miércoles, 10 de agosto de 2016

Melodía

 

 Volvía de la residencia a mi casa. El camino es largo y las variantes muchas. Así que decido cambiar y probar una calle nueva. Y, sin darme cuenta, me tropiezo con la foto.

Así que saco la cámara. Y me pongo a encuadrar. Salgo de mi anonimato, pues los viandantes me respetan y no quieren salir en la foto. Reconozco que un par de piernas en movimiento habrían venido bien. Iban a ser las de Ángeles, pero es cuando su marido le regaña. Y es, en ese momento, cuando surge la historia.

Dicen que era músico de jazz, de los buenos, que acabó sus días tocando en la calle, lejos de su casa, quizá buscando ser más feliz, buscando la soledad de su guitarra y una farola como oficina en la nocje.

Murió hace apenas unos días. Y unas flores y unas velas acompañan su esquina, huérfana de su música.


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