martes, 25 de septiembre de 2012

25-S

Al volver del súper y sufrir mi segundo poltergeist del día me acuerdo de que hoy es 25 de septiembre, martes. Hoy había convocada una manifestación en el Congreso de los Diputados, para su cerco. Así que pongo el Internet a ver qué pasa. Y me encuentro con la imagen de la plaza de Neptuno, llena de gente y de policías.

La Policía está formando un cordón alrededor de la entrada de la Carrera de San Jerónimo, con ocho fragonetas. Se corean lemas variados y de vez en cuando hay algún altercado, pero nada fuera de lo común. Mayormente porque la Policía está para lo que está. A veces pienso que los manifestantes van a ganar por agotamiento.

Y me pongo a pensar en qué quieren. Porque todo aquel que se manifiesta quiere algo. Yo mismo me manifesté en contra del CAP de dos años, o al menos eso me dijeron, pero cuando llegamos al sitio donde íbamos a corear nuestros ocurrentes lemas, resulta que la protesta era por otra cosa. Decidí quedarme por no hacer el feo, pero acordé conmigo mismo no volverme a manifestar nunca más en compañía. Cuando estuviera en contra de algo, ya me encargaría de decirlo por mis propios medios.

Gritos en contra de los medios de comunicación, a pesar de que están allí mostrando lo que pasa. Gritos en contra de la Policía, que a fin de cuentas son unos mandados. Gritos en contra de los recortes. Gritos contra todo. Puede que sea un poco tonto, pero sigo sin saber qué pretenden exactamente todos estos movimientos anti-políticos. Puedo coincidir en el fondo, pues la clase política se ha convertido en una colección de individuos que se dedican a sacar tajada y no a servir a aquellos que los votan, pero no me fío en la forma en la que se hace.

Banderas, muchas banderas. No veo ninguna bandera española, tan solo banderas de la república. No entiendo que pinta la bandera de la república en las protestas. Supongo que querrán una asamblea constituyente para que se proclame una. Como si la solución a nuestros problemas fuera cambiar el envoltorio, dejando el interior intacto. Hay que cambiar muchísimas cosas en España, empezando por sus habitantes, por su idiosincrasia. ¿La culpa de la crisis es nuestra forma de ser? Yo pienso que sí, en parte. Aunque no toda.

Pero lo peor de todo es que seguimos igual, o peor, y no encontramos la solución. Me dice mi maestro que esto no tiene remedio. Empiezo a pensarlo yo también. Que rabia, ahora que me había independizado y estaba empezando a disfrutar un poco de la vida...

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