domingo, 4 de agosto de 2013

Crisis gatuna

Llevábamos algo mas de un día sin verlo. Tampoco nos extrañaba demasiado, porque a veces los gatos tienen sus cosas y sus ocupaciones en las que se emplean con total dedicación. Por ejemplo, cuando un gato duerme no es que indique que es vago, sino que descansa a todo lo que da.

No obstante, lo llamábamos y no acudía. Así que nos preocupamos e hicimos saltar la alarma de gato perdido.

Lo primero en estos casos es localizar al felino aventurero. Para ello, mi hermana se dedicó a peinar las calles adyacentes. Y hubo suerte, pues parecía estar en una cochera al aire libre cercana, lindante con la casa del vecino. Desde el huerto no nos oía, pero desde la puerta sí. Ahora el inconveniente era abrir la puerta. Llamamos a las casa adyacentes, pero nadie nos abrió. Nadie nos podía proporcionar una pista para rescatar al minino. Nadie estaba en casa un domingo por la tarde. Luego dicen que hay crisis...

Decidimos entonces recurrir a los vecinos más cercanos y que sabíamos en su domicilio. Preguntando a unos y a otros fuimos sacando detalles. Unos nos daban nombres, otros ideas y todos apoyo moral y ayuda técnica. Al final, identificamos al dueño y, vía facebook, le mandamos un mensaje. Pero las pesquisas nos proporcionaron un número de teléfono, al que llamamos enseguida.

Tras dar razones y ruegos, conseguimos localizar al dueño de la casa. Nos remitió a ella y gracias a sus hijos localizamos al gato, que se erguía orgulloso en lo alto de una tapia adosada a una pared. Al principio no tenía interés en bajar. Después de toda la peripecia para llegar a su púlpito parecía darle miedo bajar. Pero las llamadas de su ama hicieron que, al final, bajara a sus brazos y de ahí a la cesta, camino de nuevo a su casa.

Ahora vaga por la casa, queriendo salir al huerto de nuevo y contarle a su hermana la aventura.

Que se lo ha creído, esta noche no sale de casa.

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