El metro aquí es distinto. Tiene un nombre largo, cosmopolita. Como suburbano, pero más chic.
La gente parece que no tiene la misma cara de metro que en otros sitios, como si interactuara más. Menos aséptica. Hay los tradicionales moradores, salvo que, a diferencia de otros sitios, aquí no los entiendo. Tampoco creo que haga falta, el mensaje es el mismo.
Las estaciones son bombillas que parpadean y se apagan. Las estaciones se anuncian dos veces, primero con timidez y luego con rotundidad. Y todos está a ras de convoy. O al menos eso parece. Salvo en una estación a la vuelta, cuando el agua nos empujó hacia dentro, al contrario que los caracoles.
miércoles, 1 de mayo de 2013
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