Una vez más mis sentimientos se encuentran desacompasados. Estoy contento, tras un par de días de mucho movimiento, gasto, andadura y baño. Pero sobre mi cabeza vuelven a aparecer nubes negras. Parece que nunca le gano la partida a la vida, y a una cosa buena me opone una mala.
Estoy alegre, pero en el fondo no tengo motivo para ello. Gastar dinero es algo vacío, pero necesario. Disfrutar de compañía sí es algo que tiene sentido en sí mismo y que es necesario.
La nube negra que se intuía en el horizonte ya se ha instalado, rodeándome, recordándome que la partida se complica. Pero hay motivos para la tranquilidad. Otra nube igual llegó y se acabó por ir, aunque siempre acecha en el horizonte. Pero, realmente, ésto no nos lo esperábamos, incluso después de lo bien que salió todo hace un año. Un regate de la salud. Habrá que esperar. Y rezar.
Se agradecen conversaciones sinceras.
domingo, 26 de septiembre de 2010
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