domingo, 16 de marzo de 2014

Domingo

Siempre que vengo a este banco me saluda la misma música, la del viento meciendo las hojas de los árboles.

La primavera ya ha empezado a romper por estos lugares. Calor de manga corta. Mariposas que revolotean. Pájaros que vuelven a cantar. El verde, la esperanza, de nuevo abriéndose paso.

El valle me trae sonidos del despertar sin prisa, del domingo tranquilo, de buscar tiempo para aquello que quedó pendiente en la semana. Un gallo que canta, unos niños que juegan.

La tranquilidad está a tan solo un paso. La tranquilidad perdida por buscar, por no encontrar, por no conformarse. La tranquilidad, en definitiva, la encuentro en mi banco.

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