miércoles, 27 de agosto de 2014

Publicidad

No se si es que se ha acabado la crisis o que la población de Rodrígueces en las ciudades aumenta, pero en las radios no paran de anunciar puticlubs.

lunes, 18 de agosto de 2014

Observaciones

A las personas que hablamos solas nos molesta terriblemente oír a otras personas que hablan solas.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Nokia Internet Radio

Hace unos meses, sin previo aviso, a la hora de poner la radio en el móvil, me encuentro un mensajito diciendo que Nokia ya no daba más soporte a esta aplicación. Y yo me quedé con una cara de pena y estupefacción muy importante, pues para mi es una aplicación muy interesante, pues te permite oir la radio en el móvil siempre que tengas wifi o datos móviles, incluso con 2G si la emisora no es muy exigente. Además si a eso unimos que mi pobre 5800 está un poco para el arrastre, batería y enchufe de carga, pues la cosa no pintaba nada bien.

Después de mucho mirar y consultar ya tenía el recambio decidido. Y, justo cuando iba a pedirlo, algo me hizo de nuevo consultar en Internet. Y en esta página vi en un comentario de un señor llamado "rodrigo", al que le agradezco que levantara la liebre, que, aunque ya no dieran soporte, las emisoras a las que se accede directamente sí deben funcionar.

Así que hice la prueba. Me fui a Rhythmbox y puse la dirección de una emisora que tenía allí memorizada. Y funcionó. Ahora tan sólo me faltaba encontrar las urls de las emisoras que tenía memorizadas. Pero la cosa no es fácil. 

Primero probé buscándolas directamente en Google, por si algún alma caritativa las había puesto. No dio resultado.

Luego probé a buscar en páginas en las que te descargas archivos para Windows Media o Winamp, que suelen tener la url, pero no estaba la que quería. Por si les sirve, probé en esta web. Y también en esta otra, que es donde al final lo encontré.

El tercer paso, antes de volver al segundo, fue mirar en el código html. Algo aparecía, pero a la hora de conectar daba error del servidor.

Así que si les puede ser esta entrada útil por si todavía tienen la suerte de tener un Nokia con Symbian, lo mejor en móviles que ha habido y habrá, yo que me alegro.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Post para hacer constar...

Que hoy, día 6 de agosto de 2014, a las 14:20 horas y ante el correspondiente notario colegiado, he otorgado testamento.

martes, 5 de agosto de 2014

Taller de ebanistería

Al final murieron todos y dejaron sus recuerdos, amontonados en locales abandonados, llenos del polvo de los años y la desidia. Es mas fácil dejar que sean otros los que olviden por ti para que uno se pueda centrar en lo mollar, o al menos en lo aprovechable. Pero siempre gusta rebuscar en la memoria de otros, por si acaso.

El una habitación que antes fue despacho de una carpintería se acumula el pasado. Cajas con plásticos, enaguas viejas llenas de polvo. Y tarjetas postales con sellos del año 13 del siglo pasado. Mensajes breves de gente que va a un sitio y manda una postal, en parte por cariño al que la recibe y en parte por recuerdo, por conformar una bitácora personal, un album que, cuidadosamente, será archivado en el olvido.

Así debato mi verano. Entre sobres dirigidos ya a muertos, con recomendaciones, peticiones, calendarios repartidos que la agonía recluyó en un armario. Cosas que pudieron ser útiles pero que quedaron condenadas a ser basura. Desidia.

Rebusco y mis manos se llenan de polvo. Sigo pensando en la historia oculta, en aquello que no sabemos por que entonces éramos inocentes. Y por la mano que lo asía todo con la fuerza de la fe. Y, quizá, del chantaje. Algo tendría que haber.

Trabajos de alumnos. Iconos del Perpetuo Socorro, de cuando la enseñanza era menos laica pero presumiblemente más enseñanza. Me voy a quedar uno para mi casa. Donde estarán las manos que lo hicieron.

Maderas comidas por polillas. Agujereadas. Otras, en cambio, han resistido bien el paso del tiempo.

Las nubes de polvo me asfixian. Ya han vuelto los albañiles.

Dos de martes

Hoy me he quedado un poquito más huérfano. Aunque en el fondo ya me lo esperaba.

Quizá sea lo que queda por escribir la enfermedad que tengo.

lunes, 4 de agosto de 2014

Corolario

Sólo se puede dar de baja un máximo de un recibo al día.

Dar de baja

Verano raro este. Planificas unas cosas y luego te salen otras. Y encima con estrés por no cumplir la programación.

Una de las cosas que tengo pendientes es la dada de baja de recibos y suministros, propios y ajenos. Especialmente los ajenos, que son los que necesitan de una partida de defunción para completarse.

Primero, el gas. Hablas por teléfono, te informas y te mandan a un distribuidor. Curiosamente, en la otra punta de la ciudad y sin transporte público decente que te lleve. Así que allá que va uno, haciendo senderismo urbano, con toda la documentación necesaria. Firmas, fotocopias, pésames y un ya te llamaremos para dar quitar el contador.

Luego, el teléfono. Nos han mareado un poco a llamadas y a faxes y nos han pedido, casi suplicado, que si no le queríamos regalar la línea a alguien. Como regalo es una cosa bastante original, que no te cuesta dinero porque las cuotas las paga el regalado y encima es más práctico que el típico bolígrafo o la típica camisa de manga corta que te regalan cuando nadie sabe qué regalarte.

Hoy ha tocado el agua. He salido tarde, lo que ha avivado en mí aquello de que "al que madruga, Dios le ayuda" He llegado a la sede de la compañía del agua, en la calle Molinos. Parece que no está lejos pero tiene un trecho andando. He llegado y se me han cumplido mis peores pronósticos. Al subir la empinada escalera me he encontrado dos salas, una a la derecha y otra a la izquierda. En el medio, la garita del señor de seguridad y una expendedora de tickets que, junto con un "Su Turno", son dos de los objetos que más deseo y que, sin duda, pondría en mi lista de bodas.

Para amenizar la espera, el programa de las mañanas de la 1, en el que en ese momento previo a la gimnasia se habla de salud, y una fuente de agua fresca, imprescindible donde estaba.

Me siento y, al lado, bulle una señora de esas que van a estos sitios a echar la mañana. Busca un baño, pero sin levantarse, con lo que la presumible emergencia no lo es tanto. Otro señor maldice las tres visitas que le está costando dar de baja el agua. Me temo lo peor, así que me enchufo los cascos. Mi geronto-acompañante parece que no está por la labor y me pregunta por el retraso en su número. Le digo que no se apure, que ya saldrá, pero no parece muy convencida. Ni tampoco del guardia de seguridad, que le dice lo mismo que yo.

Los números van saliendo con una lógica aplastante: 846, 847, 228, 65, 66, 848, 229... Hasta que llegó mi querido 72, que me llevó a una señora y su aprendiza vacacional. Ambas quedaron sorprendidas por la completitud de la documentación aportada y, mascullando no se qué de una fianza y no se qué de que el contrato era del año 60, me plasmaron la baja. Firmé y salí de allí tan eufórico que, sin tener ni siquiera el último recibo, me fui a dar de baja la luz.

Pero ahí la cosa no salió tan bien. Había tal gentío que entré por una puerta, ví, y me salí por la otra.

Ahora sé qué sienten los toreros.