Hoy me he enfrentado a mi herida más reciente. Ya era hora. Con sorprendente poco dolor he retirado el esparadrapo, o esparatrapo que decía una amiga. Ducha evitando jabón y secar bien, tal como me dijo el médico B ¿o fue el médico A? Bueno, lo importante es que no me lo he inventado. Una vez seco, me enfrento al botellón de betadine, las gasas y el esparadrapo antidolordepelos que me compré hoy. Regada generosa con betadine a la gasa y, con la misma, a la espalda. Me inclino y no se cae. En un ejercicio de malabarismo del que todavía me estoy reponiendo corto el esparadrapo antidolordepelos y lo pego en la gasa y en la espalda. Ajustado sobre la herida a la primera.
Soy un as de la enfermería.
lunes, 20 de diciembre de 2010
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