jueves, 31 de mayo de 2012
miércoles, 30 de mayo de 2012
Doble dirección
Al cruzarse con ella, el "¡Hola!" se perdió en el hueco inmenso de su ego, como un objeto lanzado al vacío del espacio, para no volver nunca más.
Autopromoción (chim-pón)
Estimados lectores/as/os:
Hoy les quiero hacer partícipes de una innovación de tal calibre que, sin deexagerar, nos introduce, por lo menos, en el siglo XXII si no más allá. A partir de ahora, si acceden a este humilde blog con su móvil verán la plantilla especial para móviles y no como lo verían desde la pantalla de su ordenador.
Así, podrán ver el titulo de la entrada y una previsualización de la misma (o preview, que queda más moenno), con lo que podrán decidir si les compensa perder vista en leerla o no. Y así me tendré yo que currar más los inicios, para engancharles.
Pues nada. Desde Detrás de la Tiza siempre innovando por ustedes, que se lo merecen.
PD: Me parece que pongo comas de más. A pesar de la crisis.
Hoy les quiero hacer partícipes de una innovación de tal calibre que, sin deexagerar, nos introduce, por lo menos, en el siglo XXII si no más allá. A partir de ahora, si acceden a este humilde blog con su móvil verán la plantilla especial para móviles y no como lo verían desde la pantalla de su ordenador.
Así, podrán ver el titulo de la entrada y una previsualización de la misma (o preview, que queda más moenno), con lo que podrán decidir si les compensa perder vista en leerla o no. Y así me tendré yo que currar más los inicios, para engancharles.
Pues nada. Desde Detrás de la Tiza siempre innovando por ustedes, que se lo merecen.
PD: Me parece que pongo comas de más. A pesar de la crisis.
martes, 29 de mayo de 2012
Le retour de la tortue
Al cabo del tiempo, volvió la tortuga. Lo hizo tal y como se fue, sin decir nada. Un día vimos algo moverse en la alberca y era ella, nadando la mar de feliz en el agua a juego con ella.
Nos alegramos todos. Siempre te alegra que regrese el hijo pródigo, independientemente de que tenga o no caparazón. Así que ya que había elegido dónde quería vivir, le acomodamos un poco el hábitat, hasta crearle una alberca tipo ikea. Le pusimos un tronco del nogal que se secó y que al talarlo se llevó el peral por delante y de vez en cuando le renovábamos el agua. Y del equilibrio demográfico ya decidió encargarse ella
Había crecido un montón. Supongo que se apañaría comiendo hierba en el huerto. Recuerdo verla subida en el tronco, quieta, con el cuello completamente estirado, con sus pequeños ojos negros mirando alrededor. Lamentablemente, su viaje no la había vuelto sociable, pues no había manera de pillarla, así que había que conformarse con verla en la distancia, en su tronco, a merced de las corrientes que lo movían en el pequeño estanque.
Pasó el tiempo y ella seguía en su sitio. Hasta que otro día volvió a desaparecer. Y hasta hoy.
Ya lo decía Zenón. No hay quien coja a una tortuga.
Nos alegramos todos. Siempre te alegra que regrese el hijo pródigo, independientemente de que tenga o no caparazón. Así que ya que había elegido dónde quería vivir, le acomodamos un poco el hábitat, hasta crearle una alberca tipo ikea. Le pusimos un tronco del nogal que se secó y que al talarlo se llevó el peral por delante y de vez en cuando le renovábamos el agua. Y del equilibrio demográfico ya decidió encargarse ella
Había crecido un montón. Supongo que se apañaría comiendo hierba en el huerto. Recuerdo verla subida en el tronco, quieta, con el cuello completamente estirado, con sus pequeños ojos negros mirando alrededor. Lamentablemente, su viaje no la había vuelto sociable, pues no había manera de pillarla, así que había que conformarse con verla en la distancia, en su tronco, a merced de las corrientes que lo movían en el pequeño estanque.
Pasó el tiempo y ella seguía en su sitio. Hasta que otro día volvió a desaparecer. Y hasta hoy.
Ya lo decía Zenón. No hay quien coja a una tortuga.
¿Donde estará mi tortuga?
Al hilo de ciertas paradojas he recordado que, una vez, tuve una tortuga. Mi tío me la compró, supongo que porque estaba harto de tanto gato que andaba entonces por mi casa y me apetecía algo de variedad. Después de varias intentonas mascoteras, acabé con una tortuga, metida en una caja de cartón con agujeros, en mi casa.
Su primera vivienda fue una caja de galletas, Krittitas, de plástico, con algo de agua y una piedra. La cosa era bastante descorazonadora, porque la tortuga nada más verte se iba al agua y se escondía debajo de la piedra, y no salía por mucha comida que le echaras que, por cierto, tenía un olor bastante peculiar. Al menos, con los gatos, si los llamabas con insistencia y el gato tenía algo de hambre existía la posibilidad de un sobeteo fugaz. Pero la tortuga se me antojaba insobornable en ese aspecto.
En previsión de que el hábitat tortuguil se quedara pequeño, mi tío me buscó una pila grande de piedra, donde se podría poner algo de agua y así tendría una vivienda más digna, tal y como establece nuestra constitución. Firmamos la hipoteca y mi otro tío hizo una tapadera con una tela metálica, para evitar fugas infinitesimales. Yo, al verla, expresé en un episodio de sabihondez infantil que podríamos calificar de "moderado" que la tela que le habían puesto tenía un agujero demasiado grande y que la tortuga se podría escapar. Pero los responsables de la infraestructura me dijeron que sería improbable, porque la tortuga no se daría cuenta. No obstante, por si acaso, fui colocando unas ramitas secas de madreselva, para estrechar la cosa. Pero la tortuga, que no era boba, se dio cuen y, una mañana, desapareció de su casa, dejando la hipoteca a medias. Y, de camino, me dio la razón, desencadenando una crisis familiar.
Primero Zenón y luego esto. ¡Qué carácter tienen las tortugas!
Su primera vivienda fue una caja de galletas, Krittitas, de plástico, con algo de agua y una piedra. La cosa era bastante descorazonadora, porque la tortuga nada más verte se iba al agua y se escondía debajo de la piedra, y no salía por mucha comida que le echaras que, por cierto, tenía un olor bastante peculiar. Al menos, con los gatos, si los llamabas con insistencia y el gato tenía algo de hambre existía la posibilidad de un sobeteo fugaz. Pero la tortuga se me antojaba insobornable en ese aspecto.
En previsión de que el hábitat tortuguil se quedara pequeño, mi tío me buscó una pila grande de piedra, donde se podría poner algo de agua y así tendría una vivienda más digna, tal y como establece nuestra constitución. Firmamos la hipoteca y mi otro tío hizo una tapadera con una tela metálica, para evitar fugas infinitesimales. Yo, al verla, expresé en un episodio de sabihondez infantil que podríamos calificar de "moderado" que la tela que le habían puesto tenía un agujero demasiado grande y que la tortuga se podría escapar. Pero los responsables de la infraestructura me dijeron que sería improbable, porque la tortuga no se daría cuenta. No obstante, por si acaso, fui colocando unas ramitas secas de madreselva, para estrechar la cosa. Pero la tortuga, que no era boba, se dio cuen y, una mañana, desapareció de su casa, dejando la hipoteca a medias. Y, de camino, me dio la razón, desencadenando una crisis familiar.
Primero Zenón y luego esto. ¡Qué carácter tienen las tortugas!
Esperanzas
Me gustaría que todos los conocimientos musicales que tengo en la cabeza, como islas inconexas, se unieran en un todo, como una Pangea musical.
lunes, 28 de mayo de 2012
domingo, 27 de mayo de 2012
Canciones perdidas
Hubo una vez que oí una canción. Era verano, era de noche, cuando era más joven y las canciones se cazaban en la radio, con la cinta y los dedos siempre preparados para quedarte con ese trocito de música que permitía evadirte de tu yo por unos momentos. La canción hablaba de Van Gogh y no pude oír su título. Tan solo me quedé con lo de Starred Night, pero no con quién la cantaba. Y la guardé en mi corazón durante mucho tiempo.
Recuerdo aquellas noches de balcón y radio, esperando que pasara el verano, planeando cuidadosamente los días y, sobre todo, las noches. Aquellas noches que tanto sorprendieron a algún vecino mirón. Esperando que pasara algún coche para disimular el ruido, viendo elevarse hacia el cielo huérfano de estrellas, celosas por no poder brillar más que las farolas. Recuerdo tantas canciones que atesoré y que fui coleccionando con el tiempo, en la época en la que tenía mérito.
Hasta que un día, por esas magias de las nuevas tecnologías, me encontré de nuevo con ella. Y sonó tan mágica como la primera vez, incluso asomaron las mismas dos lágrimas en mis ojos, ya que desde entonces estaban esperando.
Recuerdo aquellas noches de balcón y radio, esperando que pasara el verano, planeando cuidadosamente los días y, sobre todo, las noches. Aquellas noches que tanto sorprendieron a algún vecino mirón. Esperando que pasara algún coche para disimular el ruido, viendo elevarse hacia el cielo huérfano de estrellas, celosas por no poder brillar más que las farolas. Recuerdo tantas canciones que atesoré y que fui coleccionando con el tiempo, en la época en la que tenía mérito.
Hasta que un día, por esas magias de las nuevas tecnologías, me encontré de nuevo con ella. Y sonó tan mágica como la primera vez, incluso asomaron las mismas dos lágrimas en mis ojos, ya que desde entonces estaban esperando.
Personajes de la patria: El turista torpe
Es una de las plagas de las zonas turísticas. Vagan por todas partes, con sus cámaras, sus parasoles, siguiendo en plan borreguillo a la guía que suele sujetar algo en plan Estatua de la Libertad. Haga calor, llueva o granice, allá que están ellos, llenando los bolsillos de las tiendas de souvenirs y preparándose bocatas impunemente en las plazas de las ciudades y pueblos de nuestra fermosa piel de toro.
Aunque a veces van en pareja. En tal caso suelen ser o muy jóvenes, casi seguro que el primer viaje que hacen juntos, o muy mayores, para recordar el primer viaje que hicieron juntos y por cerrar el círculo, por si la diñan en próximas fechas.
Pero hay otro turista que hoy merece mi atención. Suele ir solo, desmapado, con una mochila y siempre pregunta al que le parece aborigen sobre la situación de los puntos de interés con una perfecta mezcla de todos los idiomas que sabe entre los que, por supuesto, no está el del país que visita.
Hoy me he encontrado con uno. Delgado, moreno de rayos uva, pelo corto rizado, se me acerca con ademanes muy educados y me pregunta en una mezcla de inglés, italiano y español por "una información". Le han dicho que por allí cerca hay un sitio para mirar y quiere ir a mirar, cosa lógica y comprensible por otra parte. Yo, a pesar de ciertas cuestiones que ya están suficientemente tratadas, decido ayudarle y le digo el nombre del sitio que supongo busca, pero me insiste en que busca un sitio para mirar. Como veo la posibilidad de entrar en un bucle, decido facturarlo al mirador más cercano con las instrucciones habituales, pero no parece enterarse. Vuelvo a repetírselas, pero tampoco las pilla. Lo único que hace es levantar la mano y enseñarme el pedazo de móvil que lleva. Estoy por decirle que la próxima vez active el roaming de datos y que se busque la vida, que siendo tan torpe no se puede hacer turismo.
En vista de que la cosa se puede extender más de la cuen, decido acompañarlo al punto de partida. Me acompaña de forma ceremoniosa, como sin querer sudar, y le repito lo de la primera a la derecha y luego la primera a la izquierda, pero me pregunta que por dónde. Sigue sin enterarse de nada. Así que le digo que suba, que todo para arriba, repitiéndole el orden de las instrucciones sobre cuándo y dónde girar y casi que le doy un empujoncito para que suba la cuesta, porque el hombre tampoco se le ve con mucho ánimo para subir.
Pero es que el que algo quiere mirar, algo le cuesta.
Y si no, pues las redes sociales, que se entera uno de todo divinamente y sin salir de casa.
Aunque a veces van en pareja. En tal caso suelen ser o muy jóvenes, casi seguro que el primer viaje que hacen juntos, o muy mayores, para recordar el primer viaje que hicieron juntos y por cerrar el círculo, por si la diñan en próximas fechas.
Pero hay otro turista que hoy merece mi atención. Suele ir solo, desmapado, con una mochila y siempre pregunta al que le parece aborigen sobre la situación de los puntos de interés con una perfecta mezcla de todos los idiomas que sabe entre los que, por supuesto, no está el del país que visita.
Hoy me he encontrado con uno. Delgado, moreno de rayos uva, pelo corto rizado, se me acerca con ademanes muy educados y me pregunta en una mezcla de inglés, italiano y español por "una información". Le han dicho que por allí cerca hay un sitio para mirar y quiere ir a mirar, cosa lógica y comprensible por otra parte. Yo, a pesar de ciertas cuestiones que ya están suficientemente tratadas, decido ayudarle y le digo el nombre del sitio que supongo busca, pero me insiste en que busca un sitio para mirar. Como veo la posibilidad de entrar en un bucle, decido facturarlo al mirador más cercano con las instrucciones habituales, pero no parece enterarse. Vuelvo a repetírselas, pero tampoco las pilla. Lo único que hace es levantar la mano y enseñarme el pedazo de móvil que lleva. Estoy por decirle que la próxima vez active el roaming de datos y que se busque la vida, que siendo tan torpe no se puede hacer turismo.
En vista de que la cosa se puede extender más de la cuen, decido acompañarlo al punto de partida. Me acompaña de forma ceremoniosa, como sin querer sudar, y le repito lo de la primera a la derecha y luego la primera a la izquierda, pero me pregunta que por dónde. Sigue sin enterarse de nada. Así que le digo que suba, que todo para arriba, repitiéndole el orden de las instrucciones sobre cuándo y dónde girar y casi que le doy un empujoncito para que suba la cuesta, porque el hombre tampoco se le ve con mucho ánimo para subir.
Pero es que el que algo quiere mirar, algo le cuesta.
Y si no, pues las redes sociales, que se entera uno de todo divinamente y sin salir de casa.
Probabilidad condicionada
Sabiendo que me va a tocar perder, calcular la probabilidad de complicarse lo menos posible.
sábado, 26 de mayo de 2012
¡Viva la democracia!
No deja de tener gracia que aquel que viene de fuera tenga todas las ventajas y el que vive dentro tenga todos los inconvenientes.
No busques un taxi, porque no te puede subir. Claro que si eres turista no hay problema alguno. Un señor de Cuenca se puede casar en S. Pedro, pero como seas vecino y subas con tu coche a tu casa un sábado tarde te insultarán. No pidas una pizza, que no te la suben. No pidas que te suban la compra, que tampoco. Si no puedes sacar el coche de la cochera, te jodes. Si tu coche no puede ir en el nuevo sentido de la calle, te jodes y te compras otro. No les digo si se juntan las dos circunstancias anteriores. Y encima paga 200 euros de impuesto de rodaje municipal. 200 euros que tienes que pagar para no poder circular por ningún sitio, porque todo está plagado de cámaras ávidas de sacar el dinero ya gastado.
Y, ahora, no vayas al pleno a protestar, que te echan, previo registro en busca de camisetas con lemas contrarios.
No busques un taxi, porque no te puede subir. Claro que si eres turista no hay problema alguno. Un señor de Cuenca se puede casar en S. Pedro, pero como seas vecino y subas con tu coche a tu casa un sábado tarde te insultarán. No pidas una pizza, que no te la suben. No pidas que te suban la compra, que tampoco. Si no puedes sacar el coche de la cochera, te jodes. Si tu coche no puede ir en el nuevo sentido de la calle, te jodes y te compras otro. No les digo si se juntan las dos circunstancias anteriores. Y encima paga 200 euros de impuesto de rodaje municipal. 200 euros que tienes que pagar para no poder circular por ningún sitio, porque todo está plagado de cámaras ávidas de sacar el dinero ya gastado.
Y, ahora, no vayas al pleno a protestar, que te echan, previo registro en busca de camisetas con lemas contrarios.
La camioneta diabólica
El espanto, casi aborto diría yo, automovilístico que presencian ustedes arriba es el método alternativo de transporte con el que las magnas cabezas municipales, neoiluminatis del peatonismo, han previsto comunicar Plaza Nueva con el Paseo de los Tristes, cruzando la recién peatonalizada Carrera del Darro. (No es por nada, pero desde que es peatonal hay menos gente)
El adelanto en cuestión es capaz de moverse a la meteórica velocidad de 10km/h, es eléctrico y, según nos dicen, no contamina nada de nada. Además, es estrecho, para que no moleste a los peatones que transitan, que antes se sentían muy agobiados. El caso es que llevo más de 30 años viviendo aquí y jamás ha pasado nada, ni siquiera han atropellado a un gato. Pero por lo visto los vecinos salíamos a una crisis de ansiedad por problema del tráfico al día.
Como gesto magnánimo, se nos permite a los vecinos usarlo de forma gratuita durante dos semanas, y luego será gratis para las personas mayores, a fin de dividir al movimiento vecinal que no traga, que no tragamos, con las imposiciones que hace el Ayuntamiento, supuestamente para beneficiarnos.
El citado invento viene de Francia, afortunadamente en España a ningún ingeniero se le ha ocurrido diseñar semejante engendro, y lo tenemos ahora en alquiler, ya que después del verano llegarán los dos que ha encargado el Ayuntamiento y que, según nos dicen, no nos van a costar nada, porque lo va a pagar la empresa concesionaria del autobús urbano. Por lo visto debe tener una tecnología tan pasmosa que se necesitan tres meses para fabricarlo. O bien es que hay mucha lista de espera, de lo que se deduce que hay un gran número de ton... digo de peatonalizadores deseando adquirir ese chisme.
En fin, que nos podían tomar el pelo con un poco más de estilo. Sería un detalle.
viernes, 25 de mayo de 2012
Instantes
Llega el verano. Se oye ruido de música y gente. Gritos a lo lejos. Supongo que estarán de fiesta.
Tengo la puerta abierta y corre algo de brisa.
Es viernes noche. Estoy cansado. Tengo sueño.
Tengo la puerta abierta y corre algo de brisa.
Es viernes noche. Estoy cansado. Tengo sueño.
Logística gatuna
Al que Dios no le da hijos, el demonio le da felinos. Es mi caso, o más concretamente el de mi hermana, que es la principal cuidadora de los felinos familiares, llamados Nicolás y Coquita, amantísimos hermanos por otro lado.
Una vez al mes toca administrarles la pipeta despulgadora. El que menos problemas da es el gato, porque es mas moscón y se puede coger con más facilidad. La cuestión es que, cuando se huele que le vamos a poner la pipeta, sale corriendo y hay que ir tras él, escaleras arriba y escaleras abajo arrastrando a dos treintañeros, hasta que por fin conseguimos neutralizarlo, le abrimos un poco el pelaje del cuello y le vertemos el contenido de la pipeta. Se resiste pero, al acabar, se queda un segundo quieto y luego echa a correr como alma que lleva el diablo, hasta que a los 30 segundos viene de nuevo a buscarnos, como si nada hubiera pasado. Además, estos días está pocho. Hay que curarle con agua oxigenada una herida que se hizo defendiendo el territorio de su archienemigo el gato negro, sin ánimo de ser xenófobo. Es muy mal enfermo y nos cuesta lo nuestro que se esté quieto. Pero, al final, lo conseguimos.
La gata presenta un comportamiento inverso. Primero nos corre toda la casa pero, cuando conseguimos atraparla, se deja hacer. Y luego incluso se nos acocla en la falda y nos ronronea un rato, hasta que considera que hemos quedado suficientemente ronroneados y entonces se va a la tarima o se esconde en su silla, como si fuera un castillo que la defiende. Lo malo es que al hermano le dan celillos, y mientras le aplicamos el antipulgas mete el hocico a ver qué hacemos, con lo cual el momento antipulgas puede ser bastante caótico, porque faltan manos para controlar a tanto gato.
Pero es que son así. Y por eso los queremos.
Una vez al mes toca administrarles la pipeta despulgadora. El que menos problemas da es el gato, porque es mas moscón y se puede coger con más facilidad. La cuestión es que, cuando se huele que le vamos a poner la pipeta, sale corriendo y hay que ir tras él, escaleras arriba y escaleras abajo arrastrando a dos treintañeros, hasta que por fin conseguimos neutralizarlo, le abrimos un poco el pelaje del cuello y le vertemos el contenido de la pipeta. Se resiste pero, al acabar, se queda un segundo quieto y luego echa a correr como alma que lleva el diablo, hasta que a los 30 segundos viene de nuevo a buscarnos, como si nada hubiera pasado. Además, estos días está pocho. Hay que curarle con agua oxigenada una herida que se hizo defendiendo el territorio de su archienemigo el gato negro, sin ánimo de ser xenófobo. Es muy mal enfermo y nos cuesta lo nuestro que se esté quieto. Pero, al final, lo conseguimos.
La gata presenta un comportamiento inverso. Primero nos corre toda la casa pero, cuando conseguimos atraparla, se deja hacer. Y luego incluso se nos acocla en la falda y nos ronronea un rato, hasta que considera que hemos quedado suficientemente ronroneados y entonces se va a la tarima o se esconde en su silla, como si fuera un castillo que la defiende. Lo malo es que al hermano le dan celillos, y mientras le aplicamos el antipulgas mete el hocico a ver qué hacemos, con lo cual el momento antipulgas puede ser bastante caótico, porque faltan manos para controlar a tanto gato.
Pero es que son así. Y por eso los queremos.
Viernes tarde
Es subirme al coche y darme sueño. Cosa que no tendría mayor importancia de no ser yo el conductor.
jueves, 24 de mayo de 2012
¿Qué?
Al dar la curva del pasillo sus ojos se encontraron, a pesar de la distancia. Volvieron la mirada, como si no se hubieran visto, planificando de nuevo el encuentro al desaparecer la columna.
Unos ojos miraron como buscando. Otros respondieron con la pregunta.
Unos ojos miraron como buscando. Otros respondieron con la pregunta.
Buñueladas
En el país del surrealismo, que es donde habito, cada mañana es un nuevo afán. No importa cuán centrado intente estar uno, siempre pasa algo que te empuja hacia abajo en la espiral de la tontería.
A veces creo que es por el exceso de tiempo libre, o bien porque la gente se aburre. Hay quien abre la boca más de lo que puede y, al cabo del rato, se da cuenta de que la mandíbula quedó desencajada y no hay quien te ayude a cerrarla de tan grande que era la hamburguesa que se quiso comer.
A veces creo que es por el exceso de tiempo libre, o bien porque la gente se aburre. Hay quien abre la boca más de lo que puede y, al cabo del rato, se da cuenta de que la mandíbula quedó desencajada y no hay quien te ayude a cerrarla de tan grande que era la hamburguesa que se quiso comer.
miércoles, 23 de mayo de 2012
Miércoles mañana
Cada día entiendo menos las relaciones humanas. Será porque la gente con la que me relaciono es muy peculiar, aunque probablemente la culpa sea mía. Un millón de fumadores no deben estar equivocados.
Emilios
A veces está uno tan convencido de la verdad que, cuando se la niegan, le invade una sensación de incredulidad.
O lo que es lo mismo, ignorar sistemáticamente las medias jornadas, teniendo conocimiento de la existencia de las jornadas completas.
O lo que es lo mismo, ignorar sistemáticamente las medias jornadas, teniendo conocimiento de la existencia de las jornadas completas.
martes, 22 de mayo de 2012
Jau! II
Hola! Como estar? Yo ser zagal que recibir spam tuyo. Yo tener un solo ano, pero tener ya mucho tiempo. Yo ser chico de otro pais, pero nada bueno. Mis amigos decirme cabron, que ser choto grande. Tu saber lo que choto ser? Yo no estar muy interesado en conocer mas gente, pero poder hacer un esfuerzo si tu regalarme aifon. Tu poderme escribir en comentarios de blog y asi yo tener mas visitas y asi yo feliz y quizá unka-wunka contigo algun dia. Veo que tu espanol malo, pero el mio poder ser peor. Yo estar acabando eoi y poder entenderte en ingles, asi que no problemo.
Cuando tu responder y ver foto entonces ya hablar del gobierno.
Adios.
Mi
Cuando tu responder y ver foto entonces ya hablar del gobierno.
Adios.
Mi
Jau!
Hola! Como estas? Mi nombre es Anna. Tengo 29 anos de edad. No se caso. Quiero conocer a un buen chico de otro pais para ser un buen amigo. Tal vez mas que amigos. Si estas interesado y quieres conocerme mejor, yo escribo aqui - (...) Esta es mi direccion de correo electronico. Estare encantado de ver tu mensaje! Espero que podamos ser amigos! Lo siento, mi espanol es malo. Se Ingles mejor, por lo que me puede escribir en Ingles. Le enviare mi fotografia despues de su respuesta. Adios.
Anna.
Anna.
lunes, 21 de mayo de 2012
Diálogos V
- Precisamente hemos olvidado, en esta sociedad buenista, que la base de la misma, lo que da sentido a nuestro mundo, es la injusticia. Es triste, pero es así. "La injusticia hace que nos movamos para luchar contra ella", que dirían los revolucionarios, pero también nos coloca en nuestro sitio. Es lo que comentábamos, no todo el mundo vale para todo.
+ Pienso que el hecho de asimilar la injusticia, vista como algo positivo, ayuda a madurar. Evidentemente somos iguales en derechos, pero no en oportunidades. Yo sería incapaz de correr si acaso 200 metros y, sinceramente, un corredor no podría hacer aquello que hacemos nosotros, porque lo nuestro no está al alcance de todos. Y me da igual cómo me califiquen. No somos iguales por mucho que los buenistas se empeñen.
- Pero asimilar la injusticia es muy desagradable. Ha habido tantos conflictos basados en ella a lo largo de la historia... para que al final todo siga igual. Porque nunca se corrige, que es la clave de todo. Tanto luchar y, al final, es para nada.
+ No lo estás enfocando bien. La injusticia es buena. Nos clasifica. Nos debemos someter a ella.
+ Pienso que el hecho de asimilar la injusticia, vista como algo positivo, ayuda a madurar. Evidentemente somos iguales en derechos, pero no en oportunidades. Yo sería incapaz de correr si acaso 200 metros y, sinceramente, un corredor no podría hacer aquello que hacemos nosotros, porque lo nuestro no está al alcance de todos. Y me da igual cómo me califiquen. No somos iguales por mucho que los buenistas se empeñen.
- Pero asimilar la injusticia es muy desagradable. Ha habido tantos conflictos basados en ella a lo largo de la historia... para que al final todo siga igual. Porque nunca se corrige, que es la clave de todo. Tanto luchar y, al final, es para nada.
+ No lo estás enfocando bien. La injusticia es buena. Nos clasifica. Nos debemos someter a ella.
Diálogos IV
- A veces pienso, no sé si estarás de acuerdo con esto, en que cada uno de los individuos de la sociedad se cree merecedor de todo, que tiene derecho a todo, como si fuera una herencia o un cupón de una cartilla de descuentos, que basta con ir a un sitio y llevártelo puesto. Nos hemos creído la cima de la creación, cada uno individualmente, con derecho a disponer de lo que creemos nuestro o de los demás. Y eso no es así.
+ Quizá es un movimiento pendular, que de aquellas penurias han venido estas abundancias. Pero eso ha provocado que todo el mundo crea que vale para todo, que basta con quererlo. Como si el esfuerzo, el tesón y el trabajo no fueran necesarios. Es lo que tu dices, el cupón que se recorta y se canjea.
- Y lo peor es que hemos llenado el mundo de falsos, de gente que cree que vale pero que en el fondo son unos petardos. Es un problema que, en el fondo, hemos creado nosotros, con nuestro buenismo y nuestras ganas de crear un mundo mejor para todos, basado en la ilusión y en la bondad. Y ahora viene el problema de qué hacer con ellos.
+ Comérnoslos con patatas.
+ Quizá es un movimiento pendular, que de aquellas penurias han venido estas abundancias. Pero eso ha provocado que todo el mundo crea que vale para todo, que basta con quererlo. Como si el esfuerzo, el tesón y el trabajo no fueran necesarios. Es lo que tu dices, el cupón que se recorta y se canjea.
- Y lo peor es que hemos llenado el mundo de falsos, de gente que cree que vale pero que en el fondo son unos petardos. Es un problema que, en el fondo, hemos creado nosotros, con nuestro buenismo y nuestras ganas de crear un mundo mejor para todos, basado en la ilusión y en la bondad. Y ahora viene el problema de qué hacer con ellos.
+ Comérnoslos con patatas.
Cosas que se rompen
Ayer se me rompió la cisterna. Justo después de mingitar, apreté el botón y volví a mis quehaceres. Pero el ruido de la cisterna no acababa. Hasta que, al final, decidí investigar lo que pasaba y descubrí que algo iba mal, pues aquello parecían las cataratas del Niagarra.
Alarmado, corté el agua y me puse a investigar. Concluí que el flotador no podía ser, y vi que había una pieza central que, una vez accionado el botón, levantaba la tapa del delco y al agua descendía a los infiernos, arrastrando consigo mis miserias líquidas. El caso es que la citada abrazadera estaba rota y concluí que lo mejor sería llamar a la suegra de mi casera, que es un encanto y que todo lo resuelve enseguida. ¡Ojalá me tocara una así!
Dicho y hecho. Esta tarde ha venido el fontanero, que ha sustituido la pieza en cuestión. Para ello, ha tenido que separar la cisterna de la taza y casi me he tenido que refrenar para no limpiarla por detrás. Prudentemente, me he quitado de enmedio y he recogido la ropa y, en un pis-pas, me han avisado para recibir las pertinentes instrucciones. Si hay algo del siglo XXI que me encanta es que cualquier cosa, por sencilla que sea, siempre precisa de algún tipo de instrucción. Y así, me ha comentado que mi nuevo pulsador es un pulsador inteligente, que ahorra agua. Tan solo hay que tenerlo pulsado el tiempo adecuado. La verdad es que esto le quita inteligencia al botón, pero por ser el primer día no nos vamos a poner tiquismiquis.
Y eso ha sido todo. Una pasada de fregona para quitar la suciedad del proceso y volvemos a la normalidad.
Voy por el champú.
Alarmado, corté el agua y me puse a investigar. Concluí que el flotador no podía ser, y vi que había una pieza central que, una vez accionado el botón, levantaba la tapa del delco y al agua descendía a los infiernos, arrastrando consigo mis miserias líquidas. El caso es que la citada abrazadera estaba rota y concluí que lo mejor sería llamar a la suegra de mi casera, que es un encanto y que todo lo resuelve enseguida. ¡Ojalá me tocara una así!
Dicho y hecho. Esta tarde ha venido el fontanero, que ha sustituido la pieza en cuestión. Para ello, ha tenido que separar la cisterna de la taza y casi me he tenido que refrenar para no limpiarla por detrás. Prudentemente, me he quitado de enmedio y he recogido la ropa y, en un pis-pas, me han avisado para recibir las pertinentes instrucciones. Si hay algo del siglo XXI que me encanta es que cualquier cosa, por sencilla que sea, siempre precisa de algún tipo de instrucción. Y así, me ha comentado que mi nuevo pulsador es un pulsador inteligente, que ahorra agua. Tan solo hay que tenerlo pulsado el tiempo adecuado. La verdad es que esto le quita inteligencia al botón, pero por ser el primer día no nos vamos a poner tiquismiquis.
Y eso ha sido todo. Una pasada de fregona para quitar la suciedad del proceso y volvemos a la normalidad.
Voy por el champú.
domingo, 20 de mayo de 2012
Diálogos III
- Y si queremos opinión, ¿nos fiaremos?
+ ¿Y a quién la vas a pedir? El que te adula será porque algo quiere, el que te critica te dirá que no le gusta, independientemente de lo que opine. Y el amigo, pues quizá te mienta porque tema perderte.
- ¿Quizá de alguien neutral? Pero, ¿cómo fiarse de quien no nos conoce? Deberíamos ser una suerte de Descartes. Pero como Dios murió, o lo mataron, no nos queda más que confiar en nosotros, en nuestra intuición. En nosotros mismos. Lo que te decía, que estamos solos.
+ ¿Y a quién la vas a pedir? El que te adula será porque algo quiere, el que te critica te dirá que no le gusta, independientemente de lo que opine. Y el amigo, pues quizá te mienta porque tema perderte.
- ¿Quizá de alguien neutral? Pero, ¿cómo fiarse de quien no nos conoce? Deberíamos ser una suerte de Descartes. Pero como Dios murió, o lo mataron, no nos queda más que confiar en nosotros, en nuestra intuición. En nosotros mismos. Lo que te decía, que estamos solos.
Bienvenidas
Tras periplo andarín, que te reciban pidiéndote un cigarro y te hagan una interviú no tiene precio.
El banco de mármol
Vivo en una isla de tiempo, en un noviembre rodeado de mayo. Mis pasos cambiaron la dirección hacia la montaña, la que me acoge cuando no sé donde ir, la misma que me da fuerza cuando estoy débil. Estoy cansado, pero la fuerza es grande que me impulsa a seguir.
El viento susurra a los árboles los secretos del valle. Yo presto atención, pero no soy capaz de comprenderlos. Soy un extraño a fin de cuentas, incapaz de imaginar la vida que se oculta cuando me acerco y que brota de nuevo cuando ya he pasado.
Tan solo el agua se apiada de mi, con su murmullo, que me relaja y me invita a cerrar los ojos y escuchar. Escuchar con la esperanza de oír.
El viento susurra a los árboles los secretos del valle. Yo presto atención, pero no soy capaz de comprenderlos. Soy un extraño a fin de cuentas, incapaz de imaginar la vida que se oculta cuando me acerco y que brota de nuevo cuando ya he pasado.
Tan solo el agua se apiada de mi, con su murmullo, que me relaja y me invita a cerrar los ojos y escuchar. Escuchar con la esperanza de oír.
sábado, 19 de mayo de 2012
Equivalencias
Me informan desde la RAE que el equivalente masculino de la expresión "No tengo el co.. para farolillos" es "No tengo la po... para faldas de volantes"
Lo que pongo en su conocimiento por si les fuera de interés.
Lo que pongo en su conocimiento por si les fuera de interés.
Diálogos II
- Yo creo que, más que enseñar, lo que hay que hacer es aprender. Aprender a partir de lo que has visto, de los errores, aprender de tu maestro. Si no aprendes, enseñar es algo vacío, carente de sentido, predicar en el desierto o, lo que es peor, predicar en un océano de gente que no te escucha.
+ Hombre, el enseñar también tiene su importancia. No es todo aprender, porque hay que tener de quién. Por eso debemos buscar a aquellas personas de las que aprender, los verdaderos maestros en lo suyo, aquellos de quién podernos fijar, con quien poder discutir. Aquellas personas con las que se puede establecer la relación mística, por la que todo fluye, como la tierra que alimenta a todo aquello que se enraíza en ella.
- Pero no olvides que, una vez caídas, las hojas vuelven a la tierra.
+ Hombre, el enseñar también tiene su importancia. No es todo aprender, porque hay que tener de quién. Por eso debemos buscar a aquellas personas de las que aprender, los verdaderos maestros en lo suyo, aquellos de quién podernos fijar, con quien poder discutir. Aquellas personas con las que se puede establecer la relación mística, por la que todo fluye, como la tierra que alimenta a todo aquello que se enraíza en ella.
- Pero no olvides que, una vez caídas, las hojas vuelven a la tierra.
Diálogos
- No es menos cierto que así soy más libre, pero he de reconocer mi inmensa soledad. La soledad ante lo desconocido, el miedo al blanco. Pero no te queda otra que vencerlo, empezar a emborronar, buscando que quede más entero. O simplemente que quede. Sentir que tus pensamientos te acompañan, aunque puedan traicionarte. Ya no es como antes, cuando no se estaba solo, cuando el taller no lo poblaban las cosas, sino las personas.
+ De todas formas, todos estamos así. Al enfrentarnos al blanco, como tú dices, estamos solos, pero formamos parte de una hermandad, la hermandad de los que están solos, de los que vencen el miedo y se embarcan en la creación. Pensamos en que hay gente como nosotros, haciendo lo mismo, con nuestros mismos miedos e inquietudes hacia lo desconocido. Pero de todas formas no deja de ser curioso que, en la época de los medios de comunicación casi infinitos, a la hora de a verdad, haya desaparecido el contacto humano y crear se haya convertido en el acto íntimo y solitario que es hoy en día.
+ De todas formas, todos estamos así. Al enfrentarnos al blanco, como tú dices, estamos solos, pero formamos parte de una hermandad, la hermandad de los que están solos, de los que vencen el miedo y se embarcan en la creación. Pensamos en que hay gente como nosotros, haciendo lo mismo, con nuestros mismos miedos e inquietudes hacia lo desconocido. Pero de todas formas no deja de ser curioso que, en la época de los medios de comunicación casi infinitos, a la hora de a verdad, haya desaparecido el contacto humano y crear se haya convertido en el acto íntimo y solitario que es hoy en día.
Encuentros
Hoy, bueno, ayer aunque para mí es hoy porque todavía no me he acostado, he asistido a un coloquio con los pintores Antonio López y Andrés García Ibáñez. Y he de decir que ha sido una auténtica maravilla. Tanto, que hasta he tomado notas.
Espero sacarles provecho.
Espero sacarles provecho.
viernes, 18 de mayo de 2012
Personajes de la patria: la vendedora insistente
Después de mi experiencia ferretera, me he dirigido muy hacendosamente a un supermercado, para comprar las viandas de las próximas jornadas. He dejado mi carro, he cogido otro y he procedido a hacer el recorrido, lista en mano, haciendo las delicias de la concurrencia femenina de mediana edad, sintetizadas en el comentario: "¡Mira qué hombre más apañado! Uno de esos me haría falta para mi hija".
Primero la fruta y las ensaladas. Luego, a pesar de que están los congelados, decido pasarlos para evitar romper la cadena del frío y que luego me dé un jamacuco. Es en este momento cuando me dirijo al pescado. A pesar de que hay una señora haciendo inventario, decido acercarme y ver qué hay. Paso del salmón, pues últimamente no me gusta nada como está saliendo, y me centro en la lubina y dorada, depositadas en el estante de más altura. No había mucha variedad de bandejas, la verdad. Así que exploro otras posibilidades culinarias. Mi vista se detiene sobre una bandeja de hamburguesas de salmón y merluza, y me imagino por un momento cómo sería mi vida adquiriendo semejante vianda. Me veo friéndola en la plancha, preparando la guarnición... hasta veo montado el plato en mi super-vajilla de Ikea. Justamente cuando me imagino la cara de felicidad que tendría al probarla sentado en mi mesa con el hule de cuadros un "¿Le puedo ayudar en algo?" me devuelve a la realidad. La señorita que recontaba con entusiasmo el pescado me ve dudoso y desea ayudarme. Yo tengo bastante claro lo que quiero, pero desde ese momento ya me siento presionado, y me toca ser asertivo y empático, es decir, conjugar mis deseos de comprar con sus deseos de vender sin que mi tarjeta de crédito y su autoestima como vendedora se resientan.
Difícil papeleta pues. Tras una hábil discusión sobre la cantidad de filetes que tienen las bandejas de lubina y dorada, elijo un paquete de cada y arramblo también con unas hamburguesas de pescado, pues ya me he visto muy feliz comiéndomelas. Antes de irme, la señorita me ofrece un manjar: Unos langostinos empanados, súmmum de la preparación gastronómica de marca blanca. Por un momento casi me convence de que me los lleve, pues podría prepararlos al horno, pero tras pensar la de kilowatios que tendría que gastar para comerme un langostino o dos, que es lo máximo que uno puede tolerar al mes, le digo que no, pero que me lo apunto para cuando tenga invitados en casa, con lo que de camino quedo como si fuera la Preysler del Almanzora.
Y en estas que partí hacia la sección de panadería, para continuar con mi periplo supermercadil.
Primero la fruta y las ensaladas. Luego, a pesar de que están los congelados, decido pasarlos para evitar romper la cadena del frío y que luego me dé un jamacuco. Es en este momento cuando me dirijo al pescado. A pesar de que hay una señora haciendo inventario, decido acercarme y ver qué hay. Paso del salmón, pues últimamente no me gusta nada como está saliendo, y me centro en la lubina y dorada, depositadas en el estante de más altura. No había mucha variedad de bandejas, la verdad. Así que exploro otras posibilidades culinarias. Mi vista se detiene sobre una bandeja de hamburguesas de salmón y merluza, y me imagino por un momento cómo sería mi vida adquiriendo semejante vianda. Me veo friéndola en la plancha, preparando la guarnición... hasta veo montado el plato en mi super-vajilla de Ikea. Justamente cuando me imagino la cara de felicidad que tendría al probarla sentado en mi mesa con el hule de cuadros un "¿Le puedo ayudar en algo?" me devuelve a la realidad. La señorita que recontaba con entusiasmo el pescado me ve dudoso y desea ayudarme. Yo tengo bastante claro lo que quiero, pero desde ese momento ya me siento presionado, y me toca ser asertivo y empático, es decir, conjugar mis deseos de comprar con sus deseos de vender sin que mi tarjeta de crédito y su autoestima como vendedora se resientan.
Difícil papeleta pues. Tras una hábil discusión sobre la cantidad de filetes que tienen las bandejas de lubina y dorada, elijo un paquete de cada y arramblo también con unas hamburguesas de pescado, pues ya me he visto muy feliz comiéndomelas. Antes de irme, la señorita me ofrece un manjar: Unos langostinos empanados, súmmum de la preparación gastronómica de marca blanca. Por un momento casi me convence de que me los lleve, pues podría prepararlos al horno, pero tras pensar la de kilowatios que tendría que gastar para comerme un langostino o dos, que es lo máximo que uno puede tolerar al mes, le digo que no, pero que me lo apunto para cuando tenga invitados en casa, con lo que de camino quedo como si fuera la Preysler del Almanzora.
Y en estas que partí hacia la sección de panadería, para continuar con mi periplo supermercadil.
Personajes de la patria: el cliente coñazo
Esta mañana, una vez finalizadas mis tareas habituales, me he autodesplazado a la localidad vecina para adquirir un elemento reflectante, una cinta con velcro, para mis excursiones andariegas vespertinas. Tras una pequeña excursión en busca de aparcamiento, he podido llegar a la tienda en cuestión.
No se si alguna vez se han parado a ver la diferencia entre las tiendas preferentemente masculinas y las preferentemente femeninas. En las tiendas que ellas frecuentan está todo cuidado, limpio, hay música de fondo, bullicio... en fin, que da gloria entrar. Allá donde he ido a comprar el citado aditamento senderístico, una ferretería, el ambiente era muy distinto. No diré que todo estuviera sucio, pero algo dejado sí que estaba. Se podía aspirar el típico olor a ferretería, donde los productos de muy distinto origen conviven pacíficamente uno al lado del otro. En el largo y desvencijado mostrador había miles de cosas, desde cacharrillos para firmar para cuando se paga con tarjeta a catálogos de lo más variopinto, pasando por tuercas y tornillos y montañas de papeles.
Al entrar había solo hombres. Estaban todos en silencio, esperando su turno. Uno, que está acostumbrado al mercadillo, estuvo por pedir la vez, pero para evitar que se cuestionara mi masculinidad evité hacer tal pregunta y decidí utilizar mis enormes dotes deductivas para ver detrás de quien me tocaba.
Entonces reparé en una voz. Se trataba de un señor, de unos 50 largos, que hablaba sin parar con otro señor, posible acompañante en la compra o bien otro cliente que estaba siendo la víctima necesaria. La cuestión es que estaba hablando de que se había muerto una señora, que por lo visto era tía de su padre, pero tampoco le tocaba mucho. Por lo visto iba a hacer algo ayer, pero como se murió tuvo que ir con su mujer al funeral. Y ha seguido hablando, aportando tal cantidad de datos que mi cerebro se ha sobrecalentado y he estado casi por irme. Pero uno nunca se va de una tienda de hombres, permanece en ella hasta que le toca su turno, arriesgándose a perder el tiempo, cuando una mujer ya habría preguntado si hay lo que busca para esperarse o no.
De repente han surgido dos dependientes, pues hasta el momento nadie despachaba. Uno de ellos le ha sacado a nuestro hablador cliente un muelle larguísimo y otro unos tornillos. El muelle, por lo visto, no le acababa de interesar, porque tampoco usaba mucho aquello que utilizaría el mueble (siento no saberlo ni haberlo podido deducir). El otro le ha sacado dos tornillos que nuestro cliente se ha puesto a medir con una herramienta parecida a una llave inglesa, con bastante poco acierto por otro lado, como el mismo ha reconocido a su interlocutor. Pareciera que los tornillos no eran del todo de su agrado, así que se puso a discutir con su acompañante.
Mientras se decidía si se compraba o no los tornillos y el muelle, nos han ido atendiendo a los demás de forma gradual. Y, al final, no había de lo que yo buscaba. No me importó. Con tal de no oír hablar más a ese hombre me conformo. Y encima eso me ha salido gratis.
No se si alguna vez se han parado a ver la diferencia entre las tiendas preferentemente masculinas y las preferentemente femeninas. En las tiendas que ellas frecuentan está todo cuidado, limpio, hay música de fondo, bullicio... en fin, que da gloria entrar. Allá donde he ido a comprar el citado aditamento senderístico, una ferretería, el ambiente era muy distinto. No diré que todo estuviera sucio, pero algo dejado sí que estaba. Se podía aspirar el típico olor a ferretería, donde los productos de muy distinto origen conviven pacíficamente uno al lado del otro. En el largo y desvencijado mostrador había miles de cosas, desde cacharrillos para firmar para cuando se paga con tarjeta a catálogos de lo más variopinto, pasando por tuercas y tornillos y montañas de papeles.
Al entrar había solo hombres. Estaban todos en silencio, esperando su turno. Uno, que está acostumbrado al mercadillo, estuvo por pedir la vez, pero para evitar que se cuestionara mi masculinidad evité hacer tal pregunta y decidí utilizar mis enormes dotes deductivas para ver detrás de quien me tocaba.
Entonces reparé en una voz. Se trataba de un señor, de unos 50 largos, que hablaba sin parar con otro señor, posible acompañante en la compra o bien otro cliente que estaba siendo la víctima necesaria. La cuestión es que estaba hablando de que se había muerto una señora, que por lo visto era tía de su padre, pero tampoco le tocaba mucho. Por lo visto iba a hacer algo ayer, pero como se murió tuvo que ir con su mujer al funeral. Y ha seguido hablando, aportando tal cantidad de datos que mi cerebro se ha sobrecalentado y he estado casi por irme. Pero uno nunca se va de una tienda de hombres, permanece en ella hasta que le toca su turno, arriesgándose a perder el tiempo, cuando una mujer ya habría preguntado si hay lo que busca para esperarse o no.
De repente han surgido dos dependientes, pues hasta el momento nadie despachaba. Uno de ellos le ha sacado a nuestro hablador cliente un muelle larguísimo y otro unos tornillos. El muelle, por lo visto, no le acababa de interesar, porque tampoco usaba mucho aquello que utilizaría el mueble (siento no saberlo ni haberlo podido deducir). El otro le ha sacado dos tornillos que nuestro cliente se ha puesto a medir con una herramienta parecida a una llave inglesa, con bastante poco acierto por otro lado, como el mismo ha reconocido a su interlocutor. Pareciera que los tornillos no eran del todo de su agrado, así que se puso a discutir con su acompañante.
Mientras se decidía si se compraba o no los tornillos y el muelle, nos han ido atendiendo a los demás de forma gradual. Y, al final, no había de lo que yo buscaba. No me importó. Con tal de no oír hablar más a ese hombre me conformo. Y encima eso me ha salido gratis.
jueves, 17 de mayo de 2012
Efecto-causa
Aunque lo normal es lo contrario, que las causas lleven aparejados sus correspondientes efectos. Pero no es así en mi caso. Creo que el pasado ha sido una preparación para el futuro, como si mi yo de corta edad predijera ya las circunstancias que me rodearían y me allanaran el camino hacia un futuro ya escrito, ya planificado de antemano.
Pues que se fastidien, que llevo ventaja.
Pues que se fastidien, que llevo ventaja.
Seguir de pie
Me advirtieron de ello, y no se equivocaron en los pronósticos. Yo lo sabía y, aun así, acepté. Hay veces en las que las ocasiones se presentan y no se puede uno negar a ellas. Lamentablemente, no salen las ventajas de entre los inconvenientes. Pero, a veces, en eso consiste la vida, en fastidiarse sin demasiado sentido para no alcanzar ninguna meta relevante.
Cinco de paseo
La educación, ante todo.
o-o-o-o-o
Quiero el coche más cani que tenga y lo quiero ahora.
o-o-o-o-o
What's the meaning of “estar abonado”?
o-o-o-o-o
21 días siendo choni.
o-o-o-o-o
Detrás de algunas puertas es mejor no saber lo que pasa.
o-o-o-o-o
Quiero el coche más cani que tenga y lo quiero ahora.
o-o-o-o-o
What's the meaning of “estar abonado”?
o-o-o-o-o
21 días siendo choni.
o-o-o-o-o
Detrás de algunas puertas es mejor no saber lo que pasa.
¿Y cuál es la verdad?
Con esto de la crisis, todo el mundo parece tener su parte de razón y su parte de mentira.
miércoles, 16 de mayo de 2012
Cosas que parece que no, pero tienen su lógica
Para ducharse con agua caliente hay que encender el calentador.
Credo
Los pecados son piedras que se posan en el fondo del corazón y te impiden salir a flote. Tan sólo puedes hacerlos más livianos, pero siempre quedarán ahí.
Moderneces
Cuando no es Blogger que te pide el móvil para ligar contigo, es el Webstats que está de mantenimiento temporal. Si no, es el Dans Guardian que te bloquea porque en una frase aparece la palabra “cáspita”. O la wifi, que está a su bola o directamente que el ADSL se va a por uvas.
El caso es que siempre tiene uno que tener algo...
PS: Lo bueno que tiene esto del Internet con pausas es que te puedes levantar para ir al baño, ir a la nevera por algo, llamar a algún amigo o a la familia...
El caso es que siempre tiene uno que tener algo...
PS: Lo bueno que tiene esto del Internet con pausas es que te puedes levantar para ir al baño, ir a la nevera por algo, llamar a algún amigo o a la familia...
Años
Estaba yo en el encerado o tarima del que dispongo, siendo el objeto de las miradas de arrobo de mis discípulos, cuando les he preguntado, a colación de una avería telefónica sin importancia pero que me está creando una inquietud interior que llaman “mono”, si recordaban aquellos heróicos años en los que para llamar a tu provincia no era necesario marcar el prefijo. Y me han dicho que no, que ellos siempre han marcado todos los números, sus nueve cifras como nueve soles. Y entonces les he preguntado nuevamente, en esta ocasión por su año de nacimiento. Y, al contestarme, me he dado cuenta de las cosas que se han perdido, como Barrio Sésamo, la subasta del Un, Dos, Tres en la que al final siempre salía la Ruperta, los cromos, la Expo del 92 y las Olimpiadas...
Supongo que la vida es un río, en la que algunos peces remontan hasta una altura, en la que otros toman el testigo y siguen contra la corriente, luchando en el día a día. Algunos vivirán cosas que otros conocerán a través de los primeros, y éstos oirán los sueños que sus hijos harán realidad algún dia. Como una cadena que se engarza hasta el infinito.
Y, acto seguido, me he dado cuenta de lo viejo que soy.
Supongo que la vida es un río, en la que algunos peces remontan hasta una altura, en la que otros toman el testigo y siguen contra la corriente, luchando en el día a día. Algunos vivirán cosas que otros conocerán a través de los primeros, y éstos oirán los sueños que sus hijos harán realidad algún dia. Como una cadena que se engarza hasta el infinito.
Y, acto seguido, me he dado cuenta de lo viejo que soy.
Lecciones
Hay días en los que uno se lleva alguna que otra lección, no en un sentido negativo, sino que siempre hay alguien de quien aprendes algo.
La de hoy ha sido informática. Y eso que se supone que uno es el especialista. Pero, por lo visto, no es así. Me han consultado si se puede escribir en un archivo pdf. Yo he respondido que no, y mi preguntador ha quedado contento. Pero luego he sido llamado a consultas por un compañero y me ha mostrado que sí, que era posible. Con lo cual me dignidad, ya muy rebajada últimamente, ha quedado a precio de saldo, quedando más planchado que una camisa en domingo.
Bueno, equivocándose aprende uno...
La de hoy ha sido informática. Y eso que se supone que uno es el especialista. Pero, por lo visto, no es así. Me han consultado si se puede escribir en un archivo pdf. Yo he respondido que no, y mi preguntador ha quedado contento. Pero luego he sido llamado a consultas por un compañero y me ha mostrado que sí, que era posible. Con lo cual me dignidad, ya muy rebajada últimamente, ha quedado a precio de saldo, quedando más planchado que una camisa en domingo.
Bueno, equivocándose aprende uno...
martes, 15 de mayo de 2012
Noticias que parecen mentira y sin embargo son ciertas como la vida misma XXV
La noticia de hoy nos viene del ámbito educativo. Como saben, durante estos días se están llevando a cabo las pruebas de evaluación di-agnóstica que, a pesar de lo que se pueda pensar por su nombre, no tienen nada que ver con la religión, sino con el aprendizaje de las generaciones futuras. Cosa que, por otro lado, es casi un acto de fe.
Las pruebas se celebran una vez al año, como si fueran una olimpiada semicorchéica. Pero parece que este año se van a tener que repetir. Según hemos podido saber, se han producido filtraciones que, en palabras de un responsable de la administración competente: "pudieran perturbar la objetividad del mismo. Es por ello, oye, que vamos a tener que derrepetir el proceso" Dicho responsable nos comenta el por qué de la repetición: "Parece ser que alguien en la imprenta se quedó con un cuadenno, ya que en el recuento de seguridad que normalmente se hace se echó en falta. Automáticamente activamos todas las alarmas y repetimos el recuento. Al cuadrarnos, porque alguien no se acordó de llevarse una, nos confiamos y las desactivamos alegremente. Pero al cabo de los días nos llamaron de un instituto, diciendo que les faltaba un cuaderno. Y entonces se produjo la catástrofe"
Automáticamente se llamó a la imprenta, donde las cámaras de seguridad dijeron mucho sin apenas mediar palabra. En las grabaciones se pudo ver a un señor con bigote, disfrazado con una peluca rubia, coger un cuaderno de cada materia y llevárselo. Acto seguido, se avisó a la Policía, que detuvo al desalmado apenas 15 minutos después. Pero ya era tarde, el daño estaba hecho, pues no daba tiempo a derrepetir las pruebas.
Según el testimonio proporcionado por este execrable individuo, el robo se produjo por culpa de su suegra. Según la declaración realizada ante el juez de guardia: "Siempre le dice a mi mujer que soy un incompetente, que en mi familia somos unos incompetentes, que cómo se pudo casar con un incompetente como yo... por eso robé la prueba, para que mi hijo la sacara bien y no nos dijeran lo de que somos unos incompetentes. Que vea que la competencia lingüística, la competencia matemática y la social, ciudadana, musical y artística (competencia remix, según nos dicen desde la Consejería) las tenemos bien desarrolladas y hermosas. Y así callarle la boca en la próxima comida familiar de Navidad, y no con el típico alfajorazo que siempre me meto"
El caso está pendiente de juicio, que se celebrará en los próximos días.
Las pruebas se celebran una vez al año, como si fueran una olimpiada semicorchéica. Pero parece que este año se van a tener que repetir. Según hemos podido saber, se han producido filtraciones que, en palabras de un responsable de la administración competente: "pudieran perturbar la objetividad del mismo. Es por ello, oye, que vamos a tener que derrepetir el proceso" Dicho responsable nos comenta el por qué de la repetición: "Parece ser que alguien en la imprenta se quedó con un cuadenno, ya que en el recuento de seguridad que normalmente se hace se echó en falta. Automáticamente activamos todas las alarmas y repetimos el recuento. Al cuadrarnos, porque alguien no se acordó de llevarse una, nos confiamos y las desactivamos alegremente. Pero al cabo de los días nos llamaron de un instituto, diciendo que les faltaba un cuaderno. Y entonces se produjo la catástrofe"
Automáticamente se llamó a la imprenta, donde las cámaras de seguridad dijeron mucho sin apenas mediar palabra. En las grabaciones se pudo ver a un señor con bigote, disfrazado con una peluca rubia, coger un cuaderno de cada materia y llevárselo. Acto seguido, se avisó a la Policía, que detuvo al desalmado apenas 15 minutos después. Pero ya era tarde, el daño estaba hecho, pues no daba tiempo a derrepetir las pruebas.
Según el testimonio proporcionado por este execrable individuo, el robo se produjo por culpa de su suegra. Según la declaración realizada ante el juez de guardia: "Siempre le dice a mi mujer que soy un incompetente, que en mi familia somos unos incompetentes, que cómo se pudo casar con un incompetente como yo... por eso robé la prueba, para que mi hijo la sacara bien y no nos dijeran lo de que somos unos incompetentes. Que vea que la competencia lingüística, la competencia matemática y la social, ciudadana, musical y artística (competencia remix, según nos dicen desde la Consejería) las tenemos bien desarrolladas y hermosas. Y así callarle la boca en la próxima comida familiar de Navidad, y no con el típico alfajorazo que siempre me meto"
El caso está pendiente de juicio, que se celebrará en los próximos días.
PED
Hemos sobrevivido al diagnóstico. Y con dignidad. Demos gracias a Dios.
o-o-o-o-o
No hay mal que por bien no venga.
o-o-o-o-o
No hay mal que por bien no venga.
lunes, 14 de mayo de 2012
Grandes acontecimientos
Mañana temprano, con la fresquita, jugaremos al diagnóstico. ¡Qué ilusión tan indescriptible!
Por cierto, ahora que caigo, la palabra diagnóstico incluye la palabra agnóstico. Será para que no nos creamos lo que salga.
Por cierto, ahora que caigo, la palabra diagnóstico incluye la palabra agnóstico. Será para que no nos creamos lo que salga.
domingo, 13 de mayo de 2012
En el calor de la noche
Con este calor le asaltan a uno los problemas del verano. La tele te distrae mientras se hace la hora de dormir, bien con una película o bien de fondo mientras intentas hilvanar pensamientos. Pero llega el sueño y la cama te reclama. Te cepillas los dientes, pones la alarma, compruebas la temperatura y te tiendes boca arriba, mientras cuentas si sigue habiendo cinco focos en el techo y si, realmente, forman una w o una m.
La sábana bajera se calienta. Es inútil moverse, porque el calor va contigo, pero te engañas por un momento. Lo prefieres. Tu espalda comienza a sudar y te das la vuelta, pero no puedes dormir de lado, y vuelves a tener la cabeza mirando al techo.
Ves las sombras que proyectan los faros de los coches que pasan, tamizadas por la persiana que te separa del mundo y que te da algo de intimidad, que suele ser la antítesis del verano. Las sombras te recuerdan al pasado, y empiezas a hilar. Los recuerdos te invaden, se quedan en el techo. Los podrías contar. Las decisiones erróneas, los amigos decepcionados. Tu cerebro espanta al sueño y sabes que la noche irá para largo, pero te quedarás a esperar, tumbado, inmóvil.
Oyes a los vecinos, hablando de sus problemas, gritando a sus hijos, meando y tirando luego de la cadena. Te levantas a beber agua de la nevera. La sientes bajar, fría, por tu garganta, como un bautismo que te renueva. Vuelves a ser horizontal. Oyes la gente que habla en la calle, de los temas más variopintos, ajena a lo que ocurre en tu microcosmos. La suave brisa de la noche te trae sus palabras, pero solo te interesa la brizna de viento frío que entra y te trae un poco de alivio para la noche, esperando que una de ellas te devuelva el sueño que rompió el pasado.
Al día siguiente un rayo de sol se posará en tus párpados. Te despertarás y todo te parecerá un mal sueño. Hasta la noche siguiente.
La sábana bajera se calienta. Es inútil moverse, porque el calor va contigo, pero te engañas por un momento. Lo prefieres. Tu espalda comienza a sudar y te das la vuelta, pero no puedes dormir de lado, y vuelves a tener la cabeza mirando al techo.
Ves las sombras que proyectan los faros de los coches que pasan, tamizadas por la persiana que te separa del mundo y que te da algo de intimidad, que suele ser la antítesis del verano. Las sombras te recuerdan al pasado, y empiezas a hilar. Los recuerdos te invaden, se quedan en el techo. Los podrías contar. Las decisiones erróneas, los amigos decepcionados. Tu cerebro espanta al sueño y sabes que la noche irá para largo, pero te quedarás a esperar, tumbado, inmóvil.
Oyes a los vecinos, hablando de sus problemas, gritando a sus hijos, meando y tirando luego de la cadena. Te levantas a beber agua de la nevera. La sientes bajar, fría, por tu garganta, como un bautismo que te renueva. Vuelves a ser horizontal. Oyes la gente que habla en la calle, de los temas más variopintos, ajena a lo que ocurre en tu microcosmos. La suave brisa de la noche te trae sus palabras, pero solo te interesa la brizna de viento frío que entra y te trae un poco de alivio para la noche, esperando que una de ellas te devuelva el sueño que rompió el pasado.
Al día siguiente un rayo de sol se posará en tus párpados. Te despertarás y todo te parecerá un mal sueño. Hasta la noche siguiente.
sábado, 12 de mayo de 2012
Hoy
Hoy me he levantado muy temprano. Incluso, cuando me he levantado, ya estaba despierto. He desayunado y he ido en busca de la sierra.
He hecho fotos. He pasado por puentes de madera, con el agua rugiendo debajo de mí. Y ese ruido me ha acompañado durante casi todo el día, convirtiéndose en la banda sonora perfecta, acompañando mis pasos por el sendero. Y, a veces, los pájaros y los insectos le hacían los coros. Y el viento que bajaba del Mulhacén ha dado un espectacular concierto, moviendo las ramas de los árboles con fuerza y precisión.
He visto un jabalí muerto. He visto una piara de jabalís, vivos, afortunadamente. He visto una cabra montés y un macho, supongo que de amoríos por la sierra. He visto procesionaria. Y, afortunadamente, no he visto muchos animales de dos patas.
He visto unas montañas que ya conocía, pero un poco más cerca. Casi les he podido susurrar cosas y hasta las he visto de forma distinta. Pero he conocido una montaña de la que no había oído hablar. Una montaña que se levanta majestuosa, imponente, mágica, que apunta al cielo con miles de aristas, desnudas de nieve a estas alturas del año. Una montaña que se llama Alcazaba y que tendré que visitar otra vez.
He visto el deshielo trazar los caminos de la primavera, con riachuelos de agua que bajan con fuerza y que hasta se llevan puentes. He bebido del agua de todas las montañas que he rodeado. Agua recién hecha, agua que posiblemente esta madrugada fuera nieve, nieve que alfombraba las montañas, montañas de las que se separa por un tiempo, hasta el otoño. He agradecido ese agua, que me ha animado cuando mi garganta estaba seca por el esfuerzo de tantos pasos ya dados. Agua pura de todas y cada una de esas montañas.
Y he cruzado un río, con mis pies desnudos sobre las rocas, resbalosas. Y he sentido su fuerza en mis piernas. Y he recibido el mejor acicate para mis cansados pasos.
He hecho fotos. He pasado por puentes de madera, con el agua rugiendo debajo de mí. Y ese ruido me ha acompañado durante casi todo el día, convirtiéndose en la banda sonora perfecta, acompañando mis pasos por el sendero. Y, a veces, los pájaros y los insectos le hacían los coros. Y el viento que bajaba del Mulhacén ha dado un espectacular concierto, moviendo las ramas de los árboles con fuerza y precisión.
He visto un jabalí muerto. He visto una piara de jabalís, vivos, afortunadamente. He visto una cabra montés y un macho, supongo que de amoríos por la sierra. He visto procesionaria. Y, afortunadamente, no he visto muchos animales de dos patas.
He visto unas montañas que ya conocía, pero un poco más cerca. Casi les he podido susurrar cosas y hasta las he visto de forma distinta. Pero he conocido una montaña de la que no había oído hablar. Una montaña que se levanta majestuosa, imponente, mágica, que apunta al cielo con miles de aristas, desnudas de nieve a estas alturas del año. Una montaña que se llama Alcazaba y que tendré que visitar otra vez.
He visto el deshielo trazar los caminos de la primavera, con riachuelos de agua que bajan con fuerza y que hasta se llevan puentes. He bebido del agua de todas las montañas que he rodeado. Agua recién hecha, agua que posiblemente esta madrugada fuera nieve, nieve que alfombraba las montañas, montañas de las que se separa por un tiempo, hasta el otoño. He agradecido ese agua, que me ha animado cuando mi garganta estaba seca por el esfuerzo de tantos pasos ya dados. Agua pura de todas y cada una de esas montañas.
Y he cruzado un río, con mis pies desnudos sobre las rocas, resbalosas. Y he sentido su fuerza en mis piernas. Y he recibido el mejor acicate para mis cansados pasos.
viernes, 11 de mayo de 2012
De viernes
No sé cómo voy a conseguir espabilarme con los cambios de acordes.
o-o-o-o-o
Este calor... espero que se tome un descanso. Para mantener la fe, esta noche dormiré con el nórdico (que no con la nórdica)
o-o-o-o-o
No todos los días se lleva uno una lección de cinismo a los 16 años.
o-o-o-o-o
Aún queda esperanza.
o-o-o-o-o
Este calor... espero que se tome un descanso. Para mantener la fe, esta noche dormiré con el nórdico (que no con la nórdica)
o-o-o-o-o
No todos los días se lleva uno una lección de cinismo a los 16 años.
o-o-o-o-o
Aún queda esperanza.
jueves, 10 de mayo de 2012
Empeños
Una vez puse empeño. Quería que todo saliera bien. Y creo que estuve a punto de lograrlo. Pero, no sé por qué, se fastidió.
Me pregunto qué hice mal, porque supongo que fue mía la culpa, a pesar de poner el corazón y las entrañas. O quizá no pude controlar muchos otros factores que son más importantes que yo, porque nunca hay que creerse el centro del mundo, porque nunca se es aunque se sea.
Posiblemente, por mucho empeño que se ponga, haya un destino ya marcado. Un destino contra el que es imposible luchar. Un destino burlón que juega con la ventaja de saber tus cartas. Que apenas tiene que esforzarse por saberse ya ganador.
O quizá, tan sólo sea una mala racha.
O nada de lo anterior, porque uno sea muy quisquilloso.
Me pregunto qué hice mal, porque supongo que fue mía la culpa, a pesar de poner el corazón y las entrañas. O quizá no pude controlar muchos otros factores que son más importantes que yo, porque nunca hay que creerse el centro del mundo, porque nunca se es aunque se sea.
Posiblemente, por mucho empeño que se ponga, haya un destino ya marcado. Un destino contra el que es imposible luchar. Un destino burlón que juega con la ventaja de saber tus cartas. Que apenas tiene que esforzarse por saberse ya ganador.
O quizá, tan sólo sea una mala racha.
O nada de lo anterior, porque uno sea muy quisquilloso.
El héroe de la EOI
Esta tarde he tenido clase de inglés en la estupenda EOI. Con un poco de suerte, será de las últimas, pues ya estoy en quinto y por fin me darán el B2, que es como el carnet de conducir, pero para hablar inglés. Lo que ya no sé es si me darán una L o una fundita, como cuando te sacas el papelito rosa.
La cosa es que, por lo visto, el cable de la tele se ha soltado y mi profesora me ha solicitado que lo arregle, por aquello de que soy coordinador tic. Ya se sabe, en casa de comunidad, no digas tu habilidad.
Al principio todo parecía chupado, tan solo había que introducir el cable por la correspondiente toma de corriente. Pero dicha toma estaba oculta. Yo me he puesto a dar vueltas y no la he encontrado. Hasta he querido levantar un poco la tele, pero nada.
Ha venido en mi ayuda un compañero, que tampoco encontraba dicha toma. Y, al final, hemos descolgado el aparato de sus guías. La verdad es que cuando mi compañero la tenía en las manos y me la sujetaba (la tele, claro) no me la encontraba (la toma de corriente, por supuesto) Pero al final allí estaba. He puesto la clavija (porque si digo que la metí hasta el fondo seguro que me lo entienden mal) y hemos colgado de nuevo la tele. Eso sí, quedando uno de nosotros de guardia por si se caía. Pero nos hemos dado cuenta de que la tele no estaba en su sitio, por lo que la hemos tenido que descolgar.
Pero lo peor no ha sido eso, sino que el cable no llegaba bien al enchufe una vez colgada la tele, con lo que hemos tenido que mover el aparato repetidas veces hasta que el cable pudo ser enchufado. Y, así, proseguir la clase.
En fin, que creo que me he ganado el aprobado. O, por lo menos, que me dejen la tele un finde.
La cosa es que, por lo visto, el cable de la tele se ha soltado y mi profesora me ha solicitado que lo arregle, por aquello de que soy coordinador tic. Ya se sabe, en casa de comunidad, no digas tu habilidad.
Al principio todo parecía chupado, tan solo había que introducir el cable por la correspondiente toma de corriente. Pero dicha toma estaba oculta. Yo me he puesto a dar vueltas y no la he encontrado. Hasta he querido levantar un poco la tele, pero nada.
Ha venido en mi ayuda un compañero, que tampoco encontraba dicha toma. Y, al final, hemos descolgado el aparato de sus guías. La verdad es que cuando mi compañero la tenía en las manos y me la sujetaba (la tele, claro) no me la encontraba (la toma de corriente, por supuesto) Pero al final allí estaba. He puesto la clavija (porque si digo que la metí hasta el fondo seguro que me lo entienden mal) y hemos colgado de nuevo la tele. Eso sí, quedando uno de nosotros de guardia por si se caía. Pero nos hemos dado cuenta de que la tele no estaba en su sitio, por lo que la hemos tenido que descolgar.
Pero lo peor no ha sido eso, sino que el cable no llegaba bien al enchufe una vez colgada la tele, con lo que hemos tenido que mover el aparato repetidas veces hasta que el cable pudo ser enchufado. Y, así, proseguir la clase.
En fin, que creo que me he ganado el aprobado. O, por lo menos, que me dejen la tele un finde.
Mañana de jueves
Hace unos momentos, ha quedado constituido el Cuerpo de Funcionarios Voyeurs.
o-o-o-o-o
Lo que hace uno para no corregir exámenes. Aunque luego, cuando acabas de corregirlos, te alegras. Pero mientras, que dijusto, madre, que dijusto.
o-o-o-o-o
Me felicitan por haberme librado. No les falta razón, no.
o-o-o-o-o
PS: También ha quedado constituido el Cuerpo de Funcionarios Fumadores Pasivos. Un non stop, oiga.
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Lo que hace uno para no corregir exámenes. Aunque luego, cuando acabas de corregirlos, te alegras. Pero mientras, que dijusto, madre, que dijusto.
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Me felicitan por haberme librado. No les falta razón, no.
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PS: También ha quedado constituido el Cuerpo de Funcionarios Fumadores Pasivos. Un non stop, oiga.
miércoles, 9 de mayo de 2012
Sugerencias
Deberían inventar el queso que, al ser introducido en el bocadillo, impidiera el derrape del pan.
Incógnitas
El perverso colectivo II
No sé en qué momento un individuo abandona su voluntad para someterse al grupo, al ente superior donde se siente más cómodo. Supongo que debe haber un proceso descrito. Sería interesante conocerlo.
Tampoco sé qué razones hacen que eso ocurra. Abandonar la libertad individual, esa que te permite decidir libremente si quieres o no hacer algo, en favor de la presión de factores externos. Presión que en ocasiones te obliga a hacer algo que realmente no quieres, algo que incluso te puede perjudicar.
Será por la recompensa que recibes, por sentirte parte de algo. Porque ser un individuo solo es muy difícil y quema mucho. Necesitamos que nos digan que lo estamos haciendo bien, aunque haya una verdad superior que nos diga que no. Pero, ¿qué importa la verdad si mi verdad es más cómoda y reconfortante?
¿No es más cómodo no ser libre?
Tampoco sé qué razones hacen que eso ocurra. Abandonar la libertad individual, esa que te permite decidir libremente si quieres o no hacer algo, en favor de la presión de factores externos. Presión que en ocasiones te obliga a hacer algo que realmente no quieres, algo que incluso te puede perjudicar.
Será por la recompensa que recibes, por sentirte parte de algo. Porque ser un individuo solo es muy difícil y quema mucho. Necesitamos que nos digan que lo estamos haciendo bien, aunque haya una verdad superior que nos diga que no. Pero, ¿qué importa la verdad si mi verdad es más cómoda y reconfortante?
¿No es más cómodo no ser libre?
El perverso colectivo
El caso es que me informan de la bonhomía del individuo, que jamás ha roto un plato o ha emitido palabra más alta que otra. Pero mis ojos, en ocasiones, ven otra cosa. Claro que mis ojos me pueden engañar. Yo pienso que mis ojos ven mejor, puesto que veo más individuos. Están agrupados. Es el colectivo que los absorbe.
Esas personas de las que tan bien me hablan se diluyen. Trascienden de su cuerpo y adoptan nuevas formas. Los elementos que por separado estaban sanos se corrompen al entrar en contacto los unos con los otros. No había nada en ellos que permitiera pensar que eso sucedería. Pero ocurre. Ya no son ellos, es la masa la que piensa por ellos.
Yo creo pensar que el mal sí que habitaba en ellos, que estaba larvado en su interior, esperando el momento adecuado para salir. No tengo muy claro cuando se detectan, será por un brillo en los ojos, o en algo más sutil que se detecta al poco tiempo, en un momento de la convivencia, cuando un gesto te delata y hace el colectivo te abduzca. Quizá cuando las larvas de dos entes distintos se ponen en contacto es cuando se desencadena la reacción de la podredumbre, que ya corromperá a los individuos para siempre.
Otras veces creo que es más fácil y tentador abandonarse al grupo, yo mismo lo he experimentado. Pero hay que abandonarse demasiado. Hay que saber abandonarse. Parece mentira que hasta eso tenga su técnica.
Pero aun así, el observador parcial, que mira de espaldas a la realidad, seguirá sin ver. Aunque le demos la vuelta y le saquemos una foto para que lo retenga, el observador parcial seguirá en sus trece. Precisamente por eso es parcial.
Los tontos somos nosotros, por querer hacérselo ver.
Esas personas de las que tan bien me hablan se diluyen. Trascienden de su cuerpo y adoptan nuevas formas. Los elementos que por separado estaban sanos se corrompen al entrar en contacto los unos con los otros. No había nada en ellos que permitiera pensar que eso sucedería. Pero ocurre. Ya no son ellos, es la masa la que piensa por ellos.
Yo creo pensar que el mal sí que habitaba en ellos, que estaba larvado en su interior, esperando el momento adecuado para salir. No tengo muy claro cuando se detectan, será por un brillo en los ojos, o en algo más sutil que se detecta al poco tiempo, en un momento de la convivencia, cuando un gesto te delata y hace el colectivo te abduzca. Quizá cuando las larvas de dos entes distintos se ponen en contacto es cuando se desencadena la reacción de la podredumbre, que ya corromperá a los individuos para siempre.
Otras veces creo que es más fácil y tentador abandonarse al grupo, yo mismo lo he experimentado. Pero hay que abandonarse demasiado. Hay que saber abandonarse. Parece mentira que hasta eso tenga su técnica.
Pero aun así, el observador parcial, que mira de espaldas a la realidad, seguirá sin ver. Aunque le demos la vuelta y le saquemos una foto para que lo retenga, el observador parcial seguirá en sus trece. Precisamente por eso es parcial.
Los tontos somos nosotros, por querer hacérselo ver.
MIércoles tarde IV
Una casi reunión de convivencia, solo que esta vez la noche acabará bien, y un aprobado que casi no lo es.
Y el error siempre ahí, acechando sin pudor.
PS: Y aquí, endemientras, nada más que se piensa en nacionalizar.
Y el error siempre ahí, acechando sin pudor.
PS: Y aquí, endemientras, nada más que se piensa en nacionalizar.
Catecismo
Pregunta: ¿Para qué sirven las buenas intenciones?
Respuesta: Para engañarte a ti mismo y a los demás y quedar bien a los ojos de Dios.
Respuesta: Para engañarte a ti mismo y a los demás y quedar bien a los ojos de Dios.
martes, 8 de mayo de 2012
Menú de cena II
Pienso que todo es un pequeño desastre. Que todo está roto, que todo funciona mal. Que el mundo tal y como lo conocemos se va a la porra. Perdemos derechos, perdemos libertades, perdemos sueldo. Y no sabemos bien por qué. Y nadie parece tampoco dispuesto a contárnoslo. Y menos a arreglarlo.
Y a mí, lo único que me apetece es no saber nada. Cumplir con lo que tenga que hacer, con mi trabajo, con mis cosas del día a día. Intentar no fastidiarla con la gente que me quiere, cosa que no siempre consigo. Y que me dejen en mi pequeño mundo, en mi burbuja insignificante. Que en ella, al menos, no soy muy infeliz.
Y a mí, lo único que me apetece es no saber nada. Cumplir con lo que tenga que hacer, con mi trabajo, con mis cosas del día a día. Intentar no fastidiarla con la gente que me quiere, cosa que no siempre consigo. Y que me dejen en mi pequeño mundo, en mi burbuja insignificante. Que en ella, al menos, no soy muy infeliz.
Menú de cena
Me gustaría jugar un poco, pero me da pereza. Y tampoco sé si me merece la pena.
o-o-o-o-o
La primavera me deja por los suelos. Todos los años es igual, salvo que este año no tengo mi habitual depresión primaveral.
o-o-o-o-o
He tomado una decisión. Lamento no haberla tomado antes. Pero supongo que era necesario vivir lo vivido.
o-o-o-o-o
Creo que hoy el tambor de la lavadora gira muy rápido.
o-o-o-o-o
Algún día debería juntar valor para juntar palabras.
o-o-o-o-o
Qué bien suenan las tres guitarras tocando "Yesterday"
o-o-o-o-o
Un portátil, en el regazo, da el mismo calor que un gato. Claro que el portátil ni ronronea ni te deja lleno de pelos. Por eso mismo, prefiero a mi gato.
o-o-o-o-o
Me reconforta saber que tengo mas tweets que Punset. Y, seguramente, casi todos de mayor altura intelectual.
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La primavera me deja por los suelos. Todos los años es igual, salvo que este año no tengo mi habitual depresión primaveral.
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He tomado una decisión. Lamento no haberla tomado antes. Pero supongo que era necesario vivir lo vivido.
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Creo que hoy el tambor de la lavadora gira muy rápido.
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Algún día debería juntar valor para juntar palabras.
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Qué bien suenan las tres guitarras tocando "Yesterday"
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Un portátil, en el regazo, da el mismo calor que un gato. Claro que el portátil ni ronronea ni te deja lleno de pelos. Por eso mismo, prefiero a mi gato.
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Me reconforta saber que tengo mas tweets que Punset. Y, seguramente, casi todos de mayor altura intelectual.
Ordenanzas municipales que pueden ser de interés II
Hoy voy a volver a dar una idea gratuita a los alcaldes, ahora que la cosa está tan achuchá, para que se dejen de tantas rotondas y mejoren la vida de sus ciudadanos.
No sé si viven el alguna ciudad turística. O quizá en su pueblo o ciudad la gente sea un poco plasta y se mueve a ritmo caribeño, en lo que al velocidad se refiere. Seguro que iban andando por la calle, con prisa, y se han encontrado con estas personas, que pasean impunemente por la calle. Y la única salida que les queda es echarse a la calzada y adelantar, con el peligro que ello conlleva.
Es por eso por lo que quiero proponer que, en las aceras, se señalice un espacio para que la gente que sabe a dónde va, o la gente que tiene prisa, circule sin ser entorpecida por los colectivos anteriormente mencionados.
Supónganse que van corriendo porque les cierran el banco. Van por la acera y, unos metros por delante, una nube de turistas van fotografiando hasta los chicles pegados en el suelo. Y lo peor es que no hay escapatoria posible, pues no hay pasos de peatones para cambiarse, literalmente, de acera. Pues si existiera este espacio, el carril prisa, pues podría adelantarlos sin ningún peligro y los señores turistas podrían seguir en lo suyo, mientras son pastoreados con alguna guía con flor en la mano.
O bien imaginen una reata de entrañables abuelillas de estas que van andando y, cuando algo les impacta, se paran, dan un golpe en el antebrazo de su congénera más próxima, se llevan la mano a la frente y exclaman "oyoyoyoyoyoyoyoyoyoiii" Pues podrían adelantarlas sin mayor problema, e incluso podrían poner la oreja y enterarse de lo que pasa y expresarles su opinión, que ya se sabe la sensibilidad de la tercera edad en los temas de impacto.
En fin, si algún alcalde lee estas líneas y las pone en práctica espero que, por lo menos, me dedique una calle. O me rebaje el IBI, lo que le venga mejor.
No sé si viven el alguna ciudad turística. O quizá en su pueblo o ciudad la gente sea un poco plasta y se mueve a ritmo caribeño, en lo que al velocidad se refiere. Seguro que iban andando por la calle, con prisa, y se han encontrado con estas personas, que pasean impunemente por la calle. Y la única salida que les queda es echarse a la calzada y adelantar, con el peligro que ello conlleva.
Es por eso por lo que quiero proponer que, en las aceras, se señalice un espacio para que la gente que sabe a dónde va, o la gente que tiene prisa, circule sin ser entorpecida por los colectivos anteriormente mencionados.
Supónganse que van corriendo porque les cierran el banco. Van por la acera y, unos metros por delante, una nube de turistas van fotografiando hasta los chicles pegados en el suelo. Y lo peor es que no hay escapatoria posible, pues no hay pasos de peatones para cambiarse, literalmente, de acera. Pues si existiera este espacio, el carril prisa, pues podría adelantarlos sin ningún peligro y los señores turistas podrían seguir en lo suyo, mientras son pastoreados con alguna guía con flor en la mano.
O bien imaginen una reata de entrañables abuelillas de estas que van andando y, cuando algo les impacta, se paran, dan un golpe en el antebrazo de su congénera más próxima, se llevan la mano a la frente y exclaman "oyoyoyoyoyoyoyoyoyoiii" Pues podrían adelantarlas sin mayor problema, e incluso podrían poner la oreja y enterarse de lo que pasa y expresarles su opinión, que ya se sabe la sensibilidad de la tercera edad en los temas de impacto.
En fin, si algún alcalde lee estas líneas y las pone en práctica espero que, por lo menos, me dedique una calle. O me rebaje el IBI, lo que le venga mejor.
lunes, 7 de mayo de 2012
Me gustan los lunes
Por mi ratico de percusión. Hoy, por ejemplo, he llegado un rato antes, casi una hora. me he encontrado la batería en su sitio, cosa extraña, y me he puesto a la tarea, repasando los ejercicios de timbales, de interpretación y técnica. La cosa no ha ido mal, salvo uno de ritmo 3x4, que realmente me puede. Lo raro es que con la guitarra me sale bien. En fin, cosas de la música.
Luego, mi profe me ha puesto unas bases de ritmos de batería, ritmos de rock concretamente. Y la cosa no ha ido nada mal.
La pena es que esta semana no puedo practicar.
Luego, mi profe me ha puesto unas bases de ritmos de batería, ritmos de rock concretamente. Y la cosa no ha ido nada mal.
La pena es que esta semana no puedo practicar.
domingo, 6 de mayo de 2012
Mamá
Mi madre es bajita. Al menos eso pienso ahora, que soy mayor, aunque no tanto. Quizá sea la perspectiva de la altura, que no la perspectiva de los años.
Hablo con mamá todas las noches. Me cuenta qué tal le ha ido el día y me cuenta cosas de su amiga Conchita. Que si Conchita esto, que si Conchita lo otro... También me cuenta lo que ha hecho por la mañana. Si ha bajado al mercado, a comprar algo o al banco. Me cuenta que se encontró con D. Jesús y le habló de sus nietos y me dice que cuándo la voy a hacer abuela. También que se encontró con Manolo, el de los periódicos, que ya está mejor de lo suyo y que se alegraba de verla.
Me cuenta mamá que el gato está hecho un primor. Que parece que entiende lo que se le dice y responde. Y me lo creo, porque yo lo veo los fines de semana y comparto su opinión.
Me pregunta mamá que qué tal el día. Le digo que bien, aunque no sea así. ¿Para qué contar lo que yo tengo que resolver? Sé que está feo engañar a una madre, pero supongo que ella lo comprenderá, pues fue cocinera antes que fraile, aunque ahora esté todo el día metida en su despacho, como ella llama a la cocina. Le podría contar que los niños estaba hoy hechos un coñazo, que he pasado día más solo que la una o que me siento mal por alguna pena que llevo dentro y que a veces despunta por el blog, pero prefiero que esas cosas se queden a mi lado, en el sofá.
Me dice mamá que si voy a ir este fin de semana, y le digo que no, que tengo sendero. O que sí. Que me pida hora en la peluquería o que nos vamos a ir de compras el sábado por la mañana, que necesito algo de ropa, aunque sea mentira que la necesite. Y se ilusiona pensando en la fruta que comprará en el mercado para mí, en si tengo bastante carne y me dice que salga pronto, para que no se haga de noche.
A veces mamá se enfada. Cuando no llevo bastante ropa o cuando no me afeito. Cuando me ve muy delgado y dice que tengo que comer. Y yo le digo que son sus cosas, que sí que como, aunque sea mentira. Y le digo que la ropa, como es blanca y no la ve nadie, no hace falta que la traiga, que ya me apaño yo. Y sentencio categórico que este año, los jerseys de lana los lavaré yo en casa. Y que salga el sol por Antequera. Y, si se quedan pequeños, ya me compraré otros.
Y a veces mamá se enfada de verdad. Y yo lo veo. Y me enfado también. Y entonces odio a la causa de su enfado.
Mamá se sacrifica a la tele que le ponen, preguntando en vano si habrá alguna película en alguno de los ochocientos canales que tenemos, a sabiendas de que no le harán ni caso. Y los sábados ve la copla. Y me explica con paciencia cómo funciona este año el concurso. Y yo, por más vueltas que le doy y por mucho que se esmere en que yo lo entienda, sigo sin comprenderlo. Pero la preocupación se borra al enseñarle el Youtube, y que tengas ahí la copla que tu quieras cuando tu quieras. Un brillo le invade los ojos. Y yo me siento un poquito feliz por eso.
Mamá nunca pide nada por su cumpleaños. Ni por su santo. Ni en los Reyes. Lo único que quiere es que nos portemos bien. Y, si le insistimos mucho, pide una espalda nueva, o unas piernas nuevas. Y, acto seguido, nos dice que qué queremos comer mañana. Nos ofrece una serie de alternativas, como macarrones o sopa sabrosa y luego carne. Pero, cuando ya creemos que hemos conseguido los macarrones, decide hacer otra cosa que compró porque el pescadero se puso pesado y tiene guardada en el congelador desde hace unos días y que estaba guardando para que yo también la probara. Y entonces nos preguntamos que para qué pregunta.
Cuando vuelvo a mi casa, aunque ella dice que no es así, mamá me prepara el bolso de la comida. Y se enfada porque no me llevo todo lo que ella quisiera. Pero es que no necesito tantas cosas. "¡Claro, como ya no comes!" exclama. Y, acto seguido, me mete la mano en el bolsillo. "Para gasolina" me dice en voz baja.
Felicidades mamá. Aunque no sea tu día. Ni falta que hace.
Hablo con mamá todas las noches. Me cuenta qué tal le ha ido el día y me cuenta cosas de su amiga Conchita. Que si Conchita esto, que si Conchita lo otro... También me cuenta lo que ha hecho por la mañana. Si ha bajado al mercado, a comprar algo o al banco. Me cuenta que se encontró con D. Jesús y le habló de sus nietos y me dice que cuándo la voy a hacer abuela. También que se encontró con Manolo, el de los periódicos, que ya está mejor de lo suyo y que se alegraba de verla.
Me cuenta mamá que el gato está hecho un primor. Que parece que entiende lo que se le dice y responde. Y me lo creo, porque yo lo veo los fines de semana y comparto su opinión.
Me pregunta mamá que qué tal el día. Le digo que bien, aunque no sea así. ¿Para qué contar lo que yo tengo que resolver? Sé que está feo engañar a una madre, pero supongo que ella lo comprenderá, pues fue cocinera antes que fraile, aunque ahora esté todo el día metida en su despacho, como ella llama a la cocina. Le podría contar que los niños estaba hoy hechos un coñazo, que he pasado día más solo que la una o que me siento mal por alguna pena que llevo dentro y que a veces despunta por el blog, pero prefiero que esas cosas se queden a mi lado, en el sofá.
Me dice mamá que si voy a ir este fin de semana, y le digo que no, que tengo sendero. O que sí. Que me pida hora en la peluquería o que nos vamos a ir de compras el sábado por la mañana, que necesito algo de ropa, aunque sea mentira que la necesite. Y se ilusiona pensando en la fruta que comprará en el mercado para mí, en si tengo bastante carne y me dice que salga pronto, para que no se haga de noche.
A veces mamá se enfada. Cuando no llevo bastante ropa o cuando no me afeito. Cuando me ve muy delgado y dice que tengo que comer. Y yo le digo que son sus cosas, que sí que como, aunque sea mentira. Y le digo que la ropa, como es blanca y no la ve nadie, no hace falta que la traiga, que ya me apaño yo. Y sentencio categórico que este año, los jerseys de lana los lavaré yo en casa. Y que salga el sol por Antequera. Y, si se quedan pequeños, ya me compraré otros.
Y a veces mamá se enfada de verdad. Y yo lo veo. Y me enfado también. Y entonces odio a la causa de su enfado.
Mamá se sacrifica a la tele que le ponen, preguntando en vano si habrá alguna película en alguno de los ochocientos canales que tenemos, a sabiendas de que no le harán ni caso. Y los sábados ve la copla. Y me explica con paciencia cómo funciona este año el concurso. Y yo, por más vueltas que le doy y por mucho que se esmere en que yo lo entienda, sigo sin comprenderlo. Pero la preocupación se borra al enseñarle el Youtube, y que tengas ahí la copla que tu quieras cuando tu quieras. Un brillo le invade los ojos. Y yo me siento un poquito feliz por eso.
Mamá nunca pide nada por su cumpleaños. Ni por su santo. Ni en los Reyes. Lo único que quiere es que nos portemos bien. Y, si le insistimos mucho, pide una espalda nueva, o unas piernas nuevas. Y, acto seguido, nos dice que qué queremos comer mañana. Nos ofrece una serie de alternativas, como macarrones o sopa sabrosa y luego carne. Pero, cuando ya creemos que hemos conseguido los macarrones, decide hacer otra cosa que compró porque el pescadero se puso pesado y tiene guardada en el congelador desde hace unos días y que estaba guardando para que yo también la probara. Y entonces nos preguntamos que para qué pregunta.
Cuando vuelvo a mi casa, aunque ella dice que no es así, mamá me prepara el bolso de la comida. Y se enfada porque no me llevo todo lo que ella quisiera. Pero es que no necesito tantas cosas. "¡Claro, como ya no comes!" exclama. Y, acto seguido, me mete la mano en el bolsillo. "Para gasolina" me dice en voz baja.
Felicidades mamá. Aunque no sea tu día. Ni falta que hace.
Cosas de los viajes
Hoy, un poco más, y reposto por correo.
Y hoy, un poco más, y me tengo que quedar agitando el bolso en la gasolinera. ¡Con las ganas que tengo de un segundo empleo!
Y hoy, un poco más, y me tengo que quedar agitando el bolso en la gasolinera. ¡Con las ganas que tengo de un segundo empleo!
sábado, 5 de mayo de 2012
Cosas que no molan nada que te pasen un viernes tarde: casi quedarse encerrado en un ascensor
Estaba yo esta tarde tan a gusto en mi sofá cuando no tuve más remedio que poner en marcha el ritual de los viernes pares. Por ello, me vestí y procedí a la bajada de la basura, labor que me da una gran pereza, pero tampoco es cuestión de añadir un síndrome más a mi ya amplia colección de, digamos, peculiaridades.
En el rellano me encuentro con mi vecino, con quien mantengo una de esas conversaciones cuya altura y profundidad conmovería al mismísimo Sócrates, que se prolonga en la breve bajada en el ascensor. Nos despedimos efusivamente en el portal y yo me voy en busca de mis contenedores amarillo y verde. A la vuelta, me introduzco en el ascensor, pulso el botón de mi planta y... el ascensor no se mueve.
Un poco contrariado por esta insumisión ascensoril, pienso en que me he equivocado al apretar el botón y he pulsado el de la planta baja. Por ello, sigo con la vista el dedo índice de mi mano derecha hacia el tres, pero la máquina sigue sin moverse. Miro al display y una flecha ascendente le indica el camino al ascensor, pero algo falla.
Entonces me empiezo a poner nervioso. Me acuerdo de aquella película del ascensor que mataba a la gente y pienso en si tendrá familia. En un primer momento, decido pulsar el botón de alarma y que me rescaten, que para eso pago impuestos, pero creo que no va a servir de mucho, pues hay un niño que llora y que da unas barracadas que bien podrían eliminar cualquier posibilidad de que alguien oyera mi llamada de auxilio. De todas formas, me apunto el sugerirle a la familia que la criatura se dedique a la ópera en un futuro.
Pero, en ese momento, me da por mirar a la puerta. Y veo que no está completamente cerrada,pues hay una raja como de un par de dedos de ancha. Pienso que, en caso de quedarme eternamente encerrado en el cubículo metálico, el suministro de comida y bebida estaría garantizado, aparte de que podría leer libros no muy gordos. Y, entonces, se me encendió la bombilla. ¿Y si pulsara el botón de apertura de puertas? Así lo hice. Y debí sentir lo que Adán y a Eva al ser víctimas del ERE del paraíso, pues la puerta se abrió y salí tan feliz, escaleras arriba, camino de mi piso.
Lo malo es que tuve que bajar las maletas a pulso. Lo que decía, que adiós paraíso...
En el rellano me encuentro con mi vecino, con quien mantengo una de esas conversaciones cuya altura y profundidad conmovería al mismísimo Sócrates, que se prolonga en la breve bajada en el ascensor. Nos despedimos efusivamente en el portal y yo me voy en busca de mis contenedores amarillo y verde. A la vuelta, me introduzco en el ascensor, pulso el botón de mi planta y... el ascensor no se mueve.
Un poco contrariado por esta insumisión ascensoril, pienso en que me he equivocado al apretar el botón y he pulsado el de la planta baja. Por ello, sigo con la vista el dedo índice de mi mano derecha hacia el tres, pero la máquina sigue sin moverse. Miro al display y una flecha ascendente le indica el camino al ascensor, pero algo falla.
Entonces me empiezo a poner nervioso. Me acuerdo de aquella película del ascensor que mataba a la gente y pienso en si tendrá familia. En un primer momento, decido pulsar el botón de alarma y que me rescaten, que para eso pago impuestos, pero creo que no va a servir de mucho, pues hay un niño que llora y que da unas barracadas que bien podrían eliminar cualquier posibilidad de que alguien oyera mi llamada de auxilio. De todas formas, me apunto el sugerirle a la familia que la criatura se dedique a la ópera en un futuro.
Pero, en ese momento, me da por mirar a la puerta. Y veo que no está completamente cerrada,pues hay una raja como de un par de dedos de ancha. Pienso que, en caso de quedarme eternamente encerrado en el cubículo metálico, el suministro de comida y bebida estaría garantizado, aparte de que podría leer libros no muy gordos. Y, entonces, se me encendió la bombilla. ¿Y si pulsara el botón de apertura de puertas? Así lo hice. Y debí sentir lo que Adán y a Eva al ser víctimas del ERE del paraíso, pues la puerta se abrió y salí tan feliz, escaleras arriba, camino de mi piso.
Lo malo es que tuve que bajar las maletas a pulso. Lo que decía, que adiós paraíso...
viernes, 4 de mayo de 2012
Avestruz
Anoche, antes de dormirme, pensaba en que hay rachas en que todo son problemas. Solamente hay malas noticias, y no me refiero a la crisis o a los recortes. Es como si, socialmente, estuviéramos en una etapa de decadencia. Y quiero pensar que no es por motivos económicos. Bien es cierto que una economía saneada no da la felicidad, aunque ayude bastante, pero tengo la creencia de que, tengamos más o menos dinero, debemos permanecer dentro de unos parámetros acordes a nuestra condición de seres humanos, aunque cada vez lo seamos menos.
Pensé en mis alumnos, en lo complicado que lo tienen para seguir adelante. Con una enseñanza que no es nada del otro mundo, rodeados de drogas, sin apenas alternativas de ocio real, entendiendo el ocio como una manera de expandir la mente y relajarse, no como una forma de dañar cuanto menos el hígado. Al menos algunos de ellos se harán expertos en jardinería. Si es que o hay mal que por bien no venga.
Luego pensé en nosotros. No me molestan en exceso los sacrificios que tenemos que hacer, aunque reconozco que no me gusta que me jodan figuradamente. Lo peor es que parece que no hay salvación y, encima, los responsables se irán de rositas sin que aquí pase nada. Es la maldición de la clase media.
Y, encima, normas absurdas impuestas por el capricho de quienes nos gobiernan, ya sea a nivel más cercano o lejano, para su beneficio personal.
Por eso la alternativa que se me ocurre es la de la avestruz. Reconozco que no es muy valiente, pero es la de los que no somos capaces de luchar porque, en el fondo, creemos que nuestra batalla está perdida, porque esa lucecita de la esperanza se apagó hace tiempo, aunque a veces la creamos ver brillar allá en el horizonte.
Pensé en mis alumnos, en lo complicado que lo tienen para seguir adelante. Con una enseñanza que no es nada del otro mundo, rodeados de drogas, sin apenas alternativas de ocio real, entendiendo el ocio como una manera de expandir la mente y relajarse, no como una forma de dañar cuanto menos el hígado. Al menos algunos de ellos se harán expertos en jardinería. Si es que o hay mal que por bien no venga.
Luego pensé en nosotros. No me molestan en exceso los sacrificios que tenemos que hacer, aunque reconozco que no me gusta que me jodan figuradamente. Lo peor es que parece que no hay salvación y, encima, los responsables se irán de rositas sin que aquí pase nada. Es la maldición de la clase media.
Y, encima, normas absurdas impuestas por el capricho de quienes nos gobiernan, ya sea a nivel más cercano o lejano, para su beneficio personal.
Por eso la alternativa que se me ocurre es la de la avestruz. Reconozco que no es muy valiente, pero es la de los que no somos capaces de luchar porque, en el fondo, creemos que nuestra batalla está perdida, porque esa lucecita de la esperanza se apagó hace tiempo, aunque a veces la creamos ver brillar allá en el horizonte.
jueves, 3 de mayo de 2012
miércoles, 2 de mayo de 2012
Subconsciente inconsciente
que pena que se quitaran los antiguos tranvías que circulaban por Granada y por su provincia; no contaminaban, eran economicos y denostaban un aire tradicional de Granada.
Aquí.
martes, 1 de mayo de 2012
Priority
Imaginen un aeropuerto. Una cola inmensa de personas que esperan pacientemente en la puerta de embarque que las dejen entrar. No pueden moverse, porque de ello depende el sitio que ocuparán en el avión. Algunas de ellas llevarán, sin duda, un buen rato allí puestas. Las acompañan únicos maletones de pequeño tamaño, con interiores tan comprimidos que seguro que cuando las abran en casa la ropa saldrá disparada como el gas de una botella de cava. Incluso una amable azafata está comprobando que quepan en los cubículos sobrecabeceros diseñados a tal fin.
En esto que llegan, tan tranquilas, tres personas. Apenas llevan nada en sus manos, pero una de ellas porta, en un desafiante gesto al "establishment" aéreo, dos bolsas de mano. Pasean sin prisa, sin apenas reparar en la gran cola que obstruye el paso a otras dependencias aeroportuarias. Buscan sitio con tranquilidad y se sientan, como si la cola no fuera con ellos.
De repente, una eficiente señorita anuncia la apertura del embarque y solicita a los usuarios que entren en la aeronave, en especial a los pasajeros prioritarios, que son los que han sacado su tarjeta de embarque y reservado asiento. La gente en la cola comienza a mirarse mutuamente, como buscando a los afortunados que entrarán en el paraíso volador antes que nadie. No se dan cuenta de que las tres personas que se sentaron con toda la pachorra del mundo a esperar en la sala de embarque se han colocado justo las primeras, adelantando 150 posiciones de golpe. Muestran sus tarjetas de embarque y documentación a la auxiliar de tierra, que las recibe con una sonrisa más sonriente de la que dedicará a los demás. Al entrar el último, mira de reojo a los demás viajeros, inclina un poco hacia arriba la cabeza, y le dice a los sufridores de la cola, sin apenas levantar la voz, "Priority" y lo acompaña con un "¡Ja!" desafiante.
Es entonces cuando la terna de viajeros comienza a andar por el finger, de camino a la aeronave, despacito, contoneando la cintura y disfrutando con cada paso.
La autoestima ya está por las nubes. En un rato, subiremos nosotros.
En esto que llegan, tan tranquilas, tres personas. Apenas llevan nada en sus manos, pero una de ellas porta, en un desafiante gesto al "establishment" aéreo, dos bolsas de mano. Pasean sin prisa, sin apenas reparar en la gran cola que obstruye el paso a otras dependencias aeroportuarias. Buscan sitio con tranquilidad y se sientan, como si la cola no fuera con ellos.
De repente, una eficiente señorita anuncia la apertura del embarque y solicita a los usuarios que entren en la aeronave, en especial a los pasajeros prioritarios, que son los que han sacado su tarjeta de embarque y reservado asiento. La gente en la cola comienza a mirarse mutuamente, como buscando a los afortunados que entrarán en el paraíso volador antes que nadie. No se dan cuenta de que las tres personas que se sentaron con toda la pachorra del mundo a esperar en la sala de embarque se han colocado justo las primeras, adelantando 150 posiciones de golpe. Muestran sus tarjetas de embarque y documentación a la auxiliar de tierra, que las recibe con una sonrisa más sonriente de la que dedicará a los demás. Al entrar el último, mira de reojo a los demás viajeros, inclina un poco hacia arriba la cabeza, y le dice a los sufridores de la cola, sin apenas levantar la voz, "Priority" y lo acompaña con un "¡Ja!" desafiante.
Es entonces cuando la terna de viajeros comienza a andar por el finger, de camino a la aeronave, despacito, contoneando la cintura y disfrutando con cada paso.
La autoestima ya está por las nubes. En un rato, subiremos nosotros.
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