sábado, 18 de febrero de 2012

Inventos del maligno

Los sábados por la noche, para amenizar la cena familiar, toca ver el programa "Se Llama Copla", que podríamos traducir libremente al inglés como "It's Called Copla" En dicho programa, que ya va por su quinta temporada, se pretende promocionar este género musical que, dicho sea de paso, me acompañó en mis tiempos mozos. Bueno, aún más mozos.

La mecánica del programa es sencilla. Entran varios concursantes, cantan, el público los vota con mesemeses, que elige a un favorito, y luego un jurado hace un poco lo que quiere y salva a algunos y condena a otros y, al final de todo, uno gana y se lleva algo, no se qué, pero algo fijo que se lleva, al menos digo yo que se llevará algo después de tanto cachondeo. Hasta aquí, todo más o menos normal.

Pero como este procedimiento es muy sencillo, alguna aviesa mente lo ha complicado hasta extremos inasumibles, al menos para mí, claro que yo soy profesor y funcionario y como eslabón más bajo de la cadena tampoco se espera que lo entienda. El caso es que los concursantes tienen que enfrentarse a un figura llamada "la retante" Se trata de una señora, normalmente, que ha participado en ediciones anteriores y que la pusieron de patitas en la calle en el momento menos esperado. Y, por lo visto, regresa para vengarse con alguno de los corderillos que participen en el concurso. La retante siempre está de espaldas, y siempre está acompañada por una música de lo más siniestra, mientras la presentadora no deja de acojonar a los pobres concursantes con la retante. Que si la retante esto, que si la retante lo otro... En fin, que más de una vez he visto derrumbarse psicológicamente a un concursante que no ha podido resistir la presión. Lo que ya no sé es si canta de espaldas, porque siempre me pilla exiliado en mi habitación. El caso es que con la retante la composición de los participantes en el concurso puede variar y, como te pille desprevenido, de un sábado a otro te pierdes.

Y, a veces, para perderse no hace falta un retante. Hoy, al ver los concursantes, ninguno era el mismo de la semana pasada, salvo uno, que siempre se está riendo y que, según he podido averiguar hoy, es dentista. No sé si eso tendrá alguna relación, pero lo investigaré para la semana que viene. He procedido a inquirir a mi señora madre y me ha informado de que los concursantes de la semana anterior eran los finalistas de la primera fase y que ahora hay que elegir a los de la segunda. Han entrado otros 10 y tienen que quedar otros 5, si las retantes lo permiten, claro. Además, el dentista, a pesar de pertenecer a la anterior fase, se ha colocado otra vez en la segunda por no se qué encantamiento y ahí lo tienes, que el día que se vaya la luz en el estudio les puede hacer de foco auxiliar. Bueno, quizá por eso está allí de nuevo.

Y ahora, los 5 finalistas anteriores, están de público. Lo que ya no sé yo si se creará la figura del cantante espontáneo, que se tirará al escenario (supongo que en horario no protegido) a cantar. Y lo más importante es que uno de ellos ya está salvado directamente, con lo que irá a la gran final. Lo malo es que pierda la práctica, se le olvide cantar y entonces pierda el concurso.

En fin, que esto es un jaleo. A ver si ustedes lo entienden y me lo explican. Y de paso, fíjense en la presentadora. Mi señora hermana y yo tenemos la hipótesis de que la viste su peor enemigo.

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