Para conseguir tu premio debes tener paciencia. Debes estar ahí, traspasar la barrera de lo que eres. Pero, para ello, debes ser consciente de que te tendrás que negar a ti mismo, sacrificarte, sufrir, dejar que el corazón se desgarre y recomponerlo con lo que te quede de tus sentimientos, si es que eres capaz.
Debes saber que, a pesar todo lo anterior, muy posiblemente te quedes solo, escondido en un lateral del escenario donde otros, inmerecidamente, se queden con la gloria. Te preguntarás qué has hecho mal, y es entonces cuando comprenderás que no era el amor a los demás la fuerza que movía tus actos, sino el amor a ti mismo, tu vanidad y tu orgullo.
martes, 28 de febrero de 2012
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