Dicen que soy zanahoria extraída del suelo, en los dos sentidos que se me ocurren. Quizá pueda haber mas. Estoy demasiado cansado para pensarlo.
Y para colmo, no me quieren casar...
Ser zanahoria tiene sus ventajas. Nunca serás nada más que una zanahoria. No podrás ser otra cosa. Mola, porque tiene una h intercalada, y eso siempre da glamour y distinción.
Pero la zanahoria que admite que no puede ser otra cosa que una zanahoria es feliz, puesto que no espera otra cosa. Se conforma con su vida vegetal, esperando ser elegida por algún interesado comprador o compradora que la lleve a su casa. Pero mi yo zanahoria ni siquiera espera ser comprado. Mi objetivo como zanahoria que soy es disfrutar de las cosas que hago como zanahoria, que a saber cuales son. Si las supiera sería una zanahoria plena, feliz, una zanahoria realizada, incluso como esas que tienen una frondosa mata verde y que mi frutero disfruta vendiendo.
En cierto sentido soy una zanahoria incompleta, algo sucia, recién salida de las entrañas de la tierra, que nadie ha limpiado, incluso que han dejado en algún lugar para después, pero fue olvidada en otro momento y en un lugar equivocado, puesto que allí sigue, esperando ser útil en su zanahoriez. Y en esas estamos.
Pero la zanahoria no quiere ser cortada, es como es, se acepta a si misma, con todas sus cosas malas y con alguna cosa buena. La zanahoria sabe que puede servir de alimento, pero no quiere alimentar a nadie. Y las bocas que elige o la escupen o la desprecian. También es cierto que encuentra bocas que la paladean como un manjar, con todas sus vitaminas y minerales. Incluso con omega 3, que ignoro si tendrán. Yo lo pongo, y así quedo bien.
Estoy muy cansado. Sólo pido 18 horas de clase. Y nada mas.
jueves, 30 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario