Al mediar el camino, una nube gris, más baja de lo habitual, me hizo encender las luces. Tapaba las montañas que vi nevar hará apenas dos semanas, escondiéndolas como si estuvieran durmiendo la siesta. El cielo se volvió de aquél color que llaman "panza de burra", pero sin perspectivas de nevar, pues la temperatura no lo aconsejaba.
Y, en una de las curvas, un disco que parecía la luna fue disipando la neblina, haciéndose de nuevo el rey del cielo.
viernes, 31 de enero de 2014
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