Otra vez, aquí estamos. Una gran cola para facturar y un retraso inesperado pero que no nos ha sorprendido.
Ahora, con los interneses y el guasap, los retrasos se humanizan. Te informan minuto a minuto de todo. Si lo piensas bien, parece que se están riendo de ti, pero con educación y por etapas. Así como el que no quiere la cosa.
Menos mal que están los dutifris. Y es que, cuando uno está de viaje, parece que es omnipotente, que todo está permitido. Por suerte, tan sólo basta girar la etiqueta para poner de nuevo los pies en el suelo.
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