Salimos del calor y llegamos al frío. Cuatro almas que compartieron un pasado se juntan de nuevo para volver a cabalgar por esas carreteras de Dios. LLegamos pronto estrenando un puente. Día de mercado. Casi día de abrigo. La gente camina despreocupada por la calle, cogiendo de aquí y de allí. Es el ambiente ideal
para que mis pensamientos me asalten de nuevo y me transporten a ese mundo donde mi cabeza me arrastra por mis penas. Curiosidades andantes. Una iglesia vacía en domingo, con las dos beatas de guardia habituales.
Sol y frío. Es increible la gran cantidad de cachivaches ambulantes que sirven para vender. Buscamos fruta, tomates maduros, ajo.
Se intercambian bienes y servicios. La señora que sale a comprar. El señor que compra a su frutero de confianza, contándose las mismas historias de cada fin de semana, a las que nadie escucha porque desean ser contadas de nuevo, por aquello de repetir la misma conversación, los mismos recuerdos, las mismas ideas, para evitar la vida que inexorablemente se escapa.
Buscamos las pistas del pasado del pueblo que visitamos. El viento y el frío azotan nuestros cuerpos, y algunas almas no se estremecen, porque ya están frías y casi muertas. Pienso en como estarás y en qué me has querido decir.
Lavadero cubierto, museo cerrado, calles embarradas. Metáfora de mi vida.
Me estoy dando cuenta de que realmente me gusta la fotografía.
domingo, 31 de octubre de 2010
Molésteme la disculpa II
Los miradores siempre están en alto, pero a veces las vistas interesantes son desde abajo.
viernes, 29 de octubre de 2010
jueves, 28 de octubre de 2010
Jueves
Casi acaba la semana y toca la festividad mas lúgubre del año. Hoy por fin he podido estar con mi guitarra y he ensayado algo. Hace un mes que no sabía ni cambiar las cuerdas y ya hago mis primeros pinitos. Lo que es la voluntad. Y cuántas satisfacciones por tan poco. Qué pena disponer de tan poco tiempo y cuánto tiempo malgastado en tonterías. Hay que remediar eso.
Nubes alrededor, que no dejan ver el cielo. He de reconocer que me gusta el nublado. Parece que cuando está nublado el cielo está más bajo, mas cerca, cuando en realidad el cielo no deja de estar en el mismo sitio. Si hay algo que me gusta del sentido de la vista es que es fácilmente engañable. Siempre estamos rodeados de ilusiones ópticas.
Delgadita y enfermiza. Creo que tu fragilidad resulta interesante. Pero eres luchadora y valiente. Me encomendaré a las piratas de la sierra.
Ilusiones, ilusiones... quizá las nubes tapan algo más que el cielo. Al menos siempre nos queda volar...
Nubes alrededor, que no dejan ver el cielo. He de reconocer que me gusta el nublado. Parece que cuando está nublado el cielo está más bajo, mas cerca, cuando en realidad el cielo no deja de estar en el mismo sitio. Si hay algo que me gusta del sentido de la vista es que es fácilmente engañable. Siempre estamos rodeados de ilusiones ópticas.
Delgadita y enfermiza. Creo que tu fragilidad resulta interesante. Pero eres luchadora y valiente. Me encomendaré a las piratas de la sierra.
Ilusiones, ilusiones... quizá las nubes tapan algo más que el cielo. Al menos siempre nos queda volar...
miércoles, 27 de octubre de 2010
Miércoles
Haciendo honor a su nombre. Reuniones aburridas, para que te cuenten lo mismo 3 veces. Al menos he acabado de perseguir a la gente.
Personas que venden y no acuden a la cita. No diré que me enfade, pero me toca los webs la falta de puntualidad y que me dejen plantado y sin desayunar. Benditos polvorones de promoción.
Comida con humor y cincuenta personas dicen que no. Menta poleo y vuelta a casa. Sigue el odio. ¿A que al final te voy a odiar yo mas a ti que tu a mi?
Lágrimas de satisfacción. Mi arena se me escapan como agua entre los dedos. Pero los granitos se me quedan en la mano. Con eso me tengo que conformar. Y creo que es más que de sobra, por mi propia salud.
Y sueño, mucho sueño...
Personas que venden y no acuden a la cita. No diré que me enfade, pero me toca los webs la falta de puntualidad y que me dejen plantado y sin desayunar. Benditos polvorones de promoción.
Comida con humor y cincuenta personas dicen que no. Menta poleo y vuelta a casa. Sigue el odio. ¿A que al final te voy a odiar yo mas a ti que tu a mi?
Lágrimas de satisfacción. Mi arena se me escapan como agua entre los dedos. Pero los granitos se me quedan en la mano. Con eso me tengo que conformar. Y creo que es más que de sobra, por mi propia salud.
Y sueño, mucho sueño...
Sobre el amor y el deseo
Los deseos pueden ser caprichos, con lo cual son amados, aunque solo sea un ratito. El amor se supone que es a más largo plazo, es un nivel superior. Claro que el amor a veces se acaba...
martes, 26 de octubre de 2010
Martes
Día tontísimo. Dos clases a ultima hora y el resto con las gilipolleces propias de mi cargo, que se reducen a perseguir gente. Este año voy a incluir la mala leche y la indiferencia olímpica en algunos aspectos. Encima que me recortan, no voy a trabajar gratis y no voy a asumir obligaciones que no me corresponden. Que espabilen, que todo nos parece mal cuando no lo hacemos pero nadie hace nada por hacer.
Menos mal que he redescubierto las salchichas rellenas de queso. Hechas a la plancha están menos grasas. Qué gran compra... Y super-ensalada. Según mis cálculos, en setenta semanas volveré a ser un espermatozoide, al menos en lo que respecta al peso.
Tarde de butano. La que hay que liar por tener agua caliente. Cuando descubrieron el fuego debieron pensar en una forma cómoda de tenerlo siempre en casa. Y que no pese, claro.
Inglés. Mejora sustancial. ¿Ave? Nunca sé que pensar. Claro que, bien visto, los extremos confluyen en ciertos apartados.
Conversación breve otra vez. Directamente, no hay Dios que te entienda. Siento fallarte así, pero es la verdad. Y lo sabes. Y sabes que lo se. Y aun así insistes...
PD: Cuatro días. Calculando que han pasado dos años, supongo que la mitad. Uff, qué miedo. Que mi maestro me asista con su corcel blanco...
Menos mal que he redescubierto las salchichas rellenas de queso. Hechas a la plancha están menos grasas. Qué gran compra... Y super-ensalada. Según mis cálculos, en setenta semanas volveré a ser un espermatozoide, al menos en lo que respecta al peso.
Tarde de butano. La que hay que liar por tener agua caliente. Cuando descubrieron el fuego debieron pensar en una forma cómoda de tenerlo siempre en casa. Y que no pese, claro.
Inglés. Mejora sustancial. ¿Ave? Nunca sé que pensar. Claro que, bien visto, los extremos confluyen en ciertos apartados.
Conversación breve otra vez. Directamente, no hay Dios que te entienda. Siento fallarte así, pero es la verdad. Y lo sabes. Y sabes que lo se. Y aun así insistes...
PD: Cuatro días. Calculando que han pasado dos años, supongo que la mitad. Uff, qué miedo. Que mi maestro me asista con su corcel blanco...
Felicidad
La felicidad es un zapato estrecho.
La felicidad es quitarse las lentillas al llegar a casa.
La felicidad es un arma caliente.
La felicidad es... lo contrario de mi.
La felicidad es quitarse las lentillas al llegar a casa.
La felicidad es un arma caliente.
La felicidad es... lo contrario de mi.
lunes, 25 de octubre de 2010
Cinco escalas
Lunes después de domingo. Piscina. Romance anónimo a las cuerdas. Paseo con música de conducir: he llegado a la conclusión de que no soy un coche. Buscando butano que no encuentro. Película sobre la felicidad. Rebusco exámenes en el pasado para un futuro inmediato. Quién me ha visto y quién me ve.
Brevedad, gracias a Dios. Las once y cuarto me alegran el día. Salgo volando para sumergirme en mi líquido elemento. Intento vanamente engordar, pero sé que no puedo. Aunque lo voy a intentar.
Hace mucho que no me visitabas. Hasta te estaba echando de menos. Y hoy has venido a mi lado, una vez mas, sin que te llame, como sueles hacer siempre que pienso en ti. Y cuando no, también. Estás siempre ahí. A veces te odio, a veces te amo. Eres casi mi vida. No puedo vivir sin tí. Envidio a los demás, me dices que no se ver tus virtudes. Te vuelves celosa porque eres así. Pero sabes que nunca he podido escapar de tus garras. Finges, pero no lo necesitas. Y eso me vuelve loco. Sabes que, en el fondo, no necesito a nadie salvo a ti. Y de eso te aprovechas. Incluso cuando estamos con mas personas sabes atraparme, retenerme, acosarme... me manejas a tu antojo, a tu capricho. Y yo soy tu prisionero. No puedo hacer nada para evitarlo. Lo sabes bien. Y de eso te aprovechas.
Que suerte tienes de tenerme. Y qué desgraciado soy yo al tenerte.
PD: se acerca el frente de batalla
Brevedad, gracias a Dios. Las once y cuarto me alegran el día. Salgo volando para sumergirme en mi líquido elemento. Intento vanamente engordar, pero sé que no puedo. Aunque lo voy a intentar.
Hace mucho que no me visitabas. Hasta te estaba echando de menos. Y hoy has venido a mi lado, una vez mas, sin que te llame, como sueles hacer siempre que pienso en ti. Y cuando no, también. Estás siempre ahí. A veces te odio, a veces te amo. Eres casi mi vida. No puedo vivir sin tí. Envidio a los demás, me dices que no se ver tus virtudes. Te vuelves celosa porque eres así. Pero sabes que nunca he podido escapar de tus garras. Finges, pero no lo necesitas. Y eso me vuelve loco. Sabes que, en el fondo, no necesito a nadie salvo a ti. Y de eso te aprovechas. Incluso cuando estamos con mas personas sabes atraparme, retenerme, acosarme... me manejas a tu antojo, a tu capricho. Y yo soy tu prisionero. No puedo hacer nada para evitarlo. Lo sabes bien. Y de eso te aprovechas.
Que suerte tienes de tenerme. Y qué desgraciado soy yo al tenerte.
PD: se acerca el frente de batalla
domingo, 24 de octubre de 2010
Nostalgia de lo que no se ha tenido
Al hilo de un post que venía de otro post, se me ha ocurrido, más bien ha despertado en mi, algo que siempre tengo en mente. ¿Dónde estabas cuando tanto te necesité?
¿Por qué siempre busco aquello que no tuve, pero que me hubiera gustado tener?
Hace poco, hablando de la nostalgia, me dijeron que nuestra cabeza proyecta el deseo de haber sido, de lo que nos hubiera gustado que pasara pero no pasó, sobre todo con respecto a la niñez. Yo de mi niñez paso olímpicamente, pues fue anormal completamente. Lo que más me molesta fue la adolescencia tan rara que tuve, si es que la tuve y en realidad fui siempre adulto y es ahora cuando me estoy volviendo un niñato. Será que todo se pega, menos la hermosura.
Quizá el haber ido a un colegio donde tus amigos, o lo más parecido a ellos, estaban fuera me marcó un poco. Al menos tenía una cosa clara. Cuando necesitara a alguien, nadie iba a estar a mi lado. Cosa que en cierto modo no está mal. Así uno se sabe a qué atenerse.
Y ahora es cuando me pregunto, ¿donde estabas cuando te necesité? ¿Por qué me has dejado siempre solo? ¿Por qué no respondiste a mis cartas? ¿Por qué tuviste que irte tan lejos y me dejaste tan solo? ¿Por qué no puedo contarte mis miedos y alegrías? ¿Por qué me has tenido que hacer esto a mi?
Pensándolo bien, no te puedo echar en cara nada de lo anterior... ¡Si es que no existías!
¿Por qué siempre busco aquello que no tuve, pero que me hubiera gustado tener?
Hace poco, hablando de la nostalgia, me dijeron que nuestra cabeza proyecta el deseo de haber sido, de lo que nos hubiera gustado que pasara pero no pasó, sobre todo con respecto a la niñez. Yo de mi niñez paso olímpicamente, pues fue anormal completamente. Lo que más me molesta fue la adolescencia tan rara que tuve, si es que la tuve y en realidad fui siempre adulto y es ahora cuando me estoy volviendo un niñato. Será que todo se pega, menos la hermosura.
Quizá el haber ido a un colegio donde tus amigos, o lo más parecido a ellos, estaban fuera me marcó un poco. Al menos tenía una cosa clara. Cuando necesitara a alguien, nadie iba a estar a mi lado. Cosa que en cierto modo no está mal. Así uno se sabe a qué atenerse.
Y ahora es cuando me pregunto, ¿donde estabas cuando te necesité? ¿Por qué me has dejado siempre solo? ¿Por qué no respondiste a mis cartas? ¿Por qué tuviste que irte tan lejos y me dejaste tan solo? ¿Por qué no puedo contarte mis miedos y alegrías? ¿Por qué me has tenido que hacer esto a mi?
Pensándolo bien, no te puedo echar en cara nada de lo anterior... ¡Si es que no existías!
Objeto de consumo
Salgo a pasear por la beato-capital. Sábado por la mañana. Voy sin prisa, con mis cascos puestos y con la inseguridad de mis lentillas que, dicho sea de paso, ya se van acostumbrando a ponerse en mis ojos y alejarse de mis manos.
El caso es que paseo por la calle y observo como cada vez más va proliferando la figura del señor/a que reparte publicidad de la tienda que está justo a su lado. Especialmente de cafés y bares.
Alguna vez de noche, volviendo a casa, me he encontrado con estos señores/as, que amablemente te invitan a entrar en un local de música horrible a que te tomes una copa, con la falsa promesa de un 2x1 en el mejor garrafón de la ciudad. Obviamente, como siempre voy solo, nunca me paran, pero una vez uno, que posiblemente era nuevo, casi me convence. Aparte de nuevo, debería ser miope, porque hay que ser cutre para invitar a un tío que va solo, que no bebe y con cara de sueño a que se meta en un bar a tomarse una copa...
El caso es que esta figura se ha popularizado incluso de día. Y no paran de repartir panfletos con las mejores ofertas para incautos clientes. Yo antes pensaba que solo lo ofrecían a turistas, pero no, qué va, por Dios bendito... también lo hacen con los aborígenes. Y de aquí mi frustración. Nunca me lo ofrecen a mi. Por lo visto no les parezco un potencial cliente. Ni siquiera si me hago el interesante pululando cerca del expendedor de folletos humano. Y eso unido a que ayer me fui a unos conocidos grandes almacenes (el crotinglés, vamos) y el dependiente pasó de mi bastantes pueblos, incluso diría yo que alguna pequeña capital, cuando pretendía comprar unos pantalones de deporte ha hecho que me sienta bastante triste. Mi dinero no es apreciado por los comerciantes y ofrecientes de servicios de la beato-capital...
Pues que os den, ahora voy y lo rompo...
El caso es que paseo por la calle y observo como cada vez más va proliferando la figura del señor/a que reparte publicidad de la tienda que está justo a su lado. Especialmente de cafés y bares.
Alguna vez de noche, volviendo a casa, me he encontrado con estos señores/as, que amablemente te invitan a entrar en un local de música horrible a que te tomes una copa, con la falsa promesa de un 2x1 en el mejor garrafón de la ciudad. Obviamente, como siempre voy solo, nunca me paran, pero una vez uno, que posiblemente era nuevo, casi me convence. Aparte de nuevo, debería ser miope, porque hay que ser cutre para invitar a un tío que va solo, que no bebe y con cara de sueño a que se meta en un bar a tomarse una copa...
El caso es que esta figura se ha popularizado incluso de día. Y no paran de repartir panfletos con las mejores ofertas para incautos clientes. Yo antes pensaba que solo lo ofrecían a turistas, pero no, qué va, por Dios bendito... también lo hacen con los aborígenes. Y de aquí mi frustración. Nunca me lo ofrecen a mi. Por lo visto no les parezco un potencial cliente. Ni siquiera si me hago el interesante pululando cerca del expendedor de folletos humano. Y eso unido a que ayer me fui a unos conocidos grandes almacenes (el crotinglés, vamos) y el dependiente pasó de mi bastantes pueblos, incluso diría yo que alguna pequeña capital, cuando pretendía comprar unos pantalones de deporte ha hecho que me sienta bastante triste. Mi dinero no es apreciado por los comerciantes y ofrecientes de servicios de la beato-capital...
Pues que os den, ahora voy y lo rompo...
sábado, 23 de octubre de 2010
Quinta conjetura del turista
El turista siempre tendrá una cara que lo identificará como tal, aunque se encuentre a pocos kilómetros de su lugar de origen
Cuarta conjetura del turista
El turista nunca mira hacia adelante, siempre hacia los lados o a través de una cámara fotográfica.
Tercera conjetura del turista
La velocidad a la que circula un turista por la calle siempre es la mínima posible.
Corolario a la segunda conjetura del turista
Como consecuencia de lo anterior, cuando un turista anda por la calle, la molestia producida al aborigen o nativo es máxima.
Primera conjetura del turista
Para cada vez que salgo de casa, existe al menos un turista que me pregunta dónde está algo, no necesariamente turístico.
viernes, 22 de octubre de 2010
Tintorería
Tarde de tintorería en la beato-capital. Cada vez anochece antes, cosa que me gusta tanto que casi me pone. Me encanta la noche, a pesar de que estoy peleado con ella. La edad, que es muy mala...
Por otro lado, no se debe ir al cortinglés de chandal. Pasan de ti que te mueres. Casi mejor, dichoso el dinero que a casa vuelve.
Gato enfermo, pero casi curado.
Silencio acabado, aunque casi mejor que no, la verdad. ¿estamos llegando al final?
Hay quien acaba tonto de tanto estudiar. Dios nos libre, al menos en primera persona, porque los daños colaterales siempre hay que sufrirlos. Paciencia.
Claro que no hay mayor tonto que el que no se quiere enterar. O no acaba de enterarse.
Pienso cosas para escribir y luego se me olvidan. Me voy a tener que de comprar una libreta.
Por otro lado, no se debe ir al cortinglés de chandal. Pasan de ti que te mueres. Casi mejor, dichoso el dinero que a casa vuelve.
Gato enfermo, pero casi curado.
Silencio acabado, aunque casi mejor que no, la verdad. ¿estamos llegando al final?
Hay quien acaba tonto de tanto estudiar. Dios nos libre, al menos en primera persona, porque los daños colaterales siempre hay que sufrirlos. Paciencia.
Claro que no hay mayor tonto que el que no se quiere enterar. O no acaba de enterarse.
Pienso cosas para escribir y luego se me olvidan. Me voy a tener que de comprar una libreta.
jueves, 21 de octubre de 2010
Prisa
La prisa me mata. No me deja pensar. Me ahoga los pocos pensamientos que tengo.
Tanto correr, por quien a veces no se lo merece, para nada.
Al final, todos en el mismo sitio. Y, con tanto correr, no hemos resuelto nada.
Tanto correr, por quien a veces no se lo merece, para nada.
Al final, todos en el mismo sitio. Y, con tanto correr, no hemos resuelto nada.
Otoño
Me gusta el otoño. Días más cortos, primeros fríos, primeras lluvias... es una vuelta a empezar. El verano se empieza a olvidar y vuelve la rutina, la adorada rutina, la imprescindible rutina. Mi querida rutina.
Antes me gustaba el otoño, porque era el prefacio a la Navidad. Ahora que no me gusta la Navidad, me sigue gustando el otoño. Otoño es sinónimo de estrenar, de comienzo, pero a fin de cuentas, de falso comienzo. Porque todo sigue igual. Haces algo nuevo, pero realmente es lo mismo de siempre. Cambia el paisaje, pero porque te das la vuelta y lo tienes a la espalda, acechando.
Nos gustan las cadenas, somos humanos, somos inseguros, aunque no lo parezcamos. A fin de cuentas, nos gusta saber que hay un principio y un final. Y nos gusta saber cómo acaba todo.
Y eso es lo que me mata, no saber cómo acabaremos.
PD. Y este silencio, ¿es por algo en concreto?
Antes me gustaba el otoño, porque era el prefacio a la Navidad. Ahora que no me gusta la Navidad, me sigue gustando el otoño. Otoño es sinónimo de estrenar, de comienzo, pero a fin de cuentas, de falso comienzo. Porque todo sigue igual. Haces algo nuevo, pero realmente es lo mismo de siempre. Cambia el paisaje, pero porque te das la vuelta y lo tienes a la espalda, acechando.
Nos gustan las cadenas, somos humanos, somos inseguros, aunque no lo parezcamos. A fin de cuentas, nos gusta saber que hay un principio y un final. Y nos gusta saber cómo acaba todo.
Y eso es lo que me mata, no saber cómo acabaremos.
PD. Y este silencio, ¿es por algo en concreto?
miércoles, 20 de octubre de 2010
Vuelve el frío
Como de la noche a la mañana, vuelve el frío, sin avisar como siempre. Estás tranquilamente con la camiseta y el pantalón corto y el camello abrevando en la pila de lavar de casa y te levantas con el suave palmoteo de un pingüino en tu cara, con el agua como un témpano y con déficit de mangas para abrigarte.
La eterna vuelta de las estaciones.
Claro, que si solo fuera la eterna vuelta de las estaciones...
PD: yo que entré en el negocio por placer, me van a echar por papel. ¿A quién se le ocurrirán las absurdeces con las que nos martillean?
La eterna vuelta de las estaciones.
Claro, que si solo fuera la eterna vuelta de las estaciones...
PD: yo que entré en el negocio por placer, me van a echar por papel. ¿A quién se le ocurrirán las absurdeces con las que nos martillean?
martes, 19 de octubre de 2010
Reflexiones rápidas II
Lo bueno del sexo por internet es que no necesita de erecciones, solo elecciones.
Dolor
He sufrido el desamor, la infelicidad, el rechazo, la indiferencia, el odio, el rencor, la apatía, la ignorancia... Mi cuerpo ha estado enfermo, ha sufrido frío, hambre, calor, incomodidad... Mi mente ha estado enferma, si es que alguna vez se curó...
Pero no hay nada más doloroso que la cejilla con la guitarra.
Pero no hay nada más doloroso que la cejilla con la guitarra.
lunes, 18 de octubre de 2010
Bajo el agua
Mientras nado en la piscina, recuerdo tiempos pasados. Una vez intenté ir, pero todo me recordaba a ti, y me tuve que volver. Sabes que soy un poco sentimental. Bueno, un mucho sentimental.
Mientras muevo mis brazos y siento el dolor en las piernas, intentando mantener la respiración, mi cabeza piensa en canciones conocidas, intento oírlas mentalmente, pero el cansancio me agota. Ha sido mucho tiempo, siempre cuesta volver a la rutina, cuando ésta es buena.
Supongo que todo es acostumbrarse.
Mientras muevo mis brazos y siento el dolor en las piernas, intentando mantener la respiración, mi cabeza piensa en canciones conocidas, intento oírlas mentalmente, pero el cansancio me agota. Ha sido mucho tiempo, siempre cuesta volver a la rutina, cuando ésta es buena.
Supongo que todo es acostumbrarse.
sábado, 16 de octubre de 2010
jueves, 14 de octubre de 2010
Silencio III
más que ignorancia, es desconocimiento. no conoces a la gente con la que te cruzas, no tienes nada en común con ellos, pero siempre me gusta pensar en cómo serán sus vidas...
quizá en un lugar del mundo haya alguien como yo, aunque no sea como yo, y alguien como tu, aunque no sea como tu... siempre he pensado que hay "copias" de nosotros en cada país, en cada ciudad...
vas a decir que es una tontería, y lo es, pero me da igual.
no hay por que buscar a esas personas. pienso que hay alguien parecido, pero no tienes por qué relacionarte con él/ella. simplemente existe. nada mas.
quizá en un lugar del mundo haya alguien como yo, aunque no sea como yo, y alguien como tu, aunque no sea como tu... siempre he pensado que hay "copias" de nosotros en cada país, en cada ciudad...
vas a decir que es una tontería, y lo es, pero me da igual.
no hay por que buscar a esas personas. pienso que hay alguien parecido, pero no tienes por qué relacionarte con él/ella. simplemente existe. nada mas.
Silencio II
la invisibilidad no la veo como ignorancia, la veo como forma de pasar desapercibido entre el ajetreo de la gente. cuando andas, paseas entre la gente, cada uno con sus historias, sus pensamientos. normalmente, pensamientos ligados a unas personas, lugar y tiempo. cuando estás de viaje no te liga nada a ese lugar, salvo el interés en visitarlo, no te liga nada a esas personas. hay una desconexión casi mágica.
si hay algo que me gusta es pensar en esas historias, fijarme en las caras, imaginar que harán cuando vuelvan a casa, si habrá alguien esperándoles, si no... En londres veía pasar la gente mientras desayunaba. los veías con cascos, con cara de preocupación, con cara de sueño... en el metro igual. me encanta observar a la gente cuando viajo. y cuando no, también... lo que pasa es que se dan cuenta, o me preguntan que en qué estoy pensando...
si hay algo que me gusta es pensar en esas historias, fijarme en las caras, imaginar que harán cuando vuelvan a casa, si habrá alguien esperándoles, si no... En londres veía pasar la gente mientras desayunaba. los veías con cascos, con cara de preocupación, con cara de sueño... en el metro igual. me encanta observar a la gente cuando viajo. y cuando no, también... lo que pasa es que se dan cuenta, o me preguntan que en qué estoy pensando...
miércoles, 13 de octubre de 2010
Silencio
Al abrigo de mi maravillosa lámpara de Ikea, el silencio me rompe los oídos. Es una sensación que me encanta. Como la de pasear sin ser visto.
Si por algo me gusta el turismo en el extranjero es por la muy remota posibilidad de ser descubierto. Me encanta ser anónimo en las calles, que nadie sepa de ti. Ser un cliente más, un pasajero más, un turista más. Un número. Alejado de todo. Que nadie te reconozca, que nadie espere nada de ti. Un puntito en el océano. Un infinitésimo.
A pesar de ir acompañado, me gusta abstraerme, pensar que voy solo. Es cuando mejor oigo mis pensamientos, aunque prefiera no hacerles caso. Pensar en el pasado y en el futuro. Y pasear, sin destino fijo, sorprendiéndome de llegar a un sitio, aun sabiendo que está ahí...
También me gusta la irrealidad de los viajes en carretera. Vas sentado, tranquilamente, oyendo buena música, y parece que el exterior no existe. La carretera es un sueño, los coches pasan como si fueran estrellas fugaces, el paisaje aparece y se difumina en cuestión de segundos. Se pone el sol, sale la luna, llueve, hace viento, vuelve a salir el sol... Pareciera que aquello que no pisamos con nuestros propios pies o vemos tras un cristal no sea tangible. Y, curiosamente, es real.
No se qué tiene que ver el silencio con esto.
Si por algo me gusta el turismo en el extranjero es por la muy remota posibilidad de ser descubierto. Me encanta ser anónimo en las calles, que nadie sepa de ti. Ser un cliente más, un pasajero más, un turista más. Un número. Alejado de todo. Que nadie te reconozca, que nadie espere nada de ti. Un puntito en el océano. Un infinitésimo.
A pesar de ir acompañado, me gusta abstraerme, pensar que voy solo. Es cuando mejor oigo mis pensamientos, aunque prefiera no hacerles caso. Pensar en el pasado y en el futuro. Y pasear, sin destino fijo, sorprendiéndome de llegar a un sitio, aun sabiendo que está ahí...
También me gusta la irrealidad de los viajes en carretera. Vas sentado, tranquilamente, oyendo buena música, y parece que el exterior no existe. La carretera es un sueño, los coches pasan como si fueran estrellas fugaces, el paisaje aparece y se difumina en cuestión de segundos. Se pone el sol, sale la luna, llueve, hace viento, vuelve a salir el sol... Pareciera que aquello que no pisamos con nuestros propios pies o vemos tras un cristal no sea tangible. Y, curiosamente, es real.
No se qué tiene que ver el silencio con esto.
Nokia Internet Radio
Pensarán ustedes que soy un poco friki por lo que les voy a contar, pero yo soy así y ya soy mayorcito para cambiar.
Resulta que quiero oir la radio por Internet en mi movil. Feliz como una lombriz me instalo el Nokia Internet Radio y aquello que no suena. Lo desinstalo y lo vuelvo a instalar. Nada. Ni versiones antiguas ni modernas ni caducadas, cosa curiosa de los S.O. Symbian.
Total, que nada.
Qué desgraciado que soy...
Resulta que quiero oir la radio por Internet en mi movil. Feliz como una lombriz me instalo el Nokia Internet Radio y aquello que no suena. Lo desinstalo y lo vuelvo a instalar. Nada. Ni versiones antiguas ni modernas ni caducadas, cosa curiosa de los S.O. Symbian.
Total, que nada.
Qué desgraciado que soy...
martes, 12 de octubre de 2010
lunes, 11 de octubre de 2010
Diríase Pink Floydiano
Furtivo
Paseo furtivamente por las calles de la beato-capital. Me gusta pasear mientras los demás trabajan. Es un privilegio del que se disfruta muy pocas veces al año. Visita a mi asesora, pasear por las calles, comprar el periódico, fruta... A veces me pregunto si alguien me acusará de no estar en mi sitio, pero nadie me dice nunca nada, afortunadamente.
Unos manteros perseguidos por la policía. Unos con la manta al hombro, y otros con la manta por delante.
La gente pasea despreocupada en las mañanas soleadas, especialmente tras un par de días de lluvia. Algún tierno infante casi estropea la mañana y el humor, pero miro hacia otro lado.
Me doy cuenta que mi sentido del humor es resistente a casi todo. Solo a veces tú me lo pones difícil. Prometería que voy a olvidarte, pero sé que no puedo.
Mis pensamientos siguen ahí, pero se mitigan con el calor de la mañana. Pienso en cosas que nunca me atrevería a hacer, recuerdo calles olvidadas, saludo a mi frutero. Saco dinero del banco.
Vivo.
Afortunadamente, hoy nadie me ha conocido.
Unos manteros perseguidos por la policía. Unos con la manta al hombro, y otros con la manta por delante.
La gente pasea despreocupada en las mañanas soleadas, especialmente tras un par de días de lluvia. Algún tierno infante casi estropea la mañana y el humor, pero miro hacia otro lado.
Me doy cuenta que mi sentido del humor es resistente a casi todo. Solo a veces tú me lo pones difícil. Prometería que voy a olvidarte, pero sé que no puedo.
Mis pensamientos siguen ahí, pero se mitigan con el calor de la mañana. Pienso en cosas que nunca me atrevería a hacer, recuerdo calles olvidadas, saludo a mi frutero. Saco dinero del banco.
Vivo.
Afortunadamente, hoy nadie me ha conocido.
domingo, 10 de octubre de 2010
Antigüedades II
Impresora compañera de mi PC 1512.
Se imprimió el famoso trabajito de las 500 palabras. Toda la familia colaboró.
Al principio no conseguía que imprimiera la ñ ni los acentos. Gracias a mi primo lo conseguí.
El papel contínuo no servía, porque era más pequeño y se superponían las páginas. Había que alimentarla folio a folio.
Antigüedades
Amstrad PC 1512
512 kb de RAM.
Sin disco duro. Doble disquetera.
Disquetes de 5 1/4 con 360 kb de capacidad.
Pantalla monocroma (4 colores). Tarjeta gráfica CGA.
El reloj interno funcionaba con 4 pilas de 1.5 voltios tipo AA. Las primeras duraron una vida, las segundas ni un mes.
Fecha de adquisición: 29 de diciembre de 1989. Fui el primero de mi clase en tener un PC. Casi todos tenían un amstrad cpc 464 o un spectrum.
Traía tres sistemas operativos: MS-DOS 3.1, Gemplus (equivalente a Windows) y DOS-PLUS.
El mejor ordenador que he tenido nunca.
Un perro III
Nunca he entendido bien tu tendencia a la autodestrucción. A hacer las cosas mal a sabiendas. A humillarte de esa manera sin contraprestación conocida.
Es realmente notable como te pones en contra de ti mismo, ese entusiasmo que sientes a veces en destruirte, en elegir conscientemente aquello que te mata. Si al menos fuera una droga.
Se te endurece el alma, es tu vana ilusión, pero sabes que no es cierta, que no deja de ser una mentira piadosa.
Aunque bien es cierto que hubo un tiempo donde no te dejaste llevar, donde te resististe, aunque solo fue en parte. Por lo menos sabes que lo puedes hacer, aunque te falten ganas. Para que luego digan que eres constante.
Me sorprenden las palabras que a veces dicen de ti. Puede que sea un perro, pero no soy tonto. No me puedes engañar.
Es realmente notable como te pones en contra de ti mismo, ese entusiasmo que sientes a veces en destruirte, en elegir conscientemente aquello que te mata. Si al menos fuera una droga.
Se te endurece el alma, es tu vana ilusión, pero sabes que no es cierta, que no deja de ser una mentira piadosa.
Aunque bien es cierto que hubo un tiempo donde no te dejaste llevar, donde te resististe, aunque solo fue en parte. Por lo menos sabes que lo puedes hacer, aunque te falten ganas. Para que luego digan que eres constante.
Me sorprenden las palabras que a veces dicen de ti. Puede que sea un perro, pero no soy tonto. No me puedes engañar.
sábado, 9 de octubre de 2010
Un perro II
Has analizado ya de donde viene tu lástima. Me compadeces porque soy inferior. Te equivocas de nuevo. Soy igual que tu. Siempre hemos estado un escalón por debajo, sin mayores pretensiones que ser agradable. Nadie te lo ha agradecido. Es tu obligación. Así te lo creíste. Y desarrollaste, como yo, esa inferioridad que sigues arrastrando. Incluso pareciste vencerla, pero sabías que era mentira. Todo ha sido mentira.
Haces una cosa mal a sabiendas de que te vas a arrepentir. Pero la haces.
¿Por qué te maltratas? ¿Por qué dejas que te maltraten?
A fin de cuentas ¿qué te diferencia de mi?
Haces una cosa mal a sabiendas de que te vas a arrepentir. Pero la haces.
¿Por qué te maltratas? ¿Por qué dejas que te maltraten?
A fin de cuentas ¿qué te diferencia de mi?
Familia contra familia
Visitas, besos, caricias. Enhorabuenas, saludos, sorpresas. Palabras, cariños.
La roca que a veces nos queda.
Me encuentro contigo en mi local odiado. ¿Por qué esperar si cliente y clientado sabemos lo que queremos? Me intentas regatear, te intento regatear. Me tiznas la cara de hipocresía. No nos hemos podido escapar.
la roca que a veces nos golpea.
La roca que a veces nos queda.
Me encuentro contigo en mi local odiado. ¿Por qué esperar si cliente y clientado sabemos lo que queremos? Me intentas regatear, te intento regatear. Me tiznas la cara de hipocresía. No nos hemos podido escapar.
la roca que a veces nos golpea.
Un perro I
¿Por qué me miras así? ¿Porque me refugio del ruido? ¿No haces tu lo mismo?
Sabes que a fin de cuentas somos almas gemelas. Huyo de lo mismo que tu, salvo que la ventaja que tengo es que yo soy irracional, mientras que tu no lo eres. Aunque lo parezcas. Y yo puedo hacer lo que quiera, tu no. No puedes. O no debes. O no te atreves.
Me miras con la misma cara de lástima con la que yo te miro. Soy tu espejo y lo sabes.
Pregúntate de donde viene tu lástima.
Sabes que a fin de cuentas somos almas gemelas. Huyo de lo mismo que tu, salvo que la ventaja que tengo es que yo soy irracional, mientras que tu no lo eres. Aunque lo parezcas. Y yo puedo hacer lo que quiera, tu no. No puedes. O no debes. O no te atreves.
Me miras con la misma cara de lástima con la que yo te miro. Soy tu espejo y lo sabes.
Pregúntate de donde viene tu lástima.
Ignorancia
No se bien si lo que hacemos está bien. Supongo que me picó la curiosidad, la misma que mató al gato. Nos olimos, nos acercamos, nos odiamos, nos reconciliamos. Y vuelta a empezar. No se si saldrá algo de esto. No quiero hacer caso de los consejos, así me va. Pero es que oponerse a la inteligencia y creer en la mentira son mi especialidad. Y como me engañas, o me dejo engañar... aunque quizá no lo hagas y me engañes doblemente. En tal caso, serías un maestro.
Ya no se que pensar. Tampoco me ayuda olvidar, si es que pudiera, que no puedo.
Y es que ya no sé qué hacer...
Ya no se que pensar. Tampoco me ayuda olvidar, si es que pudiera, que no puedo.
Y es que ya no sé qué hacer...
viernes, 8 de octubre de 2010
Posibilidades posibles
Tramo una escapada con mi mejor amigo. En realidad no lo es, pero me conoce bien. Un rápido fin de semana. Coche, a ser posible descapotable, cámara, ordenador y pincho no tortillero.
Un momento para no existir.
Un momento para no existir.
Dependencia (no bequérica)
¿Que es dependencia?
Me preguntas mientras introduces en un sobre un papelito
¿qué es dependencia?
¿y tu me lo preguntas?
Dependencia, eres tú.
Me preguntas mientras introduces en un sobre un papelito
¿qué es dependencia?
¿y tu me lo preguntas?
Dependencia, eres tú.
Final de viaje II
Si el camino sigue, ¿dónde te dirige? ¿Dónde comienza el sendero que enlaza con el que acabas de realizar? ¿Es largo o corto?
La falta de una meta se me antoja un vacío imposible de cubrir, al menos hoy. Y obviamente lo tengo que cubrir, porque no voy a seguir así indefinidamente. La huida hacia adelante no puede durar eternamente, aunque me resulta gratificante.
Quizá las decisiones que se toman de madrugada en lugares poco recomendables y sin pensar mucho sean las mejores.
Seguiremos madurando
La falta de una meta se me antoja un vacío imposible de cubrir, al menos hoy. Y obviamente lo tengo que cubrir, porque no voy a seguir así indefinidamente. La huida hacia adelante no puede durar eternamente, aunque me resulta gratificante.
Quizá las decisiones que se toman de madrugada en lugares poco recomendables y sin pensar mucho sean las mejores.
Seguiremos madurando
Pérdidas
Un pobre perro en la puerta de mi bloque, se cobija de toda la juerga.
Y va encima y me mira.
Parece un espejo, lo único es que yo tengo dos patas
Y va encima y me mira.
Parece un espejo, lo único es que yo tengo dos patas
jueves, 7 de octubre de 2010
Adolescentización
¿Es síntoma de adolescentización buscar un brebaje allá donde se cruza el río?
Si es así, malegro.
Si es así, malegro.
miércoles, 6 de octubre de 2010
martes, 5 de octubre de 2010
Reflexiones encadenadas
I. La calma precede a la tempestad. El silencio chilla en mis orejas.
II. de I. Silencio, bendito silencio. ¿Por qué no venden un disco con el silencio grabado?
III. De tanto jugar con fuego te puedes quemar.
IV. Me encanta firmar sentencias de muerte. Lo que pasa es que no las cumplo. La moral es lo que tiene...
V. de IV. Me debería de volver amoral.
VI. Is the man the only animal who tropieza twice with the same stone?
VII. Esto me confirma que el hombre es tonto. Digo el hombre, lean entre líneas.
II. de I. Silencio, bendito silencio. ¿Por qué no venden un disco con el silencio grabado?
III. De tanto jugar con fuego te puedes quemar.
IV. Me encanta firmar sentencias de muerte. Lo que pasa es que no las cumplo. La moral es lo que tiene...
V. de IV. Me debería de volver amoral.
VI. Is the man the only animal who tropieza twice with the same stone?
VII. Esto me confirma que el hombre es tonto. Digo el hombre, lean entre líneas.
Final de viaje
¿Qué te queda cuando lo tienes todo?
Siempre me he marcado un objetivo, una meta. Un objetivo principal, de forma que para lograrlo siempre había que lograr unos objetivos intermedios y otros básicos. Hay que llegar a P. Para eso hay que pasar por O. y antes por U. Y, obviamente, hay que partir de I. Pues p'alante, que ya llegaremos. Te cuesta uno, dos, tres, diez años llegar. Pero llegas. Y te alegras. Pero solo un día. Porque ya has llegado. Ya está todo conseguido. Y la terrible pregunta de nuevo, ¿y ahora que? ¿qué puñetas hago yo ahora?
¿No sería preferible no haber llegado? ¿Por qué no puedo disfrutar de la cumbre después de la dura ascensión?
Analicemos el camino. Ha sido largo, dificil, complicado. He vivido momentos terribles, otros amables, otros simpáticos. Momentos límite, momentos en los que sería preferible haberse pegado un tiro, y momentos en los que ese tiro estaba de mas.
He tenido que renunciar a muchas cosas para llegar a donde quería. Siempre con la mente puesta en el objetivo final, anhelando llegar a él.
Pero la sensación de vacío que sentí una vez cumplido el objetivo fue indescriptible. Tan indescriptible que no me lo esperaba. Pensaba que una lluvia de globos, confeti y serpentinas caería del cielo, al son de la fanfarria trompetera, que anunciaba la muerte de una etapa y el comienzo de otra. Pero estoy moribundo de una y casi abortado en la otra, planteándome la eterna pregunta ¿y ahora que?
Busco entre mis respuestas la que me optimice, pero no la hallo. Miro hasta debajo de las piedras, entre los arbustos del camino. Miro a la gente que ya ha llegado a su hogar, feliz por ello. Y yo desde el armazón de mi casa a medio construir miro a mi alrededor, con bastante envidia por otro lado, como todo el mundo tiene su hogar montado, y el mío sigue como estaba, vacío por fuera y vacío por dentro, después de haberlo tenido lleno. No entiendo en qué punto dejé que se lo llevaran todo. Conociéndome como me conozco hasta lo mismo les ayudé.
Continuará...
Siempre me he marcado un objetivo, una meta. Un objetivo principal, de forma que para lograrlo siempre había que lograr unos objetivos intermedios y otros básicos. Hay que llegar a P. Para eso hay que pasar por O. y antes por U. Y, obviamente, hay que partir de I. Pues p'alante, que ya llegaremos. Te cuesta uno, dos, tres, diez años llegar. Pero llegas. Y te alegras. Pero solo un día. Porque ya has llegado. Ya está todo conseguido. Y la terrible pregunta de nuevo, ¿y ahora que? ¿qué puñetas hago yo ahora?
¿No sería preferible no haber llegado? ¿Por qué no puedo disfrutar de la cumbre después de la dura ascensión?
Analicemos el camino. Ha sido largo, dificil, complicado. He vivido momentos terribles, otros amables, otros simpáticos. Momentos límite, momentos en los que sería preferible haberse pegado un tiro, y momentos en los que ese tiro estaba de mas.
He tenido que renunciar a muchas cosas para llegar a donde quería. Siempre con la mente puesta en el objetivo final, anhelando llegar a él.
Pero la sensación de vacío que sentí una vez cumplido el objetivo fue indescriptible. Tan indescriptible que no me lo esperaba. Pensaba que una lluvia de globos, confeti y serpentinas caería del cielo, al son de la fanfarria trompetera, que anunciaba la muerte de una etapa y el comienzo de otra. Pero estoy moribundo de una y casi abortado en la otra, planteándome la eterna pregunta ¿y ahora que?
Busco entre mis respuestas la que me optimice, pero no la hallo. Miro hasta debajo de las piedras, entre los arbustos del camino. Miro a la gente que ya ha llegado a su hogar, feliz por ello. Y yo desde el armazón de mi casa a medio construir miro a mi alrededor, con bastante envidia por otro lado, como todo el mundo tiene su hogar montado, y el mío sigue como estaba, vacío por fuera y vacío por dentro, después de haberlo tenido lleno. No entiendo en qué punto dejé que se lo llevaran todo. Conociéndome como me conozco hasta lo mismo les ayudé.
Continuará...
lunes, 4 de octubre de 2010
Resfriado y acordes
Tremendamente resfriado y sin ganas de ir al médico. Hasta me duele la barriga. ¿Gripe? Ajolá.
Me acosan los acordes, pero en el fondo me alegro de ello. Ya está bien de tanta chorrada que no sirve para nada. Tengo un par de semanitas para prepararme a fondo y será cuestión de empezar a hacer escalas. Tengo ganas de empezar a tocar algo que suene bien. Pero hay que tener paciencia. Y ser perseverante.
Sigo sin saber qué pensar de ti. Y lo que te rondaré...
Me acosan los acordes, pero en el fondo me alegro de ello. Ya está bien de tanta chorrada que no sirve para nada. Tengo un par de semanitas para prepararme a fondo y será cuestión de empezar a hacer escalas. Tengo ganas de empezar a tocar algo que suene bien. Pero hay que tener paciencia. Y ser perseverante.
Sigo sin saber qué pensar de ti. Y lo que te rondaré...
domingo, 3 de octubre de 2010
Reflexiones rápidas
I. La lengua está mal puesta. En algunos casos debería estar en el otro extremo del aparato digestivo.
II. Desconfía de los arbustos fosforescentes cercanos a la carretera.
III. Sobre el cambio. La huida hacia adelante puede no ser cambio, pero por lo menos no te estás quieto. Cuando menos, disimulas.
II. Desconfía de los arbustos fosforescentes cercanos a la carretera.
III. Sobre el cambio. La huida hacia adelante puede no ser cambio, pero por lo menos no te estás quieto. Cuando menos, disimulas.
Jartazgos (Vol II)
Qué listo es mi P.F. (no confundir con Pink Floyd)
Haciendo la cama con Matemáticas...
A ver si te aplicas el cuento para tus enseñanzas, so F.
Haciendo la cama con Matemáticas...
A ver si te aplicas el cuento para tus enseñanzas, so F.
sábado, 2 de octubre de 2010
Sobre cambios
La vida fluye, se transforma, evoluciona, pero realmente seguimos siendo los mismos. Expresamos nuestras inquietudes de otra forma, pero en el fondo somos seres inseguros que buscamos en los demás lo que no encontramos en nosotros. Nos amamos o nos odiamos, dependiendo del día y de la hora, según lo que el mundo a nuestro alrededor nos condiciona en cada momento. Es la relatividad de la vida en sociedad. La dictadura del bien común.
¿De dónde nace el deseo de cambio? ¿Depende del individuo o de la sociedad? Cuando presionamos a alguien a veces experimenta deseos de cambiar, a veces deseos de quedarse como está y a veces la indiferencia más absoluta, que no sabemos si es rebeldía o pasotismo. Pero, ¿es inteligencia? ¿es autodefensa? ¿es libertad?
Deseamos cambiar, a veces como un muelle que está a punto de saltar en nuestro interior. Pero raramente los cambios son propios, sino que son sobrevenidos. Una buena mañana te levantas y en vez de tomarte una magdalena eliges una galleta. Lo mismo que una tarde te levantas de la siesta y descubres que ya no te gusta el color del techo de tu habitación. Igual que una noche, que al acostarte te preguntas cuándo perdiste la ilusión por buscar algo nuevo en cada día y por qué te resignas a que tu vida sea como es. Y es cuando la ilusión del cambio te llena, pero en el fondo no haces nada para buscarlo. Esperas que las galletas te den los buenos días por la mañana, que el techo se torne mágicamente de otro color y que en tu vida se convierta en lo que siempre quisiste. Pero eso nunca pasa.
Y es cuando decides, por ti mismo, hacer algo nuevo, apuntarte a un gimnasio, cultivar bonsais o comprarte un perro. Y estás feliz de nuevo, pero te asalta la duda de si todo lo nuevo que estás haciendo para cambiar tu vida es en realidad una huida hacia adelante, bien porque no sabes qué hacer o por no pensar en aquello que realmente te preocupa, que es el motor de tu deseo de cambio, y que no hay manera de abordar.
A veces no somos lo suficientemente valientes para cambiar aquello que está en nuestras manos. Sabemos qué hacer. Pero no nos atrevemos.
Y es que en el fondo no quiero. Al menos de momento.
¿De dónde nace el deseo de cambio? ¿Depende del individuo o de la sociedad? Cuando presionamos a alguien a veces experimenta deseos de cambiar, a veces deseos de quedarse como está y a veces la indiferencia más absoluta, que no sabemos si es rebeldía o pasotismo. Pero, ¿es inteligencia? ¿es autodefensa? ¿es libertad?
Deseamos cambiar, a veces como un muelle que está a punto de saltar en nuestro interior. Pero raramente los cambios son propios, sino que son sobrevenidos. Una buena mañana te levantas y en vez de tomarte una magdalena eliges una galleta. Lo mismo que una tarde te levantas de la siesta y descubres que ya no te gusta el color del techo de tu habitación. Igual que una noche, que al acostarte te preguntas cuándo perdiste la ilusión por buscar algo nuevo en cada día y por qué te resignas a que tu vida sea como es. Y es cuando la ilusión del cambio te llena, pero en el fondo no haces nada para buscarlo. Esperas que las galletas te den los buenos días por la mañana, que el techo se torne mágicamente de otro color y que en tu vida se convierta en lo que siempre quisiste. Pero eso nunca pasa.
Y es cuando decides, por ti mismo, hacer algo nuevo, apuntarte a un gimnasio, cultivar bonsais o comprarte un perro. Y estás feliz de nuevo, pero te asalta la duda de si todo lo nuevo que estás haciendo para cambiar tu vida es en realidad una huida hacia adelante, bien porque no sabes qué hacer o por no pensar en aquello que realmente te preocupa, que es el motor de tu deseo de cambio, y que no hay manera de abordar.
A veces no somos lo suficientemente valientes para cambiar aquello que está en nuestras manos. Sabemos qué hacer. Pero no nos atrevemos.
Y es que en el fondo no quiero. Al menos de momento.
Confesiones móviles
Escribir lo que van a leer a continuación les puede resultar sorprendente. Un líder mediático como yo no debería contar estas flaquezas, pero las noches se me hacen interminables. Apenas descanso. Mi cerebro me atormenta, las pesadillas me ahogan. El dolor es insoportable. Es una carga que necesito compartir, a riesgo de quedar en evidencia. Pero he de confesar que ya no puedo mas.
Soy un adicto a los móviles.
Sí. Hay gente que fuma. Gente que bebe. Pero yo no puedo vivir sin teléfonos móviles.
El caso es que yo vivía feliz, ajeno a la tecnología. Pero un familiar se compró un teléfono móvil. Ahora un móvil es realmente móvil. Antes necesitabas un carromato para llevarlo y tres kilómetros de cable para poder tener siempre batería. El caso es que subyugado por el maravilloso hecho de poder hablar con quien quieras sin necesidad de cables, exceptuando el del cargador, claro, pasé por una tienda y compré uno. Dado su tamaño no solo servía para hablar sino también para pisar papeles, como arma de defensa y tope para las puertas. Para que luego digan de los móviles multimedia.
Mi vida transcurría feliz hasta que un amigo me dijo:
- Yo es que tengo dos, uno para el trabajo y otro para uso personal.
Un mundo se abrió ante mis ojos. ¡Se podían tener dos teléfonos! Raudo acudí a la primera tienda de telefonía móvil que encontré y me compré otro teléfono, por supuesto para el trabajo. A la salida de la tienda me acordé de que estaba en el paro. Me dio cosica entrar a devolverlo.
Entonces caí en una espiral de autodestrucción dorada. Compulsivamente entraba en las tiendas de telefonía, haciéndome el interesante, mostrándome como potencial cliente, aprendiéndome todas las tarifas de memoria, llamando todos los días a atención al cliente. Mis amigos me abandonaron como un vulgar bote de desodorante. Mi novia me dejó. No tenía, por eso no me dolió mucho, la verdad. Mi familia me echó de casa. Mi vida se quedó sin batería, digo, sin cobertura.
Intenté seguir comprando móviles para llenar el vacío existencial, pero me prohibieron la entrada en las tiendas. Yo soy el responsable de que todas las tiendas de telefonía tengan un guardia de seguridad y una foto que dice: "No vendan móviles a este hombre". Entendí que solo quedaba quitarme la vida. Ya lo tenía decicido, lo haría ahorcándome con un cargador.
Y fue entonces cuando descubrí que mi vida tenía que cambiar. Me apunté a moviladictos anónimos y conocí a gente como yo. Hay más gente adicta de la que parece. Concretamente otra persona, yo, y nuestros respectivos amigos imaginarios. Nos los inventamos para ser menos patéticos. Bueno, quizá esto último no debería haberlo dicho, pero ya que está escrito...
Los comienzos fueron difíciles, pero no desfallecimos. A veces nos entraba el mono. Nos disfrazábamos y comprábamos. Pero cada vez menos. Lo hacíamos a escondidas del otro, pero en el fondo sabíamos que nos engañábamos. Pero con ayuda psicológica conseguimos desengancharnos poco a poco. Hasta que un día me llamaron para cambiarme de compañía. Y les respondí que no.
Mis amigos volvieron a llamarme. O eso me dijeron, porque el caso es que con tanto número no me localizaron. Mi familia tuvo que tirar las cajas de los móviles que acumule para volver con ellos, porque es que no había sitio. Gracias a ello se convirtieron en los dueños del negocio del cartón y ahora somos ricos otra vez. Y yo he conseguido desengancharme del todo y me he convertido en una persona normal, feliz, útil para la sociedad.
De todo se sale. Y estoy muy orgulloso de mi mismo.
El caso es que Vodafone me ha dicho que me regala mil puntos para cambiar de móvil. A ver si tengo un rato y me acerco a la tienda...
Soy un adicto a los móviles.
Sí. Hay gente que fuma. Gente que bebe. Pero yo no puedo vivir sin teléfonos móviles.
El caso es que yo vivía feliz, ajeno a la tecnología. Pero un familiar se compró un teléfono móvil. Ahora un móvil es realmente móvil. Antes necesitabas un carromato para llevarlo y tres kilómetros de cable para poder tener siempre batería. El caso es que subyugado por el maravilloso hecho de poder hablar con quien quieras sin necesidad de cables, exceptuando el del cargador, claro, pasé por una tienda y compré uno. Dado su tamaño no solo servía para hablar sino también para pisar papeles, como arma de defensa y tope para las puertas. Para que luego digan de los móviles multimedia.
Mi vida transcurría feliz hasta que un amigo me dijo:
- Yo es que tengo dos, uno para el trabajo y otro para uso personal.
Un mundo se abrió ante mis ojos. ¡Se podían tener dos teléfonos! Raudo acudí a la primera tienda de telefonía móvil que encontré y me compré otro teléfono, por supuesto para el trabajo. A la salida de la tienda me acordé de que estaba en el paro. Me dio cosica entrar a devolverlo.
Entonces caí en una espiral de autodestrucción dorada. Compulsivamente entraba en las tiendas de telefonía, haciéndome el interesante, mostrándome como potencial cliente, aprendiéndome todas las tarifas de memoria, llamando todos los días a atención al cliente. Mis amigos me abandonaron como un vulgar bote de desodorante. Mi novia me dejó. No tenía, por eso no me dolió mucho, la verdad. Mi familia me echó de casa. Mi vida se quedó sin batería, digo, sin cobertura.
Intenté seguir comprando móviles para llenar el vacío existencial, pero me prohibieron la entrada en las tiendas. Yo soy el responsable de que todas las tiendas de telefonía tengan un guardia de seguridad y una foto que dice: "No vendan móviles a este hombre". Entendí que solo quedaba quitarme la vida. Ya lo tenía decicido, lo haría ahorcándome con un cargador.
Y fue entonces cuando descubrí que mi vida tenía que cambiar. Me apunté a moviladictos anónimos y conocí a gente como yo. Hay más gente adicta de la que parece. Concretamente otra persona, yo, y nuestros respectivos amigos imaginarios. Nos los inventamos para ser menos patéticos. Bueno, quizá esto último no debería haberlo dicho, pero ya que está escrito...
Los comienzos fueron difíciles, pero no desfallecimos. A veces nos entraba el mono. Nos disfrazábamos y comprábamos. Pero cada vez menos. Lo hacíamos a escondidas del otro, pero en el fondo sabíamos que nos engañábamos. Pero con ayuda psicológica conseguimos desengancharnos poco a poco. Hasta que un día me llamaron para cambiarme de compañía. Y les respondí que no.
Mis amigos volvieron a llamarme. O eso me dijeron, porque el caso es que con tanto número no me localizaron. Mi familia tuvo que tirar las cajas de los móviles que acumule para volver con ellos, porque es que no había sitio. Gracias a ello se convirtieron en los dueños del negocio del cartón y ahora somos ricos otra vez. Y yo he conseguido desengancharme del todo y me he convertido en una persona normal, feliz, útil para la sociedad.
De todo se sale. Y estoy muy orgulloso de mi mismo.
El caso es que Vodafone me ha dicho que me regala mil puntos para cambiar de móvil. A ver si tengo un rato y me acerco a la tienda...
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