Con esto del cambio de hora las tardes se hacen largas, y especialmente la de hoy.
Ha sido una tarde extraña, porque hacía mucho que no estaba sentado, sin apenas moverme, delante de la pantalla del ordenador, peleándome con los dichosos cursos que solicito con entusiasmo para aumentar mis horas, que dicho sea de paso, no necesito.
He visto oscurecerse lentamente la tarde, rozando el mes de abril. Mañana será un día extraño, o quizá sea un día tan normal como otro cualquiera. Pero habrá que vivirlo, eso es seguro. Quizá sin pasión, quizá con entusiasmo.
Cuando he vuelto a mirar por la ventana ya era de noche. Ya es casi la hora del ritual nocturno, de la ducha, la cena, la llamada a casa y la serie. Tal como todos los días, tal y como dice la rutina, a punto de tomarse un descanso por vacaciones.
miércoles, 28 de marzo de 2012
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