domingo, 1 de diciembre de 2013

Cuesta Gomérez

Salí del Carmen con la esperanza de poder asomarme al jardín del Auditorio, pero estaba cerrado. No recuerdo la última vez que estuve allí, ha pasado demasiado tiempo. Lo que sí recuerdo es bajar por la noche, por el paseo central de la Alhambra, camino de casa.

Siempre me llamó la atención el rumor del agua por los laterales, más claro ahora que no bajan coches por ahí. La luz del mediodía se cuela entre los árboles. Lástima que haya un idiota que no para de hablar a gritos.



Poco a poco veo la puerta de las Granadas. Restaurada ha quedado preciosa, aumentando el efecto que se tiene al cruzarla, el entrar a otro mundo sin salir de la misma ciudad.



La Cuesta está llena de tiendas. Y de talleres artesanos de guitarra. Espero que, quizá, algún día, necesite que me hagan una.



Llego a Plaza Nueva. La tranquilidad que he disfrutado se esfuma de un plumazo, pues un hervidero de gente la ocupa.


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