miércoles, 15 de diciembre de 2010

Lluvia

Empezaba a llover cuando llamé a la puerta de tu casa. Casi le doy el ramo a tu padre, que me miró con esos gestos con los que miran los padres a los que vienen a llevarse a sus hijas. Con tu maquillaje invisible me cautivaste una vez mas. Nunca necesitaste nada más que tu cara para enamorarme. Preguntaste dónde ir y te llevé donde me pediste. Mientras caminábamos mi corazón se abrazaba al tuyo. Nos miramos con esa expresión que es sólo para nosotros. Nos paramos mientras el mundo seguía con su vida, sin saber que eran los demás los que se movían...

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