sábado, 18 de diciembre de 2010

Camino inverso

... salgo del mundo bicolor a la realidad. Un tanto entumecido observo a los futuros pacientes. Ya somos de mundos distintos.
Me visto con cierta dificultad, no olvido nada y recorro el pasillo luminoso que me devuelve a la vida cotidiana. Saludo a mis acompañantes con una sonrisa, salimos buscando la brisa del mar entre los invernaderos y la seguridad de mi coche, que tanta vida ha compartido conmigo. Arrancamos y buscamos un lugar donde relajarnos.

Suena el teléfono. Ha sido niño.

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