miércoles, 12 de mayo de 2010

Volvemos otra vez

Tras miles de cosas hechas y otros cientos por hacer vuelvo de nuevo a este blog, seguido por una legión de internautas ávidos por mi apasionante experiencia vital.
Me angustia una idea, que me ronda por la cabeza desde un incierto viernes a bordo de un barco allá por la costa de África. ¿Qué es la pérdida?
Perder algo... va desde el despiste a la clara desidia, sin olvidar la pérdida involuntaria. Es cierto que nunca se valoran las cosas hasta que se pierden o se vislumbra el temor de perderlas. Es entonces cuando nos aferramos a un clavo ardiendo, nos pegamos a la vida y pensamos en lo que se pudo hacer y no hacer. Cuando realmente atisbamos el fin de algo es cuando nos damos cuenta de lo tontos que hemos sido por no haberlo sabido aprovechar, por no haber exprimido cada segundo de nuestra experiencia, cuando nos encontramos solos ante el precipicio que se nos avecina sin saber muy bien cómo reaccionar.
Piensas en aquello que dejas, aquello que has amado y que te ha llenado tanto que hasta a veces has llegado a abandonarte. Sientes el dolor de tu corazón al amputarte algo que se ha pegado tanto a ti que ya no puedes separar.
Despedidas, lágrimas y buenos deseos, que a veces se mantienen y que otras veces el viento frío del invierno se lleva.
Y miras en tu corazón herido y ves alegría por lo vivido y dolor por lo que se fue. Sin saber acaso a qué carta quedarte.
Qué gana tengo de que se vaya este maldito mes de mayo...

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