sábado, 18 de agosto de 2012

Verano XXXVI

Hay días en los que parece que el tiempo se parara. Más que pararse, que suponen un paréntesis. Días que no forman parte de la cadena, en los que pasan cosas que, por esperadas, no dejan de sorprendernos. Días en los que aceptamos nuestra nadería y nos hacemos preguntas que se evaporan con el calor hacia el cielo, y que nadie responde, como dando vueltas y más vueltas en el espacio hasta que, en otro día similar, lluevan sobre nuestras cabezas.

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