Hace un año la noche era oscura. Tan oscura que ni siquiera las luces me iluminaban la carretera. Ni los reflejos de las líneas llegaban a verse.
Hace un año, caía el agua del cielo. No como una bendición, sino como una advertencia. A la que no hice caso.
Hace un año pensé, con mi buena intención. Pero me equivoqué.
Y ahora ya no puedo hacer nada.
miércoles, 19 de marzo de 2014
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