Salió del baño y se puso frente al espejo. Se lavó las manos y se ciñó con esmero el mandil donde llevaba las tijeras, la cinta métrica, la etiquetadora... Su ya de por sí buena figura se hacía más deseable aún con el práctico complemento. Definitivamente, el color negro del uniforme, con la leyenda "Cat's have staff" le sentaba muy bien.
Se miró al espejo, como repasándose de arriba a abajo, buscando que todo estuviera en orden. Descubrió que su melena con mechas rubias tenía algunos cabellos díscolos. Con ayuda de un poco de agua los colocó de nuevo en su sitio. Se refrescó de nuevo las manos, alisó la camiseta, recolocó los pantalones, y salió, entre apresurada y con aplomo, de los servicios, rumbo a la tienda de donde había salido. Supongo que sin darse cuenta de que, a través de la puerta abierta, la estaba observando.
sábado, 29 de septiembre de 2012
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