacer.

No desconecto. No lo consigo. Pero, extrañamente, me conformo.

domingo, 21 de julio de 2013

sábado, 20 de julio de 2013

Sábado

Pues otro día sin pena ni gloria, sin noticias. Afortunadamente.

Bueno, limpieza de sótano. Está siendo un verano muy limpio.

viernes, 19 de julio de 2013

Junta de distrito

Ayer asistí a mi primera junta de distrito. Recuerdo que seguimos en lucha para poder tener una movilidad digna en el barrio. Pero el hecho de trabajar fuera gran parte del año me impide asistir a dichas reuniones.

Podría hablar de lo que allí se dijo, del patente descontento de los vecinos, de los anuncios surrealistas, como la instalación de seis fuentecitas de agua para que no se nos deshidraten los vecinos y los turistas en los rigores del calor granaíno, pero me voy a centrar en las sensaciones que me trasmitió el evento.

En primer lugar, y yo creo que es la idea predominante, yo salí de allí con la idea de que me habían tomado el pelo. Nos han vendido como transporte público un tren pensado para el turismo. A mi, particularmente, me parece fantástico que se pueda explotar el atractivo de mi ciudad con mil cachivaches que paseen a la gente, independientemente de lo horteras que puedan ser y que no peguen ni con cola en el entorno al que van dirigidos, pero pienso que si genera empleo pues podemos darnos por bien servidos teniendo en cuenta la que está cayendo. Pero no se puede pensar que un transporte cuya finalidad es ganar dinero vaya a resolver la necesidad de transporte público que tenemos en el barrio. Eso se resuelve de forma muy sencilla, permitiendo que los autobuses vuelvan a pasar por la Carrera del Darro. No entendemos, no entiendo, por qué estorba al paseante un servicio público que pasa cada 15 minutos y no estorba un tren articulado, que va a ser el doble de grande, acarreando turistas. Seguro que se complicará la ya de por si delicada situación de la Carrera, que se ha convertido en un territorio sin ley en lo que a tráfico se refiere. También podemos hablar del coste económico que tendrá para los usuarios el invento, pues el billete vale 1,05 euros, habiendo que comprarlo en bono de 10. Yo, por mi parte, seguiré yendo a los sitios andando y, cuando no, pues cogeré el coche. Y a contaminar el planeta.

Por otro lado me admira la cerrazón de los políticos. Aunque te puedan dar la razón en tus argumentos, que parece que te la dan pero sin que se note, se niegan a dar su brazo a torcer y a rectificar. Les da igual. Y, cuando se les recrimina su actitud, se lo toman como un ataque personal. Tendrían que tener algo de humildad y no olvidar que su sueldo sale de nuestros bolsillos, cosa que no deja de ser admirable, que te fastidien y encima les tengas que pagar. Me estoy planteando dejar de cumplir con una de la que creo que es mi principal obligación como ciudadano, que es votar en las elecciones. No se si quiero seguir contribuyendo a una farsa, a perpetuar en el poder a personas que miran no por el interés de sus administrados, sino que los ningunean y desprecian. Pienso que deberían tener algo más de vergüenza en ese sentido.

No sé si volveré a ir a otra junta de distrito. Pero lo que seguro que no voy a hacer es dejar de luchar por algo que considero justo. Algo que disfrutábamos y que una decisión arbitraria nos privó hace ya casi año y medio.

miércoles, 17 de julio de 2013

El sillón

Cada vez más, en mis gestos veo a mi padre.

Angry Birds

Los que me conocen saben que yo no soy de jueguecicos. Bien es cierto que tuve mi época, pero ya pasó. Como muchas cosas, vino tan rápido como de fue. Salvo los juegos de cartas, claro. Y el de las fichas raras esas que hay que poner por parejas.

La cuestión es que, con el acopio de dispositivos electrónicos que estoy haciendo y con tanta sugerencia de la Google Playa, al final he puesto dos. Uno de ellos es el Pou, que es lo ideal para solteros treintañeros urbanitas que vivimos solos y que nos sentimos mal por no cuidar a nadie de menor edad y fruto de nuestras entrañas. El mio hasta tiene madrina y tía que juega con el, así que en lo que a él respecta me estoy raspando un verano de Rodriguez de difícil descripción. Lo que no sé es en qué nivel se independizará. Porque digo yo que en algún momento se tendrá que ir.

El otro juego, que me tiene ligeramente enganchado, si es que yo alguna vez pudiera hacerme adicto a algo, se llama Angry Birds, que traducido al castellano es algo así como pájaro cabreao. Se trata de unos cerdos verdes que se dedican a robar los huevos de los pájaros, de lo que se supone que surge el cabreo y las hostilidades establecidas entre los cerdos, que tienen una cara que da susto, y plumíferos, que tampoco tienen caras zagueras.
La cuestión es que hay que disparar los pájaros con un tirachinas gigante para hacer diana en los cerdos y demás parafernalia que los acompaña, para matarlos e ir superando niveles. Visto así, y una vez que ya llevo unos días jugando, he llegado a la conclusión de que el juego este es un estropicio, aparte de dejar una estela de muerte y destrucción en el mundo animal de la que no se yo si se habrán percatado los ecologistas. Porque como se den cuenta nos persiguen como los de las pieles. Y si no, al tiempo.

También he de reconocer, sin ningún pudor, que tampoco tengo mucha idea de cómo se juega. Bueno, lo fundamental sí, disparar al cerdo pero, por ejemplo, en vez en cuando sale un huevo de la parte inferior de la pantalla a la superior, que se va así como flotando, y no se exactamente qué tengo que hacer con eso. Yo le pincho, pero no pasa nada. Al menos ya sé que las estrellas al final del nivel me dan el grado ende destrozo. Es decir, contri más destrozo, más estrellas. Yo pensaba que eso iba en función de la eficiencia en el disparo, pero por lo visto no, aquí hay que destrozar a saco.

En fin, seguiré jugando y, con lo que ses, les voy contando.

Casablanca

En TCM.

Si algo tenía Rick claro es que siempre vuelven, entre pausas o acompañadas, para recordarnos lo que pudo haber sido pero ellas no nos dejaron, porque siempre había alguien con ideales que las hacía más merecedoras.

No como nosotros. Pobres desgraciados. Pobres infelices.

martes, 16 de julio de 2013

Previsiones/persectivas

La provisionalidad hace una idea de lo que puede ser definitivo.

Luego, pues será lo que tenga que ser. Pero me temo que ya hay quien tiene su cupo de penitencia.

Si es que no nos libramos, Señor...

lunes, 15 de julio de 2013

Conversaciones

- Cariño, voy por tabaco.

- ¡Pero si tu no fumas!

- Por eso mismo.

Cómo está el gremio.

Aquí.

Lunes

Después del fin de semana viene el lunes. Verdaderamente, los caminos del Señor son inescrutables y te sorprenden a la más mínima de cambio. Pero lo que es flor de un día acaba marchitando más tarde o más temprano e, inevitablemente, hay historias que se quedan sin escribir, como proyectos que se difuminan, como el agua que corre formando remolinos.

sábado, 13 de julio de 2013

El romerismo

Esa dejadez que impide la resolución de problemas por parte propia y, además, pone mala cara a que la hagan los demás, sabiendo que serán éstos los que tengan que moverse. Pero cuando todo sea más complicado.

Más o menos.

Viernes de estreno

Noche desvelada. Madrugón de toldo. Me he pasado el día escondido, en mi propia casa.

Bajé esta mañana por fruta. Y poco más.

jueves, 11 de julio de 2013

El toldo que no llega

Verano de cielo gris plomizo.

Documental de los años 80 sobre el R.U. en la 2.

Proverbios reloaded

Sopa blanca, sopa negra, lo importante es que alimente la tripa.

miércoles, 10 de julio de 2013

Esperando la venida del toldo

Acabo de poner en orden, pero en bruto, las entradas de 2010. Lo estoy haciendo sorprendentemente rápido, lo que me hace pensar que está mal hecho o que todavía ni me imagino la que me queda hasta que quede bonito.

No sé si en un libro me va a caber todo el año o tendré que partir en dos... Bueno, ya veremos.

Atención al cliente

En los últimos días me he visto en la necesidad de llamar a los servicios de atención al cliente de la empresa de aguas municipal. Empresa de aguas que, dicho sea de paso, estima divinamente los consumos.

El caso es que cuando le sueltas la retahíla de datos habituales y te preguntan por el nombre, pongamos por caso Fulanito de Copas, se dirigen a ti como señor Fulanito. Y mi ruego es que aprendan a llamar bien a las personas, que o bien nos digan Sr de Copas o bien Don Fulanito.

Hala, ya me he quedado a gusto.

Antes de empezar

Recuerda cuando camines entre tinieblas que una vez sentiste al sol acariciar tu piel.

Propuestas de mejora

Hay que reconocer que los musicales en el cine no están tan mal. Lástima que a veces canten tanto.

Y digo yo...

¿ A dónde irá del camino de baldosas rojas? Porque digo yo que que algún sitio tiene que llevar...

martes, 9 de julio de 2013

Vamos p'allá

He comenzado. Ya no se me queda bloqueado el ordenador por vayustéasaber qué motivo. Me gustaría a mi saber de ordenadores, pero es que uno es asín.

Creo que lo voy a hacer por cursos, de septiembre a septiembre, pues es así como yo veo los años. Y, en principio, no voy a poner las entradas por orden diario. Incluso me estoy pensando no ordenarlas siquiera por días del mes, es decir, estoy pensando en empezar directamente el 31. Hacerlo un poco en plan islámico. Gurús de la edición, ¡vengan a mi!

Por otro lado, siempre es interesante recordar qué se escribía allá por el 2010, cuando no tenía las dos canas que tengo en la barba. O, al menos, no era consciente de que estuvieran ahí. Veo mis clases de guitarra. Y veo cómo la puerta estuvo abierta y yo ansioso en ella. Creo que en eso he aprendido algo. La he dejado abierta y me he retirado un poquito. Y algún empujón he dado, cosa que llevaré por siempre en mi conciencia, que conste.

En fin, que me gustaría decir aquello de cúanto hemos cambiado. Pero me parece que va a ser que no.

Entrada para hacer constar

Que ayer hice una primera aproximación a la edición bloguera. Y acabé de los nervios. Intentaremos de nuevo hoy a ver.

Martes

Segunda mañana de médicos. Algo de madrugue, pero poco. Y tampoco mucha espera. Es curioso que en una sala abarrotada de gente llegue alguien y, a los 10 minutos, lo reciban. Eso se llama optimizar. O bien la gente que es muy ansias.

Recetas conseguidas. Y confesión hecha. Ahora, esperar a ver.

El tiempo pasa despacio.

lunes, 8 de julio de 2013

La chica del contador

Al llegar a casa me encontré la tarjeta. También es mala sombra que, para una vez que salgo vengan a leer el agua. Para no dejar cosas pendientes, leo el contador y llamo. Al finalizar, me intentan vender no se qué. Llegará el día que los sueños tengan teletienda.

Mientras escribo suena la puerta. Es ella, armada con su sonrisa, su elegancia serena y su lector con código de barras. ¡Cuánto me gustaría tener a mi uno como el de ella! Me pide ver el contador y yo le abro las puertas de casa y la tapa del mismo. Me pide ir a la casa de al lado y allá que voy. Lo anota y se despide, aconsejándome que otra vez espere a las tres, que la chica del contador siempre llama dos veces.

Pregunta por la familia. Y lo siente. Y queda en volver para la próxima factura.

Lástima que yo no estaré aquí. Pero tu recuerdo nunca me abandonará.

Fulgencias

Como esta mañana no tenía plan me he ido a urgencias. He de reconocer que ha ayudado el hecho de la mano palmipinchada, pero es que el verano mengua las perspectivas de ocio. Así que, una vez desayunado y ataviado con un libro me he personado en el hospital, a ver qué me decían. He de reconocer que, a mis 34 años, estoy alcanzando un nivel de abuelismo que me hace sentir bastante orgulloso de mi mismo. Tan sólo me faltaría subirme algo más los pantalones y la chaqueta cubana aquella que tenía mi tío. Ah, y enseñar camiseta de tirantes con panza.

Mucho tráfico para ir. Taxis, coches de policía corriendo de un sitio a otro. Mucho ruido. No estoy acostumbrado a ello, así que casi llegando he optado por ponerme los auriculares. Los sonidos de la ciudad no me interesan.

Llegada sorprendente, pues de nuevo han vuelto a cambiar el mostrador de admisión. Con dificultad saco de la cartera la tarjeta y superamos el papeleo sin más problema. Paso a la ya entrañable sala de urgencias y dudo donde sentarme. Al final lo hago cerca de una señorita bastante marimacho que me mira con desdén. Yo aplico cierto melasudismo y abro mi libro, sobre música y matemáticas. Al rato llega la amiga/hermana/vetetuasaber y se ponen a hablar, confirmando el marimachismo prescrito. Y yo me zambullo de nuevo con mis octavas y mis cuartas.

Me llaman relativamente pronto. A lo lejos, en el pasillo, veo al médico que atendió a mi padre. No se si me habrá conocido, pero el mío me espera dentro de la consulta. Pido pasar y el Dr Hipster a falta de aifon me recibe. Empiezo a contarle mis cuitas y, de repente, le vibra la bata. El Dr Hipster con aifon confirmado sale al pasillo a atender la llamada. Mientras, mis ojos se pasean por la consulta, por los comunicados internos, por la pantalla del ordenador.

Al final soy examinado. El Dr Hipster de tupé imposible a lo lamido de vaca me tranquiliza. Dice que es normal que las plantas desarrollen bacterias que luego se inoculen el en cuerpo. Pienso para mis adentros que si hubiera visto el estado y ubicación de la palmera me habría amputado el dedo y lo hubiera quemado como medida preventiva. Pero es lo que tiene la inocencia.

Salgo camino a la farmacia. La mano reclama su cuota de importancia y empieza a doler sin que mueva el dedo. Llevo el talonario, pero como estoy agilipollao se me olvida que me hagan las recetas. Paso de volver. Ya tengo plan para mañana. Ir por recetas.

¡Vivamos la tercera edad, qué caray!

domingo, 7 de julio de 2013

Visitas

Hoy he sido amablemente visitado. Lo agradezco. Es justo lo que necesito.

También es cierto que yo debo hacer una visita. Lo del pinchazo de la mano me preocupa, me va a retrasar con mi plan de guitarra. Pero teniendo en cuenta que en el otro dedo de la otra mano a los dos días desapareció la cosa me tranquilizo. Habrá que dedicarse a la nada ardua tarea de la edición del blog. Procederemos con ánimo en tal caso. Simple cambio de planes.

Por otro lado, quedan pendientes otras visitas. Habrá que hacerlas sin más remedio. En cierto modo, creo que es abrir la caja de Pandora y no estoy muy seguro de si debo hacerlo. Pero es un paso que hay que dar.

Hay que ser valiente. Aunque sea por una vez.

Parte de guerra

En el día de hoy, pinchado el jardinero de guardia, damos por finalizado el plan de actuaciones de emergencia.

Sobre todo, porque el pinchazo me ha dejado la mano izquierda tonta. Quizá en la punta se estaba recociendo bacterias de enfermedades varias y ahora están en mi mano, tramando maléficos planes de destrucción masiva. Nuevas enfermedades de las que yo seré el primer afectado. Siempre a la vanguardia. Como corresponde.

Y también porque las herramientas son una m.. digo, de una operatividad bastante reducida. No sé cuántas veces ha estado el serrucho para salirse y tropezarse con mi cara. Menos mal que llevo mascarilla. Y gafas. Bien es sabido que no es elegante pegarle a alguien con gafas.

Hay que reconocer, nos echaremos flores, que hemos convertido la noche en día. Sobre todo porque ahora por la noche entran las luces de la calle y el incandescente se funde con el negro del huerto, dando como resultado una atmósfera algo siniestra que el verano se encarga de difuminar. Porque el calor no es amigo de esas cosas. La pereza del calor.

Así que uno que da de mano. Si quieren mejores resultados, que llamen a un profesional del ramo. Bueno, de la rama.

sábado, 6 de julio de 2013

Sábado

Cuando la casa está demasiado vacía, el tiempo parece detenerse.

Cuando la casa está algo más llena el tiempo, además, llora.

La higuera

Hoy la he estado podando. Su porte es señorial, pero su interior está podrido. Curiosa metáfora. Me he dado cuenta de que las ramas superiores están secas y alguna he retirado a lo bestia, con el rastrillo y tirando hacia abajo. Hubo suerte y no cayó nada a la calle. Tampoco creo que pasara nadie en ese momento.

Mañana retiraré, con ayuda, otro par de ramas que ahogan al membrillo zamboa. Con otras tantas del almez daré por finalizada la operación. Ahora quedará quitar de en medio todo lo que se pueda, pues broza hay como para parar once trenes.

Me gusta el trabajo metódico del campo, aunque en este caso se haga a destiempo. A veces no queda otra que vivir un poco así, por aquello que dijo aquél de los imponderables. Pero es lo que toca y lamentarse no arregla mucho. Al contrario, ennegrece el alma y el futuro.

Y es que todos somos un poco como mi higuera. Pero sin poda que lo remedie.

viernes, 5 de julio de 2013

El aeropuerto

Hoy me ha tocado viaje de ida al aeropuerto. Pero no para usarlo, sino para que lo usen otros. Esa es mi vida de verano, la de chico para todo. Bueno, casi.

El aeropuerto podría clasificarse como de mesa camilla y brasero. De tardes de película en el lluvioso invierno. Antes era aún más pequeño, pero hubo una ampliación y entonces resultó ridículamente grande, una especie de quiero y no puedo. Pero se lo acabamos perdonando porque, a fin de cuentas, es el único que tenemos, aunque lo compartamos con una ciudad a cien kilómetros de él.

Aún recuerdo cuando te daban media hora de aparcamiento gratis. Como en el Corte Inglés, pero sin necesidad de comprar. Ahora te cobran desde el primer momento pero, en contraprestación, en la entrada ahora caben dos coches a la vez, y han habilitado un techo para no insolarte mientras sacas el ticket de la máquina. Y otro mientras pagas. Siempre me ha llamado la gran cantidad de coches que hay en el parking y luego entras en la terminal y no hay nadie. Supongo que serán coches de empleados, aunque tampoco hay tantos. Quizá los tengan para dar ambiente, quién sabe.

Entramos al edificio por llegadas y, casi sin darnos cuenta, estamos ante el mostrador de salidas. De los 15 que hay sólo he visto funcionar 3 en todos los años de mi vida. La próxima vez que vaya me tengo que acordar de ver si  todos tienen de verdad ordenadores o son de atrezzo. Al llegar nos pilla el cambio de turno y el señor de las maletas coge y se va volando, nunca mejor dicho. A unos diez metros una señora se queja de su maleta perdida. Su primera vez, parece. Al cabo del rato viene otra señora para cumplir con los trámites maletíferos y darnos la tarjeta de embarque. Ya sabemos que hay que llegar o antes de las dos o después de las dos. Pero nunca a las dos.

Una vez cumplido el trámite nos dirigimos al embarque. Antes, cuando no teníamos dutifrí, había una zona en la que se podía ver la pista. Casi seguro que la gente se iba a pasar ahí la tarde a ver aterrizar los aviones, como aquella vecina que teníamos en el barrio, a la que sorprendimos en multitud de ocasiones en la estación de autobuses. Un día le preguntamos el por qué y nos dijo que ella acudía allí para despedir a todo el que se iba y a recibir a todo el que llegara. La soledad es muy mala cuando no se busca.

Ahora, enseñas tu tarjeta, te despojas de tu dignidad para pasar por el escáner y te tienes que poner lo que te quede a la salida del mismo. Afortunadamente, en este aeropuerto no hay prisa. Pero para poder ver la vista, ahora, hay que pagar. El signo de los tiempos...


jueves, 4 de julio de 2013

Mucho tiempo atrás II

Lo que realmente me dolió no fue que creyeras que me habías abandonado en pro de lo que te mostré, sino que no confiaste en mi a pesar de que te lo di todo.

Mucho tiempo atrás

Recuerdo, de aquella noche que salí, la extrañeza de tener que ir de un sitio a otro justo cuando más a gusto estaba. Esa prisa por moverse, aceptada por todos como dogma, conducidos sin amo pero con la fuerza del cayado del innombrable.

Cócteles

Novelas de sobremesa e indicadores homologados.

Axioma LXXIII

Ser hijo es ser esclavo. Pero voluntariamente.

Viernes

Aunque sea jueves. Día de mercado, con fruta, carne y huevos rotos. Porque por muy previsor que se quiera ser, si la cosa viene mal, pues viene mal.

Esperar en la charcutería. Jamón y queso como regalo. Yo creo que es lo más práctico porque, afortunadamente, se tiene de todo. Y los mejores ratos se pasan meneando el bigote. Así que, como nos sermoneaba el cura aquel, comamos y bebamos que mañana moriremos. Aunque nos lo decía para echárnoslo en cara. Pobres pecadores, qué será de nosotros.

La parada en la fruta es fundamental. Siempre gusta conversar, comprar sin prisa aunque se tenga. Porque hay ciertos sitios a los que hay que ir sin prisa. Es así.

Antes, paseo para hacer algo de tiempo. Guitarristas en la calle hacen que me muera de envidia. De envidia sana con un puntito de sal, para que escueza. Aunque siempre llego a la misma conclusión: Para lo que hago y lo que quiero, bastante llevo. Hay que asimilar las limitaciones. Para luego intentar batirlas. Como los huevos que se han roto.

Hoy también es domingo. Comeremos paella. Y, mañana, aparte de jardinero, seré chacha.

Un verano completo, oiga.

miércoles, 3 de julio de 2013

El picudo rojo

Se cargó la palmera. La del patio. Por una parte está bien, porque un poco más despejado el camino a la cochera. Esa cochera con dos puertas, una para entrar y otra para salir, que es el anhelo familiar más estúpido, pues digo yo que basta buscar a un albañil o dos y ponerse manos a la obra, nunca mejor dicho. Eso, y pedir un vado. Pero bueno, es bien sabido el gusto de esta familia por la incomodidad. Claro que ya, a mi, plim.

La cuestión es que cayeron las ramas. El hipotético jardinero experto en palmeras que iba a venir a sanear no llegó. Menos mal que yo tenía guardia de huerto y me he puesto hoy manos a la obra. Me he pinchado y me ha salido una gota de sangre. Y eso que he apretado. Ahora me molesta un poco el dedo, pero tampoco nada grave. Confío en que no haya que amputar.

Una vez apiladas las palmeras secas, las ofrezco para el Domingo de Ramos a buen precio, he quitado con mi recuperada azada algo de hierbas, de esas que se agarran con ansia al suelo. Luego las he ido apilando y he comprobado que, sin duda, el animal más perfecto de la creación divina es el gato. Allí estaba, sentado con las manos en los bolsillos justo debajo de la otra palmera, viendo como acarreaba hierbas secas de un sitio a otro. El algún momento ha debido tener sueño y se ha acurrucado, tapándose con la pata el oído, pues por lo visto le estaba molestando con mis trabajos. Desde luego, que abnegación.

Para acabar por hoy he quitado un árbol que estaba ahí, sin hacer nada útil salvo la fotosíntesis, para calzar el pobre celindo, que a ver si conseguimos revivirlo. Se me ocurre una traslación al ámbito escolar, pero la voy a omitir por estar en horario infantil. Tengo al granado y al membrillo zamboa en lista de espera para ser calzados, en una acepción decente de calzado, se supone. Pero para ello necesito ramas más altas, escalera, y alguien que certifique mi óbito en caso de caer. Que sería de muy mal gusto caerse de la escalera sin que nadie lo viera.

martes, 2 de julio de 2013

Pero algún dia habrá que atreverse

Es mejor quejarse que arreglar. Así siempre hay una excusa.

A futuro

Me gustaría ver la cara que se les queda al ver la roca deshacerse en arenilla.

La mascarilla

Hoy me he puesto una mascarilla. En los días anteriores, en cuanto llevaba dos horas en faena, empezaba a moquear y a gastar pañuelos como loco. Y hasta sentía molestias en los pulmones y la voz tomada. Y la veredas es que hoy ha ido mucho mejor la cosa. Bien es cierto que, visualmente, la cosa no quedaba muy bien, porque parecía una especie de Darth Vader cañí, con la mascara y el sombrero de paja. Pero como nadie me iba a ver, tampoco me preocupaba en exceso.

Hoy se perdió la azada. Bueno, en realidad me he dado cuenta de que se ha perdido, cuando iba a arrancar unas matas. Al final lo he intentado con la otra y lo he dejado por imposible. Lo que son las buenas herramientas. He empezado a pensar que si se llevaran toda la broza que estoy quitando, dejaría lo gordo limpio en un mes. A salvo de los innumerables detalles. Cuando ya tenía el recambio visto, ha aparecido. Bueno, treinta euros que me he ahorrado.

Los gatos me miran mientras trabajo. A veces se acercan, pero luego salen huyendo. Son otros tiempos. Y son otros gatos.

He pensado una entrada buenísima, de estas que no sabes por qué van y que tanto llaman la atención. Luego, en el parking, se me ha ocurrido otra. Lo que ya no se es si una reemplazó a la otra o bien nunca hubo dos. Luego, si eso, la pongo.

lunes, 1 de julio de 2013

Mañana de huerto II

Tras la tunda de ayer hoy he seguido con ánimo renovado. Ahora estoy hecho polvo, pero al menos me conformo con que las uñas están intactas.

Creo que había olvidado lo que me gusta la jardinería. Recuerdo esas mañanas de verano, con mi tío, poniendo un poco de orden en la selva que es el huerto, aunque hay que reconocer que tampoco quedaba tan mal. Hasta teníamos un proyecto urbanístico y todo. Tan solo nos faltaba alguien que lo mantuviera durante el invierno y agua para regar en abundancia. Osease, que nos faltaba lo principal.

La cosa se fue diluyendo. Las fuerzas fueron abandonando a unos y las obligaciones primero y la desgana después reemplazaron aquellas mañanas de verano. Tan solo actuaciones de emergencia. Lo que pasa es que la de este año es a lo bestia.

Quitadas las ramas del primer almez, hoy me he podido dar cuenta de la gran cantidad de ellos que hay en el huerto. De todos los tipos y tamaños.Y van para arriba que no veas. Pero de momento no los voy a tocar, sobre todo porque hay que deshacerse de lo ya cortado, que es una cantidad importante. A ver qué se nos ocurre.

Afortunadamente, una forma de reciclar es hacer puntales u horquillas para otros árboles. Ayer recicle una rama para la higuera y hoy otra para un membrillo zamboa, o lo que creo que es un membrillo zamboa, que estaba completamente doblado. Ha quedado una especie de arco bastante curioso. Además, me he dado cuenta de que después de las obras de la casa de al lado ha aparecido una especie de banco de obra con pinta tosca pero acogedora. Hasta le habremos ganado terreno y todo. Ya me extrañaba a mi el salto felino a tanta altura.

He recortado una palmera y he atado otras dos. La víctima del picudo tengo que limpiarla, cuando pueda. Me temo que las otras dos van por el mismo camino. Siempre erguidas, de forma señorial, pero abiertas en lo alto. Como si no fueran capaces de peinarse. También me he dado cuenta de lo gordo que tiene el tronco el ciprés. A pesar de no ser tan alto. Espero que no haya que actuar de emergencia sobre él. Ya está la higuera para eso.

Queda tantísimo por hacer que tengo asumido que no acabaré nunca. Pero al menos es un entretenimiento con el que no contaba. Me ha hecho recordar lugares que ya no visitaba, aun teniéndolos al bajar una escalera,  otros tiempos, otras personas ya fallecidas.

Es curioso que mi vida sea ya mas de muertos que de vivos.

Casi, casi

Los delfines se acaban ahogando.