lunes, 27 de septiembre de 2010

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Hoy he comenzado las clases de guitarra. Hacía mucho que no me ilusionaba tanto un comienzo. Gracias a Internet he afinado la guitarra, y estaba bien hecho, con lo cual me he alegrado un montón. He sabido hacer algo bien por mi cuenta. Algo en lo que no soy especialista o tengo remota idea. Luego los acordes. El primero, un poco lioso. Los demás, bien. Mis dedos son todavía algo torpes, pero espero poder mejorar. Mañana mis dos horitas practicando no me las quita nadie. Si pudiera dedicar dos horas diarias... Dejaré para el fin de semana aquello que me da de comer y la semana a disfrutar. ¿Por qué disfrutar sólo dos días a la semana cuando se pueden disfrutar cinco? Si es que no puedo evitar que me gusten los lunes, qué se le va a hacer.

Tengo que escribir algo sobre que odio a alguien. Pero es que estoy muy feliz. Y lo peor es que, en el fondo, no debería estarlo. Aunque no sea culpa mía.

Te estás desvaneciendo. Para mí que tiras hasta ver dónde da la cuerda. Pero lo mismo se rompe. Y lo peor es que crees que lo estás haciendo por bien. Y en realidad es por mal. Te la vas a dar. Y no te vas a dar ni cuenta...

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