martes, 11 de septiembre de 2012

Para analizar más despacio

El asistencialismo suele defenderse con argumentos que parecen racionales. Pero su aplicación, a la larga, no es provechosa para la sociedad. Debería ser el recurso extremo, no el de elección. La asistencia social manejada desde el poder político suele tener veneno y es inevitable que produzca una involución de graves consecuencias, aunque satisfaga en lo inmediato urgencias básicas que nadie podría negar. Genera un retroceso hacia la dependencia, incentiva la cultura de la dádiva y arrastra vastos sectores hacia una postura infantil, demandante y acrítica.

5 comentarios:

  1. Suscribo todas y cada una de sus palabras, amigo. Pretender vendernos, a estas alturas, la beneficencia como algo avanzado y progresista es el colmo de la desvergüenza. Aunque cuele. Aunque cuela.

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  2. Todo eso es una gran verdad; lo malo es lo que calla: ¿Qué alternativa existe que mejore lo presente? Recuerdo que en USA no hay apenas asistencialismo.

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  3. Supongo que, como en todas las cosas, en el término medio estaría la virtud. Claro que los seres humanos no somos de términos medios. Confiemos en nuestros políticos.

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  4. "Confiemos en nuestros políticos." Vd. va a ser irónico.

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