viernes, 15 de junio de 2012

Viernes tarde

No sé si es el fin de curso, pero algo de tristeza me invade esta tarde. No tengo motivos, aparentemente. Pero, en ocasiones, las llamadas de teléfono van más allá de las palabras, por las cosas que cuentan.

El lenguaje es traicionero, y las palabras no son algo frío, sino cercano, con el peligro que ello conlleva. Hay veces que me gustaría acudir a aquél lugar de donde salen las palabras y, de alguna manera, arreglarlo todo. Porque durante mucho tiempo me hicieron pensar que, con solo estar, estaría todo resuelto. Pero no es así. Es una nueva entrada en la lista de mentiras humanas.

No podemos arreglarlo todo. No entiendo por qué nos vanagloriamos tanto los humanos.

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